Partida Rol por web

Tamao abrió la puerta con aspecto de estar cansada. Llevaba toda la tarde estudiando, así que ahora le apetecía buscar unas cuantas recetas para el club de cocina. 

Al abrir vio a Harumi con su compañera de cuarto, a quien no conocía todavía demasiado, pero que siempre le había parecido bastante simpática.

-Hola, Harumi-chan. Hola... ¿Ren-chan? ¿Os puedo ayudar en algo?

-Pues sí. Ran está siempre demasiado sola, así que he pensado que podríamos quedar para una de tus famosas reuniones de té y que así fuese conociendo un poco mejor a todo el mundo. ¿Qué os parece, Tamao-chan, Ren-chan?

La propuesta la tomó por sorpresa, pues ya se había hecho a la idea de que debía esperar un tiempo más, no obstante en vez de sobre-pensar las cosas se lanzó a la acción como si fuera un emocionante rato.

— ¡Jum! ¡Vale! —

Llena de energía le respondió aunque no pudo evitar ruborizarse un poco al sentir la mano de Harumi sujetándola, que en comparación a la propia era más pequeña y tierna. Guiada por su compañera la pelirroja no tuvo tiempo de decir nada...

Ya frente a la puerta de la chica prometida Ran emocionada se encontró con nada menos que la presidenta del club de cocina, Tamao o Suzumi-san, por quien ciertamente no se sorprendió dado que su fama de amigable y educada era bien conocida en la más tradicional de las tres escuelas.

Para ese momento, no obstante, la pelirroja casi temblaba por una mezcla de nervios y emoción, reaccionando solo de forma coincidente cuando las dos chicas terminaron de hablar.

— Hola, Tamao-san — ante todo saludó con pulcra educación, luego atendiendo a la propuesta de su compañera se estremeció por un instante pero casi enseguida se recompuso — A mi me encantaría la verdad...es decir, si a Tamao-san no le molesta que le pidamos algo así tan inesperadamente...je,jeje — no es que quisiera desmerecer el plan de Atashi, más bien temía a una hipotética negativa por parte de la habilidosa en la cocina; sus ojos, no obstante, parecían brillar con poco oculta emoción por la posibilidad de aquel evento social.

Pero Tamao no solo no se molestó, sino que juntó las manos y abrió mucho los ojos, demostrando que aquello le hacía mucha ilusión.

-¿Molestarme? En absoluto. Podemos hacerlo esta misma noche. Tengo un té para ocasiones especiales. ¿Por qué no se lo decimos al resto de las chicas? Seguro que se apuntan corriendo. Momomi tiene además un buen surtido de galletas que seguro que no le importa que compartamos.

Fran finalmente tomó la decisión de apuntarse y Hina a diferencia de Kaname acabó por seguirla. Presté atención mientras las conversaciones se desarrollaban sin intención de interrumpir, definitivamente mi compañera de habitación parecía haber hecho buenas migas con la presidenta del club de esgrima... parecía que le curaba del mal trago por el que había tenido que pasar recientemente y me alegraba de que así fuese.

Esbocé una sonrisa de corazón por como estaba avanzando todo hasta que escuché las últimas palabras de Hina -¡¿Ehhh?!- grité sorprendida tomándola de las manos y moviéndonoslas  de arriba a abajo para llamar su atención mientras la miraba a los ojos -no digas eso, de ninguna manera ¡Nadie va a echarte! Vais a conseguirlo, porque entre todas nos ocuparemos de ello- le aseguré antes de soltarle una mano señalando a Fran y dirigiendo mi mirada a ella -¡Y tú le harás un vestido precioso! o un traje ¡lo que sea! Yo me ocuparé personalmente de ello si es necesario- finalicé soltando la otra mano para señalarme pronunciando las últimas palabras, no como una exigencia puesto que ella ya había aceptado hacerlo en primer lugar, sino como una muestra de mi confianza en ella.

Hice caso a lo que me dijo Yaya, e intenté respirar de forma que me calmase un poco... lo justo como para que no me volviese a sangrar la nariz. Y me sonrojé con lo siguiente -Va-vale... t-te lo di-diré Yaya...- le dije a mi amiga, colorada pero asintiendo.

Y así tal cual Yaya hizo unas cuantas fotos más como si nada... ojalá pudiera despreocuparme tanto como ella, pasar tan fácilmente del agobio y la preocupación a la tranquilidad; o tener esa libertad para hablar de cualquier tema como si fuera una cosa mundana. Ojala...

Entonces, después de un pequeño rato (que no me di cuenta que pasó porque me lo pasé pensando) Yaya dijo que ya era hora de que volviéramos antes de que cerraran las puertas de Ichigo. Y la verdad es que pensar en quedarme fuera me dio cierto agobio como era normal -¡A-Ah! ¡S-si, va-vamonos! N-no m-me qui-quiero que-quedar fu-fuera- le dije asegurandome que lo tenía todo, y no me dejaba ningún accesorio de la cámara ni nada.

Al escuchar la respuesta por parte de Chikaru, la guitarrista asintió, comprendiendo la explicación, aunque mostrándose un poco decepcionada por el hecho de no poder comenzar las actividades de los clubes durante esa semana, ya que quería distraerse un poco del asunto de las clases, teniendo en cuenta que no le iba muy bien en ese aspecto, en especial cuando no tenía a una compañera de clase con la cual se llevara particularmente bien. - No veo la hora de comenzar... tengo muchas ganas de practicar esgrima con Kaname... y ver si puedo hacer algo aquí... - Dijo con claro entusiasmo ante la idea, si bien dudaba que pudiera lograr mucho apenas comenzara, teniendo en cuenta que carecía de la experiencia necesaria para algo así. Lamentablemente, parecía que tendría que esperar una semana más antes de que los clubes iniciaran sus actividades, aunque lo comprendía, ya que era verdad que el resto debía de adaptarse a los ritmos de las clases.

- ¿En serio? ¡Cuento con tu ayuda, Chikaru! - Se expresó realmente emocionada al escuchar las palabras de apoyo de la representante, alegrándose ante el hecho de que ésta pensara que la peliblanco no tendría mucho problema en crear algo con el tiempo, más si recibía la ayuda del resto de las integrantes del club. - Sí, supongo que los bordados no deben ser fáciles. Aunque soy buena comprendiendo todo lo que es... manual, así que si me enseñan, no debería tardar mucho tiempo en aprender lo suficiente... No como los estudios. - Dijo al final un tanto carente de confianza en aquel tema en particular, teniendo en cuenta lo mal que la pasaba en clases. Por suerte, Shion había sido de mucha ayuda para ella, o de lo contrario tendría muchos problemas al no poder cumplir con sus tareas o los estudios para los exámenes. - Creo que al principio será mejor que te deje las decoraciones, sí, que no quisiera arruinarlo. - Se mostró a favor de la idea de la presidenta del club, antes de desviar su mirada a Kaname, dejando en claro que estaba encantada con la idea de hacer un vestido para ésta... uno que le quedara hermoso, sin duda... o un traje... o los dos.

No obstante, las siguientes palabras de Hina tomaron por sorpresa a la joven rebelde, quien la miró con los ojos abiertos, antes de negar con su cabeza con rapidez. - No, no, nada de echarte, Hina, que seguro que se te da bien. Además, todo se aprende con el tiempo, no te preocupes. - Le aseguró a la pelirrosa, sintiéndose mal por el hecho de que su amiga pensara de esa forma, menos aún cuando era una excelente amiga y todo un amor de persona. - ¿Ves? Ami-chan no quiere que te vayas tampoco. Como tampoco te iras del club de esgrima, que con la práctica serás la mejor, ya lo verás. - Apoyó de manera gentil a su amiga, esperando que ésta no continuara con aquella mentalidad, subestimándose de esa manera cuando estaba segura que Hina podía dar su mejor esfuerzo en cualquier cosa. Lo que importaba, era que se divirtieran entre todas. - ¡¿Eh?! ¡Ah, sí! Cuento contigo, Ami-chan, ¡eres la mejor! - Aseguró con entusiasmo, antes de dedicarle una sonrisa divertida a su amiga y compañera de cuarto, sabiendo que podía contar con ella para algo así, en especial cuando tenía un sentido de la moda sin duda mejor que el de Fran. - Kaname y yo también nos ocuparemos de que sean las mejores esgrimiendo. - Dijo con clara confianza, para luego mirar a su senpai, esperando que ésta la apoyara en lo que había dicho, en el momento en el que sujetaba su mano con delicadeza.

Impulsada por lo que atestiguó, Ran se adelantó sin pensarlo mucho realmente y hasta se atrevió a tomar las manos juntas de Tamao para envolverlas con la suya en claro signo de emoción compartida.

— ¿¡Es verdad!? ¿¡Segura!? — no era la mejor charlando pero al menos destilaba sinceridad en montón — Si es por mi, podría ir corriendo a invitar a cada una ahora mismo...¿podemos, Atashi, podemos? — además de su más que clara emoción infantil, tan intensa que casi borraba sus dudas iniciales...o bien la distraía lo suficiente para que no pensara demasiado.

Mitsuki se regodeó en el calor que le brindaba el cuerpo de Momomi. Los tres días que llevaba en Astraea estaban siendo más que intensos, sobre todo desde que empezó a juntarse con la castaña, pero no le importaba. Valía la pena por estar con ella. Cuando se separaron, la muchacha notó su hombro algo húmedo, y vio que Momomi estaba llorando. Con delicadeza, estiró el brazo y rozó sus mejillas para quitarle la lágrima. 

-¿E-echarnos? ¿Quieres decir aquí, en tu cuarto? -la petición se le antojó extraña, pero no estaba en condiciones de quejarse. Además, aunque inesperado, no podía decir que no le apeteciera. -Claro. Está bien. -Mituski se quitó los zapatos de interior y los colocó a los pies de la cama, bien alineados; luego, se tumbó de lado, con la espalda mirando hacia el resto del cuarto. 

Momomi estaba con las defensa bajas y abrazó a Mitsuki en cuanto estuvo a su alcance. Su brazo pasó por encima de ella y colocó su mejilla en su espalda. Al instante, el calor que emitía llegó hasta ella, pero sobre todo, los latidos de su corazón, ligeramente alterados por su presencia, pensó Momomi, pero sin duda alguna, el mejor sonido del mundo.

_-Gracias -le susurró, cerrando los ojos y dejándose llevar por la paz que necesitaba. No eran muchas las ocasiones en las cuales era capaz de hacer algo así y debía aprovecharlo.

_{-Solo necesito un momento. Supongo que ya quedará poco para ir a cenar.}

-P-pues claro que sí, Ran. Cuanto antes les avisemos, más seguras estaremos de cuántas van a venir y así Tamao podrá preparar mejor las cosas -le respondió Harumi, sorprendida por la energía de su compañera. 

-Primero podemos ir a la habitación de Mai y Mitsuki, dado que son también de Miatre. ¿Vamos?

Kaname observaba la escena entre aquellas tres chicas, tan inseguras en sus habilidades que todas ellas necesitaban apoyarse las unas en las otras para hacer las cosas. Sin duda, la presencia de ella misma, además de Chikaru, era justo lo que necesitaban.

-Chikaru-chan es muy hábil y siempre ha sabido ayudar a quienes lo han necesitado, así que no me cabe duda de que lo haréis todas muy bien -les dijo, mirando de reojo a Fran.

Pero aún así, Hina y Ayami continuaban dudando de ellas mismas. 

Kaname y yo también nos ocuparemos de que sean las mejores esgrimiendo. 

 Kaname sonrió y asintió.

-Desde luego que sí. Todavía no ha habido nadie en el club de esgrima que no haya aprendido al menos los fundamentos básicos. Lo importante no es aprender esgrima, sino aprender a confiar en una y eso es lo que haremos entre todas.

Después, se volvió hacia Chikaru.

-Bueno, será mejor que no te entretengamos más, Chikaru. Apúntalas y yo me aseguraré de que la semana que viene no se echen atrás -le dijo, guiñandole un ojo.

Chikaru se echó a reír.

-Muchas gracias, Kaname-chan. Sabía que podía contar contigo. Chicas, os espero la semana que viene. No os olvidéis. Estoy segura de que nos lo pasaremos muy bien, ya veréis.

Yuki y Yaya se fueron rápidamente hacia Ichigo, pero el problema fue que... ¡¡¡ya estaban las puertas cerradas!!! Por la cantidad de gente que había al otro lado, sin duda habían llegado tarde por tan solo un par de minutos, pero el caso era que habían llegado tarde.

-Vaya. Parece que nos entretuvimos demasiado y nos hemos quedado fuera -comentó Yaya con cierto deje de fastidio, pero sin parecer demasiado preocupada.

Inesperadamente el subidón continuó en la pelirroja, pues esta al escuchar a su compañera asintió llena de la mentada energía y de las manos de Tamao "brincó" a tomar la de Harumi.

Como antes lo hiciera con ella, ahora la más alta llevó consigo a Atashi para ir camino a la habitación de aquellas con las que poco había interactuado pero que bien conocía de vista.

— ¡Deja las invitaciones en nuestras manos! — le dijo en voz alta a Tamao y acto seguido le hizo un ademán de despedida, augurando su vuelta próxima.

— ¡Vamos! — en tanto a su compañera la arrastró con ella como si se hubiese convertido en un remolino toscamente amigable...

Al llegar a la puerta de Ichigo, me agobie un poco al ver que estábamos tras las rejas cerradas y que la gente estaba entrando... salvo nosotras que nos habíamos quedado fuera -N-no...- dije con voz baja preocupándome bastante mientras que Yaya lo decía en voz alta.

¿Y a-a-ahora que ha-hacemos?- pregunté a mi amiga preocupada. No me quería quedar fuera a dormir en el exterior... y no sabía que había que hacer. Y luego me sentí mal y me eché la culpa de que hubiéramos llegado tarde por haber echado fotos -Pe-perdón... n-no que-quería que lle-llegaramos ta-tarde...- me disculpé arrepentida con Yaya.

Me reí a lo de la dama -Nadie dice que no puedes estar con otra luchadora - señale divertida mientras hacia tiempo suficiente para pensar su idea sin querer dar a entender que no me entusiasmaba tanto como lo hacía. Por mucho que me pesara tuve que negar con la cabeza, con una suave sonrisa, realmente agradecida para con ella. 

-No creo poder cargar con esa responsabilidad -señale lamentandolo profundamente, pero no quería poner en riesgo o descuidar un animal por mi incapacidad para cuidar de nada, que no fuera yo misma, y ni siquiera eso muchas veces - Pero... crees que pueda pasar por las caballerizas y ayudar en lo que haga falta? Quizás... si aprendo a cuidarlos, pueda tener uno en el futuro - Había muchas cosas que no tenía problema en poner en la estaca, dios sabía que mi vida estaba entre esas cosas, pero tenía demasiado respeto por los seres que dependían de uno, como para sumarlos a la lista.

Por supuesto. Cualquier amiga de Dogo es bienvenida. Puedes cuidar de él y de cualquier otro caballo cuando quieras. De hecho, si te apetece, podemos vernos mañana por la tarde para presentarte a todos y enseñarte dónde están las cosas.

Tras decirle aquello, llegaron por fin a Ichigo, en donde encontraron a Yaya y a Yuki, que estaban delante de las puertas... cerradas. Se habían entretenido tanto que el toque de queda había entrado en vigor y se habían quedado fuera.

Las puertas estaban cerradas y Yaya y Yuki estaban fuera, pero no eran las únicas. Al poco rato de descubrirlo, aparecieron por el camino Rebecca, acompañada de una chica muy alta y delgada, Otori Amane.

Arrastrada por Ran, Harumi se dejó llevar hasta las habitaciones de Mai y Mitsuki, que no estaban demasiado lejos. Tamao observó como se iban las dos y después se giró impaciente, pensando solo en todo lo que tenía que preparar para aquella noche. Le encantaban las fiestas de té.

Mientras, Ran alcanzó el dormitorio de sus compañeras de escuela y llamó con fuerza, esperando que estuvieran allí.