Partida Rol por web

Cuando salgo al balcón miro hacia abajo, para comprobar en cierto modo si de verdad van a subir. No sé ni siquiera si el apartamento es seguro, no sé si hay algo que podamos aprovechar de él, ni si habrán provisiones. Quizás ellos encuentren algo de utilidad, por qué no. Lo único que quiero yo es sentirme segura.

- ¡Vale! Ha venido un vecino aquí. Parece normal -digo apoyándome en la barandilla del balcón. Luego miro hacia dentro del apartamento y vuelvo a entrar.

Alguien grita desde abajo algo y le respondo desde el balcón. Tras ello, vuelvo a entrar en el apartamento y digo al extrañamente normal vecino:

- Bueno, pues parece que van a subir... -esbozo una media sonrisa y suspiro pesadamente. Me entran ganas de buscar mi ranchera y largarme de la ciudad, pero no sé dónde quedó exactamente "aparcada".v Miro a mi alrededor con desconfianza. Aún no he echado un vistazo al piso porque no quiero sorpresas, pero quizás los soldados sí lo hagan... - Lamento mucho las prisas y las... malas formas -digo señalando la puerta del apartamento con todo el atrinchamiento detrás- Todo esto parece sacado de una película de terror y puede que pierda un poco los nervios. Me llamo Jesse.

Mientras Jesse se está presentando con Chad, los tres militares logran subir al primer piso y los encuentran. El hombre parece alguien tranquilo, casi fuera de este mundo horroroso. La joven se gira para ver a los tres hombres en uniforme. Parecen del ejército y bien entrenados, aunque no se los nota especialmente equipados como en las películas. No tienen demasiadas armas a decir verdad.

Chad no estaba seguro si todo aquello era otro de sus sueños, que posiblemente se convertiria en una pesadilla, pero por el momento no le quedaba mas que seguir la corriente a la situacion. La chica, Jesse, resulto atractiva y energica, asi como positiva y de buen humor. El joven reikista apenas conseguia sonreir ante sus comentarios, y aun desacostumbrado a hablar, se limito a responder la presentacion: "Ehmmm pues yo soy Chan Hoppus, inquilino del 2B. Debo admitir que haz hecho un buen trabajo aqui".

Pero luego su natural seriedad volvio cuando Jesse se dirijia a algunas personas desde el balcon. Se trataban de militares a los que hizo pasar.

El casi casual encuentro con Jesse McFlaren, no habia sido mas que el comienzo para Chad. El muchacho hacia dias que no veia a nadie, y aquella mañana se habia sorprendido al ver a algunos militares en el callejon de su edificio. Minutos despues se encontraba con alguien, vivo, que se habia hecho una pequeña fortaleza, un piso abajo del suyo.

"La entrada del edificio esta ligeramente bloqueada para prevenir a los no muertos, pero no sera problema para ellos" -menciona en voz alta Chad, mientras esperan con Jesse a que suban, quizas con algunas buenas noticias, y esperanzas sobretodo.

Tras presentarme con el vecino, llegan al fin los tres soldados que vi antes en el callejón. La verdad, no me los esperaba de otra manera que no fuese tal y como salen en las películas de acción... pero la realidad siempre supera la ficción.

- Vaya, hola de nuevo -saludo a los soldados- De repente, cuánta gente ...normal, ¿eh?...

Miro a todos los presentes tras unos segundos de silencio por mi parte para decir finalmente:

- ¿Han venido a rescatar civiles? ¿Qué ha pasado con esa gente que parecen muertos? ¿Y por qué la ciudad parece desértica? Yo... -digo tras darme cuenta de cómo me miran- siento si les acribillo a preguntas pero es que no entiendo nada. Vengo de bastante lejos y no me esperaba este panorama...

Al entrar en el piso encontramos otra persona mas. Parece que al menos serviremos de algo. 

No se preocupen, como dice ella estamos aquí para rescatar civiles. Sobre las demás preguntas no estoy autorizado a responder. La prioridad ahora es salir de la ciudad, necesitamos víveres. ¿Hay en el edificio? Pregunto al hombre que parece saber mas del estado del lugar.

Oh, había olvidado presentarme. Yo soy el capitán Daniel Jacksson, médico de campaña y estos son mis hombres, los sacaremos de aquí.

Sin expresar demasiada gratitud, solo la necesaria, por un cuestion de respeto y buenos modales, Chad saluda a los milateres levantando la mando de derecha con la palma levemente erguida. "Yo soy Chad Hoppus. Vivo en este edificio, en el segundo piso. Tengo alli algunos viveres que junte el dia de ayer, pero no son muchos. Lo necesario para una sola persona, durante dos o tres dias. De todos modos, conozco la zona bastante bien, al menos un par  cuadras a la redonda". Chad se queda pensativo, y luego agrega: "¿Precisan muchas cosas?".

A pesar de estar rodeada de gente normal, de gente armada, me siento inquieta, mirando a mi alrededor a la par que escucho la conversación de mi alrededor. Al igual que ellos, me presento.

- Yo soy Jesse... y a él le conozco de ahora, así que no somos vecinos -digo refiriéndome a Chad- Aún así se agradece la visita de tanta gente... Mi casa no es ésta. Vivo en otro estado, de hecho, y el viaje hasta aquí no fue demasiado normal. Ahora entiendo por qué.

No hago más que darle vueltas a la idea de que mi familia puede que esté aún bien. Mi casa está en un sitio muy incomunicado por carretera, sólo hay una y un camino secundario que lleva hasta el rancho. Pero no tengo modo de comunicar con ellos ni manera de saber nada por "no estar autorizado a responder". No pienso perder el norte...

- Supongo que si encontramos algún supermercado podríamos cargar con montones de carritos llenos de comida en lata o alimentos que no necesiten ser cocinados. Y agua. A no ser que ya tengan -miro a los soldados con curiosidad- ¿Somos los únicos civiles que han encontrado? ¿A dónde nos van a llevar?

Mientras los militares, Chad y Jesse se presentan, por decirlo de alguna forma, se sienten unos quejidos que provienen de la puerta aledaña a la habitación que Jesse ocupa.

Observando la habitación donde estamos me acerco a la mujer, parece nerviosa.

-De momento sois los únicos y realmente no teníamos esperanza de encontrar a nadie más. Buscamos un supermecado, pero no conocemos la zona y no tenemos un mapa. Si alguno de los dos pudiera guiarnos podríamos abastecernos allí además de lo que tenga aquí nuestro amigo. Digo refiriendome al otro hombre. Luego os sacaremos de aquí vivos.

Se oye un gemido proveniente de otra habitación, parece que no estamos solos. ¿Decís que no había nadie mas aquí? Nadie... ¿humano?

Mi ademán de responder a la duda del soldado sobre la zona se ahoga al escuchar un extraño quejido tras una puerta. Una de esas puertas fantásticas que no tuve coraje de abrir cuando por la noche llegué a este apartamento.

- Ay, dios... Yo no sé... Llegué de noche, me seguían desde mi ranchera hasta la puerta, tuve que cerrar a empujones y poner todo eso detrás de la puerta. No... no registré la casa. Necia... -digo señalando nerviosa la puerta de entrada del apartamento. Mi mirada se pasea por la habitación en la que nos encontramos hasta posarse sobre la otra puerta cerrada, la de la habitación contigua a la que nos encontramos y de la que proviene ese extraño sonido- Que no sea uno de ellos, que no sea uno de ellos... Marchémonos, por favor

Aunque...

¿Y si no es uno de ellos?

La situacion ocurria con demasiada naturalidad. Algunos sobrevivientes, de la milicia tal vez, buscaban provisiones, aunque sin conocer el area seria en su mayoria una perdida de tiempo. Afortunadamente Chad Hoppus habia vivido en la zona unos cuantos años y a pesar de ser rutinario y usar siempre los mismos caminos, podia ser de utilidad en aquella situacion.

Para su sorpresa la noche anterior no solo habia recibido la visita de Jesse, sino al parecer de alguien o algo mas. Instintivamente Chad metio su mano en su morral, e hizo ademan de sacar algo, posiblemente algun tipo de arma, pero luego se arrepintio. Sonrio, y casi al borde de la verguenza, suspiro tranquilo y se relajo. Aquellos hombres tenias defensas mucho mas utiles que las suyas, no era necesario hacer el ridiculo desde tan temprano.

"Bueno, yo puedo llevarlos a un supermercado no muy lejos de aqui. Aunque antes me gustaria que... limpiaramos este lugar. No quisiera regresar y encontrar mas... pestes".

A pesar de vivir solo y con lo minimo e indispensable, Chad apreciaba su hogar. Confiaba en que fuera lo que fuese a ocurrir, algun dia podria regresar a su vivienda.

La puerta del cuarto aledaño se termina abriendo. Una mujer sale de allí. Su cara, sus dientes, los restos de sangre y la deformidad de su piel, explican, muy pero muy claramente, que no es una superviviente.

-AAahhhrgggg...

Estira sus brazos hacia los chicos, está a unos 10 pasos de distancia.

El hombre no parecía tenso, pero sin embargo urgaba en sus bolsillos haciendo ademanes de sacar algo. El ruido le preocupaba y a mi también.

-Chico... en ese momento la pueta de la habitación se abriendo, saliendo una de aquellas cosas hacia nosotros. Mierda. Digo sopesando la vara que todavia sujetaba. Atras, si fallo el golpe disparadle, si no no.

Alzo la barra y golpeo con todas mis fuerzas en su cabeza.