Partida Rol por web

- ¿De verdad crees que dejaria a mis pokemons protegidos solo tras un cristal? Estas pokeballs estaban, y estan, vacias. Y no tengo pokemons tipo hada, mi intencion era traerlos, pero parece que hay gente a la que no le parece bien.

-Bueno... la respuesta es... Sí... -Dijo el joven avergonzado bajando la cabeza- Bueno, espero que todo vaya bien y esos ladrones no traten de volver a robar tu mercancía... ¡Es una pena que en nuestra bella ciudad haya este tipo de delincuencia!. ¡El Partido aún tiene mucho trabajo por hacer para liberarnos de los parásitos!

Llevando una mano a su pecho, mira al infinito durante unos cuantos segundos, honrando el nombre y la dura misión que el Partido aún tiene por delante en aras de traer la seguridad ciudadana.

- ¿El Partido...? ¡El Partido!

Dice como dandose cuenta de lo evidente y te vuelve a mirar de arriba abajo.

- ¡Tu! ¡Tu eres uno de ellos! Pero si eres solo un crio... Mira, largate, largate de aqui -dice espetandote- No sabes con quien te estas relacionando y tarde o temprano vas a acabar mal... oh si ¿Ladrones? Claro... ladrones. Tu diras que son ladrones pero yo se quien ha hecho esto.

Momento en el que señala su tienda con frustración.

- Aunque no tenga pruebas, aunque no pueda demostrarlo, se que habeis sido vosotros... ¡Largo!

El joven baja sus orejas y se encoge de hombros ante las acusaciones infundadas por aquel hombre; no pudiendo hacer nada para hacerle cambiar de opinión y demostrarle que el único camino viable era acatar las normas del Partido, siendo este lo único que puede detener el caos, la criminalidad y el desorden.

-Me iré... pero tenga en cuenta que sin el apoyo del Partido, los comercios seguirán estando a merced de los que buscan lucrarse a costa de los demás... ¡Sólo una mano firme puede alzarse ante los parásitos!.

Con este breve discurso, Astor alza su brazo haciendo el saludo del partido; gira sobre sus tobillos y se dispone a marcharse finalmente con un mal sabor de boca.

Te encontrabas volviendo cuando un olor a campo y un sonido de animales llega hasta tus oidos. Cuando te acercas a averiguar la fuente del sonido ves que una de las arterias principales de la ciudad esta completamente colapsada por un rebaño compuesto de Mareeps, Milktanks y algun Tauro, todos ellos guiados por Growlithes y Arcanines. Al frente y mezclados con el rebaño una serie de personas van lanzando esloganes sobre la reforma de una ley.

Al frente de toda la comitiva sujetando la pancarta grande puedes ver a Mafalda Sanchez, quien reconoces como presidenta del partido de la izquierda y junto a ella Ernesto Rubio, sacerdote del templo a Arceus.

Astor no era una persona violenta, de hecho ni siquiera se podía considerar una mala persona; el era alguien que hacía lo que tenía que hacerse y cuando tenía que hacerse, tal y como cierto musical bien cantaba y repetía una y otra vez "I am not throwing away my shot!", por tanto no iba a desperdiciar esta oportunidad de dejar mal a los politicuchos de segunda... y probablemente escalar socialmente dentro del partido.

Sacando de su bolsillo, entre un chicle a medio masticar, un par de monedas sueltas, se encontraba una ristra de petardos que rapidamente encendió usando un mechero y lo lanzó con el objetivo de dar a la parte trasera de aquel "desfile de paletos", cerca de los Pokemons más pasivos y tranquilos en aras de que cuando explotara causara una buena estampida pokemon.

Acto seguido, antes de que los petardos explotaran, y sin saber muy bien dónde calleron, decidió huir por donde ha venido de la forma más sigilosa que pudo; a fin de cuentas, los "hombres de verdad" no se giran para ver las explosiones, simplemente se alejan.

El petardo hace una pirueta en el aire dibujando una parabola, sin embargo no llega muy lejos y al cabo de unos segundos explota en la parte de fuera de la comitiva. Una pareja de mareeps balan apartandose y produciendo unas chispas en sus cuernos, un growlithe lanzan un unico ladrido de advertencia en direccion al petardo y la policia lanza un par de improperios para mantener el orden. Pese a todo, la comitiva sigue.

Astor se encontraba molesto; quien hubiera dicho que su maravilloso plan de causar una estampida hubiera fallado de forma tan vergonzosa; solo hubiera faltado que el petardo hubiera rebotado y le explotara en la cara. ¡No podía quedar así!. ¡Él era grandioso! ¡Él ES Grandioso!, unos meros pokemon de campo no se iban a entrometer en su camino...

Rebuscando en sus bolsillos no encontró más petardos; a fin de cuentas, nadie en su sano juicio lleva medio kilo de petardos en el bolsillo trasero del pantalón; por lo que con una mueca de desagrado y disgusto buscó otra forma en la que poder causar el caos en aquél lugar... Quizás... ¿Enmascararlo en forma de broma?.

Astor buscó a algún jovenzuelo solitario o grupo de niños con Pokemon de tipo fuego; ese sería su siguiente objetivo...

Unos niños de entre 7 y 9 años miraban la manifestación con interes, no era habitual ver tantos pokemons rurales en la ciudad. Hablaban de la fiereza de los growlithe.

Astor había localizado a sus presas y cual culebra del jardín del Edén se acercaba reptando -metaforicamente- a ellas; su objetivo seguía siendo el mismo, si no podía encender la chispa de la estampida con un petardo encendido, lo haría de otra forma completamente distinta... ¡Encendería las almas de gamberradas de la juventud!. A fin de cuentas, ¿Quien no ha causado una estampida con posibles muertes cuando era joven?. ¡Y el que no lo haya hecho, no tuvo infancia!... Probablemente lo mismo que los niños que hubieran sido pillados por dicha estampida.

-Impresionantes, ¿Verdad? -Dijo Astor mirando a los Growlithe, al igual que aquellos niños- Pero no creo que sean demasiado poderosos, muchas luces y poca potencia... supongo que es lo que tiene vivir en el campo, los amansa... ¡Apuesto a que vosotros tenéis compañeros Pokémon más poderosos!.

Los niños se miraron entre risas.

- Si esos niños de campo no saben lo que valen los pokemon de verdad, tengo algo que quizas les anime un poco...

El que parecia el mayor, y el lider, de los niños saca un pequeño Torchic de la pokeball. Le mira y entre risas le dice.

- Tai -comienza a decirle en susurros- Ve hasta el centro de los mareeps y usa Pirotecnia.

Lo baja al suelo y deja andar al polluelo. El cual se acerca con paso vacilante hasta el centro de la multitud. Puedes ver a los niños expectantes, cuando derepente Tai parece quedarse quieto y con un estornudo un millar de chispas saltan alrededor creando un anillo de fuego. Los Mareeps se inquietan bastante comenzando a empujar a sus compañeras tratando de escapar. Los niños rien ante el efecto provocado y el joven que habia enviado al Torchic le devuelve a su pokeball desde la distancia.

Parecia ya que iba a haber revuelo cuando dos Arcanines bastante corpulentos se plantan frente a las ovejas y utilizan Malicioso para devolverlas al sitio. Pese a ello las Mareeps van bastante asustadas y parece que estan ralentizando la marcha, aunque no era lo que esperabas.

No parecía haber el resultado esperado, de hecho todo parecía seguir más o menos tal y como estaba dispuesto a seguir; bajando la cabeza molesto por la falta de un efecto en cadena que aplastara a aquellos con pensamientos distintos a los del partido y por tanto peligrosos para la seguridad -y los intereses- del mismo.

-Mmmm... -Dijo mientras, con una clara decepción se alejaba.

Su objetivo era sencillo, ahora que había vuelto a fracasar en su intento de lograr general el cáos, al igual que en su anterior intento de "convencer" al propietario de la tienda de que los ladrones buscaban los Pokemon de tipo hada; lo mejor que podía hacer era volver a su casa a la espera de otra oportunidad en donde, en esta ocasión, lograra obtener alguna ganancia...

¡Quizás hacer más magdalenas y repartirlas en algún mítin del partido!. Sí, seguro que preparar repostería era algo más que válido a la hora de escalar socialmente dentro del organigrama del partido. A fin de cuentas, a la joven le agradó.