Partida Rol por web

Habias recibido una nota aquella misma tarde, llevaba el sello del partido, por lo que sabias que debia ser importante y mas aun, verdadera. Te habian convocado en un lugar apartado y oscuro, algo raro pero no podias fallar.

A lo lejos el reloj sonaba marcando las 9 de la noche cuando estabas entrando en el callejon. Aparentemente no habia nadie asi que decidistes dar unos pasos hacia el interior.

- Chico.

Al girarte, ves la silueta recortada de un hombre contra las luces de la calle.

- Veo que eres puntual.

Definitivamente es un hombre... aunque no logras verle la cara. ¿Que querria?

Astor se encontraba ligeramente asustado, su temor por lo desconocido chocaba abiertamente con el deber para-con el Partido, por lo que no tuvo más remedio que acudir a la llamada; cuando la voz irrumpió, sintió alivio, a fin de cuentas, si fuera alguien peligroso, nocivo o dañino, jamás hubiera delatado su posición y aún menos saludando.

Girando sobre sus talones y haciendo el gesto de saludo característico que tanto había practicado a lo largo de su militancia en aquel Partido Político; el joven espera órdenes de aquel superior, al menos eso era lo que pensaba; ¿quien si no tendría el sello del Partido y la lista de los afiliados al mismo?.

-Sieg Heil! -Dijo antes de volver a ponerse firme ante aquella figura- ¡La puntualidad es uno de los principios claves del compromiso, el respeto y el orden!.

El hombre del sombrero contesta al saludo con un breve "Sieg heil" antes de volver a hablar.

- Si, respetar los principios del partido esta bien, esta muy bien ¡Claro que si! ¿Pero sabes? Hay gente que no los respeta, no... no.

Se mete las manos en los bolsillos sin parar de hablar.

- Ese es el motivo, esa es la razon por la que te he llamado hoy aqui. Veras hay un criador de pokemons asentado en el mercado, no muy lejos del centro, en una de las callejuelas. Solemos tener buenas relaciones con los mercaderes, para apoyar al comercio local. ¡La gente deberia ser capaz de mover la economia de su propia región! Por supuesto... el problema esta en criar pokemons que no deberian ser criados... no, no. Veras, ha estado hablando con los de la camara y quiere comenzar a criar pokemons hada para traerlos aqui. ¡Aqui! Al baluarte de nuestro partido, a una ciudad sin pokemons hada y eso no esta bien...

Respira.

- Por ello te hemos llamado, veras, querriamos que tuviera claro lo que el partido piensa sobre esas novedades ¿Estarias dispuesto a ayudar?

Los músculos del joven se tensaron cuando escuchó la palabra "Hada", desde el dedo gordo del pié hasta la punta de la nariz; si no fuera porque aquellas orejas que portaba son meros cosméticos, también estarían tensas. La respiración del joven se entrecortó por un instante y su corazón dio un salto antes siquiera de que pudiera entonar una palabra tomó un par de segundos para calmarse de la desfachatez, de la locura y del improperio que acababa de escuchar.

-¡Un traidor! ¡Un terrorista! -Esas fueron las primeras palabras que salieron de la boca del joven- ¡Por supuesto que deseo colaborar!. ¡Hay que preservar el bien y la seguridad en nuestra ciudad!.

El joven dudaba si acercarse a estrecharle la mano a aquel hombre para sellar el pacto o si por el contrario quedarse aún a unos cuantos pasos de este y esperar; se sentía realmente confuso con todo aquello, aunque finalmente agradeció que el hombre no se acercara, pues si fuera a dar la mano, notaría que estas estaban aún sudorosas.

Aquel hombre cruzó las manos por delante de el.

- ¡Si... si... me gusta tu entusiasmo! -da una palmada amortiguada por unos guantes- bien, me alegra ver que eres fiel al partido. Mañana recibiras un mensaje, un sitio y una hora.

Saluda con un "Sieg Heil" nuevamente antes de girar para marcharse, da un paso pero vuelve a hablar.

- ¡Ah...! Y no te preocupes si ves mas gente... no estaras solo, pero todos seran del partido... adios.

El joven no aportó nada más a la conversación, tan solo alzó el brazo en forma de saludo y lo mantuvo en alto hasta que aquel hombre saliera del callejón, a fin de cuentas, no tenía mucha idea sobre qué era lo que debía hacer, pero tampoco quería importunarle o hacerse ver peor ante los ojos del hombre al demostrar sus dudas acerca de la misión; lo único que sí sabia es que "algo" tendría que hacerse.

Sin mas vuelves a tu casa.

...

A la mañana siguiente recibes bajo la puerta un sobre con el lacre del partido. Dentro solo hay una tarjeta con una dirección y una hora. "Calle Magnolia 32 23.00"

Astor Krieger estaba preparado para la ocasión, incluso había hecho "Cupcakes" con el logo del partido para poder repartirlos entre los miembros del operativo, se había pasado toda la tarde en la cocina para hacerlos con amor y esmero, por lo que esperaba que los otros compañeros no fueran celíacos.

Con el mensaje en sus manos su rostro mostró disconformidad respecto a lo que estaba leyendo.

-¿Calle Magnolia?. Pfff... Menudo nombre... ¡Ya va siendo hora de que el Partido comience a renombrar las calles antiguas como es debido!. Calle Magnolia... Calle Magnolia... 

                           
Una suave llovizna golpeo tu accesorio gatuno cuando saliste de tu casa. El cielo se habia encapotado ayudando casi, de cierta manera un tanto poetica, a crear el ambiente perfecto para tu primera gran misión para el partido. Las calles se habian despejado bastante a aquella hora de la noche, sin embargo a medida que te acercabas al distrito del mercado la luz ambiente se incrementaba.

El mercado, centro neuralgico de negocios y ocio de la ciudad. Contaba con un teatro donde a estar horas estarian terminando la ultima funcion con la ultima estrella recien arribada a la ciudad, algunas terrazas que invitaban a tomar un vermut antes de partir a la comodidad del hogar, todas con camareros diligentes a la espera de llegada de nuevos clientes y copando las necesidades de los que ya estan, a parte de ciertos toques pintorescos de irrealidad capitalista y consumista contra la que luchaba el partido.

Al girar hacia la calle que se dirigia al mercado en si mismo puedes notar la presencia de ciertos feriantes callejeros que estaban terminando de recoger las ultimas migajas del dia junto con sus pokemons.
Por que no es oro todo lo que reluce y si bien los ultimos años habian sido especialmente prosperos para la ciudad, aquellos que miraban un poco mas alla de los brillos de las joyas y la decadencia de los adinerados, podian ver que la base sobre la que se sustentaba la opulencia de aquellos a los que mas les pesaban los bolsillos.

Dando un ultimo vistazo giras hacia la calle secundaria que te habian indicado cuando casi te tropiezas con una chica joven que apenas te alcanza la barbilla en altura.

Rubia, ojos azules, apenas alcanza el metro y medio y con unas alas de plata a la altura de la cintura, distintivo de mando del partido, no podia ser otra que Serafina, lider de la sección femenina del Partido. Desde su posición te miraba con intensidad, parecia que con enfado, aunque no sabes por que. Quizas a esto se referia aquel hombre con que no estarias solo.

Serafina saca con tranquilidad un reloj de bolsillo mirando la hora, sabias que aun faltaba para la hora convenida al menos 5 minutos, mira por detras de ti.

- Llega tarde...

Dice observando la calle como esperando.

"¡Oh!,¡No!" Esas fueron las primeras palabras que se le pasaron por la mente al joven militante; justo seguidas de "¡Una niña perdida a altas horas de la noche en calles siniestras y mal iluminadas!", y esta siendo proseguida por un "¡Y además va disfrazada de un alto cargo del partido! Uy... que monosa ella...".

Pero cuando la joven le reclamó su tardanza, Astor al fin lo comprendió... ¡Ella era la "otra persona" con la que debía cumplir la misión!. Dudando nuevamente en cómo responder y qué hacer, el joven decidió hacer lo más inteligente que se le pudo ocurrir. Girar su cabeza hacia atrás para ver si estaba hablando con otro, pese a no ver a nadie ahí, el joven habló.

-Estoy de acuerdo. ¡La puntualidad es una de las bases del respeto, el orden y el respeto!. ¡Todos ellos valores del Partido!. ¡Me importa poco que te puedas mimetizar con el entorno! ¡Debes llegar a la hora requerida Mr.Mimético!.

Astor se hubiera cruzado de brazos en indignación en aquella calle vacía si no tuviera entre sus manos una pequeña caja de cartón bien cerrada que contenía aquellos "Cupcakes" con el logo del partido que había hecho durante la tarde de ese mismo día; ¡Aún estaban calientes!.

En ese momento la niña cambia su mirada hacia ti directamente. Guarda su reloj y extrae una libreta que mira con detenimiento.

- Oh... tu debes ser Astor... si -te vuelve a mirar- ¿Y tus modales? ¡Sieg Heil!

Te espeta alzando el brazo.

- Aun falta un ultimo integrante del grupo y procederemos a la operación... -mira la caja que tienes entre las manos- ¿Y eso?

Astor, por mucho que le hubiera gustado levantar el brazo en alto, como si estuviera pidiendo un taxi, la situación impedía hacerlo, a fin de cuentas, aún tenía aquella fuente de repostería entre manos. Por lo que se encuadró y alzó la nariz, que era lo máximo que podía alzar en estos momentos.

¡Sieg Heil!

Algo más relajado ahora que el tema de la conversación había pasado de "Un llegas tarde" a un "¿Qué tienes ahí", el joven sonrió y abrió lentamente la caja mostrando el contenido a la joven.

-¡Es algo que preparé para esta operación!. Porque no sé cuantos íbamos a ser, preparé unas cuantas. Pensé que quizás podamos hablar con el criador mientras comemos estos deliciosos aperitivos. A fin de cuentas, uno negocia mejor cuando está en un ambiente tranquilo y relajado... Además... ¡Tiene mini-logos del partido!.

Por un momento un rictus de incredulidad cruza el rostro de Serafina, no podia ser verdad... pero cuando tus manos abren la caja que contiene las magdalenas, su mirada sube hasta cruzarse con la tuya y una sonrisa de suficiencia aparece en su rostro.

- Ah... pero que mono, ya entiendo por que te han enviado conmigo -dice dandote una palmadita en la cara- no te preocupes, cuando acabemos las... negociaciones tomaremos los bollos.

Al poco un hombre alto y fornido aparece saludando al modo del partido. Serafina le mira como analizandolo, aunque parece que ya le conoce.

- Bien... ya estamos todos, movamonos rapido, esto ha de hacerse en menos de 5 minutos.

De un portal a oscuras saca una bolsa negra alargada que suena a metalico cuando la mueve y se la carga al hombro. siguiendola no tardais mucho mas de 3 minutos hasta que os hayais frente a una tienda, la del criador. Serafina se para frente a ella y se gira para miraros.

- Vale, 5 minutos, ni un segundo mas -abre la bolsa dentro de la cual hay 3 bates de beisbol- coged uno... ¿Sabes manejarlo, no?

Te pregunta directamente.
 

Astor estaba contento de tener una compañía que lo apreciaba por sus esfuerzos y su lealtad al partido; pese a ello, hacer amigos no era parte del plan que el joven tenía en mente, aunque era algo más que evidente que tenerlos en las altas esferas del partido era una cosa positiva, por lo que sonriendo de vuelta esperaron hasta que, finalmente llega el compañero faltante.

Poniendo bajo el brazo la caja de Magdalenas re-diseñadas, Astor agarra un bate con la otra mano y lo zarandea un poco levemente en el aire, con cuidado de que no se le escapara ni que golpeara contra nada, y lo más importante, contra nadie.

-Sí, es un bate. En el Campamento Masculino de Jóvenes del Partido jugamos unos cuantos partidos con estos, tal y como el programa de ejercicios indicaba. Aunque admito que yo prefiero el Soccer... Aunque no entiendo qué tiene que ver un partido de Beisbol con todo este tema... 

Astor no comprendía muy bien aquella indirecta y pese a que era algo bastante evidente para cualquier otra persona normal; sus ojos demostraban cierto grado de incredulidad e inocencia infantil ante lo que, levemente se dejaba entrever acerca de lo que debía de hacerse.

-¡Oh! ¡Ya veo! -Dijo finalmente con una sonrisa en el rostro- ¡Vamos a retarles a un mini-partido de Beisbol!. ¡Veamos qué voluntad es más fuerte!. Aunque sinceramente... no sé... ¿No podemos comer las Magdalenas y hablarlo?.

Serafina por un momento parece perder los papeles o al menos esa es la sensacion que te transmite su mirada relampagueante, sin embargo no hace otra cosa mas que exhalar un profundo suspiro. Al dirigir su mirada hacia ti notas como si un Sharpedo te estuviera mirando directamente.

- ¿Un partido de beisbol?... Este hombre es un disidente, un traidor ¡Un terrorista! -añade poniendole mas enfasis a cada palabra, te agarra del cuello de la camisa y te atrae hacia ella hasta dejarte a pocos centimetros de su cara- Este hombre esta pretendiendo traer un tipo de pokemons disruptivos a Zira ¡A nuestra buena isla! Una isla que no ha sido profanada con la macula de esa clase de pokemons inferiores. Este hombre no ha atendido a razones y no solo se ha enfrentado al Partido anunciando abiertamente sus intenciones, si no al modo de vida y a las buenas costumbres de las gentes a las que representamos y defendemos. Es nuestro deber como miembros del Partido... no... ¡Como ciudadanos de Zira, mantener la paz que tanto nos ha costado lograr entre todos y que unos pocos con ansias de hacer dinero pretenden vender como si se tratase de una ramera pokemon!

Te suelta al tiempo que coge un bate, haciendo a un lado a vuestro compañero, con las dos manos descarga el bate sobre el pomo cerrado de la tienda desencajandolo, le da una patada y deja la puerta abierta, se gira y alza el bate en tu dirección.

- Asi que decide, aqui y ahora, si eres un ciudadano honrado que defiende el bienestar de su gente y su pueblo o un sucio traidor y desertor que quiere dejar que el caos y la anarquia se apoderen de Zira.
 

Cuando la joven desaparece de la vista al entrar en aquella tienda, Astor Krieger no puede aguantar la presión y cae al suelo de rodillas, temblando; semejante muestra de poder, decisión y lealtad al Partido y a la causa, en verdad lo habían sorprendido, de hecho incluso asustado, pues había estallado cual tormenta eléctrica sobre el mero miembro de las Juventudes.

-S-S-Sieg Heil... -fue lo único capaz de decir mientras recogía el bate del suelo y se dirigía junto ella, cargando también las magdalenas decoradas- E-Espereme...

La tienda se hallaba en silencio. Solo el ruido lejano del ajetreo del mercado irrumpia desde el fondo de la calle. Todo estaba en orden y dividido por secciones. Al fondo se encontraba la seccion de trajes y adornos, junto a la caja registradora habia una seccion de suplementos alimenticios para pokemons, tras la caja se ve la entrada a una trastienda. Expuestas en la vitrina hay 4 pokeballs y asi por toda la tienda se puede encontrar diversos tipos de enseres para pokemons.

Vuestro compañero ya se habia puesto manos a la obra destrozando unos pedestales que habia cerca de la entrada que parecian diseñados para exibir pokemons.

Serafina se encontraba dando cuenta de unos equipos de entrenamiento pokemon en el medio de la tienda.

Astor no se encontraba del todo cómodo con el bate, apenas lo había usado contra un tendero de postales con imágenes de Pokemon, cuando este se le calló encima; demostrando la incompetencia de este a la hora de realizar trabajos físicos y manuales; pese a ello, con una entereza reafirmada se levantó y con los brazos en jarras exclamó.

-¡He derrotado a este poderoso enemigo!. -Viendo como el tercero en discordia estaba arramplando con todo, las orejas falsas se encogieron ligeramente- Ejem... continuaré trabajando...

Los ojos de Aster se posaron en aquellas Pokeballs, quizás contuvieran Pokemons inocentes, o quizás fueran Pokemon de tipo Hada expuestos en la vitrina; o directamente quizás no tuviera absolutamente nada. Sea como fuere; acercándose a aquellas Pokeballs, las recogió y las metió dentro de la caja de las Magdalenas más Patrióticas de la isla.

Una vez terminado, se giró y dirigió hacia la joven, a fin de cuentas si ella no estaba destrozando el local era por un buen motivo; pues fuerza tenía más que de sobra para hacerlo; algo había llamado su atención, y eso significaba que algo era importante, y lo que a su vez eso significa que... no lo tenía muy claro, pero pese a ello, decidió ir.

En pocos minutos la tienda estaba patas arriba. Podias ver que tanto Serafina como vuestro compañero habian roto una buena cantidad del suministro de la tienda, las perdidas de aquel dia iban a tardar en ser recuperadas. Cristales, mobiliario, aparatos de decoración, habian acabado rotos y esparcidos por el suelo.

Serafina saca una bolsa de dentro de la bolsa y comienza a meter cosas a la carrera, como pokeballs, suplementos pokemon y demas enseres de utilidad. De un empujon la caja registradora cae al suelo abriendose, sin embargo esta vacia, a lo que Serafina contesta con un chasquido de lengua.

- Es hora de marcharse.

Recoge los bates y tanto ella como el otro chico salen corriendo de la tienda.
 

El joven Astor, a parte de casi matarse con aquel estante de postales, poco más había hecho, eso sí, se había asegurado de estar haciendo cosas delante de la que parecía ser el órgano de autoridad más relevante de aquel lugar, aparentando trabajar arduamente y con entrega. Pese a ello, todo esto no le parecía lo correcto. ¿Desde cuando hablar con amenazas de no usar posavasos habían dejado de ser efectivas en una sociedad civilizada?.

-No sé... ¿Y si el Seguro se hace cargo de todo esto?. -Preguntó Astor a la par que corría detrás de ellos, temiendo que todo el duro trabajo fuera en vano- Quizás podamos hacer cosas que echen para atrás a la Aseguradora y que sea el dueño el encargado de restablecerlo todo... Seguro anti-ladrones supongo que tiene... ¿Y anti-incendios?.