Partida Rol por web

Cuando Ree accedió a mi petición noté el leve movimiento de Yakoo, giré mi rostro y me topé con una mirada de disgusto que se clavaba en mis ojos mientras se ponía de brazos cruzados ¿y ahora que le pasaba? ¡si ni apenas había mirado a Ree! la situación era demasiado tensa como para centrarme en esas cosas ahora ¡y mucho menos tras lo que habíamos compartido en esa habitación! pero los celos eran irracionales muchas veces, sin sentido y aunque era verdad que yo en anteriores ocasiones había flirteado con otras mujeres, éste no era para nada el caso, pero aún así Yakoo seguía siendo tan insegura como siempre. Fruncí el ceño como símbolo interrogativo mirando a Yakoo pero Ree se ocupó de ponernos en marcha y no pude obtener respuesta de mi amada, lo que significaba que me tocaría de nuevo disculparme con ella por algo que no era cierto, si es que salíamos de allí con vida.

Pero entonces por una de las puertas apareció Kath dejando entrar luz del exterior mientras nosotros tres intentábamos escabullirnos de allí aunque Kath no entró en el momento más adecuado pues uno de los soldados apuntó y disparó hacia ella por lo que se vió obligada a repeler el ataque y el caos se desató-¡Yakoo, baja bien la cabeza!-gruñí pegándola contra mí para protegerla lo máximo posible mientras seguíamos a Ree buscando una salida, ahora que la había casi recuperado no pensaba perderla por un disparo desviado, saqué mi bláster y me dispuse a disparar en cualquier momento, estábamos jodidos y por mucho jedi que tuviésemos al lado, no obraba milagros...

Los primero impactos comenzaron a chocar con los muebles que nos rodeaban aunque gracias al caos allí reinante se les hacía muy dificil impactar, pero nuestra suerte se acabaría, así que busqué un hueco entre la multitud y dispare a uno de los soldados intentando eliminarlo, así al menos les obligaría a buscar alguna protección. Debíamos de salir de allí y rápido o nos podíamos ir despidiendo...

Lo último que me esperaba era la aparición de Kath, pero eso fue suficiente para que se desencadenara un infierno de disparos. Dos de los soldados reaccionaron, el que acababa de entrar y el jefe de todos ellos, y dispararon contra nosotros. A mi alrededor todos comenzaron a moverse para huir de allí y a mi espalda, escuché los disparos saliendo de las pistolas, supuse que de mis propios compañeros, todo como si estuviese sucediendo a cámara lenta.

Yo a duras penas tuve tiempo, pero agarré con fuerza la empuñadura del sable y lo moví con velocidad para detener los ambos disparos.

Después, me acerqué a los soldados y blandí el sable para cortar ambas armas. No consideré necesario matarlos... una vez dejasen de ser una amenaza.

-¡Venga, salgamos de aquí YA! -les grité a todos, apremiándolos con la mirada. Aquel sitio había dejado de ser un lugar de descanso, después de nuestro periplo por el desierto, para convertirse en una trampa y ahora, era mejor alejarse de allí en cuanto pudiéramos. 

Solo debíamos recuperar a Hobo, estuviera donde estuviese.

La gran suerte del grupo fue que la jedi lograse detener los disparos de ambos soldados, porque ninguno de ellos se había preocupado por ocultarse. Kath sacó el arma y disparó, pero con tan mala fortuna que se produjo una sobrecarga en el phaser y éste explotó en su mano, produciéndole algunas quemaduras. Yakoo se movió en un intento por evitar los disparos, en parte gracias al aviso de Marcus, aunque había poco sitio para hacerlo, mientras que Marcus sí que logró darle a uno de los soldados, aunque de no ser por Ree, seguramente habría terminado tendido en el suelo con un disparo en el pecho; o cualquiera de los otros dos.

Pero Ree había conseguido abrir un hueco, así que rápidamente, aprovechando la confusión del gentío que huía del lugar a toda prisa por cualquier puerta que hubiera, salisteis al exterior.

Hobo había trepado a un balcón, en donde afortunadamente para él había ropa secándose... aunque no era de hombre. Eso sí, era una falda lo suficientemente grande como para que cupiese un bantha.

Con ella en mano, Hobo pudo ver como seguía saliendo gente de la cantina, entre los que se encontraban los suyos, Ree, Kath, Yakoo y Marcus, que corrían mezclados entre los demás, y pasaban por encima del pobre soldado que le guardaba.

Ninguno de ellos se dio cuenta en un principio de la presencia de Hobo, del cual no tenían noticia. Solo Kath sabía que había sido apresado pero ignoraba que habría sido de él.

La fortuna parece no reirse demasiado de mí... es más,... ya tendrá la quijada descoyuntada de descojonarse con las miserias que me suceden de una en una... Por si fuera poco... una de cal y una de arena: vale, encuentro ropas secándse al sol... pero... joder... "Alguien debe odiarme profundamente..", pienso, pues encuentro una especie de... digamos... mezcla entre refajo y tienda de campaña... "¿Pero quien cojones se pone esto?????"  ...y encima, adornado con motivos florales... no se si ... pero es que no hay otra cosa para tapar mis magras carnecillas!!!

Pues nada, Hobo, resígnate... no se si ponérmelo como capa, como prenda de cuerpo entero, como falda con cola de dos metros... o arremangada de alguna manera y sujetando el excedente de tela con una mano... Por ventura, hay pinzas (ALELUYA) de tender.... y con ello consigo más o menos ceñirlo a mi cintura...

"¿Por qué? ¿Por qué me pasan estas cosas a mí?"

Con lo que pende y lo otro ya tapado... reparo en que sigue saliendo gente del garito infecto ese.. ¿pero cuanta gente había realmente??? ... parece un after siendo desalojado porque alguien se ha tirado un pedo, porque sale gente contínuamente... a saber si había una planta sótano o qué, porque no se explica si no....

... Y en esto que veo al resto de la tripulación que huye aprovechando el jaleo.

Por un momento se me pasa por la mente quitarme la falda, que ya le he pillado el gustiullo con ir con el cimbrel al aire, y agitarla cual bandera, para facilitar que me vean o algo así... pero se me pasa por la cabeza que, lo mismo que me ven ellos, otros pueden verme, asíq ue me quedo allí asomado, intentando ver hacia donde corren...

Reaccioné como supe. No se si hice bien o mal, pero mi instinto me decía que mantuviese la cabeza agachada y no pensé en las consecuencias que acarrearía una estampida. Mi postura, agachada en el suelo, me dejaba a merced de las masas sin darme cuenta de ello. Podía haber sido derribada con facilidad y acabar muerta bajo los pies de los aterrados clientes que huían frente a los disparos de ambos bandos.

Pero no fue así.

Sentí la calidez de un cuerpo que se aferraba a mí y me arropaba con firmeza. Su voz, la de Marcus, denotaba seguridad en si mismo al igual que preocupación por mí. Era él quien me rescataba de mi propio error y tiraba de mí. No necesitaba verlo para saber que era él, pues el olor a choto de nuestra ropa le delataba. Me aferré a él como una lapa con un brazo, apoyando mi cabeza sobre su cuerpo, mientras que mi otro brazo continuaba cubriendo mi cabeza... como si eso fuese una protección efectiva contra un láser, capaz de atravesar carne y hueso a la vez...

Era incapaz de ver con esa postura y sentía como mis piernas temblaban, pero también como Marcus tiraba de mí mientras que podía escuchar los gritos, los disparos y el zumbido del sable laser de Ree... hasta que los disparos cesaron y me atreví a mirar. Solo me dio tiempo a ver a los soldados con las armas cortadas y aún con el reborde al rojo vivo, mientras que Marcus tiraba de mí hacia el exterior, saliendo con todo aquel tropel de clientes.

El sol me deslumbró lo sucifiente al salir de la cantina, pero mis ojos no tardaron en hacerse a la luz exterior. No se porqué me dió por mirar hacia aquel edicifio, donde ví a un tipo singular que nos observaba desde la altura. Por su porte, con aquella ropa al viento, se me antojó que era una especie de héroe local... un justiciero que observaba su ciudad desde las alturas. Entorné un poco más la vista y la forcé, dándome cuenta al instante de quien era. - ¿Hobo? Está allí, en lo alto de aquel edificio. - Indiqué a los demás sin soltarme aún de Marcus. - Debemos reunirnos con él y salir de aquí antes de que envíen a más soldados.

En ese momento recordé la cagada de Marcus, buscando el tipo de ayuda menos útil en aquel momento, pero no pude enfadarme con él de nuevo. Le miré a los ojos, algo dolida por aquello pero enormemente agradecida por tirar de mí cuando no pude. - Debemos movernos... pero tenemos una charla pendiente. - Le dije recuperando el brillo de mis ojos al mirarle, para luego darle un fugaz beso en los labios y caminar deprisa hacia el edificio donde se encontraba nuestro piloto.

El blaster que empuñaba la khil le explotó en la mano. No sabía si había sido una sobrecarga o una mala conexión que había producido un cortocircuido. Pero no se iba a adetener a averiguarlo, aunque le hubiera gustado. Su mano estaba dolorida, pero solo había sufrido heridas leves, nada que no pudiera cuararse con tiempo. Cuando levantó la cabeza vio como Ree en un par de movimientos acababa con las armas de los soldados y se los quitaba de encima. Un ardor poco común subió desde sus zonas erógenas hasta su cerebro...o viceversa. No supo determinarlo, pero el hecho de ver como la twi´lek se quitaba de enmedio a los soldados le produjo un estímulo placentero como no lo había sentido en otras ocasiones.

Sin darle más tiempo a este proceso interno suyo, Kath corrió para escubillirse de allí y salir junto con sus compañeros por la puerta. Al salir vio que Hobo estaba cerca y que vestía unas vestimentas poco favorecedoras. Kath no dijo nada, pero se puso a trabajar de inmediato. Tecleó en su ordenador de muñeca las coordenadas que les habían dado para dirigirse ha la base revelde, ahora solo necesitaban un vehículo o un escondite donde poder despistar a los soldados y luego, cuando estuviera todo calmado, ir a la base revelde.

De una forma u otra, al final lograsteis reuniros. Hobo bajó para unirse a vosotros, y aunque su aspecto parecía sacado de un desfile de sacos de patatas, y había que reunir toda la voluntad posible para no caer en la risa tonta al verlo, vuestras prioridades eran otras.

Sin dejar de correr, Kath y Ree informaron que el tal líder rebelde se encontraba en el desierto (otra vez) a cinco clics de distancia yendo hacia el norte. 

Si podíais hallar un medio de transporte, mejor que mejor, pero si no, cualquier cosa era mejor que permanecer allí, porque si antes odiaban a los rebeldes, ahora erais vosotros su objetivo; rebeldes o no, os acababais de convertir en el grupo que había atacado a las tropas leales al gobierno y eso... no era buena señal de ninguna de las maneras.

Al ver que el resto del grupo sale por piernas, bajo del tejado en que me encontraba, siguiendo el mismo camino de ascenso, pero marcha atrás, ataviado con... eso.

Al punto de tocar el suelo, salgo por piernas, arremangándome el faldamen, que es voluminoso a más no poder, y me llega hasta las axilas. debo reconocer que es incómodo de narices, y debo llevarlo bien cogido, pues si no, me pegaré un trastazo tras otro.... y ya tengo las narices basante hinchadas -todavía- por el golpe de antes.

No, hoy no es mi día... he mojado, eso sí, pero demonios... ¿por qué me pasan estas cosas?

-¡Vámonos de aquí cuanto antes, o no pararán hasta dar con nosotros... Necesitamos un vehículo o algo!

... porque tengo claro que , si nos adentramos a pie en el desierto para poner nuestro culo a salvo de la Guardia, nos alcanzarán en cuanto usen algún vehículo que tengan a mano, por más que mis holgadas prendas tengan la virtud de que sospecho que, si las llevo dejando que arrastren tras de mí, o sea, que no me las llevo sujetando, borrarían nuestras huellas, al menos en parte.

-¿Alguien tiene unas pinzas???, Creo que he perdido algunas...

Si... usé pinzas de tender para poder ajustarme el "modelito", pero he perdido ya algunas, y malamente me sujetan la ropa sin tener que recurrir a, al menos, una mano para ello.

Miro alrededor nervioso, según corro, aun a riesgo de pegarme otro morrazo, en busca de algún lugar en que pueda haber algún vehículo terrestre o nave que podamos .. ejem... si, robar, para qué usar eufemismos.... es lo que toca.

Sin dejar de correr, pero una vez te unes al resto, miras a tu alrededor hasta que localizas un grupo de 3 Eopies atadas junto a una casa. 

Podéis observar como corro hacia vosotros, como conté antes, faldas arremangadas y tal, vamos, una escena -me recuerda una vez que en carnaval iba yo corriendo disfrazado de cura, y me tenía que arremangar la sotana... solo se que entre eso, y el colega que iba de árabe detrás, también arremangándose para cruzar a la carrera el semáforo, los de los coches se meaban de risa... por eso pitaban, creo- Mientras, también véis como miro hacia un lado,... algo he visto...

-¡Hey!! He visto algo!!... no se si será lo mejor, pero no he visto vehículos en este poblacho!!

Señalo en una dirección, a una casa que se ve al final de la calle

-Allí hay atados tres Eopies; tal vez nos puedan valer!!, ¿o buscamos otra cosa?

Seguí a los demás, sin dejar de mirar bastante embelesada a Marcus. En un chasquido había pasado a ser de un capullo al hombre que me había salvado la vida. - Mi héroe. - Y es que no teníamos más tiempo que perder.

A punto estuve de preguntarle a Hobo por lo que le había pasado, pero me imaginé que la historia sería algo más compleja que un sencillo "nos pilló el marido y salí con lo puesto", más aún después de lo que vimos en la cantina. Así que... tenía todo un viaje por el desierto para disfrutar de su historia.

Pero los que tuvieron que disfrutar de la mía fueron ellos... sobretodo cuando Hobo señaló a los "encantadores eopies" como medio de transporte por aquel desierto. - Hay dos problemas... uno, que son tres y nosotros cinco. El segundo... que me dan miedo esas... cosas... - Miedo o más bien pánico. - Una quiso comerme hace años, cuando era una cría pequeña... yo, llevaba un bonito sombrero de paja y era la primera vez que veía un eopie. Corrí a su lado y me dejaron acariciarlo. Era una sensación increible... entonces aquel animal cogió mi sombrero y se lo comió. 

» Me molestó, pero... no era más que un sombrero de paja. Lo que no vi fue el segundo eopie que se acercó a mí. Olisqueó mi cabeza y fue cuando me di cuenta de que le tenía detrás. Me giré a mirarle y vi su boca abierta... me mordió la cabeza. Rompí a chillar y a llorar, el eopie masticaba mi cabello y no me soltaba. Tuvieron que cortarme el pelo para liberarme de él. - Les conté con el gesto torcido recordando todo aquello. - Mi pelo apestaba a la paja del sombrero, el cual estaba hecho con una variedad que le encantaba a esos bichos, por eso el eopie no se resistió a "comerme". Pero nunca logré superarlo.

Mis ojos se clavaron en Marcus en aquel momento. - Por eso nunca quise dar aquel paseo en eopie contigo. Me da demasiado miedo y... vergüenza. - Pero no quedaba otra que soltarlo. Quizás hubiese otro medio de transporte en otro lado...