Partida Rol por web

Aldo traducía a Alan todo lo que podía ir pillando de la atropellada discusión o conversación de los jaffa. El lingüista no estaba tan acostumbrado a aquel idioma y parecían ambos más alterados de lo habitual, aunque estaba claro que el entonces guardián le recriminaba a su colega lo poco eficiente en el cambio de guardia que estaban siendo mientras el otro ponía excusas.

- Parece que van cortos de efectivos - le dijo a Alan intentando explicarle lo que el entendía.

Fue entonces cuando ambos jaffa se apresuraron a apuntarles con sendas armas y a hacer que se levantasen para seguirlos en una comitiva para llevarlos a otro lugar.

Mientras avanzaban Aldo no podía dejar de pensar en donde los llevarían en ese momento. Durante una milésima de segundo dejó de pensar, esa milésima de segundo en la que, con su visión periférica, captó una luz reconocida y que le dio un escalofrío que se inició en el cogote y que bajó hasta la rabadilla haciendo que emitiera, su cuerpo, un leve temblor.

El sociólogo se giró y miró al jaffa caer inconsciente, luego se volvió a girar para mirar a Alan y finalmente miró al jaffa al que habían hecho guardián de ambos casi sin entender cómo reaccionar.

Alan no titubeó. Le sorprendió lo ocurrido pero en cuanto comprobó que el segundo jaffa se alejaba, el ranger se abalanzó sobre el arma del jaffa caído aferrándola y preparándose para disparar contra cualquiera que apareciera.

- Tenemos un aliado inesperado. - Comentó a Aldo mientras miraba por el pasillo en ambas direcciones. Tras dudar un instante hizo un gesto a su compañero en la dirección por donde había desaparecido el jaffa.

- Vamos... Si es él quien nos ha ayudado tenemos que saber por qué, y conocerá un camino para salir. Si no es él tenemos que ayudar a quien haya disparado al otro jaffa. - Comentó expresando sus pensamientos. Y a menos que el científico tuviera una idea mejor, Alan planeaba tratar de alcanzar al segundo jaffa. Necesitaba averiguar si era él quien les había ayudado, o si había otra persona infiltrada en aquel lugar.

Aldo asintió ante las palabras de Alan y se agachó en busca de algún arma extra, quizá tuviera una de aquellas pistolas aturdidoras.

La inspección del jaffa inconsciente no reveló más armas que el ma'tok. En la parte interior del cinturón del guerrero, Aldo encontró un objeto pequeño: una pieza cristalina, reforzada y asegurada por un marco del mismo material con que estaba hecho el arma, la cual contenía una sustancia verde clara. Una célula de energía. Tampoco tenían mucho tiempo; la inconsciencia del guardia podía acabar en unos pocos segundos o prolongarse por varios minutos.

Al doblar la esquina para averiguar si el otro jaffa les había ayudado o perseguía a alguien, el ranger pudo comprobar que se dirigía hacia las escaleras que conducían al segundo nivel y al sancta sanctorum del zigurat piramidal. No vio a nadie más.

Aldo había tomado aquella pieza que guardaba el jaffa, quizá fuera útil más adelante y siguió a Alan tan pronto como pudo. Si el jaffa se iba a despertar que lo hiciera cuando no hubiera nadie a su alrededor.

Cuando doblaron la esquina el lingüista vio la dirección que tomaba el otro guardián. No señaló al punto, pues sabía que Alan se había percatado el mismo y esperó a que avanzase para ir con el Mayor.

Alan se encogió de hombros, miró un momento a Aldo y luego señaló con la cabeza en la dirección en que había desaparecido el otro jaffa. Y salió corriendo tras él con el arma preparada y a punto para disparar.

- Salvo que conozca usted un camino de salida, señor Evans... propongo que sigamos a nuestro salvador. -

A la carrera, ambos tau'ri alcanzaron el pie de las escaleras que llevaban al segundo piso. Allí estaba el jaffa que, supuestamente, les había ayudado. Apuntaba con su brazo hacia abajo y estaba a punto de decir algo cuando sus interlocutores, otros dos guardias jaffa que vigilaban aquel acceso, vieron a los prisioneros fugados. Aunque los tres llevaban al cinto las pequeñas armas de mano que disparaban haces aturdidores, los dos guardias de las escaleras echaron mano de sus ma'tok...

A Alan no le pasó desapercibida la diferencia entre los tres jaffas presentes. El que había corrido huyendo de ellos no estaba ni intentando coger su arma. Los otros dos sí. El militar sospechaba que el tipo seguía intentando ayudarles y aun no comprendía por qué pero no iba a desaprovecharlo. Él ya tenía el arma en las manos, así que intentó ser más rápido y disparar a uno de los dos jaffas que guardaban las escaleras. Era mejor enfrentarse a un jaffa armado que a dos.

Y por suerte, ahora no tenía que hacerlo con las manos desnudas.

Aldo frenó en seco tras Alan en cuanto se encontraron con los jaffa. Dio unos pasos hacia atrás buscando cobertura, estaba desarmado y no podía hacer nada más que ocultarse e intentar ayudar si veía la oportunidad.

El guardia jaffa situado en el lado derecho de las escaleras vió las intenciones del ranger y actuó con mayor rapidez. En unos pocos segundos, su ma'tok ya apuntaba al mayor y la descarga de plasma partió del cañón. Alan apenas pudo dar un apresurado paso al lado para evitar el impacto directo y el esfuerzo le pasó factura de forma casi inmediata. Otro disparo como ése...

Había faltado poco... y aun así su cuerpo lo notaba. Alan no miró hacia atrás mientras le susurraba a Aldo:

- ¡Si caigo coge mi arma y sigue disparando hasta que salgas de aquí! -

Luego se apresuró a disparar al jaffa a la izquierda de las escaleras. Ése era el otro jaffa armado y aun no había disparado, así que si podía neutralizarlo primero luego tendría que mantenerse a cubierto de los tiros del jaffa de la derecha. O quizá el que no estaba haciendo nada, y el que creían responsable de su salvación, pudiera echarles una mano con el primer jaffa que había herido al mayor.

El proyectil de plasma disparado por el ranger pasó zumbando muy por encima de la cabeza del jaffa que aun no vacilaba con su arma en la mano. Aquello debió de confirmarle que los prisioneres no venían, sin duda, a entregarse ni a devolver al ma'tok. Apuntó y disparó el arma con precisión ajustada; Alan trató de apartar su cuerpo de alguna forma de la trayectoría del proyectil, pero el cansancio acumulado por su anterior esfuerzo sólo consiguió que el impacto fuera en un lado del torso. Fue suficiente para hacer trastabillar al mayor, cuyas extremidades comenzaban a pesar a medida que las fuerzas abandonaban su cuerpo y los sentidos se le embotaban por el dolor de la herida y la pérdida de sangre.

Aldo salió de su cobertura en cuanto vio a Alan caer. Debía obedecer esa orden, al menos tomar un arma para poder huir si lo necesitaba. Sabía que no era diestro de por si y el ma'tok sería difícil de manejar, pero necesitaba tener algo con lo que defenderse.

Caminó hacia donde estaba Alan tendido y tomó el arma de bastón de su mano. Luego volvería en busca de nuevo de algún lugar donde cubrirse de los disparos.

El lingüista no había dudado en cumplir la última orden del ranger, pero debió de subestimar el tiempo de reacción de los jaffas. Apenas se había incorporado con el ma'tok en la mano cuando oyó los gritos en la lengua nativa de los alienígenas. "¡Suéltalo, suéltalo!" Pero no tenía mucho sentido, ya que no dieron tiempo al tau'ri a hacer nada. El primer pulso de plasma pasó muy cerca de su cabeza, sólo en el último segundo Aldo consiguió hacerse a un lado y evitar un impacto mortal. Pero no fue suficiente; no era tan vigoroso como el mayor Whiteface y aquel esfuerzo le agotó tanto que no llegó a completar el movimiento. El olor a carne quemada y una intensa sensación de quemazón en el hombro, allí donde el plasma rozó eran señales inconfundibles de lo que estaba por venir.

El pulso del segundo ma'tok era ya imposible de evitar con las fuerzas inexistentes que quedaban en el cuerpo del sociólogo. Le golpeó de lleno en el torso y la ropa quemada dejó tras de si una pequeña nube de humo que se elevaba conforme los músculos dejaban de responder a su voluntad. Al menos, extrañamente, no había dolor mientras el mundo alrededor de Aldo se fundía a negro.