Partida Rol por web

Quería quitarle el uniforme, pero veo que ya está inservible...en fin, habrá que pensar otra cosa.

¿Alguna idea? - susurró mirando a Aletha inevitablemente. Además de estar al mando, la mujer tenía experiencia, era más probable que se la ocurriera algun plan brillante.

Por mi parte sólo veo dos opciones, o intentar colarnos desde aquí o acabar con el resto de los guardias - la adrenalina había cambiado a la habitualmente callada y conformista Kumiko por alguien mucho más echado para alante, sin pelos en la lengua y que necesitaba acción a la de ya -  pero creo eso solo acelerará la alarma.

Vi el ensañamiento de Scarface cuando ocultamos el cuerpo y apoyé una mano en su hombro.

-No es el momento. Hazlo rápido la próxima vez, ya que no tenemos mucho tiempo- le dije. Entonces giré la cabeza hacia Kumiko. Habíamos necesitado actuar los tres para dejar inconsciente a un solo guardia... mal asunto.

-Un guardia menos, no llamará la atención, pero si empezamos a eliminarlos uno a uno... será demasiado sospechoso y tarde o temprano nos descubrirían- apreté los labios, pensativa. El sigilo no era lo mío, pero sí podía cubrir a Scar y a Kumiko -. Lo mejor es intentar colarnos. Vosotros de avanzadilla, ya que sois más ágiles y silenciosos. Yo os cubriré las espaldas por si la cosa se pone fea.

Dicho esto, comencé a saquear el cuerpo del guardia. Quizá había algo... una llave, una tarjeta de acceso... cualquier cosa que pudiera facilitaenos la infiltración.

El guardia llevaba encima una petaca con alguna bebida fuerte, tabaco y su arma con munición. No parece llevar ningún tipo de llave encima. También tiene la ropa encima.

Cogí el tabaco, la petaca y el arma del guardia, que me guardé en la parte de atrás, sujetándola con la pretina de la cintura del pantalón. Moví la petaca delante de los chicos -Ya tenemos algo con qué celebrar si todo sale bien- dije, con media sonrisa.

Observé el edificio intentando pensar en cómo entrar. Las ventanas entablonadas eran un inconveniente.

-Si nos ayudamos... ¿creéis que podríamos trepar para alcanzar las ventanas del otro piso?- pregunté -Scarface podría ayudarte a ti, Kumiko, y luego yo a él, dándole impulso...- apreté los labios -Yo buscaré otra forma de entrar, o me encargaré de los guardias si la cosa se pone fea.

Creo que yo podria subir. No es la primera vez que me cuelo por una ventana para dormir en algun piso abandonado.

Desde luego, no parece complicado - aseveró Kumiko quien estaba más que acostumbrada a trepar, saltar y realizar acrobacias a mayor altura que esa.

Será un juego de niños...

*Y se puso manos a la obra*

Asentí con la cabeza.

-De todas formas, dejad que os ayude a impulsaros- dije, acercándome a la pared mientras echaba la escopeta hacia mi espalda. Entrelacé los dedos de mis manos y me incliné hacia adelante para facilitarles a mis compañeros la escalada -. Kumiko, tú primero- dije, antes de mirar a Scarface -Luego vas tú.

Yo no era la más sigilosa, pero sí lo bastante fuerte para echarles una mano e impulsarlos hacia la ventana del segundo piso.

Ayudada por Aletha, subo sin problema alguno, llevo haciéndolo toda la vida.

Cuando estoy por llegar a la ventana desenfundo el arma, cargada con balas normales, y me atrevo a echar un vistazo hacia el interior del antiguo edificio, con la esperanza de no haber alertado a nadie aún.

Le indico a Scarface que suba con un gesto, que la situación parece tranquila.

Scarface siguió a la pequeña Kumiko hacia el piso superior. Escaló con cuidado por la pared con ayuda de Aletha y pronto se coló por una de las ventanas. Dentro se encontraron en un pasillo en penumbra, había varias habitaciones con puertas desvencijadas cerradas. Aletha seguía fuera, por lo que era necesario echarle una mano para que subiera.

Intento devolverle la ayuda a Aletha, pero con mi escasa fuerza dudo de que pueda ser de utilidad.

Tras ayudar a Kumiko y luego a Scarface, la chica me ofreció la mano desde la ventana para ayudarme a subir, lo que me facilitó la escalada -Gracias- susurré a Kumiko al llegar hasta ellos.

Una vez en el piso superior, comencé a moverme lo más silenciosa posible, aunque aquel no era mi fuerte -De seguro sois más sigilosos. Id avanzando y os cubro las espaldas.

Al entrar al segundo piso podéis ver que está limpio, sin paredes, con un suelo de madera y en su interior el horror. Hay decenas de jaulas con niños encerrados. Las jaulas son solo lo suficiente grandes para que estén sentados en ellas y no puedan ponerse de pie, ni moverse mucho. De un brazo tienen un gotero por el cual les suministran la comida como un suero, en el otro una vía para poder desangrarlos fácilmente. Todos los niños están pálidos, con el mismo camisón que traía la niña que encontrasteis y no parecen tener fuerzas para moverse mucho, por lo que la falta de espacio no les es problema.

En el piso de abajo se escucha el ir y venir de quien sea que se encargue de todo aquello. Desde luego que no había muchos guardias de día, ¿qué problema iba a suponer un niño que se escapara?

El espectáculo era espeluznante, si Kumiko no se hubiera imaginado, y preparado mentalmente para ello, probablemente hubiera echado hasta la primera papilla, rompiendo el sigilo del grupo.

Trató de centrarse, salvar a los niños era importante, pero sacarlos por la ventana por la que habían entrado se la antojaba sino imposible, demasiado difícil.

Al escuchar los pasos del piso de abajo, Kumiko trata de avanzar en silencio, sabe por experiencia que los niños no son lo que se dice sigilosos, así que prefiere dejarles tranquilos hasta que hayan acabado con la amenaza. Sigue hacia adelante

Una vez dentro, seguí a Kumiko y a Scarface. Al cabo de un rato, vimos las jaulas y el recuerdo de mi pequeño hizo latir por un momento mi gélido corazón. Quizá, que hubiera muerto, era mucho mejor que haber acabado en aquellas jaulas. Grandísimos bastardos, pensé, asqueada por la escena. Debilidados mientras los desangraban, encerrados como animales... Aquello era una barbaridad y, lo peor, es que había humanos trabajando para que aquella granja funcionara. No, ya no eran humanos. Los pequeños enjaulados eran la prueba de que los hombres y mujeres que custodiaban aquel edificio, habían perdido su humanidad, siendo peores incluso que los strigoi.

Entonces escuchamos ruidos provenientes del piso inferior. Los niños, muy débiles, no podían salir por donde entramos. Había que despejar la planta inferior y buscar el modo de sacarlos... y el tiempo corría en nuestra contra. Jackie hoy se dará un festín.

En ese piso pudisteis ver que solo había jaulas con niños, algún adolescente también más allá, pero nadie de edad avanzada. Parece que querían la sangre de los más jóvenes en aquella granja. Fuera se oyó un estallido, como una pequeña explosión y algo grande cayó al agua. Fet debía haber dinamitado el funicular, con suerte aquello crearía una pequeña distracción que podíais aprovechar.

Al escuchar la explosión, me adelanté un poco y apoyé la mano en el hombro de Kumiko.

-Debemos limpiar el piso inferior, no podemos sacarlos por la ventana- le susurré. Las criaturitas estaban demasiado débiles y podrían hacerse daño descendiendo por el alféizar. Peor, podrían torcerse un tobillo y gritar de dolor, alertando a los guardas.

Aletha tenia razon. Si queriamos sacar de aqui a los niños teniamos que acabar con cualquier tipo de amenaza. Estaban demasiado debiles para salir huyendo tras nosotros y no podiamos cargarlos a todos.

Preparo mi arma y espero la señal de la jefa.