Partida Rol por web

Corrí tras la chica lo más rápida que pude, intentando alcanzarla -Yaya-chan... ¡n-no te va-vayas!- le continué pidiendo desde atrás... aunque al final la alcancé. Y no lo pensé, pero... la abracé desde detrás. No se porque... pero mi impulso fue abrazarla. Abrazarla bien fuerte y que estuviera bien pegada a mi cuerpo, y con la mejilla empapada en lágrimas aplastada a su espalda -¡Pe-perdón Yaya-chan! ¡Pe-perdón! Snif... ¡N-no que-quería ha-hacerte llo-llorar! Snif... ¡A-a ti n-no! E-eres... e-eres...- le iba diciendo increíblemente apenada y arrepentida, tanto que me quedé atascada en una frase... hasta que al final salio -¡Eres la única persona a la que no quiero ver triste jamás! ¡Perdóname!- le pedí diciéndoselo de corrido... tan de corrido que ni siquiera tartamudeé ni me atasqué al hablar. Creo... que era la primera frase que decía completamente sin tartamudear. Era mi mejor amiga, mi compañera de cuarto, la que me ha intentado ayudar siempre y la fuerte de las dos... ¡era la persona a la que más me dolía ver triste!

Lo que en mi opinión necesitaba Yuki era comenzar a acostumbrarse a las multitudes, después de todo habría muchos eventos en la escuela que precisaran estar entre mucha gente. Aunque tal vez una fiesta con mucha gente en una habitación pequeña no era la mejor manera de empezar. Esperaba que pudieran tranquilizarla lo suficiente para animarla a unirse a la fiesta.

Mientras tanto no quitaba los ojos de Rubí, quien de pronto se llevó un pañuelo a la nariz. La miré con más detenimiento y advertí que tenía el rostro rojo. Preocupada, me acerqué a ella y le puse una mano en la mejilla.

- Rubí, ¿estás bien? Tienes el rostro rojo, ¿no tendrás fiebre, verdad? A ver, déjame comprobarlo - acerqué mi rostro al suyo y apoyé mi frente contra la suya para mirar si tenía fiebre.

Yuki alcanzó a Yaya en uno de los pasillos,a punto de bajar las escaleras. Se giró y mostró su rostro lleno de lágrimas que todavía cayeron con mayor facilidad en cuanto se vio arrastrada en los brazos de su amiga.

-Es que... es que.... me siento muy mal... yo... no... quería que... 

Su amiga había corrido detrás de ella para que no se fuese y le estaba pidiendo disculpas. Eso... era una de las pocas cosas que jamás habría esperado de Hana-chan, no porque fuese orgullosa sino debido a su timidez. Eso significaba... que le importaba, y mucho.

-Yo... gracias, Hana-chan. No sé que me ha pasado -empezó a decirle, retirándose las lágrimas del rostro -. Bueno, sí que lo sé. No... quiero que te sientas mal por mi culpa. Soy una idiota. A partir de ahora, no te insistiré para que vayas con las demás, te lo prometo. Si quieres que nos quedemos solas en la habitación...o que me vaya, me iré. Perdóname tu a mí, Hana-chan. No volveré a hacerlo.

Yaya sonrió como pudo e intentó aparentar que no sucedía nada.

-Y ahora, será mejor que nos preparemos para irnos al club de fotografía.

Ran se quedó unos ratos pasmada por la emocionalidad repentina de Nanto, que hasta ahora no le había precisamente parecido una chica de llantos espontáneos y de echarse a correr bruscos.

Comprendió, sin embargo, que Yuki se echara al instante a correr detrás de ella, y, de momento no capaz de emitir palabra de pura sobrecarga de impresiones, Ran sólo asintió de la cabeza a la petición de Yuki.

“Vaya… cuánto temperamento todos tienen aquí”, murmuró al volver a la mesa de las chicas en el comedor.

Interpretó lo visto y oído a su manera, pero con sinceridad, sin el más mínimo señal de burla en su voz y gestos: “La gran profeta Yuki me pidió de transmitiros un mensaje. De verdad es una profeta: la adoro. Es humilde, pero tiene el corazón grande, y, por cierto, mucho talento. Es justamente esto. Me dice de preguntaros si alguien más tiene un pórtatil. Parece que, si esto es el caso, sabrá cómo ayudaros a todas en su cuarto. Parece que. Sabéis que las profetas no siempre hablan claras.”

Después del "asunto Yuki", no hubo mucho tiempo para más porque los clubs empezaban ya. Ran, Mai y Rubi se dirigieron hacia Miatre para el club de literatura, mientras Yuki y Yaya iban a Le Rim al de fotografía. Rebeca no se encontraba muy bien, así que decidió quedarse en el cuarto descansando.

Momomi tenía club de voleibol, así que se fue con Mitsuki en dirección a Spica.

Mientras tanto, Hina y Ayami tenían tiempo libre para estudiar o ir preparando las tarjetas, hasta que volvieran las otras.

Hina abandonó el caos que se había formado en el comedor mientras su mente no dejaba de dar vueltas, cuestionandose si habría hecho algo ella o habría ayudado a que Yuki llegase a ese estado, pero sacudió la cabecita finalmente quitándose esa idea y esbozando una amplia sonrisa mientras se acomodaba las gafas. -Seguro que no es nada... Yuki se habrá puesto nerviosa nada más, yo me habría muerto de la presión... pufff... anfitriona de todas mis amigas...- Hina dejó escapar un suspiro alargado y cerró los ojitos sólo de imaginarse lo atareada que estaría. -Yuki es muy valiente...-

La pelirrosa se iba cruzando con algunas alumnas más de camino pero ella iba inmersa en sus pensamientos, la tarjeta y la temática que usaría, el club de arco y lo que resultó su habilidad desconocida para disparar flechas... -¿Cómo estará Becca...? Espero que no se encuentre enferma... pero tampoco quiero molestarla si está en su habitación descansando... uhm... Tal vez lo mejor fuese para la pelirrosa avanzar en el trabajo con la tarjeta y dar menos trabajo a Yuki, o tal vez fuese lo mejor estudiar algo más si era posible, tenía tantas posibilidades ahora que tenía la tarde libre que incluso podría hacer más cosas.

-Tal vez podría ir a hablar con Noriko y Tamao... ¿cuándo era el club de cocina? Me gustaría apuntarme y aprender a hacer esas pastitas a mi también y tal vez ayudar en la próxima reunión de chicas.- Hina asintió un par de veces y decidió por caminar hacia la habitación de las que fueron las anteriores anfitrionas de la última fiesta del té, tenía claro el objetivo de aprender y aportar su ayuda para las próximas reuniones y que sabía que no serían pocas. Pensaba también en darle una sorpresa a Rubí con esa habilidad cuando fuese de su capacidad y conocimiento y prepararle algunas pastitas que compartiese con Mai, se veían tan felices juntas que no se imaginaba lo que podrían sentir al estar cerca la una de la otra, tal vez esas mariposas que causaban cosquillas en el estómago de las que había leído en sus libros. Así llego a la habitación esperando que Noriko y Tamao hubiesen regresado del comedor, golpeando la puerta un par de veces con suavidad.

Poco después, nos llegó la hora de ir hacia el club de literatura. Me apetecía una tranquila tarde literatura antes de juntarnos para hacer las tarjetas.

- Oh, mirad qué hora es, tenemos que ir al club de literatura o llegaremos tarde. Rubi-chan, Ran-chan, ¿vamos? - les dije sonriendo mientras me levantaba y recogía las cosas para irnos - nos vemos más tarde chicas. Espero que se solucione el problema de Yuki, sería una pena que no pudiera hacerlo con nosotras. Algún día tenemos que hacerle una fiesta tranquila, pero con todas para que se vaya acostumbrando a estar con todas.

Tamao abrió la puerta extrañada porque alguien llamase. Estando los clubs activos, era poco habitual que alguien fuese a su cuarto.

Así que cuando abrió y vio a Hina, no pudo ocultar su sorpresa.

-¡Hina-chan! ¿Qué haces aquí? Creía que estarías -empezó a decir Tamao, dándose cuenta en ese momento de que no tenías club aquel día -... ah, claro. No tienes club. ¿Quiéres pasar, por favor?

Hina esbozó una amplia sonrisa mientras mantenía las manitas entrelazadas a la altura de su regazo cuando la puerta se abrió y se encontró con la expresión de sorpresa de Tamao, desde luego ella tampoco se esperaba que hubiese ido precisamente a la habitación de Tamao y Noriko, pero tal vez el exceso de tiempo libre durante las tardes la invitase a ir para conseguir algo de provecho. -Ho-hola Tamao-chan... yo... bueno, estuve pensando algunas cositas y quería pedir ayuda... de las que mejor hacen las pastitas de todas las reuniones del té.- Dijo con voz suave y susurrante mientras se acomodaba las gafas y ante su invitación para entrar no dudó en abrirse paso al interior de la habitación, mirando a su alrededor.

-Había pensado en apuntarme al club de cocina ya completamente... es decir, he tenido interés pero quiero estar dentro... y quería pediros consejo a ambas.- Dijo con voz suave mientras miraba a su alrededor buscando a Noriko, manteniendo su afable sonrisa y ensanchandola ligeramente en el momento de encontrarse con esta. -Hola, Noriko-chan, no quería interrumpiros pero... es que como tenía mucho tiempo libre esta tarde pues...- Hina se acomodó las gafas sobre la nariz mientras suspiraba de forma entrecortada, sintiendose algo superada por la situación pues no le agrada ser una molestia o algo parecido.

-Me uniré a vosotras cuando vayáis... ¿de acuerdo...? quiero presentarme formalmente y apuntarme al club, quiero aprender a hacer esas ricas pastas como vosotras y aportar mi granito de arena a las reuniones, también hacerle un regalo a Rubí-chan para que deje de estar tan arisca... es que... es mi compañera de habitación y a veces se enfurece tanto que es capaz de asustar a cualquiera... tal vez si hago algunas pastas o galletitas para que las comparta con Mai...- La pelirrosa se mantenía en pie en la habitación mientras alternaba su mirada avellana con ambas, viéndose algo incómoda por la situación todavía. -Oh... y... también me apuntaré a tiro con arco... he probado y creo que se me da muy bien... ¿y vosotras... os vais a apuntar a algún otro club...?-

Mitsuki y Momomi se levantaron de la mesa junto al resto. Ran, Mai y Rubí tenían club de literatura, y Hina había murmurado algo de ir a hablar con Noriko y Tamao para apuntarse al club de cocina. Aquella tarde, Momomi tenía club de volleyball, y Mitsuki había prometido acompañarla a los entrenamientos. Mientras tanto podría pensar en el diseño de su tarjeta. Lo cual le recordó a Yuki.
-Creo que tendríamos que hablar con Yuki cuando termines. Quizá podríamos llevarle las pastas de ayer como ofrenda de paz -imaginaba que la pequeña no estaría enfadada, pero las conversaciones siempre salían mejor con algo de comer.
En medio del camino, Mitsuki recordó algo que llevaba días queriendo hacer, pero que siempre olvidaba. Le tendió su teléfono móvil a la estudiante de Spica.
-¿Me guardas tu teléfono -le preguntó.

El sonrojo me duró medio segundo cuándo Mai pega su frente a la mía, en mi embelesamiento no me dí cuenta de qué el tiempo había pasado rápido... tal vez demasiado rápido para mi gusto, no terminé mi comida y ya es hora de ir al club.

Maldita sea mi suerte, solo un poco más por favor.

-¿Eh? Ahhh... Si vamos, solo espera un segundo Mai...- Digo apresurada mientras junto y guardo mis cosas, no terminé el poema y eso me resulta un tanto frustrante, miré a Ran fugazmente y me dispuse a seguirla.

Y de pronto Ran cayó en la cuenta de que hubo como un movimiento general en el comedor de irse a los clubs respectivos, y que las miradas expectativas de Mai y Rubi esperaban que ella, Ran, les seguiría a ellas, como fue justo de suponerlo; estaba en el club de literatura por algo.

“Esperad, esperad”, dijo sin embargo a las dos, “acabo de decir a Yuki que iba a participar en el club de fotografía. Y, habiéndolo dicho, ahora no quiero echarme atrás. También para no defraudar a Yuki. De hecho, no sé si pudiera defraudarla con esto, como tal vez para ella es poca cosa, pero tampoco quiero correr el riesgo de hacerlo. Mh...”, Ran su puso un dedo en la barbilla. “En realidad ni siquiera sé si puedo saltarme así sin más una sesión del club y asistir a otro, aunque sólo sea por una tarde nada más, claro.”

Miró a sus compañeras como en esperas de una respuesta.

Tamao sonrió mucho y cogió las manos de Hina mientras sus ojos brillaban. 

-¡Eso me hace muy feliz, Hina-chan! ¡Claro que te ayudaremos! ¿Verdad, Noriko-chan? Y estoy segura de que Misora-san no tendrá ningún problema en aceptarte en las clases.

Tamao no brincaba... pero casi.

Quiero presentarme formalmente y apuntarme al club, quiero aprender a hacer esas ricas pastas como vosotras y aportar mi granito de arena a las reuniones, también hacerle un regalo a Rubí-chan para que deje de estar tan arisca... es que... es mi compañera de habitación y a veces se enfurece tanto que es capaz de asustar a cualquiera... tal vez si hago algunas pastas o galletitas para que las comparta con Mai...

Es una buena idea. Te ayudaremos a hacer las pastas.

Noriko miró a Hina sin atreverse a decir nada. De echo, nada más verla, notó que se le subían los colores. Además, si iba a estar con ellas en cocina... ¿no terminaría dándose cuenta de que le gustaba? 

Oh... y... también me apuntaré a tiro con arco... he probado y creo que se me da muy bien... ¿y vosotras... os vais a apuntar a algún otro club...?-

Yo la verdad es que no. M-me g-gusta la cocina -consiguió decir Noriko, a pesar de su timidez -, pero no se me dan muy bien los deportes. 

A ver. El próximo día de clase de cocina es mañana, así que quedamos en vernos después de comer para ir juntas, ¿de acuerdo?

Tamao seguía mostrándose abiertamente entusiasta, como si todo fuese maravilloso.

Nosotras íbamos a ponernos a hacer las tarjetas. ¿Quiéres hacer la tuya con nosotras? -le sugirió Tamao, sin darse cuenta del efecto que eso podría tener en Noriko.

-Creo que tendríamos que hablar con Yuki cuando termines. Quizá podríamos llevarle las pastas de ayer como ofrenda de paz

Claro, es una buena idea. Pero mejor lo hacemos cuando no haya nadie, o mejor. Podemos dejárselas en la puerta con una nota. Estoy segura de que eso le gustará y le hará sentirse bien sin agobiarse -sugirió Momomi, mientras caminaban.

Entonces, sin previo aviso, Mitsuki le dio su teléfono.

-¿Me guardas tu teléfono?

Sin dejar de sonreír, Momomi introdujo su número en la memoria y acto seguido, se llamó a sí misma. En su bolsillo sonó una dulce melodía indicando que así lo había hecho. Después se lo devolvió.

Tiene que ser ahora. Venga, díselo.

Mitsuki... ¿quieres... dormir en mi cuarto? Hay otra cama y la verdad, no creo que haya algo más bonito que encontrarme contigo al despertarme. Además, no creo que a Mai le importe porque así tendrá más libertad para estar con Rubi.

Hina esbozó una amplia sonrisa radiante como un amanecer y sus mejillas se ruborizaron ligeramente al sentir el tacto de las manitas de Tamao sobre las suyas propias, aunque no dudó en liberar una risita divertida propia de la ilusión que le generaba el simple hecho de ver a Tamao emocionada de que la pelirrosa se uniese a ellas en el club de cocina. -Entonces contad conmigo, mostraré mis habilidades ocultas en el arte de la cocina.- Dijo con un tono divertido y casi heroico mientras alternaba su mirada avellana entre ambas, no pudiendo reprimir una carcajada de la propia emoción.

-¿Sabéis que si me ayudáis a conquistar el exigente paladar de Rubí conseguiremos ver su verdadera carita amable...? Tengo ganas de ver su expresión al probar las pastas, pueden salir realmente deliciosas si sumamos nuestras habilidades en la cocina...- Hina se llevó un dedo a sus labios rosados mientras mantenía su sonrisa y luego de acomodar sus gafas, fue ella la que tomó las manitas de Tamao para dar un par de brincos en el sitio, estando realmente feliz y emocionada como pocas veces antes pues había tomado una importante decisión y fue gratamente aceptada y recibida por ambas amigas.

-Entonces ya tenemos un plan, mañana después de comer nos reunimos a la salida del comedor para ir al club de cocina... ¿si...?- Dijo con voz suave mientras alternaba su mirada redondeada entre ambas, parpadeando con lentitud y volviendo a conformar una amplia sonrisa sin poder creerse aún lo que estaba sucediendo, aunque fuese a vista de otras chicas algo completamente normal y no tampoco para tanta ilusión desbocada, pero Hina era una criatura amable y llena de bondad que se sentía atrapada por su timidez.

-¿Las tarjetas...? Con todo esto se me había olvidado... uhm... pero me vendría bien tener ayuda para hacerlas, seguro que con vuestra ayuda saldrá una tarjeta muy bonita y atractiva a la vista.- La pelirrosa no tardó en aproximarse hacia la silenciosa Noriko para tomar sus manitas entre las suyas, dedicándole un suave apretoncito mientras brincaba un par de veces en el sitio también y realmente se veía casi eufórica. -Venga, Noriko-chan, seguro que nos salen muy bien las tarjetas y nos divertimos en el club de cocina... ¿verdad que sí, Tamao-chan?-

-Ah... ehm... yo... lo siento... me dejé llevar un... poquito...- Dijo al notar que sostenía las manitas de Noriko y viendo el rubor de sus mejillas, tragando saliva con fuerza por el nudo formado en su garganta y soltandolas de forma delicada mientras tomaba una pequeña bocanada de aire. -Ve-venga... ¿nos ponemos manos a la o-obra...?- Repentinamente su euforia decreció un poquito y fue sustituida por algo de timidez propia de ella, además de que acariciaba suavemente unos mechones de su cabello rosado con una manita tratando de disimular el rubor de sus mejillas, pues había actuado como lo haría Becca.

Ver el rostro de Yaya lleno de lágrimas, hizo que la apretara más en mi abrazo, como si cuanta más fuerza ejerciera sobre ella más cariño le transmitiera y eso causara que dejase de llorar. Empezaba a notar como mi cuerpo empezaba a temblar debido al contacto tan cercano con ella... me encontraba incómoda debido a la falta de costumbre; pero aún con esas no me aparté y continué abrazándola... no pararía hasta que dejase de llorar por mi culpa.

Entonces la empecé a escuchar las palabras de Yaya -N-no... snif... no t-te lla-llames i-idiota... n-no lo e-eres...- le dije a mi amiga, todavía sollozando y roja bermellón -Gra-gracias...- le agradecí el gesto de que dejara de meterme en planes conjuntos sin que yo esté del todo segura. Lo agradecía mucho... aunque esperaba que eso no le molestase a Yaya. Sabía que a ella le gustaba estar con amigas... no la quería privar de eso por mi culpa... ya se vería. Pero de momento -N-no... no t-te te-tengo que pe-perdonar na-nada... e-eres m-mi a-amiga, y lo hi-hiciste co-con la me-mejor de l-las i-intenciones- le terminé diciendo a Yaya.

Después de eso... mi cuerpo no lo soportaba más, más que temblar parecía que mi cuerpo se había puesto en modo vibración mientras notaba que la sangre venía de golpe a mi nariz, por lo que tuve que soltarme ya de ella y separarme, poniéndome mi pañuelo delante para no manchar nada. Entonces, fue cuando ella dijo lo de irnos ya a preparar el club de fotografía... asentí mientras se me formaba una leve sonrisa tímida bajo el pañuelo -S-si... va-vamos...

En Le Rim, Yaya y Yuki llegaron casi al mismo tiempo que otras chicas de otros cursos y escuelas. No habría más de seis, pero dentro de la clase, parecían muchas más, lo que hizo que Yaya se temiese lo peor. No deseaba que Yuki volviera a agobiarse.

Bueno, chicas. ¡Bienvenidas! ¡Gracias por entrar en el club de fotografía! Supongo que si os habéis apuntado, es porque queréis, quizás aprender un poco, pero sobre todo, comparar entre vosotras, ver el tipo de fotografías que tomáis y compartir lo que observáis.

La fotografía es un arte. Da igual que os fijéis en un árbol, el cielo o una flor, todo es maravilloso, o puede serlo, y al igual que la pintura, puede ser todo lo personal que queramos. ¿Todos tenéis cámara?

Un par de chicas no tenían ninguna, así que Hyuga sacó un par de cámaras sencillas y se las entregó.

-Bien. Todas son digitales, así que no hay problemas de revelado. No hay peligro de que se velen los carretes. Así que nos centraremos en conseguir... la flor más hermosa. Quiero que vayáis por parejas por la escuela y saquéis una sola foto de una sola flor. Solo una. Un intento nada más. Después, venid, las descargaremos todas y compararemos, ¿de acuerdo?

Noriko, Tamao y Hina se agacharon sobre unas cuantas cuartillas y comenzaron a diseñar lo que sería sus tarjetas. Todas tenían ideas, pero el caso era escoger dos que pudieran hacer y quedaran bien.

-Yo creo que deberíamos hacer una de nuestro cuarto. Ya sabéis, como diciendo que aquí os esperamos o algo así -sugirió Tamao.