Partida Rol por web

- Me encanta como suena eso. - responde un tanto ilusionada mientras sobrevuela buscando a John. - Por cierto, hazme señales de humo o algo, no te encuentro. Recién acabo de ver a tu hermana y a ti no. - agrega un tanto desconcertada, quería ver al hombre de hierro, pero seguía sin dar con él de momento. ¿Dónde estaba?

- Estoy buscando a John, Kara ya te vi... - responde Hunter mientras continúa sobrevolando las calles. 

Había que dirigerse hacia el avión, mientras lo hacía pensaba en el comentario de Hunter.

- Uno de estos metahumanos, Fénix, iba así también, muy tranquilo. Será que Ángel tiene ese poder.

Justo lo iba cargando en ese momento, si lo llevaban hasta la base de SHI siempre podrían interrogarlo.

- Voy de camino, Mary, a las 7:00 respecto al avión.

Explicó la posición, con aquello ya podría verlo portando al prisionero. Pronto se encontrarían.

Bombón, vamos... cruza el portal, me han dicho que hay una rubia sensual en medias de red esperando al otro lado...

Deberías decirle a esa rubia sensual que se ponga otras medias. Si las dos aparecen con las mismas será una situación muy incom… Aaahh, entiendo. Guiño, guiño. No sé que es lo que bebes para aguantar a Arthur, pero espérame con varias botellas preparadas, ¿sí? Besitos y más besitos.

En cuanto alzaron el vuelo le dirigió una mirada intensa, tenía algunas cosas en la cabeza pero sintió cómo iban quedando apartadas debido a la cercanía de ella y esa oportunidad de poder hablar justo allí tras las prometedoras palabras cruzadas. Los comunicadores eran fríos y ella era ardiente, lo que hacía que innumerables detalles se perdieran a través de las ondas.

Fue a su lado, dirigiendo la mirada a sus exóticos ojos.

- Trabajar contigo es excitante, ya no podría dejar de hacerlo. 

Le confesó, resultando que el destino de John en SHI estaba relacionado con el de ella.

- Me has prometido contar los golpes en mi piel, no pienso olvidarlo. Si te fueses a poner a ello, qué menos que yo me pudiera asegurar de que no recibiste ninguno.

Creyó que podría empezar esa especie de juego, la conversación anterior abrió las puertas a la existencia de una atracción mutua, que para él siempre había existido, pero le faltaba saber si en ella habría estado allí también desde hacía tiempo. Ahora su mente se llenaba de deseos, de que pudiera llegar hasta el corazón de aquella mujer llena de vida. Era suficiente despertar por la mañana y bajar a prepararse el desayuno para encontrarla, con su voz risueña y coqueta. No era la primera vez que le decía algo como eso, que le dejaría acercarse, pero esas otras veces fue para lucirse o para jugar con él, pues de algún modo Mary sabía que el respeto que tenía su amigo por ella era a prueba de balas, reflejo de su piel de acero. Se preguntó si acaso Nightstar le había estado tanteando y si habría esperado ese momento, o si simplemente algo se disparó allí junto al avión.

"Contar los golpes recibidos en tu piel."

La frase permanecería siempre en su memoria, ahora quería conocer las consecuencias. Y mientras, el sol incidía en él dándole energías para poder equipararse a las de ella. John estaba pendiente de sus labios, los cuales brillaban vivos ante la luminosidad del día.

John se le acercó, tomándola de la mano en el aire.

- No eres sólo una estrella de la noche. Por el día también brillas.

Le dijo con seriedad, en su interior embelesado.

Mientras todo dentro de la bodega se sucedía, Robert que, silente había permanecido a la replica que su amiga le había ofrecido, clavó en sus ojos aquella mirada que oscura y profunda, ostentaba por naturaleza. Pero aunque entonces las palabras fueron sustituidas por silencios y sonrisas, tras curar a Mary y separarse de ella, Arsenal buscó el nombre de Helena en su comunicador. - ¿Qué tan anonadado? Has despertado mi más que extensa curiosidad. - Le preguntó entonces a Wayne desde aquel tono de voz que, intenso y grave por naturaleza, tan suyo era. 

Helena hizo un esfuerzo por no parecer sorprendida cuando escuchó la voz de su amigo por el comunicador, esfuerzo que se tradujo en su figura haciendo una imperceptible pausa mientras inspeccionaba la bodega para luego continuar con paso prudente. Debió suponer que sus palabras no representarían otra cosa que un desafío para Arsenal, que en lugar de hacerle cerrar su bocota estaba haciendo que hablara más. Quizás eso quería, no había escuchado su voz en mucho tiempo. -No quieres saberlo -susurró tratando de no desconcentrarse y un silencio siguió a aquella afirmación -¿O quizás sí? -soltó de pronto con socarronería, quería pinchar a su amigo y conocía algunos de sus botones -Siempre fuiste demasiado inquieto y demasiado curioso para tu propio bien.

Pendiente del entorno, ahí donde su mirada era capaz de ver incluso en los rincones donde la luz era incapaz de alcanzar, de los labios del vietnamita salió una grave y mesurada risita al oír aquella respuesta por parte de Helena. - Yo siempre quiero saber, ya sabes, dicen que la curiosidad mató al gato, pero nunca han dicho si lo que descubrió valía realmente la pena. - Respondió mientras que, y atento al entorno, incapaz fue de no desviar en algún que otro momento la mirada hacia ella. La confianza era lo que consigo traía, y porque la adoraba como a muy pocas personas había llegado a querer en su vida, era que en esos instantes, era imposible no darse cuenta de todo lo que la había echado de menos, de cuanto anhelaba dejar pasar las horas sin que más nada pudiese importar, estando a su lado como cuando eran pequeños.

- Nos debemos una larga charla lejos de aquí, supongo que podrás hacerme un hueco tu agenda, o dime a quien tengo que disparar para que sea así... - Comentó entre susurros, cuando aunque confianza tenía con la mayoría de los presentes, habían cuestiones que a su entender, solo entre ellos debían quedar. 

Helena sonrió en silencio, imperceptiblemente. Sabía que lo tenía detrás en algún punto de la bodega y casi sintió sus ojos en su espalda. -No tienes que disparar a nadie... Todavía -susurró reprimiendo una risa. No iba a decirle a él si valía la pena o no, eso era cuestión de cada uno. Por otro lado, para ella él siempre iba a valer la pena.

-¿Por qué no cuando termine el turno? -inquirió de sopetón, dejando ver que la ansiedad se colaba por las hendijas de su capa de mesura. Hizo una pausa. Lo conocía hacía años, habían compartido sus momentos felices y los difíciles, y ahora, ¿Qué había pasado? ¿Por qué se habían distanciado? -Dios, cómo te extrañé -se sinceró de golpe.

- Voy untando de veneno la puntas de las flechas... Por si acaso. - Respondió a ese "todavía", desde aquella vehemencia que incluso entre susurros se podía constatar. Y es intenso para todo e incluso sin forzarlo, a pesar de todo el tiempo que en su propia distancia, les había terminado por alejar en lo físico, para él siempre sería "Lena", su Lena. - Eso se me antoja esperar demasiado, pero es verdad que quedaría mal que nos fuésemos ahora. - Aceptó desde aquel humor que tan característico le era. 

Pero ante aquella confesión que llegada tan de golpe, sus labios se curvaron en una sonrisa que, alejada de su común halo de diversión, hablaba de anhelos, de esa incondicionalidad en el sentimiento que siempre se antepondría a todo. - No más que yo a ti, eso te lo aseguro. 

Se preguntó si su amigo se daría cuenta de que ella había cambiado radicalmente en este tiempo y se dijo a sí misma que si no lo había notado lo haría en cuanto pudieran intercambiar más de dos palabras que no incluyeran una broma. O tal vez justamente por ello él había iniciado la conversación.

La respuesta a su confesión sin embargo la tomó desprevenida y sintió una extraña sensación recorriendo su cuerpo, una con la que no quería lidiar de momento. -Hasta luego, entonces -se despidió con voz aterciopelada y apagó el canal con él.

- Morena ¿la línea es segura? - Fue lo que le preguntó a Sarah por medio del comunicador. 

Define segura... Tan segura como para llamarme Oracle sin que una agencia sepa que estás hablando conmigo? O tan segura como para que diga por aquí que mi nombre es Sarah Diggle Michaels, y mi domicilio es en el 104 de la avenida Harrison y la 9na en Starling City?

No lo pudo evitar, y ante la respuesta de la morena, los labios del vietnamita se curvaron en una divertida sonrisa, más aún al hacer memoria de la conversación que en privado habían tenido.  -Segura del tipo, hay un tío en la bodega convertido en un gas denso, y no sé como mierda sacarlo de aquí... Aunque, me apunto tu dirección... Por motivos meramente profesionales. 

Helena ahogó una risa ante el comentario de Sarah -Oracle, he visto algo... Creemos que es un metahumano encerrado por algún motivo en uno de estos contenedores... Estamos inspeccionándolos -decido aportar más datos. -Quizás es eso lo que han venido a buscar aquí al hangar -especulo.

Robert puso los ojos en blanco al escuchar a Helena, quedándole más que claro que solo él escuchaba a los demás. - No está encerrado en uno de los contenedores, o si lo está tiene una fuga, porque yo lo estoy viendo... -  Apuntó, muy a punto de perder ese radiante buen humor... Bueno, no tan a punto. 

- Nada nada... Robert. Ya voy contigo a ver qué díantres es eso. - afirma mientras piensa en algo más. - Estamos en contacto, Circle. -