Partida Rol por web

Con una mirada rápida, la Capitana Costa examinó la situación. Al conocer ya la sala al detalle, no le fue difícil evaluar los puntos estrátegicos y la posición de sus enemigos. Automáticamente identificó los objetivos que podían representar un peligro para la Dra. Noble en su intento de recuperar el control de la consola principal.

En décimas de segundo decidió su curso de acción. Entro en la sala y se desplazó rápidamente hacia detrás de las escaleras dónde podía conseguir mejor cobertura. Viendo que la Tte Johansen y el Dr. Podolsky se encargaban de los dos refugiados que estaban disparando, se centró en eliminar a los que estaban en la consola principal para despejar el camino de la Dra. Noble. Abrió fuego con su P90 en modo de ráfaga automática esperando cogerlos por sorpresa y elimnarlos en el primer asalto.

No se le escapaba que Greer y el otro individuo estaban a punto de abandonar la nave a través del Stargate, pero no podía encargarse de dos objetivos al mismo tiempo y la prioridad principal en este momento era recuperar el control y desconectar la puerta. Su objetivo principal era cubrir y proteger a la Dra. Noble.

Tras años de experiencia y combates, dos enemigos desarmados e inmóviles no presentaron muchas dificultades para la capitana, y menos cuando disparaba una de las armas más mortíferas conocidas por el hombre para el combate personal.

Los objetivos, además estaban en fila , porque desde el lateral Costa podía alcanzarlos a los dos de una ráfaga.

Y eso ocurrió, los proyectiles perforantes disparados por su arma atravesaron primero el pecho del primer refugiado, el más cercano, creando geisers de sangre y entrañas al salir de su cuerpo, la ráfaga continuó y golpeó al segundo refugiado en el brazo más cercano a la capitana, reventándole el hombro y dejándole la extremidad colgando solo de un fino hilillo de piel.

Ambos sicarios se derrumbaron entre gemidos de dolor, mientras la vida se les escapaba por las heridas.

Sin mediar palabra, e ignorando la horrible muerte de sus subordinados, Greer o la criatura que el poseía caminó hacia atrás, y, siempre bien cubierto por el cuerpo de vuestra compañera, de expedición se introdujo por la puerta a las estrellas, atravesando el puente hacia otro mundo.

El otro refugiado con la enorme mochila corrió a seguir a su amo... 

Y en la confianza ciega sigue pensando cuando se abre la puerta. Está a punto de cruzarla de forma automática, sin observar lo que pasa en su entorno para no verse afectada en lo que debe hacer, pero por suerte la Capitana es más rápida y limpia el camino para ella.

Echa a correr hacia la consola, adelantándose en su mente a los pasos que debe seguir para desactivar la puerta, cuando por el rabillo del ojo ve al soldado poseído traspasar la puerta con la enfermera. Sabe que tiene que confiar en la Capitana, que tiene que seguir sus órdenes al pie de la letra y centrarse en desconectar la puerta. Pero por unos segundos, duda. ¿Qué será de aquella chica si lo hace? Su mirada se desvía hacia la de la Capitana, pero está centrada en protegerla. Y entonces, todo empieza a ir a cámara lenta. Nunca ha sido buena tomando decisiones, y por una vez en su vida que recibe órdenes directas, ¿será capaz de desobedecerlas? Más bien no. Así que en cuanto tiene la consola delante, empieza a apretar botones esperando apagar la puerta y, si los dioses son misericordiosos, recuperar el control de los sistemas.

Cat corrió hasta el panel más cercano y pulsó el botón de desconexión, haciendo que la luz azul que iluminaba la sala... se desvaneciera.

Los tres refugiados que quedaban, separados de su falso dios se volvieron hacia ella con las armas preparadas y expresiones de furia en sus rostros.

Sin poderlo evitar, aquellas escenas de las películas de Star Wars, en las que los protagonistas se encontraban apretujados contra el pigmeo reborde de algún pasillo mientras incontables disparos de laser llovían por todas partes, vinieron a su memoria.

Justo entonces, pensó, es cuando se me tiene que ocurrir alguna frase o chascarrillo ingenioso que sea super-guay y muestre a las claras lo buen héroe que soy...

Pero no se le ocurría ninguno, sólo tenía en mente disparar para no recibir él un disparo. Y ahora Cat aparecía de pronto indiferente al peligro...

¡EH, CARACULOS! ¡¡DISPARADME A MÍ SI TENÉIS HUEVOS!!

Aquellas invectivas propias de patio de colegio eran patéticas, pero había sido lo único que se le había ocurrido desesperado al ver el peligro que corría la doctora...

... sin pensarlo, salió de su escondite y corrió hacia los tiradores, confiando en alcanzar una distancia de bocajarro antes de caer él mismo.

Mientras tanto, disparaba a los que encañonaban a Cat Noble.

La Capitana Costa había conseguido despejar el camino para que la Dra. Noble pudiera desactivar la puerta. El plan había funcionado, pero ahora Cat se enfrentaba a un peligro seguro.

Había llamado la atención de los que aún quedaban en la nave y estaba en su punto de mira.

Cúbrase -gritó Costa antes de poder hacer nada para salvar a su compañera, esperando que la providencia estuviera de su parte-.

Viendo que cada miembro del equipo está haciendo su tarea encomendada, yo hago lo mismo y sigo disparando ráfagas hasta que veo la acción de la Doctora Noble y la reacción de los refugiados de lanzarse hacia la mujer pelirroja. Cambio de táctica e intento disparar con más precisión, a matar.

-Deben caer, no puedo fallar más tiros...- murmuro para mí misma, como modo de automotivarme ante la inminencia de tener que matar (o ser matado), tan opuesto al código deontológico.

Cat mira hacia atrás y ve a los dos sirvientes, a los falsos refugiados, que se dan la vuelta y le apuntan con sus armas, oye detrás de ellos a Podolsky que dispara con su pistola a las paredes, al techo, en un intento loco de evitar lo inevitable...

Cuando los pechos de ambos enemigos estallan en llamaradas rojas, una ráfaga del fusil de la Teniente les ha cruzado la espalda a uno y a otro, marcando enormes agujeros de salida como botones sangrientos en su pecho.

Se derrumban en sendos charcos de sangre roja, entre convulsiones espasmódicas, justo cuando Podolsky llega hasta donde está Cat... ¡Y puede ver como el disparo del siervo que faltaba, el que iba a cruzar el Stargate golpea de lleno en la pelirroja, haciendo que chispas azules recorran su cuerpo!

La pelirroja se derrumba a los pies de Reindhart, inmóvil...

Mierda -le salió en su lengua natal al ver que el disparo le daba de lleno a Cat Noble-.

Rápidamente cambió su objetivo y disparó, ahora en modo francotirador, contra el hombre restante, con cuidado de no dar en la mochila que llevaba.

La capitana volvió a disparar, pero entre la preocupación por la integrante de su equipo que yacía en el suelo inconsciente o peor y la preocupación de no impactar en la mochila solo consiguió rozar el hombro al siervo restante. Aunque el balazo perforante se llevó un buen pedazo de hombro del siervo, que avanzó devolviendo el fuego.

El pasillo, en ocasiones calificado de poco menos que una caja de zapatos, de claustrofóbico agujero, le parece ahora un espacio vacío y sin límites.... al menos límites tras los que esconderse de los disparos del extraño, que estaba luchando por su vida y no vacilaría en llegar a los mayores extremos... se llevaría por delante a quien fuera.

Desesperado por hacer algo con sentido, se arrodilló junto a Cat, entre el extraño y ella. De esa manera podría proporcionarle algo de protección.

LO SIENTOOOOOOO..... !!!!

Sabiendo que eran ellos o él, y sin tiempo para pensar en algo más inteligente, disparó todas las veces que pudo.....

Disparando como un poseso, como un salido, y por supuesto no atinando al sectario, Reinhardt avanzó hasta el cuerpo desmadejado de Cat, porque los labios vivarachos que le habían devuelto el beso minutos antes ahora estaba quietos...

La cubrió como pudo poniéndose delante, en mitad de la trayectoria de los disparos de su enemigo, cuando notó que su arma se había quedado sin munición.

La caída de la Dra. Noble precipita todo y hace que en unos pocos segundos todo se vuelva tremendamente caótico. Podolsky se lanza a lo heroico ("estúpido pero heroico, no puedo negarselo") y casi consigue que le maten. A la vez que oigo el click de su arma y su cargador vacío, yo disparo al único refugiado que queda en pie, apuntando justo al corazón.

La espalda del último "refugiado" estalla con surtidores rojos cuando los proyectiles penetrantes de alta velocidad disparados por la teniente transforman su caja torácica en un colador.

Por unos instantes, lo único que se oye en la sala de la puerta es a Podolsky tratando de reanimar a Cat Noble, la pelirroja respira débilmente pero sabéis que un sólo disparo de pistola de rayos, raramente mata. Afortunadamente no le han vuelto a disparar.

La Capitana Costa se acercó rápidamente hasta la posición de sus compañeros.

¿Dra. Noble está bien?

Luego su mirada se fija en la de la Teniente. Aunque no dice nada, su mirada no deja lugar a dudas, quiere saber la gravedad de la situación, pero ante la severidad de la herida, no se atreve a preguntar.

¿Necesita algo de la enfermería? -dice volviendo a mirar otra vez a la Dra.

Podolsky se sienta en el suelo... le tiemblan las piernas. Por una parte se da cuenta de lo que acaba de hacer por la doctora, y por otra de lo estúpida que ha sido su salida.

A la vez que revisa las constantes vitales de Cat, y se da cuenta de que respira, su mente no deja de bombardearle con imágenes caóticas... inmisericorde a la situación. Ve los desastres que han podido suceder hace unos segundos, en todas las versiones imaginables, y ninguna agradable.

Se quita la mochila para ponersela como almohada a la doctora, y mira todavía agitado a sus dos compañeras...

B-bueno, y ahora qué hacemos? Maldita sea...

Desde luego, intentar ayudar a los supervivientes. Luego, habrá que evaluar los daños causados por la criatura, y si puede volver a atacarles...

Mira a la Stargate, que se yergue indiferente y fria.