Partida Rol por web

-Floja -pidió. Esperó unos segundos antes de volver a tomar la palabra. Veía a la muchacha tan contenta que decidió obviar lo que había sucedido por la mañana -¿Qué tal te ha ido hoy con Fuyimaku? -preguntó con un deje de picardía en la voz. Estaba claro que les había ido más que bien, Mai no podía parar de sonreir aunque lo intentara. Supuso que hablar de ello le animaría. 

Una vez terminó de peinarla, Mitsuki la agarró por la muñeca suavemente y tiró de ella hacia la puerta para acudir a la fiesta. -Te sienta bien estar así de feliz. Tamao no tiene nada que hacer contra ti. 

Ran observó, casi espantada, como Vaya literalmente se abalanzó sobre una pasta y se la comió como… bueno, como ella, Ran, habría tenido ganas de hacerlo. ¿Se permite hacer esto? pensó muy perplejo. Por un momento se preguntó si el mundo de las chicas bellas y educadas no conocía una noción de la auto-disciplina bastante más floja que se había imaginado

Pero supuso hallar la respuesta, y la respuesta negativa, en la actitud displicente de Yuki. Queriendo, antes de todo, no hacerse culpable de la misma falta de tacto que Vaya, Ran tomó – de nuevo – un platillo, pero ahora sólo puso una galleta muy pequeña, la más pequeña que vio, sobre él. Puso el platillo sobre sus piernas cruzadas, pero aún así, aún no pensó en tocar la galleta.

Tres minutos.. dos minutos de espera… es todo una cuestión de entrenamiento… puedo hacerlo..

Sin darse cuenta del gesto, apretó sus puños, pero al mismo tiempo seguía sonriendo.

Sonreí ante las afirmaciones y los elogios de parte de Hina, lo cual no podía evitar sonrojarme.

En ese entonces me llega el mensaje que estaba esperando, y no puedo evitar sonrojarme.

Y estoy tan absorta en las palabras qué ignoro todo lo que ocurre a mi alrededor, realmente estoy de tan buen ánimo qué no me molesta nada, y me dedico a esperar pacientemente, cuando llegue, yo beberé el te. 

Me puse colorada cuando me preguntó por Rubí, pero no podía esconder mi felicidad.

- M-muy bien, ella y yo... bueno ya sabes, estoy muy contenta - sonreí con las mejillas arreboladas. 

Terminé de hacer la trenza y se la até con suavidad para que quedara bien. Le eché un último vistazo y, satisfecha, asentí.

- Ya está, creo que me ha salido bastante bien - entonces, me tomó por la muñeca y nos dirigimos hacia la fiesta de té -  te lo agradezco, Mitsuki-chan, espero que a ti te vaya también muy bien con Momimi-san.

Cuando Mitsuki y Mai salieron al pasillo y vieron que no había moros en la cosa, se dieron una pequeña carrera para llegar al cuarto de Tamao, llamaseis y rápidamente, ésta os abrió.

-Bienvenidas. Os estábamos esperando.

Nada más entrar, vieron que además, ya había bastante gente. Ran y Harumi, Hina y Ruby, Rebecca, Yuki y Yaya.

“Ah, hola! Qué alegría que habéis venido!” Ran se levantó casi con un salto, y, si no hubiera tenido reflejos sorprendentes, el platillo que había reposado en sus piernas habría caído a tierra. Lo recogió en el aire, de mano rápida, y la galleta no cayó. Se sonrojó un poco, pero sólo un poco.

Por mucho que intentaba adaptarse a un conducto más controlado, Ran siempre quedaría Ran, y su espontaneidad sentimental brotó de sus labios: “Mituski, temí haber hecho mal la invitación. Temí que tú tampoco vendrías porque me parecía que desaprobaste mi pregunta a Momomi. Pero no quería presionaros. Bueno… simplemente estoy feliz de que no metí de todo la pata, y que al menos tú viniste con Mai.”

Se sentó de nuevo, con una sonrisa en los labios. Ser una chica como se debe no significa tener que hacer callar el corazón…, se recordó.

- Hola, chicas - las demás ya habían llegado y podíamos empezar la fiesta - ¿falta alguien?

Cuando Ran habló me pregunté qué malentendido habían tenido, pero al parecer ya estaba solucionado.

- No te preocupes, Ran, Mitsuki es una chica comprensiva y yo no la habría dejado atrás por nada - sonreí y fui a sentarme al lado de Rubí.

Me senté muy cerca de la pelirroja, la tomé de la mano y le susurré al oído antes de apoyar la cabeza en su hombro.

- Te he echado de menos, me encanta que podamos encontrarnos también por la noche. Es como el encuentro secreto de dos amantes a la luz de la luna - aunque, claro estaba, en compañía de nuestras amiga.

Probé las pastas que están realmente deliciosas, en cerio Tamao-chan es una gran cocinera, y en verdad me estaba divirtiendo en compañía de Hina y las demás. 

En cuanto veo a Mai, mi sonrisa se hace más radiante anhelaba su presencia con todo mi corazón.

-Sean bienvenidas, me alegra verlas-

No podía dejar de mirarle, en verdad, no podía, es cuando se me acerca y se coloca bien junto a mi, respondo a agarre de su mano, poniendo mi cabeza sobre la suya, respondiendo en el musitar secreto de nuestra frágil intimidad. 

-Y tu no sabes cuanto te extrañé, necesitaba oír tu voz encantadora, y sentir la calidez de tu cuerpo y tu presencia, cuando la fiesta termine, podemos escabullirnos a un lugar más privado... Solas tu y yo-

Dije respondiendo a los susurros salidos de sus hermosos labios. 

Si las demás no estuvieran cerca, le comería la boca a besos sin pensarlo dos veces. 

Noriko era con mucho, la chica más tímida del grupo después de Yuki. Temía hablar y mirar, fijarse en alguien... y que se fijaran en ella.

Pero tenía sentimientos, profundos, fuertes... solo que no los compartía.

Mientras las demás hablaban, ella observaba y veía los gestos de complicidad entre Mai y Ruby, y sonreía para sus adentros, suspirando en silencio por tener algo así alguna vez.

¿Con quién? No podía pronunciar su nombre. No se atrevía, por si huía de su lado como un sueño hermoso que desaparecía al despertar.

Noriko cogió una pasta y comenzó a masticarla en silencio. 

Como siempre solía hacer con todo lo que pensaba.

Por favor, poneros té. No quiero que se enfríe -les dijo a todas Tamao, acercando la tetera a las recién llegadas -. ¿Que tal os han ido hoy las clases? Yo la verdad es que solo estoy pensando en el club de cocina. ¡Qué nervios!

-Con permiso -entonó Mitsuki mientras entraba en la habitación. La reacción de Ran al verlas fue realmente graciosa, aunque la muchacha estaba demasiado preocupada escudriñando el cuarto como para reirse. -Oh, no te preocupes. Quiero decir, la pregunta fue desafortunada, pero es evidente que no lo hiciste con mala intención. -se sinceró. Mai corrió (a Mitsuki casi le pareció que dejaba una pequeña estela de humo) para sentarse al lado de Rubí. Ella, por el contrario, se tomó su tiempo para sentarse elegantemente al lado de la anfitriona. Tomó con ambas manos la tetera que le ofrecía Tamao, y sirvió dos tazas de té, una para ella y otra para la absorta Mai. Al igual que había hecho Rubí, cogió una de las pastitas, y no pudo evitar mostrar una expresión de sorpresa. 

-Caray, Suzumi-san, sí que están buenas -la felicitó con una mezcla entre admiración y envidia. Tras terminarsela, dirigió entonces la mirada hacia Yaya y Yuki. -¿Estás mejor? -le preguntó a esta última, en referencia al incidente en la escalera. 

Hina permanecía en silencio mientras observaba a todas y cada una de las integrantes de la fiesta del té, con una sincera sonrisa sobre sus finos labios. Se tomó la libertad de servirse una taza de té caliente y al ver que Ruby permanecía abstraída de la realidad al tener cerca la compañía de Mai, dejó escapar un suave suspiro entrecerrando su mirada observando la complicidad de ambas y sin perder su sonrisa procedió a servirle una taza de té también a ella, notando que Mitsuki había servido ya a Mai. -Gracias, Tamao-chan... huele muy bien el té y las pastitas tienen muy buen aspecto...- Dijo con voz suave mirando a Tamao en este caso y asintió en señal de agradecimiento, para seguidamente fijarse en Noriko al notarla tan callada, no podía culparla pues también en muchas situaciones ella era tal cual.

Acto seguido Hina se llevó una pasta a los labios y con pequeños mordisquitos cual ardilla comenzó a devorarla, sin prisa pero sin pausa. Mientras sus gafas lentamente resbalaban sobre su nariz, volvió a acomodarlas y como si se hubiese quedado absorta en sus pensamientos, inspiró profundamente y volvió a pasear su mirada por las presentes con esa sonrisa que parecía eterna sobre sus labios. Estaba muy cómoda en aquél lugar rodeada por todas las chicas a decir verdad, no parecía necesitar mucho más para sentirse mejor de lo que ya estaba.