Partida Rol por web

Con dificultad Juan Manuel de Rosas se sube antes de que llegue el tren,para luego decirles a los demás:

-Muevansen,esta por pasar el tren,dense prisa,sino seran aplastados.

Dicho esto,se acerco a la baranda para ayudar a sus compañeros a subir el anden que es el terreno mas alto,y escapar del tren.

Después de acabar con la triste vida de ese guardia salgo de mi estupor para escuchar a nuestro compañero llamarnos y decirnos lo evidente.

Como una autómata me dirijo hacia donde está él para salir del alcance del tren.

Juan Manuel de Rosas ayuda a subir a Kashya al anden y espera tambien ayudar a los demas.

Sigo con mis compañeros hacia adelante hasta el andén donde ha llegado el tren. Sigo a Juan y Kashya subiendo las escaleras. Voy a adelantarme - digo susurrando al grupo ya reunido en la parte superior de la escalera - cuando oigáis algo, entrar inmediatamente.

Yakov, después de murmurar "A tiempo", lanza una mirada a Kashya. Sus ojos se cruzan unos instantes, pequeños. Ambos suben por detrás del Lasombra, que cortésmente ayuda a la muchacha a subir por las escaleras. Orquídea sube con cautela, pero tropieza con una lata de refrescos, que cae ruidosamente un par de escalones. Rael, el más precavido, se queda más rezagado, a mitad de la escalera, al acecho.

En la vía de la izquierda hay un tren, azul y plateado. Su aspecto, destartalado y viejo, indica que la Camarilla no ha querido llamar la atención.

Está parado y el único ruido que se escucha es el del motor enfriándose, que es lo único que indica que el tren acaba de llegar. Eso y la luz de la cabina de mandos.

Muy atento a lo que puedan percibir mis sentidos. De repente, oigo un ruido y desenfundo la pistola y saco uno de los cuchillos Resulta ser una lata que cae detrás de mí. Salgo el ultimo a la superficie, después de ver las luces del tren.Mmmm, no parece haber mucha gente dentro... ¿Qué os parece? ¿Entramos tú y yo - digo a Yakov - mientras que los demás vigiláis?.

Yakov mira a Rael y asiente.

-Entrremos, puess-dice, con su marcado acento eslavo.

Se acerca a una de las puertas, agarra el pomo e intenta girarlo. En ese momento, el conductor saca la cabeza por la ventanilla de la cabina. Es un hombre grueso, algo calvo y con bigote.

-¡¿Qué coño hacen ustedes aquí?!-grita.

Yakov me ayuda a subir, no sería necesario pues soy sobradamente ágil, pero mirar sus ojos me relaja y hace que agradezca ese remanso de paz que logra transmitirme sólo tocando mi mano.

Miro todo inquisitivamente y hasta cuando Orquídea patea la lata doy un pequeño brinco. Logro recomponerme rápido y continuamos subiendo. Entonces aparece la cara de ese hombre, el conductor, y nos acusa.

Ni siquiera se me ocurre qué hacer, la idea sería atacarle, pero igual alguno de mis compñaeros tiene buena imaginación y puede inventarse una excusa convincente que no nos ponga en evidencia.

Juan Manuel de Rosas antes que se arme un escandalo se vuelve a levantar y se acerca al sujeto,seguro que le estaria mirando y antes de que pueda hacer nada,gasta su ultimo punto de sangre,antes de volverse a sentar:

-Duerme!!!

Si lo conseguía dormir se volveria a sentar y diría a sus compañeros:

-Lo siento,de aqui en mas yo no me puedo mover,se las tendran que arreglar solos,ese fue mi ultimo truco,ahora el resto de la misión depende exclusivamente de todos ustedes.

Luego de esto espero que sus compañeros le dejasen atras,para poder descanzar.

Miro como, en un alarde de rapidez y sangre fría, de Rosas duerme al conductor.

-Grrasias-le digo.

Miro al resto de compañeros.

-Habrrá que entrrarr, ¿no?

Y dicho esto, agarro el manillar de la puerta, que cede con un chirrido metálico. Dentro se ve un estrecho pasillo revestido de aluminio. A la derecha se abre el único vagón del convoy, con los asientos dándome la espalda.

Todo está tranquilo, extrañamente tranquilo.

La figura esbelta de Orquídea se cuela detrás de Yakov, espada en mano. Pasa al vagón, con cautela, mientas susurra a Yakov un seco "Cúbreme".

Recorre todo el vagón, hasta la pared plateada del fondo, sigilosa y letal, hasta que se gira y dice.

-Aquí no hay nadie...

Mientras Juan controla al conductor y los demás entran, yo me quedo en la entrada del vagón, observando el exterior.
 

Todo está en calma, nada se mueve en toda la estación excepto las adelfas florecidas del fondo, movidas por el vals del viento. Tampoco se escucha nada, todo está envuelto por un denso silencio.

No hay más vagones y no detecto nada anormal en las inmediaciones... Juan, ¿puedes preguntarle donde están los pasajeros?

Miro hacia atrás y veo que Juan no está con nosotros. Entonces me llevo la mano a la cabeza cuando recuerdo que se ha quedado descansando en el tunel.

Bueno, mejor dejemos descansar a Juan... miro a las chicas... ¿alguna teneis habilidades de... persuasion? ¬¬

Juan Manuel de Rosas,aunque agotado,veia que sus compañeros se estaban demorando demasiado,decidio levantarse y dirigirse hasta donde ellos se encontraban,no era facil atravesar las pilas de cuerpos alli tirados muertos o dormidos,asi que,una vez que termino de atraversarlos,subio las escaleras que le separaban de sus compañeros,y llego hasta el lugar donde ellos estaban,no entendia que habia pasado,pero siguio yendo hacia alli.

Y cuando finalmente llego dijo:

-¿Que paso?,¿por que se demoran tanto?

Esperaba que ya sea Orquidea Letal,Rael o Kashya hubiesen escuchado sus palabras.

Orquídea sale atónita del vagón.

-No... no hay nadie-comenta, con cara de asombro.-Está vacío.

Se dirige a la locomotora con paso decidido, abre al puerta con fuerza y empieza a zarandear y a golpear al conductor, que está dormido.

-¡Despierta de una vez!-gritaba.

Poco a poco el maquinista comenzó a despertar del influjo de Juan Manuel. Asustado, intenta zafarse de los brazos fuertes de Orquídea, que lo agarra como un águila agarra a un conejo recién cazado.

Todos os acercáis poco a poco, con lentitud, hasta la cabina.

El señor, con la cara desencajada de miedo al veros con las armas y cubiertos de sangre, empieza a responder a las preguntas que la Assamita le espetaba, balbuceando y gimiendo. Asegura no saber nada. Según lo que dice, sus jefes le mandaron traer ese vagón desde la estación de San Cristóbal hasta aquí, y dejarlo en la vía. Sabía que estaba vacío, pero él no preguntó nada porque no era de su incumbencia.

Al acercarte a la locomotora y oír la declaración del conductor, te viene a la memoria la gitana del Cerro de la Mica, la bombilla de 4 vatios que alumbraba su caravana y las cartas del Tarot, con su funesto mensaje, sobre el hule descolorido.

-La Justicia al revés: trampas y traiciones-sus palabras vuelven a tu mente.-Así que, joven, tenga cuidado con sus amistades, le pueden jugar una mala pasada.

Ahora hay una palabra que brilla en tu mente: traición.

Estás apoyado en uno de los pilares rojos del andén, viendo como al conductor casi se le salen los ojos de las órbitas. En ese momento te viene a la mente el comienzo de la misión, hace días, la pequeña sala de la discoteca, del silencio de la habitación, del gato acurrucado en la cesta, y de Antonia Cortázar encargándote la misión de buscar a un traidor.

Ahora hay una palabra que brilla en tu mente: traición.