Partida Rol por web

Alan observó con rapidez los alrededores del lugar, atento a cualquier signo que hiciera presagiar una emboscada. Luego hizo un gesto a Guerrero y a los científicos. 

- ¡Moveos! Deprisa, deprisa. Vayamos rápido y todo lo en silencio que podamos. Si conseguimos recuperar el equipo tendremos una oportunidad. - Se aseguró (en la medida en que podía desde esa posición) de que no hubiera nadie cerca escondido vigilando el equipo para emboscarles, y echó a correr en dirección a las mochilas con intención de alcanzar esa posición cuanto antes.

- Venga, antes de que regresen. -

Nos lanzamos a toda velocidad a través del terreno, descendiendo por el valle, olvidándonos por un instante del peligro para centrarnos en lo que podíamos conseguir. Cuando por fin salimos de aquel estrecho camino, suspiré aliviada, porque me había temido que cayésemos en una emboscada. De haber estado yo en la posición opuesta, sin duda lo habría hecho así.

-Hemos tenido suerte. Sigamos -comenté, mientras examinaba rápidamente los alrededores.

Libres de peligro inmediato, continuamos hasta el edificio y para nuestra sorpresa, allí encontramos todo nuestro material... y las armas, sobre todo las armas.

Yo me sentía desnuda sin ellas y para mí era como una prolongación de mí misma. Tener un arma entre mis manos significaba que volvía a tener la capacidad de decidir y también que disponíamos de una oportunidad para acabar con el guardián del Stargate.

Cuando llegaron de nuevo a las inmediaciones del edificio vieron todo el espacio que había por medio, aunque con la alarma dada estaban todos en tensión mientras se decidían los pasos a tomar. Pronto decidieron que tenían que acercarse de todas formas así que todos se abalanzaron a toda velocidad evitando estar al descubierto a merced de cualquier amenaza. Al llegar vieron su equipo al alcance de la mano, algo muy sospechoso, no era normal que dejasen sus cosas allí.
Los militares pronto se abalanzaron a por sus armas, lógico, Andrews fue a por la mochila con las raciones y el equipo que les permitiese vivir un tiempo en situaciones difíciles. Luego las armas claro.

- Esto es muy sospechoso, tendremos que tener cuidado y revisar luego el equipo, pueden haberlo saboteado o colocado algún tipo de dispositivo de localización o alguna sorpresa cuando dejemos el lugar.

Era todo un alivio haber llegado hasta ahí sin haber sido detenidos o emboscados (de nuevo). Al menos Aldo se sentía aliviado y se contagió de la prisa del resto del SG-4.

Siguió a sus compañeros hacia donde estaba el equipo, si de verdad habían dejado esas mochilas desprovistas de vigilancia era la mejor opción que tenían para recuperar su equipo y aumentar sus posibilidades de éxito para volver a La Tierra.

- Estoy con Andrews, supongo que no serán tan descuidados, aunque a lo mejor se creen que nos tienen tan seguros que no sospechan que podamos estar libres - comentó.

Tan pronto como se internó en la sala de columnas para recuperar su equipo, el ranger se percató de la presencia de tres jaffas apostados tras éstas. Listos para actuar, empuñaban las pequeñas armas de mano, las cuales aparentaban ser serpientes listas para atacar.

Al poco de hollar el suelo empedrado de la sala flanqueada por las columnas que servía como entrada al edificio, tanto el lingüista como la marine pudieron ver parcialmente a dos jaffas. Trataban de ocultarse tras los pilares, sin mucho éxito, mientras empuñaban las armas de mano con forma de serpiente lista para el ataque.

Las sospechas del científico al hallar su equipo tan descuidadamente expuesto, al alcance de sus manos, se confirmaron cuando vio a cuatro jaffas parapetados tras otras tantas columnas en la sala de entrada. No llevaban ma'toks, en su lugar sostenían las armas de mano, cual pistolas, que ya vieran los tau'ri durante la emboscada.

¿Emboscada? ¿Qué sentido tenía que les emboscaran así? No podía ser que hubieran descubierto cómo habían salido de la sala... Y si dieron la alarma en el stargate... ¿para qué preparar una emboscada allí con el equipo robado? Aquello era un razonamiento demasiado enrevesado por parte de los jaffa, y Whiteface se había visto sorprendido por aquellos tres enemigos apostados ahí.

Su cerebro trató de procesar la información a toda velocidad. No le iba a dar tiempo a avisar a los demás, al menos no de palabra... así que, si podía, trataría de disimular con un gesto. Quizá alzando ambas manos y rindiéndose para que los que vinieran detrás se percataran de que algo iba mal y no se expusieran. O eso, o había llevado a su equipo de cabeza a una trampa.

Perfecto para un líder de misión. Perfecto.

Los músculos de Aldo quizá reaccionasen tarde, pues continuaba junto a sus compañeros, pero la mente del lingüista hizo que saltasen todas las alarmas en su cabeza a modo de "¡Mierda, mierda, mierda!", "La hemos cagado" y otras expresiones coloquiales para expresar error en las acciones.

Su boca tampoco acompañaba y, a ojos de sus compañeros, Aldo actuaba con total normalidad, para las acciones que estaban tomando en conjunto.

Mientras estaban entusiasmados respecto a su equipo Andrews se dio cuenta de la situación en la que estaban en ese momento, efectivamente era una trampa y varios jaffas los aguardaban para capturarlos posiblemente ya que no llevaban sus temibles bastones. Con rapidez el científico recordó que el mayor tenía una bomba de humo que la tomó para crear una cortina a mitad de camino hasta que pudieran hacerse completamente con las armas. Sin alzar mucho la voz le dijo al resto: - Emboscada, daos prisa están tras las columnas de la sala de entrada.

Todo sucedió rápido. Fern avisó de la presencia de jaffas tras las columnas, algo que todos los miembros del SG-4 habían notado, aunque no en su cantidad total. El científico reculó y se dirigió hacia el sendero mientras uno de los jaffas disparaba el curioso arma que portaban. Un rayo fino y azul alcanzó al mayor Whiteface y se extendió por todo su cuerpo; el ranger sintió un dolor intenso pero breve, como si infinidad de pequeñas agujas calientes se clavasen en sus nervios a lo largo del cuerpo. El mundo se volvió oscuro y Alan se desplomó en el suelo pesadamente con algunas convulsiones ocasionales.

Asalto 1

Los jaffas habían logrado emboscar al grupo con el cebo del equipo al alcance de la mano. Con la miel en los labios recibieron el primer impacto de una de las armas cortas que se les enfrentaba. El mayor cayó al suelo alcanzado por algo y el resto apenas podía reaccionar. Andrews apenas los vio entró en pánico, salió lo más rápido posible para poder huir del lugar tratando de llegar a un lugar seguro del bosque. Podría volver más tarde por el hueco que habían logrado salir junto con otros posibles compañeros que también pudiesen escapar de la persecución. Con esa idea se confortaba el científico mientras trataba de dejar atrás esa trampa.

Asalto 1

Todos pensábamos que por fin íbamos a poder hacernos con nuestras armas, pero la voz de Fern avisando de la presencia de varios jaffás hizo que me detuviera. Vi a Fern retroceder, mientras el mayor recibía una descarga por parte de los guardias, que le hacían caer inconsciente.

Mi primera reacción fue ir en su ayuda, pero sabía dos cosas. En primer lugar, que estábamos en inferior. En segundo lugar, que con Alan fuera de combate, la supervivencia de los dos científicos dependían casi exclusivamente de mí.

Así que decidí que lo importante era crear la distracción necesaria para que huyesen, y eso fue lo que hice.

-¡¡Deprisa, huid!! -les grité a Fern y Aldo, mientras saltaba sobre el jaffá que estaba más adelantado, y luchaba con él para arrebatarle el arma y utilizar su cuerpo como escudo. Dudaba que fuese a poder derrotarle, pero al menos conseguiría mantenerles ocupados.

Asalto 1

La situación se había vuelto... complicada, desde el lugar donde estaban los cuatro miembros del SG-4 quizá el futuro pudiera ser poco halagüeño.

No hacía falta que a Aldo le dijera nadie nada, entre el fuego que pudieran estar disparando los jaffa, el lingüista se lanzó hacia el mayor, que había caído al suelo y tiró de sus sobacos intentando apartarlo hasta que ambos estuvieran parapetados.

Asalto 1

Las cosas se torcían por momentos. La caída del ranger pareció envalentonar a los jaffas; uno de ellos se asomó desde detrás de su columna y disparó sendos haces sobre la marine. Por suerte, Vanessa se movió instintivamente y los dos rayos azulados se perdieron en el vacío mientras Fern continuaba alejándose de la trampa, en dirección a la cañada. Un segundo jaffa también se desplazó en busca de un buen tiro y descargó su arma de rayos sobre la sargento Guerrero; por suerte, la puntería de aquellos jaffas dejaba mucho que desear y ambos haces tampoco dieron en el blanco.

Un tercer jaffa probó suerte pero, a la vista del poco éxito de sus compañeros sobre Vanessa, cambió de objetivo. En esta ocasión fue Aldo el que se las vió y deseó para esquivar un primer disparo; el segundo impactó de lleno en el lingüista. Fue como si una descarga eléctrica de gran intensidad, pero poca fuerza, le atravesara el cuerpo. Aldo logró sobreponerse al dolor y completó su aproximación al cuerpo de Alan; pasó sus manos bajo las axilas del afroamericano y tiró de él para, lentamente, tratar de alejarse de aquel lugar.

Vanessa reaccionó y se volvió contra el segundo jaffa que había abierto fuego contra ella. Tal vez por que su oponente no se le esperase, a la marine le resultó relativamente sencillo hacer saltar la pequeña pistola eléctrizante de su mano. El arma cayó en un espacio entre ambos contendientes. Pero la marine no llegó a disfrutar de la oportunidad de hacerse con ella. El último jaffa se movió a sus espaldas y logró un impacto certero con aquella arma de rayos. Primero fue la sensación de fuego ardiente en cada terminación nerviosa de su cuerpo y luego la impresión de caer hacia un profundo pozo oscuro al sucumbir al intenso y agónico dolor causado por el rayo.

Asalto 2

El científico empeñado en la carrera escuchaba a su espalda el sonido de jaleo, los militares daban problemas pero no podían hacer nada contra los jaffas de la emboscada, en un breve instante estarían todos como el mayor. Siguió la carrera para llegar al lugar de la posible salvación aunque fuese momentánea. Entre la maleza podría ocultarse para volver a por el resto.

El sudor comenzaba rápidamente a empapar la espalda de Andrews mientras sus piernas se movían velozmente tratando de alejarlo de la emboscada. La adrenalina del momento llenaba de energía sus músculos proporcionando el empuje momentáneo necesario. Sin volver la vista atrás, Fern sólo la fijaba en lo que había delante, ese pequeño lugar que apenas había en su limitado arco de visión en ese momento.

Asalto 2

Ambos soldados habían caído, Aldo incluso había recibido un disparo, aunque no fue lo suficiente como para acabar con el. Quizá fuera la adrenalina del momento pero el lingüista se levantó y, pasando por encima de Alan, se acercó al jaffa con arma más cercano y se colocó en posición de combate y, sacando sus conocimientos de artes marciales lanzó un golpe hacia el jaffa.

Por supuesto, Aldo estaba muy desentrenado y el estrés de la situación tampoco ayudó. No alcanzó a su objetivo y no pudo evitar quedarse ahí con tres jaffa apuntándole para hacer que mordiera el polvo.

Asalto 2

Conforme los miembros del SG-4 más aptos para el combate caían neutralizados por los haces azulados, los jaffas se volvían más osados. Dos de ellos avanzaron decididamente hacia el lingüista y dispararon sus pequeñas armas con forma de serpiente. Aldo sintió una vez más el intenso pero fugaz dolor que aquellos rayos causaban aunque aguantó en pie. Incluso se propuso plantarle cara al más atrevido de los jaffas, que se había situado al alcance de sus brazos para dispararle. Desafortunadamente, tal vez por encontrarse en un estado en que el sociólogo creía flotar sobre el suelo, en un estado próximo a la inconsciencia, la kata que intentó no logró conectar; el jaffa no tuvo mucho problema en esquivar los golpes lentos del tau'ri.

Un tercer jaffa emergió de entre las columnas y, con un último disparo apurado, saturó el ya torturado sistema nervioso de Aldo, quien no pudo hacer otra cosa que desplomarse mientras el mundo a su alrededor se oscurecía.