Partida Rol por web

La ceremonia se desarrolla con normalidad, después de santiguaros con el agua bendita, los demás miembros de la peregrinación hacen lo mismo hasta que ya sólo quedan un par de personas esperando, mientras el crucifijo del Gran Sacerdote continúan en el altar, levitando casi mágicamente.

Podéis ver como la Teniente Pratt ayuda a levantar a alguien y lo lleva hacia la iglesia. El Coronel Vargas la acompaña, receloso de algo pues no para de mirar hacia atrás en el camino...

Parece que la Teniente se las arregla bastante bien para ayudar al hombre a caminar... Mientras la Teniente, con el hombre en brazos, se acerca a la iglesia con el resto de la comunidad, el Coronel no para de comprovar si pasa algo más en ese lugar, algo no va bien... lo sabe.

Efectivamente, algo no va bien... tu instinto te lo dice y no te ha fallado nunca. Ya habías visto esa cara de horror en otras ocasiones, durante la guerra. Ni los militares se pueden acostumbrar al horror de ver la muerte tan de cerca, este hombre parece tener esa expresión, la misma que tienen los civiles cuando ven que el fin se acerca...

Dejo al hermano de Laome con la Tte Pratt - Usted es Doctora, vea si tiene heridas de algun tipo y procure mantenerlo calmado -

Me acerco rapidamente a la Mayor, poniendo mi mejor sonrisa de que aqui no pasa nada, con la esperanza de conservar calmados a los civiles.

- Mayor, necesito que hable con el hermano de Laome y nos diga que esta pasando - nuevamente con una sonrisa en la cara miro hacia el Doctor Donovan y el Sacerdote - Doctor, ocupese de mantener calmado al Sacerdote y a la congregacion, digale que nosotros atenderemos al hombre, procure tambien averiguar con el viejo si tiene idea de lo que pueda estar pasando, ...y si es necesario, prepare a la gente para que nos larguemos de aca de inmediato, pero en forma ordenada - y ahora manteniendo una pose de tranquilidad y de "aqui no ha pasado nada" me alejo del altar en busca de las personas que llevan nuestros equipos, en especial nuestros armamento.

Se acercó al lugar donde la teniente Pratt examinaba al hermano de Laomé, no sin mostrar un leve gesto de fastidio por tener que dejar de observar el funcionamiento de aquel lugar.

Una vez allí, esperó a que la teniente le dijese algo sobre lo ocurrido y el estado del hombre, antes de preguntar nada.

 Que diablos habrá querido decir el coronel con averiguar que esta pasando aquí. El pobre hombre tendido en el suelo podría haber sufrido una caída tonta o el ataque de cualquier animal, me preocuparía más por saber el motivo de su ausencia en el ritual que no su estado actual. Esperemos que se mejore.

observo las expresiones de los presentes, indagar en las emociones de los demás resulta muy informativo en estos casos, cercionarse de que en realidad no lo toman como un mal presagio, como la ira de un Dios. Antes de abocarme a una charla sin sentido necesitaba más información.

Coronel, parece que el hermano de Laomé está exhausto, después de correr durante mucho rato. Presenta algunas heridas en la pierna y en los brazos y algunos rasguños en la cara, quizás producto de una caída y de las ramas de los arbustos.

No parece que tenga ninguna herida de consideración...

Daemona, daemona... -eran las únicas palabras que parecía que el hombre podía articular, realmente estaba exhausto.

Al escuchar las palabras del hombre, todo el mundo empezó a retroceder y observar al hermano de Laomé con miedo, al mismo tiempo que observaban los alrededores con terror...

El Gran Sacerdote, sin embargo, mantenía la compostura. Se santiguó y empezó a caminar hasta dónde el crucifijo estaba levitando, encima del altar mientras recitaba algo que parecía una oración...

- Dice que hay un demonio. - explicó encogiéndose de hombros - Supongo que ha huido de algo por el bosque, algo que sus creencias señalan como demonios. - meditó acariciándose el mentón - Por lo demás parece estar sano, como ha dicho la teniente Pratt. - sonrió apoyando su mano izquierda en el hombro del joven y le habló en antiguo - Tranquilo, no hay peligro, estamos aquí para ayudaros a luchar contra aquel demonio si es preciso. - asintió con una sonrisa amable al hermano de Laomé y después caminó hasta esta - Laomé, precisaría que nos devolvieseis nuestras pertenencias, si hay alguna criatura salvaje, podremos combatirla con nuestro equipo. - inquirió señalando los baúles.

He llegado al sitio donde estan nuestras cosas, y rodeado de algunas de las personas que se han ocupado de cargar el equipo, empiezo rapidamente a revisar los objetos, tomando un par de P90, una pistola y algunos cargadores.

He empezado a poner mi cara de pocos amigos y me devuelvo al lugar donde estan la Mayor, la Tte y el hermano de Laome. En los pocos metros que recorro me dirijo al doctor - y bien Richard? que te ha dicho el sacerdote sobre lo que esta pasando, que se supone que es el demonio del que habla ese hombre? alguna pista de lo que pueda ser? - cuando llego a la altura de la mayor, le entrego una P90 y municiones.

- Tte, usted se queda aca con esta gente, el Dr. Richard los mantendra calmados y usted los mantendra a salvo, si ya termino de ayudar a ese hombre, vaya y tome sus armas. Mayor, usted y yo iremos a echar un vistazo - volteo a ver a Richard, esperando su respuesta antes de iniciar camino.