Partida Rol por web

Después de mirar alrededor desconcertado en qué hacer tomo la decisión de cruzar la puerta. Al llegar al otro lado, sorprendentemente, salgo disparado golpeandome en la cabeza y el hombro contra el suelo a varios metros de la puerta.

Al levantar la mirada, noto que todo me da vueltas y mi visión está muy borrosa, pero... está claro que no estamos en casa. Apretando los ojos y volviendo apoyar la cabeza en el suelo, me quedo tendido, en un estado entre la consciencia y la inconsciencia.

Todos van pasando por las ondas acuosas de la Stargate, y va llegando mi turno... al observar que todos van cargados con maletas y bultos, yo hago lo mismo. La teniente Johannsen ya se venía hacia mí con un maletón gris...
Aunque la situación es crítica y no hay tiempo para nada, en un instante de lucidez de los que luego se recuerdan, pienso:

- Mira por dónde, resulta que voy a coger ese permiso antes de lo previsto... podré abrazar a Joanne y al peque... .-

Pero es uno de esos pensamientos incongruentes que aparecen sin querer.
Los heridos y los muertos se cuentan por docenas, y esa es la realidad inmediata. El coronel Young está esperando hasta que todos pasen... ya quedan pocos. Y será mejor que nos demos prisa, porque los temblores y explosiones se hacen más frecuentes y ensordecedoras...

¡Allá voy!

En lugar del paso suave entre la base Ícaro y la Tierra, hay un frío, un vacío momentáneo y terrorífico, y de pronto me veo literalmente catapultado hacia la oscuridad. Mi maleta vuela libre, y yo aterrizo sobre la parte más resistente de mi organismo: la tripa.

Sólo se ve un caos de sombras en movimiento, ayes y golpes. Y más alla unos contornos grises y muertos en la penumbra. Quietos.

- Estamos en una tumba...- pienso incoherentemente, y tambaleante me hago a un lado.

Alex dejó caer su rifle contra su pecho, atado mediante un arnés táctico y con sus manos, agarró dos pesados maletines.

Miró al cielo y suspiró, rezando a dios, como buen escocés catolico.

¿Que pasaría al cruzar ese Stargate? ¿Que sentiría? Todo era mejor que quedarse allí y morir.

Alex cerró los ojos y saltó al interior de aquella construcción alienígena. Sintió como su cuerpo se fundía y se desdoblaba, una sensación extraña, que nunca antes había experimentado.

El soldado atravesó la puerta sin equilibrio alguno y cayó al suelo, por suerte, no se hizo demasiado daño. Tosió con fuerza y sacudió la cabeza, mareado, como si hubiese estado bebiendo whisky toda la noche.

Tardó unos segundos en incorporarse y apartarse de la entrada, dejando sitio a otros, sin embargo, no pudo cargar las maletas y quedaron cerca de la puerta.

El soldado se apoyó en la pared y resopló, aun mareado.

La visión del lugar en el que se encontraba era oscura, muy oscura. ¿Donde diablos estaban? ¿Qué era aquella construcción?

Por fín ya no quedaban heridos en la Base Icaro y los últimos civiles acaban de cruzar, así que cojo un barril de agua potable y el último maletín de medicamentos que quedaba (el resto los había repartido, dándole uno a Podolski antes de que cruzara la puerta acuosa) y me dirijo hacia la pasarela. Los disparos siguen sonando y la base subterránea tiembla con cada embite de los enemigos. Subo la pasarela a paso ligero, me paro unos segundos delante de la superficie acuosa, respiro hondo y doy el paso definitivo. Estoy nerviosa, como siempre que cruzo una Stargate, especialmente ahora que estoy... embarazada.

"Sólo espero que esto no dañe al feto...", es mi último pensamiento antes de notar como un enorme gancho invisible tira de mi por el agujero de gusano, haciendome cruzar una distancia espacial abismal, a través de las estrellas.

La velocidad me lanza a través del suelo pulido del sitio donde hemos ido a parar. He tenido muchisima suerte, he conseguido cruzar, intacta, al otro lado. No sé si es porque he conseguido con mi formación militar simplemente aterrizar de 4 patas y ponerme de pie rápidamente, pero la cuestión es que estoy entera y sin rasguño ninguno. O si mi cuerpo ha reaccionado de por sí solo para protegerme a mi y a mi bebé, pero me alegraba de haber salido indemne. Me froto los brazos para reactivar la circulación, el frío que causa ese tunel siempre se me cala un poco en la piel.

Tras esto, vuelvo a respirar hondo. Miro a mi alrededor, intentando aprovechar el brillo de la superficie acuosa de la Stargate. La cuestión es que estaba en plena oscuridad, rodeada de civiles y compañeros y es necesario hacer algo.

-Apartense de delante de la puerta! Rápido! Aún queda gente por llegar, situaos a los lados!- chillo primero, para empezar a despejar la zona de entrada o acabaremos teniendo un problema aún más serio.

-A Ver, hay alguien herido?- les pregunto en voz alta a todos -O teneis a alguien al lado que pueda necesitar ayuda sanitaria?- insisto. Empiezo a andar entre los llegados, mirando el estado de cada uno de ellos y valorando quien necesita más ayuda y quien no e indicándoles donde se pueden situar para no llevarse más golpes.

Veo primero a Podolski, que parece haberse llevado un buen golpe, me acerco a éste.

-Te encuentras bien Podolski?- camina tambaleante así que le ayudo a sentarse en un sitio apartado de la puerta. Entonces veo la silueta oscura del profesor Reznik, tirado en el suelo. Me acerco a éste. Está inconsciente. Le doy la vuelta con cuidado para ponerlo boca arriba. Saco una linterna pequeña de uno de los bolsillos de mi chaleco militar, la enciendo, le levanto el párpado izquierdo a Reznik y le acerco la luz de la linterna, pasándola de lado a lado. Luego pruebo con el otro ojo.

-No reacciona. Hay que moverle y apartarle de aquí- razono en voz alta -Scott, ayudeme a mover a Reznik! Está inconsciente!- le pido al Teniente.

Era su turno para pasar, respiró profundamente y entró cerrando los ojos, no quería ver que era lo que pasaba ahí dentro. Sintió como algo la atraía hacia el agujero y despues sentía como si estuviera montada en una montaña rusa. Cuando salió por el otro lado, la lanzó lejos, teniendo suerte de que no la hizo caer sobre nadie.. pero si se hizo daño.

Se incorporó y se llevó la mano al tobillo, se lo había torcido con la caída, pero se arrastró hasta un lateral para poder dejar paso a los demás que llegaran. Levantó la vista y se asustó de no saber donde estaba.. creía que volverían a la Tierra, pero ese sitio no lo parecía.

Los gritos y los quejidos la sacaron de su trance, se incorporó y vió que la gente aparecía con heridas, algunos con golpes y otros con cosas peores. Cogió su maleta e intentó poner algo de orden en una pequeña área que se había marcado. Pedía que apartaran las cajas, eso solo estorbaría e incluso podría provocar más daño a los demás.

- T.J.!! Me encargo yo de esta zona!! - avisó a la teniente de que ella se encargaría de unos pocos.

Comenzó a tratar de curar heridas, colocar hombros y vendar miembros rotos. Todo haciendolo contrareloj porque no eran los únicos, todos parecían tener algo. Ella no daba importancia a su tobillo, podía apoyarlo aunque le doliera, pero eso era lo de menos en estos momentos.

La capitana Costa continuaba en uno de los lados del Stargate. Los temblores eran cada vez más fuertes, la base no aguantaría mucho más... y aún quedaba gente.

Rápido, pasad. Al Stargate, deprisa -decía mientras ayudaba aun civil que se había caído justo antes de entrar en la puerta debido al último temblor de tierra-.

El horizonte de sucesos del Stargate parpadeó. No era buen señal. O la energía se estaba agotando o había algún problema con la conexión. Fuera como fuera el agujero de gusano no duraría eternamente. Pero aún había gente para evacuar.

Un fuerte temblor de tierra volvió a sacudir la base. Lucía casi pierde el equilibrio. El techo se estaba desplomando y la entrada a la sala de la puerta se había cerrado.

El Stargate volvió a parpadear.

No puedo esperar más, es mi última oportunidad.

Volvió una vez más la mirada atrás, no veía a nadie... Saltó y cruzó el horizonte para salir al otro lado.

Pam! Se escuchó un fuerte golpe cuando su cuerpo golpeó al suelo. Parecía que hubiera caído desde una altura considerable.

Había caído relativamiente bien. Alguna que otra contusión debido al golpe. El ordenador había salido despedido de su hombro donde estaba colgado y estaría disperso por el suelo. Aún tenía su P90. Se levantó rápidamente. Estaba entrenada para reaccionar rápido, como sus compañeros que también habían empezado a reaccionar.

Coronel! Coronel! ¿Dónde está?-gritó, para hacerle saber su posición-.

Justo delante de Young, Greer carga con un civil herido, las dos últimas personas vivas que quedan en la base. Rush ha marcado el noveno chevurón, así que no hay modo de saber a donde puede conducir el Stargate. Mientras el Sargento asciende poco a poco la rampa metálica hacia la puerta, el Coronel se detiene justo al lado, frente a varias cajas y mochilas con provisiones y objetos diversos. Había ordenado cargar con todo lo posible, pero había algo que podría servir de ayuda. Tras haber perdido el contacto con la Hammond, con Telford en el exterior, podrían no poder volver a contactar con La Tierra. 

-¡Señor!- Oye como Greer grita a su espalda, justo frente al Stargate. 

-¡Vete!- Responde, mientras busca con prisas entre bultos. El Sargento al fin cruza, y es en ese instante cuando Young encuentra lo que busca, una pequeña caja metálica, no mucho mayor que una caja de zapatos. Se lo mete en una mochila y sale corriendo. Justo tras él, todo estalla. Escapa de la explosión por apenas unas décimas de segundo, cruzando la puerta, llevado por el impulso de la honda expansiva. Al otro lado, sale lanzado por la fuerza de la explosión, propulsado hacia más allá de la masa de personas que se arremolinan frente al Stargate, que se apaga justo tras él. 

Y la puerta se apaga, quedando todo a oscuras, a excepción de mi pequeña linterna.

-Sybil! Como lo llevas!- le pregunto en voz alta para que me oiga la otra enfermera, la había oido hacia un rato y dado que Scott no está respondiendo a mi petición, decido intentar mover yo sola a Reznik para acomodarlo lo mejor posible. Me quito el chaleco militar y luego la chaqueta. Cojo esta última prenda y la doblo para hacer una almohada y situarla debajo de la nuca de Reznik. Aguanto la linternita con la boca para enfocar hacia donde me interesa y le tomo el pulso. Todo parece correcto. Saco un par de gasas de los bolsillos de mi chaleco y trato de limpiar la zona del impacto, en su cabeza. No puedo hacer gran cosa más por él y menos en plena oscuridad, guiandome con apenas una linternita sostenida como puedo...

-Scott, Coronel Young, necesitamos luz, no podemos atender a los heridos a oscuras!- les pido, alzando la voz para que me oigan con todo el ruido original de gente quejándose, gritando histéricos, en plena oscuridad.

La luz plateada de la Stargate se desvanece... ahora todo es oscuridad, jadeos, golpes y voces asustadas u ofendidas. Lo último que he visto es a la teniente Johannsen, inclinándose sobre Reznik, el cual parece uno poco aturdido.
En seguida varios puntos de luz zigzaguean aquí y allí, y la gente intenta averiguar qué pasa...

Wir sind abhanden gekommen...

Un susurro se escapa inconscientemente de mi boca: estamos perdidos.

No sé dónde estamos, pero está claro que no estamos en casa.

Me paso la mano por el golpe en la sien, que vuelve a gotear sangre, mientras me levanto con cuidado. Parece que de momento no me voy a caer. Como no he podido coger nada de mis cosas, me guío por las linternas que hay a mi alrededor. Intento recordar todo para orientarme....
Había unas formas amplias y altas, como si estuviéramos en un salón muy grande. Creo recordar unas escaleras.... sí, veo en una ráfaga de luz que casualmente va a dar ahí, una barandilla, y en ese momento veo la figura de Rush, que se ha subido a lo alto y mira hacia abajo... sí, creo que sí... si no me engaño, tenía esa sonrisita de satisfacción que le salía cuando descubría un nuevo problema apasionante. Un gruñido se escapa de mis labios: eso siempre significa trabajo... mucho trabajo.

Aparto mi mirada con disgusto, dejando las cábalas para más adelante, mientras me acerco a la teniente Johannsen, que está terminando de limpiar una herida en la cabeza a Reznik. Me quito la chaqueta, haciendo una especie de almohada y me acerco:

Ach!, disculpe teniente Johannsen, yo me quedaré con Reznik, si quiere ir a atender a más personas... yo de momento estoy bien.

Alex aun se sentía conmocionado, la cabeza le daba vueltas y era como estar en una montaña rusa sin rumbo y a toda velocidad. Sin embargo, en la penumbra de aquella sala, oyó algunas voces familiares como la de Johansen, también creyó ver al coronel Young, el responsable de que él estuviera en aquella misión, en aquel planeta. Solo esperaba poder resultarle útil.

El soldado encendió la linterna del fusil, que si bien no daba mucha luz, si que sería un poco de ayuda.

-¡Teniente! ¡Coronel!

Gritó entre la muchedumbre para hacerse oir y poder guiarse. Avanzó despacio, entre el grupo de personas, mirando el estado de cada una de ellas, en alguna ocasión, eran "cegadas" por la luz de la linterna del soldado cuando éste pasaba por su lado.

Aquello era un maldito infierno. Había gente quejándose de dolor, otras tan mareadas como él mismo. Por su mente cruzó una pregunta ¿habían hecho bien cruzando aquella puerta?.

La puerta se cierra tras la llegada del Coronel Young, que parece en buen estado, con tan solo algunas magulladuras por causas obvias, y da órdenes a sus soldados para que se mueven y organicen aquel caos. La sala queda en la más completa oscuridad, a excepción de los danzantes y fantasmagóricos haces de luz las linternas que se mueven como locos por todas partes. La Teniente T.J. atiende a los heridos y da indicaciones a Sybil Vane, que a partir de ahora no tendrá más remedio que ser su ayudante. Ambas han tenido suerte; el ataque a la base y la llegada por la Stargate apenas les ha dejado un rasguño. Sybil tiene entre sus manos a un desorientado Dr. Andrzej Reznik, que tiene unos cortes con mal aspecto y un hombro dislocado. Cuando el científico Reinhardt Podolsky se acerca para intentar ayudar a la Teniente T.J., esta se da cuenta de que está sangrando profusamente por un corte en la frente y su camisa está manchada en uno de los laterales. Ella sabe que puede tener algunos huesos fisurados, incluso rotos; pero la adrenalina del momento parece estar haciendo el papel del mejor calmante.

Bajo él, la Capitana Lucía Costa tiene apenas un pequeño corte en el brazo y ayuda a una magullada y dolorida Camille Wray, que parece buscar al culpable con la mirada. Sin duda, está buscando al Dr. Rush, que se pasea por la sala absorto en solo los dioses saben qué pensamientos. Tiene algunos cortes y contusiones, pero se encuentra lo suficientemente bien como para subir una escalera metálica y observar el panorama desde la altura. El Soldado Alex Becker cojea ligeramente por el golpe, pero es un hombre tozudo y apenas le hace caso al dolor; no es más que una torcedura. Él y el Sargento Greer ayudan al Senador Armstrong y a si hija a ponerse en pie. Ambos parecen bien, pero el senador tiene unos ataques de tos bastante fuertes, aunque posiblemente se deban al polvo de la base. El Teniente Scott ayuda a ponerse de pie a Cat Noble, que apenas tiene ligeros cortes y contusiones no muy graves y le insta a que ayude a Rod River, que parece tener una torcedura y un poco de desorientación.

Tras el caos momentáneo, los gritos de dolor de los heridos, las carreras, los empujones, el estrés y las heridas todos parecen haberse dado cuenta ya de que no han vuelto a casa.

Por aquí, acompáñeme -le dice a Camille Wray- Tiene algunas contusiones fuertes, será mejor que le inspeccione un médico.

Mientras dice esto acompaña a Camille hasta donde se encuentran la teniente Johansen y Sybil Bane.

Esta mujer ha sufrido algunas contusiones importantes, no sé si puede padecer alguna hemorragia interna -le dice a la teniente-.

Voy a ver si encuentro el interruptor de este trasto -le dice mientras deja a Camille a cargo de las manos médicamente más capacitadas que conoce-.

Dicho esto empieza a inspeccionar el sitio en busca 

¿Dónde diablos estamos? Se supone que tendríamos que estar en casa o en la base alfa, pero esto no es ni lo uno ni lo otro... 

La capitana Costa empieza a examinar las paredes y se dirige hacia las escaleras, pues parece que al otro lado sólo está la puerta estelar y...

¡Un momento! Los símbolos de la puerta... No son como los que hay en la galaxia, se parecen a... los de la ciudad de Atlantis.

En estos momentos una infinidad de pensamientos afloran en la mente de la capitana. Está claro que han ido a parar a un sitio construido por los Antiguos, pero... ¿dónde?

¡El noveno símbolo! Pero... no puede ser, estábamos evacuando la base y el sistema aún no estaba listo, pero... No hay muchas más explicaciones, ahora mismo. Podría ser que alguien hubiese marcado esa destinación y... ¿lo habían conseguido?

Ahora mismo eso daba igual... Debía conseguir llegar hasta los controles de esta estación o lo que fuera... Sabiendo ahora que la tecnología era Antigua quizás pudieran ponerla en funcionamiento con más facilidad...

Young se levanta, sin demasiados problemas, tan solo un par de golpes, pero nada de importancia. Una caída como aquella podría haber sido mucho peor. Observa la sala, a oscuras, por unos instantes. Rush realmente lo había hecho, les había llevado a donde fuera que llevara el noveno chevrón. Muy lejos de casa, probablemente. Se fijó en la masa de personas asustadas y agitadas. Eso era lo primero. 

-¡Teniente Scott!- Gritó, para encontrarlo. -Que nadie abandone esta sala bajo ninguna circunstancia. Ponga a alguien a vigilar cualquier acceso- Le ordenó, una vez localizado entre la masa de gente. -Y encuentren un sitio para que TJ pueda encargarse de los heridos.- Una vez dicho eso, busco por la sala con la mirada. Ahora tocaba encontrar a Rush. 

-¡Rush!- Gritó, buscándole. Él era el siguiente punto de importancia. El que les había llevado allí, el que podría saber donde estaban. 

Sus gritos de aviso se entremezclaron con el de la gente y nadie parecía oirle, sin embargo, encontró al sargento Greer, una cara amiga por fin a la cual unirse en aquella pesadilla. Ambos se acercaron al senador y a su hija, a los cuales ayudaron a ponerse en pie, fue entonces cuando pareció darse cuenta de su propia debilidad: Su pierna derecha le falló, y sintió una punzada electrica por todo el tobillo, que le hizo cerrar un ojo de dolor. Aun así, se mantuvo en pie, no era la hora de flaquear. Entretanto, intentó calmar al senador, pero él no es que fuera muy ducho en las palabras.

-Tranquilícese señor, joder.

Colocó ambos brazos en los hombros del senador y lo miró a los ojos, serio. A decir verdad Greer y él no eran los mejores para la labor que hacían en esos momentos, ambos eran soldados, hombres de acción y las palabras quizá no eran las mejores dado el caso.

Una vez la cosa se calmó, miró a su alrededor, sujetando con fuerza su fusil.

-¿En donde diablos estamos?

Inquirió, mirando al Sargento, sabiendo que él no tenía ni idea, pero expresarlo le ayudaba.

Mientras intenta darse cuenta de dónde está y qué ha pasado, ve una mano que se tiende hacia ella y la levanta. Detrás de la mano distingue a Scott en la oscuridad.

-Gracias! Qué amable! Estoy bien, estoy bien.- dice mientras éste le indica que ayude en lo que pueda mientras señala a Rod River. - Por supuesto! Me pongo ahora mismo a ayudar! Cualquier cosa ya sabe...

Empieza a buscar en su enorme mochila cualquier cosa que sirva para vendar el tobillo del pobre Rod.

-¿Estás mejor?¿Quieres que busquemos a TJ para que te lo mire bien?- dice mientras va mirando a su alrededor, buscando cualquier pista que le diga qué sitio es este - Aunque la verdad es que la pobre debe estar bastante ajetreada... Vamos hacia esa pared de allí y nos apartamos del medio, eh?

-¿Dónde estará Rush?- se pregunta mientras intenta buscar entre toda la gente, nada fácil en la oscuridad.

Nada más sentarse junto a Reznik, se aseguró de que el científico estuviera cómodo. Miró un poco alrededor, intentando comprender el nuevo entorno en el que estaban, cuando un dolor agudo le atravesó el torso:

¡Unnnnghhhh.....!

Por lo visto, el golpe era más serio de lo que pensaba... por lo que dolía, bien pudiera tener una costilla rota, o peor. Gimiendo involuntariamente, se tendió como pudo junto a Reznik.
Estaban cabeza con cabeza, pero los pies hacia lados opuestos. Al cabo de unos instantes, el dolor remitió un poco...
Se distrajo un poco viendo los ornatos y relieves de la sala en la que estaban, brevemente, sólo cuando un haz de luz acertaba a pasar por el techo.
Cada vez estaba más seguro de su origen: era arquitectura Antigua. Después de todo, había pasado ya varios años luchando con sus malditos aparatos...

Reznik movió un poco la cabeza, murmurando algo incomprensible.

-Eh, Reznik.... Doctor, ¿estás despierto?.- Preguntó haciendo un esfuerzo.

Aprieto los ojos unos instantes y los entreabro en respuesta a una voz que parece llamarme por mi nombre. A mi lado está un hombre que me suena ligeramente.

Nunca se me ha dado bien recordar nombres o caras y menos en tan poco tiempo, pero si a que se dedica cada uno. Este hombre es científico... biología alienígena creo... Podolski tal vez era el nombre. Un vistazo rápido me advierte de la presencia de una mujer también, de cuyo nombre no logro acordarme pero... es enfermera.

- ¿Dónde... ezstamos?

Mi voz me suena débil. El golpe ha sido duro, y no estoy muy seguro de nada en este momento.

- Parrezse que han usado mi cabeza de zsaco de boxeo...

Con calma y silencio, apretando los ojos en alguna ocasión, miro a mi alrededor. La oscuridad me veta bastante la visión pero no por ello dejo de mirar hasta que el dolor tanto del brazo como de la cabeza me hace poner una mueca de dolor y resignarme a descansar. Al intentar colocarme algo mejor, noto un terrible dolor en el hombro.

El dolor latente que parecía soportable duele de forma especialmente cruel al intentar moverme.

Me levanto del suelo poco a poco, la pierna me duele y no sé el porqué, ¿donde estamos? ¿qué es todo esto? me pregunto en voz alta. Gracias a Cat Noble logro ponerme de pie y le paso el brazo izquierdo sobre sobre sus hombros.

 Gracias, tienes razón, lo mejor será colocarme donde no moleste, aunque no sé ni donde estamos, ¿esto no esta demasiado oscuro?

 Poco a poco ambos camina hasta la pared que Cat le dice, allí me apoyo en ella y logré sentarme en el suelo. Sigo sin comprender que ha pasado en la base y en donde estamos, la oscuridad donde nos encontramos empieza a darme algo de miedo mientras que me toco el tobillo el cual empieza a aumentar en su tamaño

Sonrío levemente, aunque no pueda verme, ante el sonido de la voz de Reznik....

Mmmmhhh.... esto duele...

Aqui Reinhardt Podolsky, del Departamento de Biología, Doctor.... ¿está entero?, ¿puede ver algo?.... pa-parece que Rush consiguió activar el noveno chevron, después de todo.

Deja pasar unos segundos para tomar aire, ya que cada vez que mueve las costillas un ramalazo de dolor le deja paralizado... Podolsky maldice sin poder evitarlo.

Ufff... Fluch!

Creo que estamos en una construcción de origen Antiguo... genuinamente.... pero falta saber dónde

¡El noveno chevrón! Ni la tierra ni base alfa, con toda seguridad estábamos muy lejos. Muy lejos. Si el octavo chevrón se usa para llamar a otras galaxias no quiero ni saber donde nos deja el noveno.

- Rush ezs peor que un niño conzsentido pero esto puede ser interezsante.

Tras las palabras del confirmado Podolski, vuelvo a mirar en silencio alrededor, agudizando la vista. Ciertamente, las instalaciones parecen antiguas... pero además muy antiguas. No recuerda para nada a Atlantis ni a ningún puesto de avanzada habitual... y si las luces están apagadas significa que la fuente de energía está agotada.

Cuanto más pienso más dolor de cabeza me entra así que opto por relajarme.

- Ezstamos muy lejos de casa, Podolski, ezso seguro.

Cierro los ojos para descansar la vista, el dolor de cabeza fruto del golpe al entrar por la puerte me atormenta.