Partida Rol por web

Levanta la cabeza para mirarte cuando enciende el porro. -Y a mí me gustaría que tú no esperases eso de mí, honey, y me gustaría que te quedases el fin de semana. Pero ya ves que una cosa es lo que queremos y nos gustaría y otra la puta realidad. Y yo no soy Michelle ni su puta madre que la parió. 

Pilla dos birras del frigo y te pasa una. Aunque mosqueada de verdad, no está en plan borde ni agresivo al menos. -¿Qué pasa entonces? Tengo que competir con esa tía, o compartir, ¿no? Genial. -Empieza a fumar del canuto. Te lo pasa. Y coge otro de los sandwiches. 

-Vale. Si me enrollo con otra tia, tanto te da, ¿no? Ya puedes suponer que tengo los ligues que me salen del coño, me había reservado para ti, ya te lo dije, me parece, que no me acuerdo bien, pero vale. Tenemos sexo del bueno, de la hostia. Mágico, como dirían muchas gilipollas. Solo sexo. Por mí, bien. A fin de cuentas tú estás más colgada de mí que yo de ti. 

Te da la impresión que Frisbee zanja el tema. 

-Me voy a duchar, que ya toca, jajaja. ¿Te vienes y me duchas tú? -te invita con la mirada y extendiendo el brazo- Luego vemos una peli. 

-Entiendo que es difícil lo que te pido. Si no te gusta no tienes porqué hacerlo...y por favor, no te hagas la dura así, ¿Vale? Que no quiera una relación solo contigo no quiere decir que no me importes, quiero que estés bien y que las cosas queden de tal manera que las dos estemos cómodas.- podría haberlo dejado pasar...pero Alice sabía que igual eso era peor. Dejar las cosas en el aire, con rencores, sin expresar por mucho que doliera seguro que era la razón por la que su relación con Henry los había acabado dañando tanto a los dos. A su manera, esto era lo mismo.

Alice da unos pasos y le coge las manos con las suyas, dejando el peta en el cenicero.

-Estoy colgadisima por ti, Frisbee...pero si tú no vas a estar bien con esto...prefiero perderte ahora que hacerte más daño luego. ¿Estás segura de que quieres...seguir?

-Encajo bien los golpes, honey. -Sus ojos no parecen señalar lo mismo. Sostienes sus manos. Ella sonríe, quitándole importancia, se suelta de tus manos. 

-Colgadísima. Ya. -Frisbee recupera el peta del cenicero. Su calada es profunda e intensa. Su mirada también. ¿Por qué había cambiado todo en un momento? El mundo se te gira, Alice. ¿Es una rabieta la de Frisbee por no pasar el finde juntas? ¿Porque te vas con Michelle? ¿Porque, sorpresivamente, había superado su influencia, su atracción, su dominio y te plantaste? ¿O, sencillamente, que ella ya no quiere compartirte?

Tuerce la boca en na mueca de decepción -Tienes razón, Alice. Puedo parecer una puta loca, pasota y que le da a la coca. Pero hay mierdas que me importan. No voy a poder soportar que mi chica folle con otra tía. No quiero, no me mola. No es mi rollo. Si a ti te va, y a tu jefa no le importa, es tu problema.

Apura el porro. - Me ducho. Mañana te llevo al aeropuerto, no te preocupes por eso. 

-No es necesario. Siento todo esto, Frisbee. Lo siento. Recojo mis cosas y llamo a un taxi. Ve a ducharte tranquila. No pasa nada.- dice con entereza, aunque por dentro está hecha un flan, a punto de echarse a llorar. Pero no lo hace, no lo hará porque sabe que esto es lo mejor. De seguir así, engañándose a si mismas solo se harían más y más daño. No espera más, no quiere alargarlo. Se gira para empezar a recuperar su ropa, necesita mantenerse en movimiento porque sabe que si para...si para se romperá. Tampoco puede seguir mirando a la tatuadora...¿Porque se sentía tan mal? ¿Tan mal había gestionado todo esto? A ella no se lo parecía pero eso daba igual porque ahora las dos estaba sufriendo...¿Y por qué?

Porque ya no se trataba de Michelle...que si, claro, ella era parte de la ecuación. Pero Frisbee había pronunciado palabras...hecho sugerencias...había dado por supuesto cosas...cosas que aterraban a Alice. Hoy era sólo sexo con sentimientos de por medio. Pero habría ido a más...al final habría accedido a vivir con ella...al final habría sido su chica sin comerlo ni beberlo...y se habría visto encarrilada en una vida algo más activa sexualmente,seguro que si...pero cerrándose tantas puertas. Por eso Michelle...por eso quería estar con Michelle. 

Ella no la presionaba...ella nunca le ha Ia cerrado una puerta,se las ha Ia abierto todas. No estaba segura de amarla ni nada por el estilo...pero esa mujer era...era sus alas. 

siempre y cuando no resulte que también te quiere sólo para ella...ojalá que no.

-Lo siento mucho Frisbee...-repite,apartándose de ella con aire apurado pero decidido.

Ha sido un palo brutal. Inesperado. No te lo puedes creer todavía. No. No es posible.

Hace unas pocas horas el mundo era un lugar maravilloso. Ahora es horrible. Frisbee era lo mejor. Te habías pillado. Se portaba de puta madre contigo, te daba cuánto querías , era genial, con sus defectos, pero era agradable estar con ella, ya no solo por el BDSM... En el fondo era una detallista, la comida en ese lugar tan bonito, el retrato...era una caja de sorpresas y estabas segura de que te quedaban muchas por descubrir...

Y lo has hecho. La tatuadora no es perfecta. Tú tampoco. Has sido honesta y te ha costado media vida. ¿Hay vuelta atrás? ¿Cambiará ella su decisión? ¿Lo harás tú?

-Es una puta mierda. -coincide contigo. Te insiste en que no te marches pero tú estás decidida, antes de quebrarte delante de ella. Frisbee no se ducha, se viste igualmente y te lleva en la moto a la pensión, no puedes hacer nada para convencerla de lo contrario. Su velocidad es endiablada y los faros y luces de la noche pasan como ratos cegadores en tus ojos llameantes de lágrimas. 

Te deja en la pensión. Se despide con un beso plagado de ferocidad y fuego, de los que solo Frisbee es capaz de ofrecer. Parece un último intento de tu ama, pero tú corres y te refugias en la pensión. En tu habitación. En tu madriguera. 

El camino a la pensión en la moto de Frisbee no podía ser más incómodo. Siempre lo hacían en silencio, siempre en la misma posición...pero ahora todo era doloroso y el silencio pesaba como una losa.

Llegan y la morena apenas puede contener el llanto, pero hace de tripas corazón para no llorar...sabía que si lo hacía estaría perdida. Inesperadamente, la tatuadora la besa con toda su energía, su pasión, su ardor, y Alice siente que todo es un terrible error, que no puede acabar así...durante un segundo...luego vuelve a poner los pies en la tierra. Corresponde el beso como se merece, pero es ella quien lo termina...y lo hace porque nota lágrimas en el beso y sabe con suyas. Le pone el casco en los brazos a Frisbee, como si fuera la última vez que lo hacía. Se va corriendo, no puede romperse ahora, no delante de ella, pero nk siquiera es capaz de decirle nada.

Cierra la puerta y pasa el pestillo, dejándose caer contra la madera, su espalda resbala hasta el suelo y se queda allí sentada...al fin puede llorar en paz. Y lo hace. Llora en silencio durante horas, hasta que logra calmarse o hasta que se le secan las lágrimas. 

No se siente capaz de dormir, pasea de un lado a otro de la habitación, sin los zapatos para no molestar a nadie, claro. Su mente repasa una y otra vez la noche...no sólo está noche, todas las noches que ha pasado con la tatuadora... preguntándose cómo podría haber evitado este final, si podría haber suavizado la caída...y llega a la conclusión de que el problema es muy simple y hubiera salido a la luz en cualquier escenario. Frisbee quería una relación monógama, estar sólo con Alice y que Alice estuviera sólo con ella, claro. Y Alice...Alice no podía prometer eso. Simplemente ahora no. Tal vez más adelante. Tal vez nunca. Pero no ahora. Y no podía culpar a Frisbee de querer eso...era lo que la sociedad quería, lo que la sociedad premiaba...era lo normal. Alice era ahora la nota discordante en un mundo armonioso. Había desafinado y ahora había perdido algo importante...muy importante. Ojalá no perdiera también a Michelle...ahora se había vuelto crucial hablar con ella...aclarar las cosas. 

Pero tenía que esperar...no quedaba otra... sólo unas horas 

Es una noche horrible. De desesperanza y frustración. La noche es oscura y alberga horrores, y así se presenta en tu cabeza. Fantasmas del pasado, monstruos del presente. Lágrimas y más lágrimas y vueltas y revueltas a lo sucedido. Pasas de un extremo al otro, de pensar y casi decidir salir corriendo en busca de Frisbee, a odiarla por su intransigencia, por su intolerancia para comprenderte y aceptar tu forma de pensar. ¿Pero y tú? ¿La has entendido a ella? Crees que sí, que a la postre todo se reduce a lo que cada una quiere y desea para su vida. 

Sin embargo, ha sido tan rápido, tan imprevisto. ¿No podías haber hecho algo más? ¿No has sido radical? Esto es lo que hay, lo tomas o lo dejas. Has querido cortar por lo sano, para no empeorar las cosas a futuro. Te sientes fuerte, te sientes emponderada, ¿acaso no querías descubrirte?

Pero luego, a la hora siguiente, te sientes despreciable, obtusa, idiota. Has perdido algo increíble de encontrar. No estás enamorada, de acuerdo, ¿pero acaso la emoción y sentimientos hacia tu "ama" no son más fuertes que el propio amor? ¿Quién te va a follar como ella? ¿Sey? Seguro que ella sabe, pero...¿dónde quedan esas sensaciones dentro de tu piel y de tu corazón? Sey es genial, sí, pero...no es lo mismo. No hay esa naturalidad y frescura como con Fresbee. Con ella juegas y aprendéis juntas. Con Sey es tu maestra y te enseña. Oh, te sientes morir. 

¿Y qué más da? Carpe Diem. A follar, a darle gusto al cuerpo y a olvidarte de malos rollos.

Sabes que te engañas, que son excusas. 

¿Y qué le vas a decir a Michelle? Ardías por explicarle la experiencia con Sey. Y ahora...Necesitas sincerarte con ella, sin embargo...¿temes que te enchegue a tomar viento con tus penas? Es una amiga, un pilar, el soporte que te mantiene cuerda y estable. 

Lloras hasta el amanecer, hasta que no tienes fuerzas y acabas por dormirte un rato tirada con la ropa puesta sobre la cama. Luego..tu aspecto es el de una zombie con resaca. Ducha, maquillarte, un intento de relajarte. Con más ánimos revisas mensajes. Encuentras uno de la rubia, de la noche anterior, te dice que al fin libre, que si quieres charlar.

El café potente de Brenda. Dios mío, qué cara. La nena no pregunta, te sonríe y se escabulle, prudente, con una mano en tu antebrazo. 

¿Cómo te presentas así ante Michelle? Díos mío, quieres morirte.

Y, con todo, de alguna forma, te sientes segura de ti misma. Aguantando la tormenta al timón. 

Alice luce un aspecto desastroso, se siente tan horrible por fuera como por dentro. La ducha y el maquillaje hacen lo suyo pero no hacen milagros. Es lo que hay, sea como sea tenía un vuelo que coger...y no podía esperar a ver a Michelle. ¿Que haría cuando la viera?¿Mantendría la compostura? ¿Se derrumbaría allí mismo en pleno aeropuerto como una niña tonta? Tal ves debía ponerla sobre aviso...

Hola. Perdona por no contestarte anoche la situación se puso complicada. Ya te contaré cuando te vea, no he pasado buena noche, tendrás que disculpar mi cara ;-) nos vemos en unas horas y te cuento todo con calma. Un beso.

Enviar. Si, parece un buen mensaje, no demasiado dramático para que no se preocupase pero dejando claro que había pasado algo y que no la iba a ver tan "radiante" como de costumbre. 

El café de Brenda si que obra milagros, casi es capaz de devolverle al menos media sonrisa y acepta el afecto de la chiquita bonita. Que persona tan maravillosa. Tal vez su forma de vivir esperando al amor verdadero era la correcta y no la de Alice ¿Quién sabe? Una se plantea muchas chorradas cuando llegan estos momentos. Y el duelo sólo acababa de empezar. Joder ya no hay tiempo para más autocompadecerse. Tenía que coger un vuelo. Tenía que ver a la única persona que podía comprenderla...o eso esperaba.

Depositas muchas esperanzas en el hombro de Michelle. ¿Demasiadas? Es una mujer de éxito, vale, pero se lo ha currado, ha tenido su vida, sus historias. ¿Qué sabes realmente de ella? Pinceladas aquí y allá. ¿te has preocupado de preguntarle, Alice? ¿Te has interesado por alguien en tu nueva ciudad? ¿Sí? Es posible, sí lo has hecho, con Michelle, con Brenda, Frisbee, los compis de la oensión...es verdad. ¿pero cuánto has profundizado?

Pero esa no es la cuestión ahora. Ahora estás muerta de cansancio, fatigada por la pésima noche, con ganas de llegar a destino, soltar tu carga de penurias y desventuras y recibir un enorme abrazo. Y dormir. Vas a ver a Michelle, con unas ganas enormes, pero la verdad es que quieres dormir. ¿También le contarás lo increíblemente bien que lo pasaste con Frisbee? La alucinante tarde que tuviste. ¿Y hasta dónde llegarás en lo sucedido con Sey?

Dentro de lo malo, crees que has actuado con franqueza, firmeza y de manera ecuánime. Seguramente eres tú la que más daño se ha hecho a sí misma. 

Tienes tiempo de pensar en el taxi y en el vuelo. Aunque no tanto. No, cuando te llega el mensaje de Michelle antes de embarcar. Irá a buscarte al aeropuerto. Está a un salto. Sale ahora, su madre está bien, se queda con la enfermera. 

El trayecto es corto. Un suspiro. El avión aterriza. No has podido apenas echar una cabezadita. ¿Cómo ibas a hacerlo con el torbellino de pensamientos que es tu cerebro. Un hormiguero de tremenda actividad.

Alice no baja mejor anímicamente del avión de lo que había subido. Si acaso sus intentos de dormir la habían hecho más polvo aún. Usa un peine del bolso para arreglarse el cabello y agradece haberse puesto un jersey de cuello alto que ocultara el chupón que Frisbee le dejo anoche. No quería que lo primero que viera Michelle de ella fuera eso, con suerte, si no la repudiaba, ya habría tiempo de que viera todas las marcas de su cuerpo. Todo ello exigiría más explicaciones y Alice deseaba dárselas...quería contarle todo a Michelle con la vana esperanza de que la rubia no la juzgaría...o sería demasiado dura. 

Pero en su cabeza seguía revoloteando la idea, infundada o no, de que iba a perder también a Michelle. Seguramente era un miedo irracional pero ahí estaba. Y no estaba segura de que su corazón pudiera soportarlo ahora.

Sale de la zona de embarque y se queda mirando alrededor, no sabe si Michelle estará allí ya o fuera esperando con un coche o taxi.

Al poco localizas a Michelle y esta a ti. La ves tan maja como siempre, sonriendo y contenta. No da signos de alarma ni de sorprenderse por tu aspecto un tanto demacrado y ojeroso. Un abrazo y un beso en la mejilla. Y luego otro en los labios, fugaz pero tierno.

-Te veo bien -bromea- Estás viva y entera. Me habías alarmado un poco. 

Ha alquilado un coche. -Mi madre te acosará a preguntas si te ve así. Y si no también, claro. Es maja, pero una acosadora. No te preocupes por ella, en ocasiones está más para allá que para acá. Me ha preguntado mucho por ti, al final piensa que eres del banco o que serás su nueva enfermera, jaja. 

Arranca. Posa una mano en tu brazo. -Siempre suele haber una solución, Alice. A veces los problemas parecen montañas enormes y luego no son más que granitos de arena. Relájate. Vamos a casa, un par de días de descanso. Te sentará bien un sueñecito.

Ya está. El mundo se detiene cuando la sonrisa de Michelle ilumina el gris aeropuerto y aunque sea brevemente se refugia en su beso y en sus brazos, dejando que la rubia la acune un poco. Su sedoso tono de voz es como un bálsamo y realmente todo parece tener menor importancia.

Parece que se va a quebrar justo en ese momento, pero se aguanta. No puede ahora, no delante de tanta gente, no cuando está apunto de conocer a su madre. Michelle ya tenía sus propios problemas, no podía llegar y avasallarla con los suyos. Ya habría tiempo para ella. Ahora había que comportarse.

-Siento haberte preocupado. No era la intención, tampoco tiene tanta importancia, más tarde hablaremos si hay tiempo.- dice con un tono algo forzado que pretendía sonar seguro y convincente. Aunque era difícil que lo consiguiera.- Puedo decirle a tu madre que estoy resfriada jeje tal vez así la engañe.

-¿Recuerdas la cláusula de confidencialidad en nuestro contrato de trabajo? También hay otra tácita desde los primeros días, de confianza mutua, entre ambas. -¿bromea? -Te conozco, Alice. Ya puedes decir lo que quieras, a otra persona tal vez la engañes, no lo haces mal, pero solo me hace falta leer en tus ojos.

Enfila la autopista en dirección a Edimburgo, donde, antes de llegar a la ciudad, en un pueblecito cercano, vive su madre. 

-Si te apetece contarme ahora qué ha sucedido, adelante. Si prefieres guardar silencio, echarte un pequeño sueño después en casa, perfecto. Tenía muchas ganas de verte. Que te hayas decidido a venir me ha encantado.

Toma la entrada y se incorpora al torrente sanguíneo de vehículos.- Lamento desde ya la situación complicada de anoche. Me hablaste de que te fue bien con Sey. Pero no es necesario que sea ahora. ¿Vale? Bueno, así que el señor de las monedas te lo puso difícil, ¿eh? 

Sonríe. Sabe que estás mal. Muy mal. Pero no quiere que te sientas peor ni hacerte sentir incómoda. ¿Le vas a contar algo? ¿Mejor un sueño y a la tarde ya verás? Como dice MIchelle, es un finde lejos de todo, de historias y malos rollos. Un poquito de calma y relax. Te lo mereces, ¿no?

La morena suspira y la salida de aire se le entrecorta, esta nerviosa...está histérica en realidad, las palabras y la suavidad de Michelle actúan como un catalizador de emociones y...antes de que pueda si quiera intentar controlarse, se encuentra con las lágrimas que brotan de sus ojos y caen sobre sus manos entrelazadas en su regazo. Todo vuelve a su mente, lo bueno y lo malo, todo lo vivido con Frisbee, toda la frustración del negocio que le había salido mal, el asunto de las monedas, la maravillosa tarde con Sey y como al final perdió el control y se fue a la mierda...y otra vez Frisbee, una tarde que prometía ser perfecta...

Empieza a hablar; como una cascada, como un torrente imparable, empieza por lo de Sey, se limpia las lágrimas contando lo bien que iba todo, no entra en detalles, no quiere hacer que Michelle se sienta mal o incómoda con el relato. Pero cuando llega al final vuelve a atragantarse de llanto. Avergonzada se tapa la cara con las manos.

-...es que simplemente no sabía...no sabía donde estaba ni lo que había pasado...si Sey no llega a tener control, si no llego a reaccionar ¿Qué habría pasado? Joder me siento como un monstruo...

Luego le cuenta la conversación con Sey...Alice parece revivir cada momento al detalle aunque no los cuente todos, no por ocultar nada, sino por ahorrarle imágenes desagradables que sabía que Michelle no deseaba visualizar. Se calma un poco mientras cuenta su conversación con Sey y cómo habían ido finalizando la tarde con ella. Incluso parece volver un poco a la normalidad cuando llega a esta parte del relato. 

Suspira, hace una pausa, pero no muy larga, no permite que Michelle la interrumpa porque necesita contar todo lo que viene ahora del tirón. No se guarda nada...la comida en el restaurante, las bromas, las insinuaciones, sus compras compulsivas en la tienda on line...y todo lo que ocurrió luego en el piso. El retrato...el retrato que había quedado en el piso de Frisbee, ¿Cómo iba a acordarse de recogerlo? Había olvidado su existencia durante la discusión y no se había vuelto a acordar hasta ahora. Tampoco hubiera sido adecuado quedárselo ¿no? Sigue contanto...como antes, se ahorra el exceso de detalles, pero trata de hablar de sus sensaciones, de lo bien que iba todo, de lo bien que Frisbee estaba controlando la situación...lo segura que se sentía.

-...No te voy a mentir...fue una pasada...nos compenetramos, ella mandaba y yo obedecía, sin preguntas, sin posibilidad de escapar pero tampoco quería escapar. Simplemente confiaba...-deseaba que todo esto no sentara mal a Michelle, pero no sabía cómo contarlo con menos detalles y que fuera cierto- Y luego nos quedamos tranquilas...en el sofá, medio dormidas...y hablamos...y entonces...entonces ella me dijo que me quedara con ella el fin de semana. Y yo...yo no podía...

Y entonces le cuenta la discusión...lo que dijo, lo que pensó, lo que sintió...y las cosas que decía Frisbee, aunque la disculpaba para no ofender a Michelle, la tatuadora estaba enfadada y celosa, seguro que no pensaba las cosas feas que dijo de Michelle. O puede que si las pensara.

-No podía quedarme a pasar la noche como si nada...le dije que tomaría un taxi pero ella me llevó a la pensión...y...y eso fue todo...Luego apenas he dormido...no podía simplemente...la cabeza me daba vueltas y no se si he cometido un error, o sea, no en venir contigo sino en terminar así...o tal vez le di a entender que yo estaba buscando un compromiso o tal vez no lo se...tal vez el juego se nos fue de las manos, yo estaba dispuesta a hacer cualquier cosa que me pidiera...o casi cualquier cosa y creo que ella se...se...no se...se vino arriba y seguro que fue culpa mia...nunca pusimos límites...dios sin duda fue culpa mía...

Tu corazón se desborda en lágrimas, recuerdos y palabras. Desvistes de dramatismos una parte del relato, ocultas detalles que consideras no necesarios, declaras la verdad, en la confianza de que Michelle, jefa, amiga, amante, te entienda, te comprenda, ¿te de consejo? Con cierto temor a su reacción, pero, ¿no fue ella la que te animó a reunirte con Sey?

Michelle acaba por desviarse hacia una salida y aparca en un área de servicio. Apaga el motor y escucha en silencio. Su expresión es de gravedad, sus inteligentes ojos buscando en la oscuridad de los tuyos aquellos retazos de narración que "olvidas". Termina siendo un relato bastante pormenorizado de lo sucedido en los últimos días.

-Bueno...Buf...Lo más emocionante que yo he hecho esta semana es jugar al parchís con tres octogenarias. Ah, sí, y podar los arbustos del jardín. Saludé a varias arañas y bichitos - sabes que no se burla ni mofa. Es el contrapunto a tus desventuras. -Ven aquí- Te abraza para que puedas desahogarte del todo en su pecho. De esa forma, durante largos segundos y decenas de lágrimas, derramas en ella lágrimas que pensabas que ya no te quedaban.

-Ninguno de nosotros somos perfectos, Alice. Has sido muy muy valiente y fuerte. Muchas personas hubiesen renunciado a su libertad y poder de decisión con tal de no perder esa "compenetración". -Deja escapar un suspiro largo- No hay culpables. Ella quiere algo de ti que no puedes darle. No es tan sencillo como una negociación en los negocios. Es una entrega de verdad, porque deseas y quieres ofrecerla sin concesiones. Tal vez ella desista de sus pretensiones, o tú consideres que no es tan malo atarse a una persona. Pero tú no deseas eso. Lo has vivido y, ahora, en el momento actual, no quieres tal cosa en tu vida. Qué pasa, que, al elegir un modo de vida, en ocasiones tienes que hacer sacrificios.

Mira a lo lejos, al horizonte, en una pausa reflexiva, probablemente pensando en sí misma.

-Desde mi punto de vista de "señora de edad" ...Frisbee no te conviene. Es cocainónama, tenlo claro. ¿Cuánto crees que hubieses tardado en caer en esa terrible red? También bebe en exceso. Creo que también hubiera anulado tu voluntad. ¿Quieres más tattoos? Ya quiso hacerte otro, ¿no? Supongo que ni ella misma es consciente de su poder de atracción, de su carisma de líder. No la veo mala persona, para nada. Es desbordante su vitalidad. Y...no se si echara marcha atrás...O si tú encontrarás a alguien que te de lo que ella. Tan solo le has expuesto con franqueza lo que quieres y lo que no. ¿Eres egoísta? ¿Lo es ella? ¿Quién puede decir que no lo es? También yo tengo mis momentos de egoísmo. De arrogancia. De intolerancia. 

Te besa en la frente -No se acaba el mundo, mujer. Te das unos días de perspectiva. 

Pasan los minutos, la pequeña broma de Michelle le cae bien, se fuerza una sonrisa llorosa mientras lucha por recuperar la dignidad. Una tarea realmente difícil, ha echado a perder su maquillaje, con lo que le había costado.

La escucha en silencio, limpiándose las lágrimas en su afán de tranquilizarse.

-No...ya se que...desde fuera yo sabía que no me convenía.- confiesa Alice, recordando sus primera reticencias con ella- Después de la primera vez...pensé en no volver a quedar con ella pero...pero estaba tan bien...me atraía como la luz a la polilla y...joder yo estaba encantada de caer. Me dijo que me hiciera otro tatuaje...y lo hice. Me decía que bebiera...y lo hacía...me dijo que me metiera con ella...y yo lo hice.- suspira echando la cabeza hacia atrás en el asiento- ¿Yo quería hacer todo eso? Si...al menos no quería negarme...si, quería hacerme otro tatuaje. Ella. Yo quise que frenara pero no sé si me escucho. Las dos estábamos seguras de que me convencería. Igual que...que lo de irme a vivir con ella. Yo no...no quería. Debí dejarlo claro ya ahí...se que me hubiera convencido luego...joder si ya estaba medio convencida tras nuestra sesión. Pero no sé...no se se me hizo la luz o algo parecido. Y vi como...como acabaría a dónde me llevaría...a estar atascada en una relación de la no estaba segura...que sabía que no es conveniente. Pero no iba a poder salir. Y no...no creo que sea mala persona...pero no está acostumbrada a un no.

-¿Ves? Eres lo suficientemente inteligente y sensible para darte cuenta del jardín donde te metías. Por supuesto que es una droga que te nubla los sentidos y pides más y más...Ya te conté que, cuando empecé a cerrar tratos exitosos, a ganar dinero, a que todas mis acciones por fin eclosionaran y me dieran el fruto prometido, bueno...Yo estaba absolutamente enganchada. Una yonqui. 

Te peina un poco - Qué destrozo, chica -en relación a tu maquillaje- Y no era ya el dinero. Era...los negocios, la gente de todo tipo y pelaje, el tira y afloja, los viajes, las proposiciones, no se, muy loco. Un descontrol. Tuve una crisis de ansiedad y me detuve al borde del precipicio. Lo de Frisbee es un aprendizaje, tú, al fin y al cabo, has tenido apenas un novio, unas pocas relaciones y te has movido siempre en una burbuja. Has salido y estás tomando demasiado oxígeno y demasiado deprisa.

Se mordió un labio- Lo mejor que te puede pasar es que Frisbee no quiera compartirte. Es una putada que te hayas quedado sin todo lo que te da. Pero piensa en lo que iba a quitarte.

Hace ademán de arrancar, te mira - ¿Estás un poquitín mejor? Yo no soy la fuente de la sabiduría. Es mi perspectiva de la vida. Eres tú quien debe decidir. Quien debe de escuchar a todas las Alice que viven en ti. 

-Todas las Alice que viven en mi...están discutiendo y peleando como marujas en las rebajas...- hace un gesto de querer reírse aunque la risa parece que no quiere salir de ella. Pero se ha relajado. Tal vez ya se le han secado los ojos, ahora siente una gran presión en el pecho, un calor desagradable, como hierro fundido que le baja por la garganta y le pesa en el estómago. Pero al menos ya no siente que le falta el aire al respirar.

-Gracias Michelle... aún...aún no puedo entender qué es lo que hace que te involucres tanto conmigo. Pero me alegra haber venido...yo quería estar aquí contigo...incluso antes de que todo se torciera...incluso pensé en no venir anoche ¿Sabes? No quería amargarte el fin de semana...pero creo que si me hubiera quedado en la pensión al final...al final habría ido a buscar a Frisbee o no se...no se. Gracias por estar, Michelle...- musita al final con un hilo de voz mirándola de reojo, no quería darle una mirada muy intensa para no abrumarla o tal vez porque ella misma no sabía que esperar de la mirada que obtendría de vuelta.

-¿Involucrarme? Qué tonta eres. ¿Qué me cuesta escuchar a mi asistente, a una amiga, a una chica maja y trabajadora? -Arranca y regresa a la autopista- Y una mujer muy bella con la que comparto algo más que trabajo y conversación -no te mira cuando lo dice. A pesar de su seguridad, en esos temas Michelle a veces sigue pareciéndote una nena tímida. 

-¿No lo harías tú? Las personas se conocen cuando están ahí para ti. Acciones y no palabras. -te da un toque en la nariz- Va, anímate. Menos mal que has venido. Ya me aburría mucho. Si no lo llegas a venir, te despido. -Michelle banaliza en cierto modo la conversación, sabe lo importante que es, y que la charla de ahora no lo ha solucionado, que vas a seguir rota un tiempo, pero no es una mujer que ame dramatizar. 

Está por la conducción y no sabes si ha captado tu mirada de reojo o no. -No me he olvidado de Sey. Pero una cosa por vez, ¿vale? Además, creo que ahí sí que estás en buenas manos. Que yo no comparto esos gustos, lo sabes de sobra, pero dentro de ese mundo, la veo muy capaz. 

La conducción es suave. Te adormilas un poco pero el trayecto no es largo, ni media hora. Michelle aparca y entra algo en silencio. -Hum, están en el jardín. Anda ven. -Te conduce escaleras arriba de la casita, hasta una habitación de invitados, sencilla, cama, mesitas, armario, balconcito. Semejante a la tuya de la pensión. Huele a lavanda. -Duerme un poco. Ya te llamaré para la comida.

Cuando va a salir, se detiene. -Estoy contenta de que estés aquí, Alice. -Al final sus labios se unen a los tuyos en un tierno beso, cortito. -Va, descansas.

¿Qué haces, Alice? ¿Duermes un poquito, que lo necesitas, pero te pierdes ese tiempo con ella? ¿Mejor calidad que cantidad? ¿Tienes , quieres, decirle algo más en este momento? 

Ahora que está más tranquila, Alice piensa que igual puede intentar dormir, el aroma a lavanda es relajante y parece estar ahí para adormecerla. El beso de Michelle es dulce, como siempre, le da seguridad y quietud en un mundo que no se detiene por nada ni por nadie. Sólo por ella cuando la besa, cuando la mira, cuando la escucha. Se le queda una sonrisa tonta en los labios tras el beso pero sus manos buscan las de Michelle para retenerla un instante más y "robarle" otro de esos dulces de sus labios.

-Está bien... intentaré dormir un poco y luego...luego veré qué hago con este desastre de cara...tu madre iba a pensar cualquier cosa si me ve con esta cara. Voy a...a ponerme una alarma un poco antes de comer para volver a maquillarme ¿Te parece? - comenta mientras toquetea el teléfono para configurar la alarma.- Listo...te pediría que echarás la siesta conmigo pero sé que tienes que estar con ella. Pero con las ganas me quedo, que lo sepas.- afirma con una especie de sonrisa.