Partida Rol por web

Vale, tía. Si tranqui, que nos queda tiempo. Te lo recuerdo porque se que eres una despistada. Gracias por el favor. Te quiero mucho. Beso.

Kate te responde. Por ahí el tema medio listo. Con Karlie también. Regalos, hum, mañana compras, uy, no, que mañana lo mismo te tiras el día entero en la cama con Frisbee. Bueno, ya el domingo en los centros comerciales o...la semana próxima, que ya no viene de ahí.

Corres escaleras abajo con la mochila y las enormes ganas de ella, de tu ama, a cuestas.

Cuando la ves esperándote junto a la moto de gran cilindrada, tienes que hacer un gran esfuerzo para no tirar de ella escaleras arriba hasta tu habitación. Las palabras son mínimas, un "hola, muñequita", que agita a tu serpiente en alerta, el primer beso ya es fogoso, los siguientes tu boca ya se ha incendiado en la suya y tu cuerpo arde en las llamas que desprende el de Frisbee. 

La moto acelera minutos después, primero a su casa, a cambiarse, que ha salido del curro. Te deja fuera entre risas -Que si entras no sales ni vamos a ninguna parte y vamos de concierto, ¿recuerdas? Jajaja -te copia tu argumento de un rato antes. Frisbee tarda poco más de quince minutos, total, se ha puesto otros shorts, una camiseta negra, las mismas botas y la chupa de cuero. Apenas se ha dado un poco de color en los labios. 

Te abraza, te besa comiéndote la lengua y enroscándose a ella -He mirado dentro de la mochila...Joder, Alice, que solo somos dos, ¿o es que preparas una orgía con más tías? Jajaja.

-Tramposa...-le protesta con fingida indignación, refugiada en sus brazos, disfrutando del dulce rapto que ellos hacían de su voluntad.- no tenías que haber mirado, era una sorpresa...-se muerde el labio inferior y se recuesta en ella para, traviesamente, lazar su lengua a lamer el cuello de la tatuadora y de paso susurrarle algo al oído- es sólo para nosotras...a estrenar todo...¿te gusta la sorpresa?- le dice en un tono tentador y lujurioso, meloso como el de un gato que exige atenciones.

Frisbee inclina la cabeza hacia atrás- Oye...para...que no nos vamos...-Pero no se aparta de ti ni de tus caricias. Se deja lamer por su gatita.-¿No te habías dado cuenta todavía de que soy una tramposa, que juego con cartas marcadas? 

Escapa de tu besuqueo para ser ahora ella la que te besa y muerde el cuello mientras atrapa tus muñecas y las mantiene a tu espalda -No te reveles, honey. -Y lo bien que estás tú así, sujeta y atrapada. 

Al poco te libera -Me gustas tú y me gustan tus sorpresas, Alice. A ver si te gusta la mía. Y no hablo solo del concierto...que yo...-No continua la frase y te da un último beso en la boca. -Eres una viciosilla morbosa. -Sus ojos están algo dilatados. ¿Se ha metido algo? Es posible que un poco. Menos mal que, con todo, controla.

La Yamaha se pone en movimiento una vez más y la velocidad de Frisbee hace que hasta las ideas se paralicen un rato. El que dura el trayecto hasta el parque donde tiene lugar el concierto. El lugar está a petar de gente. Os dirigís hacia la zona del parking. Estás nerviosa, ansiosa. Por el evento, por Frisbee, por el estreno de las sorpresas. Lees qué grupo toca:

The Pretty Reckless

-¡Tenemos unos minutos! ¡Vamos a pillar unas birras y algo que comer! -alza la voz. -Aparco y pídelas tú, que regreso en cero coma. Te apeas de la moto, tu recompensa es su sonrisa y una palmada fuerte en el trasero.

Alice lleva una camiseta que rokera que apareció por su maleta, no sabe muy bien a quien se la robó, seguro que la utilizó de pijama en algún momento, pero ahora le iba al pelo. Y lo demás lo apañó con mucho estilo de su fondo de armario.

La morena contiene el aliento y siente como se humedece toda ella cuando Frisbee la aprisiona de aquella manera. Y la tatuadora bien lo sabía y jugaba con ello. Ummm cuantísimo la excitaba...

- ¿Qué tu...? - se queda con la duda de cómo terminaba la frase, pero decide dejarlo así, a saber qué sorpresa tenía para ella.

-Oh! ¿En serio? Escuché este grupo el otro día en la radio y me fliparon jaja si es que me lees la mente maldita brujilla...-le dice emocionada por el grupo y por la casualidad.- Vale eh...venga te veo luego dentro aunque no se cómo nos vamos a encontrar, seguro que esta petado. Pillo algo y te espero por aquí. Cervezas grandes ¿eh?- poero no espera respuesta y se encamina a las barras para hacer cola y conseguir un poco de todo. Que planazo, se sentía como si hubiera vuelto a los dieciséis.

Te abres paso, como puedes, con empujones y codazos. Y con perdón, que paso, que piso, perdón, que voy...Dos birras enormes más tarde y algo de desespero, tu chica llega con todo el cachondeo del mundo. Tú con las dos manos ocupadas, ella se aprovecha de la ocasión para agarrarte bien por las caderas y darte el morreo del siglo. 

O algo así. 

-Te deseo tanto que quema...-una confesión que nunca antes la has escuchado decir algo así...

Con ella te dejas ir. Te relajas, te liberas de responsabilidades. La depredadora queda en su casa, la dominante en el hotel de los jueves. Te entregas. 

Con la cerveza en una mano y la otra tirada por la tatuadora, corres hacia la zona del concierto. Está a tope, no falta mucho, el grupo se hace esperar. No hay forma de hablar o entenderse con el follón que hay. Pero sí hay tiempo para besarse y abrazarse. Hay química, hay física, hay miradas que conectan con emociones a flor de piel. Se está muy con ella. ¿Será siempre así? ¿hasta cuándo?

Qué importa.

El concierto comienza.

Lo que dure...¿y si fuera para siempre? ¿Tanto mejor no? ¿o no? Bueno si todo pudiera seguir así...Lindsey, Michelle, Frisbee...y los ligues ocasionales, claro...si, todo era perfecto justo en este momento...tal y como era. Y con Frisbee era...pff lo más. 

La música enturbia sus pensamientos, los neones la ciegan. Bebe a largos tragos la cerveza del vaso de plástico descomunal. Tal vez fuera demasiado grande. ¿Qué importa? Si se le caía ya compraría más, eso no era un problema. Con los saltos, las risas, los besos, las metidas de mano...lo cierto es que más cerveza acabó en su ropa que en garganta...pero ¿y qué?

Carpe diem.

Y la noche no había hecho más que empezar.

Después del grupo telonero, que ha sido bastante cañero para ya caldear el ambiente, las canciones de la banda prncipal se suceden unas a otras. Es hard rock del bueno, brutal, y no hay canción que no sea brutalmente genial. Las dos estáis enfervorecidas, igual que los miles de asistentes al evento. La voz de Taylor Momsen domina el escenario y el parque entero. La tía es una pasada y el resto de la banda no se le queda a la zaga.

Saltos, gritos, besos, risas, sonrisas, metidas de mano. El tiempo transcurre sin darte cuenta y te flipas mucho. A veces te cae un morreo largo, otras un abrazo y un mordisco en el cuello. Tú devuelves ambos, no te quedas atrás. Besos sabor a cerveza, besos sabor a rock. 

Nueva canción, no debe de quedarles mucho. Aprisionadas las dos entre los fans. Frisbee te abraza por detrás, tú saltas y ríes, te lame el sudor del cuello, te mordisquea la oreja -Una gozada, eh. -Te coge la mano y te das cuenta que la lleva a su bajo vientre, y la introduce hacia su entrepierna por debajo de la ropa interior...-

Aquello si la pilla por sorpresa pero tras echar un vistazo alrededor, se percata de que nadie les presta atención aunque se pusieran a follar de manera evidente. La orden no expresada de su ama es todo lo que necesita para encenderse como una cerilla, se pega bien a ella, con la espalda afianzada contra su pecho, tiene poco margen de maniobra pero...pero es excitante. 

Su mano, solícita y juguetona alcanza las zonas íntimas, húmedas y cálidas que se esconden bajo las bragas de la tatuadora...sus dedos escalan hacia abajo hasta encontrar la apertura y juegan en la superficie, sin entrar, tocando como si se tratara de un piano, pasando cerca de su centro, bailando alrededor al ritmo de la música.

Frisbee se pega a ti, aprisiona tu mano y, con la excusa del baile, se mueve, se roza con ella, la aprieta contra sí. A la vez, te come el cuello a besos, sus manos rodeando tu vientre. Su cálido aliento en tu oreja y el débil jadeo que se abre paso a través de los acordes de las guitarras eléctricas. 

Tus dedos le dan lo que busca y tu cerilla también se prende. Ahora es su momento, ya llegará el tuyo, piensas, y es solo al poco que sientes su mano y sus dedos colarse bajo tus prendas hasta que se empapan en tu intimidad acuosa.

La tatuadora empuja con sus caderas, danzando a tu espalda, notas las puntas de sus pezones, a la vez que se quema los dedos con las brasas de tu cerilla. Y tú entretanto tocando una música particular y propia en su mojado piano. 

Casi siente que sus rodillas quieren flojear, se apoya en Frisbee para sentir mayor amparo y continua con su "masaje" alentada por los jadeos que llegaban a su oído, movida por la música, el compás, la voz, la letra...todo la enardecía, multiplicaba sus sensaciones, embotaba todos sus sentidos excepto el del tacto...

Pronto ella también empieza a gemir y cimbrearse su cuerpo, sus pezones también se afilan y se notan por la fina camiseta al tiempo que toda su piel se eriza a cada embestida de las caderas de su compañera.

-...vas a volverme loca...ama...-le susurra con un jadeo grave, lujurioso, acompañado de un mordisquito en su cuello.

El concierto va tocando a su fin a la vez que vuestro festival va iniciando sus prolegómenos. En tus dedos, junto a tu oreja, en las tenues sacudidas del cuerpo de Frisbee trasladadas al tuyo, sientes las inequívocas señales de que tu ama llega al éxtasis que le has proporcionado, y en el apretón de su mano en tu entrepierna libera parte de la excitación contenida en sus gritos apagados por la música y por no llamar en exceso la atención. ¿Ama? Ya incluso fuera del ambiente íntimo y recogido la llamas así. La percibes de tal forma y lo haces patente para mayor disfrute de ambas.

Tú no tardas en agitarte, presa de la misma explosión de placer. Os quedáis juntitas, meciéndose los cuerpos al ritmo de la música, ligeras de tensión, acurrucada en sus besos, en el abrazo que no te deja escapar. The Pretty Reckless se despiden con un bis, con otro, con un tercero...

Finalizan y llega el post concierto. De la mano de la tatuadora escapas del mogollón de gente, te invita a otra birra. Ella bebe y te besa, sorbo del vaso, sorbo de tu boca. Atrayéndote de la cintura hacia ella, tú sin oponer resistencia, comiéndotela con los ojos y con la boca. 

-Ha sido una pasada total. ¡La música, sus canciones me corren por dentro, jajaja! -pega la boca a la tuya- Lo mejor es que tú estabas aquí, honey. Contigo todo se disfruta el doble, el triple... 

El concierto es una pasada y todo lo que pasa en él solo hace que mejorarlo. O tal vez lo que hace con Frisbee durante el concierto mejora la música en directo. Es difícil de discernir y tampoco es que importe demasiado. Caen varias cervezas, besos, abrazos...el climax es brutal y luego...luego llega la tensa calma, el post concierto, el post coito también...aunque sólo habían sido los preliminares.

-Joder y contigo hasta ir a comer una pizza puede ser una descarga de adrenalina...todo es excitante, único...eres como una caja de pólvora y me siento como una niña con un mechero...sólo quiero vernos arder y estallar...para luego volver a empezar... Tenemos hasta mañana por la noche para...todo lo que queramos...¿y si...me invitas a una?- y no se refería a una cerveza.

De camino al parking, al pasar junto a un coche, Frisbee te acorrala contra el auto, te empuja sobre el capó, amortiguado la caída ya que te sujeta de los brazos. Se echa sobre ti. Sus ojos centelleante a centímetros de los tuyos, el mismo aire en la dos bocas.

-Alice...te follaría aquí mismo. Sin importarme nada ni nadie, cabrona. -Su beso estalla en tu boca, es esa explosión causada por la pólvora y la llama del mechero. - ¿No será que tú eres fuego y yo soy la que se está consumiendo en él? Eres la puta hostia...

Se muerde los labios -No tengo aquí. ¿Estás segura? Vamos a casa -sus manos abarcan tus mejillas, os ahogáis mutuamente en besos que quemarían el mismo infierno. Se hace difícil despegarse del coche, de no pillarla ahí mismo y ser tú la que se la folle. Estás tan caliente que el aire que expulsan tus pulmones es como el aliento de una dragona. Pero de alguna manera alcanzáis la motocicleta, dos borrachas de la boca la una de la otra, de la lengua enroscada de tu serpiente en su paladar. 

La yamaha vuela sobre el asfalto. La velocidad es vertiginosa. Un accidente ahora sería mortal. ¿Y qué importaría? Tal y como estás, segura que el choque provocaría que te corrieses antes de morir. ¿Te imaginas? Entrarías al paraíso, al cielo o al infierno presumiendo de un orgasmo en el último segundo de tu vida.

Pero no. Afortunadamente no. Frisbee detiene su vehículo a las puertas de su casa y aparca en el el parking privado.

-Segura, ¿eh? Va a ser un puto flipe total, muñequita. -Y un nuevo beso te abrasa las entrañas. Que ya llevabas un rato desesperada por ese contacto húmedo y volcánico.

-Si...muy segura, ya te dije que...una vez de vez en cuando...confío en ti, y total, mañana no trabajo, hasta la noche tengo tiempo de dormir y de...disfrutar más de ti.-le asegura mientras se la come y se deja comer, ya en el aparcamiento de su casa, le tiemblan las piernas y no es por la velocidad de la moto.- ...y de que disfrutes más de mi...-le asegura con una sonrisa sesgada, sus brazos en torno a su nuca, se resistía a despegarse de ella, aunque lo hace sólo porque es necesario para avanzar. Sólo por eso.

-Si sigues llamándome así me volveré a correr sin que me toques...-le advierte mordiéndose el labio inferior, sus bragas ya lo atestiguaban.

-¿Sin tocarte? Qué dices, loca. Muñequita, muñequita, muñequita...-Se ríe, como solo ella lo hace, con esa risa que envuelve cualquier lugar donde se halle. Te arrincona en el muro del parking para otro besazo. Su mano busca de nuevo para encontrar un pantano entre tus piernas.

-Tu olor me ciega, muñequita. -Frisbee no espera, no puede, casi te arranca el pantalón y las bragas, se arrodilla frente a ti. Apenas sus labios y su lengua te tocan, te mueres de gusto. Sostienes su cabeza contra tu sexo y la serpiente vomita fuego líquido en su boca. Su lengua lame y entra, su boca succiona. 

Te desmayarías si no fuese porque sabes que ahí más durante toda la noche. Ahora necesitas esa ralla para mantenerte en pie y el ritmo de lo que está por venir. 

No tarda mucho en venirse sobre la boca que apenas empieza a rozarla, tal es su excitación contenida...incontenible. El orgasmo es corto e intenso, como un chupito; baja por su garganta y calienta sus vísceras desde dentro y siente que su piel puede echarse a arder. No se molesta en disimular sus gemidos, sus dedos se enredan amorosamente en el cabello de Frisbee y sus piernas flojean por instantes. Suerte que tiene la pared para no caerse.

-Por dios...Frisbee vamos arriba...por favor...lo necesito...- no sabe qué de todo exactamente, pero todo lo que necesita está arriba. Y no tiene reparos en suplicar lo que haga falta para ello.

Pasáis adentro. Frisbee no detiene su avance, correspondida por ti y tu necesidad de todo. No ha sido suficiente con el concierto ni el chupito del aparcamiento. 

Lo primero es lo primero. Frisbee pilla dos birras, te pasa una. En sus ojos hay mucho deseo, mucha lujuria, muchas ideas perversas, lo ves, lo notas, lo hueles. Su lata de cerveza te la pasa por encima de la camiseta, en el vientre, en los pechos -Va, desnúdate. -Ella misma lo hace, se queda solo con la camiseta que cubre hasta la mitad de las nalgas. Se mueve de aquí para allá, te prepara la ralla. Sentadas en el sofá, esnifáis fuerte y seguido. Otra bomba en tu cerebro. Solo es una, no pasa nada. Euforia, más ganas y aguante. Por y para ella. 

Más excitación. Más fuego en las venas y en la piel.

Frisbee enciende un canuto, también te lo pasa. Luego fuma ella, recostada en el sofá.- Vamos a jugar a las mascotas, muñequita. -sonríe, aviesa y encantadoramente malvada. Se pone de pie -A cuatro patas, a mi lado, vamos, escaleras arriba, muñequita.  

La raya entra y provoca rápidamente la reacción de todas y cada una de las células de su cuerpo, que se ponen en alerta...en alerta a los deseos de Frisbee, preparada para complacerla...preparada para servirla. Ya desnuda, casi vacía su lata de dos tragos y da dos caladas rápidas al canuto. La combinación es explosiva en su cerebro, agudiza sus sentidos, aletarga su voluntad...¿o eso lo hace Frisbee...?

Se desliza fuera del sofá y se pone a cuatro patas junto a su ama, no puede evitarlo, da una lamida a su pierna antes de ponerse en movimiento, siguiéndola a su lado, se las arregla para contonear su cadera incluso en esa posición.

-Así le gusta ¿mi ama?- le pregunta mirando un poco hacia arriba mientras ascienden por la escalera.

-Ya te diré si me gusta. No me seas chula. -para reforzar sus palabras, te suelta una cachetada que te hace escapar un grito agudo.

Antes de subir, Frisbee husmea en tu mochila, -¿Puedo? - Pregunta, más por preguntar que otra cosa, porque directamente la abre, mira, sonríe y elige lo que quiere. Uno de los collares para el cuello, no duda un segundo y te lo pone con mimo. Tantea la soga, pero no se decide.

-Eres una mascota libre. De momento. -Sonríe, ladina. Sí que agarra la fusta y te indica que subas. Carga con la mochila y a dmira el contoneo de "tus cuartos traseros", escaleras arriba, satisfecha de tu obediencia. 

El juego ha comenzado. Ama-sumisa. Con drogas de por medio, coca y maría. Te ves muy lanzada. Una ralla. Solo una. Por ahora. 

Frisbee es mala y se pone delante de ti, para que seas tú la que le mire el bonito culete y piernas tatuadas con bellos tattoos. 

Arriba, te para, te pone el porro en la boca para que le des una calada, luego ella.  Y te examina, la fusta bajo tu barbilla- Veamos esa dentadura...hum… bien… A ver las tetas…Hum… Muy tiesas… -te va pasando la fusta aquí y allá. Te acaricia la cabeza- Qué muñequita tan guapa y lista y complaciente. A ver, abre las piernas -te da golpecitos con la fusta, animándote a que separes las piernas, comprueba tu "parachoques trasero" y tus dos rajitas. -Hum...Vaya coño, joder, muñequita… Una puta delicatessen…

Pasea el extremo de la fusta por tu entrepierna y te da un par de golpecitos en los labios externos. -Sigamos- Gateas un poco más hacia su dormitorio. De repente te suelta un fustazo con verdaderas ganas- Me apetecía. No rechistes, muñequita. Dame las gracias, que estoy por dejarte fuera de la habitación, en la puerta. -te pasa el peta para otra calada.  

-¿Quieres entrar, muñequita? -te pone la mano cerca de la boca- A ver como lame mi nena. A ver esa jugosa lengua. Mira que ahí dentro es mi reino, se hace lo que yo digo y si no, te castigaré de verdad. Estás advertida, muñequita.