Partida Rol por web

Vassily os despidió, con mucho pesar para él. Os acompañó con una ligera cojera, disimulando su herida mal curada, no le gustaba dar la apariencia de un tullido. El ruso seguía luchando por aquella ciudad y trataba de librarla de la plaga que la asolaba, pues él no la veía de otra forma. Dijo que tuvierais cuidado, que fuera de día no quitaba que pudierais encontrar cualquier problema o imprevisto. Últimamente os habíais visto diezmados al tratar de saquear un almacén medio abandonado de comida, el cual no parecía que estuviera desierto por dentro.

La ciudad seguía siendo la misma, ¡joder si hasta habían puesto luces para navidad!, aunque en lo más profundo de vuestro ser sabíais que nunca podríais volver a esa normalidad. Los strigoi se habían colado en el sistema, eran parte de él, como un cáncer que usaba las células sanas para alimentarse y crecer. Caminabais por calles que antes estaban llenas de gente, de personas, y ahora cada vez quedaban menos.

La sociedad seguía funcionando, pero no existían los mendigos. Habían comenzado un programa de reinstalación de los sin hogar en todas las casas que estaban inhabitadas debido a que sus habitantes se habían unido a sus filas. Además que cualquier humano con sangre podía conseguir cien pavos por 10 mililitros de su sangre, un buen trato, más que bueno. Muchos de ellos además eran recolocados en puestos básicos, como centrales eléctricas o almacenes de comida. Todo el mundo se beneficiaba de esa sociedad, en cierto modo, pero no estaba bien. No era correcto vivir bajo aquel yugo.

Ante vosotros quedan varios kilómetros hasta llegar a la zona industrial y el metro no era un transporte del todo seguro, casi nadie se aventuraba ahí abajo pues ahora vivían Ellos. Seguramente podríais robar uno de los coches que había por la calle, muchos no tendrían dueño y no veíais mucha gente por allí como para que os delataran.

Mira alrededor, buscando algún tipo de furgoneta, ya sea de comida, obras o lo que fuera.

Siempre estuvo acostumbrado a esos vehículos, en su anterior trabajo, no era raro ir hacer kilometraje para instalar una nevera, equipo de sonido o incluso alguna consola con todo tipo de detalles, algo parecía pinzarle en corazón, al recordar, como jugaba a aquellas consola con juegos para niñas, con sus hijas.

Pero se repuso pronto, si algún strigoi se le cruzara por el camino, no lo contaría, eso estaba seguro, eliminaría a cuantos mas pueda sin levantar sospechas, o quien sabe.

Quedara bien algún tipo de furgoneta, ya que podemos customizarla, para hacerla resistente y a prueba de esas cosas.. - dice ojeando la calle por si veía alguna.

Observé las calles con el ceño fruncido. Aquel paisaje, que ya me era demasiado familiar, era la prueba de que todo había cambiado para la humanidad.

Saqué de mi bolsillo una cajetilla de cigarrillos. Le di un toque seco en la base con el dedo, para que uno sobresaliera, acercando mis labios para cogerlo. Guardé la cajetilla y saqué el mechero de gasolina para encenderlo. El humo invadió mis pulmones, soltándolo lentamente inclinando la cabeza hacia arriba. Lo necesitaba...

Escuché a Han hablar sobre la furgoneta. Di otra calada al cigarrillo y hablé, saca do el humo por la nariz.

-Es una buena idea. Si el nuevo refugio tuviera un garaje, podría hacerse... pero, por ahora mejor conformarmos con conseguir un vehículo con gasolina. Una furgoneta lleva más litros, así que mejor ir extrayendo de los coches. 

>>Si abrimos el capó de uno que no nos sirva, podemos coger el depósito de agua del limpiaparabrisas y cortar una de las mangueras para ir cogiendo la gasolina de aquellos vehículos que no nos sirvan.

Un coche podría llamar la atención más de lo que nos gustaría pero si la jefa decide que es lo mejor… a buscar un coche se ha dicho.

El depósito del limpia apenas tiene para un par de litros y en la mayoría de coches es bastante jodido de sacar y tienen formas muy raras. Lo sé porque yo los he usado para guardar agua.

Ya sea por el haber estado tanto rato abajo en aquel sótano, o por ser cabezón, no encontraba ninguna furgoneta, no escuchando a su líder el buscar un coche cualquiera.

Poniendo mala cara por no encontrar lo que quería, según su opinión, algo grande podría cargar mas cosas.

Si encontráis coche, puedo intentarlo yo a ponerlo en marcha, pienso que algo podría hacer.. - dice aún algo de mal genio, por no haber encontrado una furgoneta.

La calle estaba desierta y eso empezaba a poner nerviosa a Kumiko - Al menos es de día... - murmuró para sí misma.

En cuanto se trazó el plan, decidió subirse a uno de los coches destrozados que había por la zona, para tener una mejor perspectiva, era bajita y a nivel de calle poco podía hacer, pero eso le había enseñado a utilizar el terreno a su favor.

Usando su mano de visera, oteó el horizonte unos instantes - Allí, donde acaba esta manzana, veo una furgoneta, creo que es lo suficientemente grande.

Bajó de un salto y echó una pequeña carrera hasta el lugar, no era la primera vez que puenteaba un vehículo, pero no hacía falta que sus compañeros conocieran esa faceta de ella.

Tras forzar la cerradura con una varilla que encontró tirada en el suelo, entró rápidamente y, metiendo la mano debajo del volante sacó un amasijo de cables. Con uno de sus cuchillos cortó unos cuantos y comenzó a unirlos - el verde con el rojo, el azul con el amarillo... junto estos dos y... *Bruuuummmm brumbumbum*

¡Bieeeen! - Kumiko se alegraba de no haber perdido su toque.

Mientras el resto estabais contrariados sobre qué usar y pensando que puede que tuvierais que hacer el trayecto andando, Kumiko había encontrado una furgoneta y en apenas unos minutos la había arrancado. Ahora teníais coche, conducirlo con todos los obstáculos que habría por el camino sería complicado. Seguramente tocara hacer alguna peripecia que otra.

Por primera vez en mucho tiempo, una sonrisa se dibujó en mi frío rostro. No era una gran sonrisa, más bien de satisfacción, sutil. Apuré un par de catadas del cigarrillo y lo tiré al suelo, apagándolo con la bota.

-Buen trabajo, Kumiko. ¿Cómo va de gasolina?- pregunté, acercándome a la puerta del conductor mientras esperaba su respuesta. Luego miré al resto -Salvo que alguo haya sido piloto de rallies o de carreras ilegales, conduciré yo.

En la academia, te enseñan un par de cosas sobre la conducción, giros bruscos, maniobras evasivas y persecución. No obstante, si alguno de los otros se defendía mejor al volante, prefería saberlo ahora.

Se me da bien... "abrirlos" - responde con cierto reparo - pero he de reconocer que no tengo mucha idea de conducir, será mejor que lo mires tú.

Dándose la vuelta en el asiento, pasa fácilmente a los asientos posteriores de la furgoneta, apoyando su abdomen contra el respaldo, se asoma a la parte posterior, para cotillear un poco la parte dedicada a la carga, por lo que pudiera encontrar.

Me venia muy justo conducir la furgoneta del trabajo... - dice subiendo los hombros, a modo de indicar que no era un experto.

¿ te fijastes que no haya nada raro detrás de la furgoneta ? - le pregunta a Kumiko

La verdad que no sería extraño de si la parte de atrás estaba oscuro, tuviera algún que otro chupasangre de esos, o en el peor de los casos algo peligroso, un doberman hambriento seria algo muy peligroso.

Las habilidades de mis compañeros nunca dejaban de sorprenderme. La verdad es que eran unos tipos fantásticos. Normalmente me sentía fuera de lugar en todas partes y esto no era diferente. Yo era un tío mediocre. Lo había sido antes del apocalipsis y lo seguía siendo ahora.

Supongo que mi mayor reto era que los demás no se dieran cuenta…

Subo al coche sin decir nada. Tampoco al volante era ningún crack. Menuda mierda. Era un auténtico milagro que yo siguiera vivo.

Era cuestión de tiempo. Al menos espero que mi mediocridad no cause la desgracia de ninguno de ellos. Al menos morir con la conciencia tranquila. Es mucho pedir para un desecho como yo pero, joder, eran buena gente, no se merecían cargar conmigo.