Partida Rol por web

MI casa. Bueno realmente no es mía.

Es la casa en al que vivo con Gilliam y Norma, mis madres adoptivas. Suena tan raro...madres adoptivas. Bueno.  A lo vamos. La cas esta situado en el  barrio de HIll Dale. Una zona residencial relativamente nueva a las afueras de de Hill Valley.

Es una buen barrio o eso parece. Al fin y al cabo yo acabo de llegar. Parece tranquilo pero esta un poco lejos del instituto por lo que a veces tardo mas de lo normal en llegar.

Es una casa normal, de dos plantas y una pequeña parte trasera, pero poco mas. Lo sorprendente es que Gill no la haya decorado con alguna bandera del orgullo gay, pero dadle tiempo.

Salon

Habitacion de Gill y Norma.

¿Recordais cuando dije lo de la Badera Gay? Bueno, pues esto lo compensa. Pero esperad que hay mas y lo mejor es el baño.

Baño principal.

Encantador, ¿verdad? Pues no. Me da miedo que un día se me quede el culo de color violeta, que cague arándanos o que mis pedos huelan a flores. En serio.

Cocina

Es mi zona favorita a demás de mi habitación. No huele a flores. No huele a ropa interior comestible ni a pedos de unicornio bailando sobre un arcoiris multicolor. Huele a comida. Gracias a dios.

Salon

Lo se. No digáis nada. Lo se. Afortunadamente hay puerta trasera por la cocina. Ademas que suele ser  la zona de... relax de mis madres... Hacen Yoga, Pilates, Spining, y toda esa mierda actual con nombres en inglés que solo significa sudar y correr.

Mi habitacion.

Afortunadamente mi habitacion es mas normal. O por lo menos mas a mi gusto. Sobre todo en el color.

Paso las tarde tocando la guitarra o arreglando una moto vieja que Norma me regalo cuando llegue, porque le dije que me gustaban las motos. Pensó que entre los dos podríamos arreglarla.

Bueno, en eso andamos. Esta mas tiempo estropeada que andando, pero es mi moto.

Cuando estoy con Norma me ayuda y tengo que reconocer que no se la da mal. Cuando no está ella, mientras la arreglo pienso en mis cosas.

Garaje

17 septiembre 2017

- Cariño, ¿eres tú? - Preguntó Norma nada más escuchar la puerta de la calle cerrarse. La viste asomarse al pasillo desde el salón - ¿Qué tal tu primer día de clase? Veo que hiciste amigos nuevos, ¿o es que decidiste perderte por ahí? - Sabías que no era un interrogatorio, Norma era así. Un torbellino de preguntas, por eso se le daba tan bien su trabajo. Era capaz de realizar tantas preguntas seguidas a sus interlocutores, que al final les descolocaba y acababan contando lo que no querían decir. Pero contigo no haría eso... ¿o sí?

- Vamos cariño, siéntate un rato aquí conmigo y cuéntame que tal el día. - Te insistió al ver que estabas un tanto parado aún. - Supongo que el tema de hoy fue el de la fiesta esa de anoche... menos mal que te quedaste en casa... no se hubiésemos hecho Gill y yo si te hubiese pasado algo allí... si hubieses ido, claro... - Te sonrió con ternura.

Estaba ensimismado cuando entré por la puerta de mi casa.

Tiré la mochila en un rincón de la entrada y el casco lo dejé junto a mi chaqueta en una repisa que mis madres habían hecho a forma de perchero moderno. Cosas mas raras... Hasta que la voz de Norma me sobresaltó un poco.

- Si. Bueno, son gente maja. Fui un rato a la playa y a comer con ellos. -Dije sonriendo de medio lado y me fui a sentar entre ellas en el sofá mientras escuchaba lo que me iba diciendo sobre el tema de la fiesta.

Mierda! Me sentía terriblemente mal por no decirlas nada. Joder!

- Si, en la fiesta... em... Una putada lo de esos chicos, ¿he?- Dije bajando la vista un poco o quizá desviándola a otro lado, hasta que negué con la cabeza. Estaba mal. Era un capullo en todos los sentidos y no podía seguir como hasta entonces de llegar, con mentiras.

- Bueno... yo.... si... fui a esa fiesta. Dije mirando a Norma sabiendo la que me podía caer.- Salí un rato. Lo... siento. - Me encogí de hombros culpable.- No debería pero... prefiero no mentir.

Norma se recostó en el sofá al escuchar tu confesión y dejó la charla a Gill. - Lo sabíamos, Leo. Nos enteramos tarde de que se estaba celebrando una fiesta en el bosque. - Gill sonrió a Norma con complicidad. - Llamamos a casa y no lo cogiste... estaba claro que fuiste allí.

- No te hemos dicho nada hasta ahora porque sabíamos que estabas bien, pero debíamos saber si nos dirías la verdad o nos mentirías. - Norma se incorporó para mirarte a los ojos. Te sonreía. Gill mientras, siguió con la charla. - Y dentro de que sabes que hiciste mal por ir a una fiesta ilegal sin pedir permiso ni avisar, has sabido reconocer tu error y no mentirnos. - Norma asintió a las palabras de Gill y te abrazó.

- Estamos orgullosas de tí por ello. Pero queremos que, para la próxima vez, nos consultes esas salidas. Mira como terminó esta. Sinceramente, no te hubiésemos dejado ir allí y de escaparte, te hubieses ganado un buen castigo. - Gill te abrazó y te besó en la cabeza. - Suponemos que querrás ir a la vigilia en el hospital. Norma y yo iremos a apoyar a los heridos y sus familiares. Quizás quieras darte una ducha y cenar algo antes de ir.

Oh, vaya...!

Ahora si que me sentía realmente culpable. No por ir a la fiesta. Había sido genial! Había estado con Rylee, bailado, bebido, fumado... genial. Pese a lo que pasó después, claro. Eso fue una desgracia que podía o no, haber pasado, tanto en una fiesta como en otro sitio.

Me sentía culpable por que me perdonaran. Era la primera vez que alguien se tomaba el tiempo necesario para decirme las cosas. Sin gritos de por medio. Sin amenazas. Simplemente decírmelas, intentando escucharme de verdad.

Y cuando me abrazaron, suspiré por dentro sin saber como reaccionar. Incluso tardé unos segundos en mover mis manos abrazarlas también a ellas, fruto de esa indecisión. Pero después cerré los ojos y esbocé en mi interior una sonrisa. Me sentía bien por primera vez en mucho tiempo y pensé que quizá si mereciera la pena este sitio. Ates todo eran solo promesas, pero ahora lo veía con mas claridad.

Mi mente entonces volvió a aquella chica. A la bruja. Quizá si tendría que hacer valer mis palabras y dar la cara por ella. Quizá sí estaba allí para proteger de una puta vez a algunos, a los mas débiles. Todo a costa de tener un respiro y disfrutar de la vida que se me ponía delante. Seguramente me darían mas de una paliza por hacerme el Superman, pero algo me decía que merecía la pena.

Asentí a sus palabras y me dirigí a mi habitación para asearme y cambiarme.

- Gracias...- Musité sonriente mientras subía las escaleras - Os quiero...

El tiempo pasó volando, aunque te había dado tiempo a cenar algo y a relajarte. Permanecías tumbado en la cama cuando escuchaste la voz de Norma en el pasillo.

- Cariño, nos iremos en unos minutos. ¿Quieres que te acerquemos o te avergüenzas de las viejas de tus madres? - Te preguntó con tono de broma. ¿O acaso temes que te espantemos a las chicas? - Oíste a ambas mujeres reir con cierto tono burlón.

- Leo... ¿por qué no respondes? - Preguntó Gill desde abajo. - ¡Oh!¡Dios! ¿No estarás...? - Guardó silencio y rompió a reir. - Tranquilo cariño, te dejaremos intimidad. Procura no manchar nada, sobre todo si es tela blanca, que luego amarillea. - Te dijo entre risas.

-¿Que?- Dije abriendo de golpe la puerta de la habitación.

Había oído algo pero no estaba seguro. Llevaba los cascos de música puestos a todo trapo y apenas me enteraba de nada cuando me ponía a cantar como Tom Cruise en Risky Bussines. Y, efectivamente, estaba allí, en la puerta, sin pantalones y con la camisa puesta, y mis madres descojonandose de risa. ¿Sería por lo mal que cantaba? ¿Tan mal lo hacía? Puede que ir el calzoncillos en la habitación, ya que estaba a medio vestir y con gafas de sol puestas, no ayudaba demasiado a dejar de mi una buena impresión en ellas. Pero... era mi habitación!!¿No?

- ¿Ya es la hora?- Dije bajándome los auriculares- ¿Que pasa? ¿Que es tan gracioso?- pregunté extrañado -Ya casi estoy...

Tras cerrar la puerta, me quité la chaqueta y la dejé en algún lado.

Debería subir a la habitación pero... no me apetecía hacer nada. Si ponía la televisión seguramente estuvieran retransmitiendo lo del hospital. No quería ni pensar mas en aquello. Y menos en..Rylee.

Cogí el teléfono y llamé a mis madres. - Me van a matar en cuanto vean el movil...- Susurré mientras los tonos del teléfono sonaban por el auricular.

Entraste tan cansado y desganado que no te diste cuenta de que la puerta de la calle no estaba cerrada con llave. Algo que siempre se hacía al salir de aquella casa y dejarla sola. Ni te molestaste en comprobar o revisar el display del sistema de intrusión, el cual marcaba "desconectado" en la pantalla y la luz verde parpadeaba, instantes antes de que tecleases sin mirar la clave del mismo, dejando en la pantalla el mensaje de "armar todo?" y mantenerse ahí fijo durante 20 segundos esperando confirmación, para luego volver a el estado previo de desconexión.

Te acercaste a la linea de teléfono fija y diste a la memoria del mismo para que marcase por ti el número de teléfono de una de tus madres, sin darte cuenta de la sombra que se movía detrás tuyo...

- Vamos , vamos...- Dije  para nadie mientras sonaban los tonos del teléfono.

La verdad estaba distraído. me constaba centrarme después de lo de Rylee. A mi mente venían esas imágenes, tanto las de su cuerpo frio como las de las fotos que cayeron de su bolso ¿ Por que la tendría?¿Acaso era una voayeur con su hermano? No me hacía ni puta gracia. Eso podría significar que el estar conmigo podría haber sido una tapadera para que su hermano no la pillara o algo así.

Eso me enfureció mas.

-Vamos, coño!- Grité exasperado al auricular esperando contestación del otro lado.

Y todo encima cuando realmente ella no era el amor de mi vida. ¿No? Llevábamos apenas un par de días saliendo, pese que la conocía de algo más. ¿ Por que me sentía tan mal? Era tan inocente...

El teléfono continuaba dando tonos, pero nadie contestaba a la llamada. Mientras seguías perdido en tus pensamientos ajeno a aquella sombra que te acechaba y que poco a poco se cernía sobre ti. 

Saltó el contestador automático del teléfono de tu madre y le diste a rellamada, escuchando nuevamente el tono de llamada, hasta que sentiste sobre tu hombro como una mano te agarraba con fuerza y te giraba con rapidez. No te dio tiempo a ver mucho más, puesto que fuese quien fuese, se lanzó sobre ti de golpe.

- Leo, cariño... - Escuchaste. Su voz, su olor... era Gill quien te abrazaba con tanta fuerza como la de un oso. - ¿Estás bien? Teníamos tanto miedo... -  Te preguntó separándose un poco para verte la cara y volver a abrazarte a continuación. - Cuantas veces tengo que decirte que salgas con el móvil cargado de casa. - Dijo con tono de preocupación, no había reprimenda alguna en sus palabras. - Nos pusimos en lo peor.  Tengo que llamar a Norma, tiene que saber que estás aquí y bien para que vuelva a casa ya... se quedó a buscarte por el hospital y yo me vine por si regresabas. - Dijo acariciándote el rostro con ternura. 

- Joder!!!- Casi me meo encima del susto.

Estaba tan centrado en otras cosas que ni me di ni cuenta de que Gill estaba allí. Inconscientemente levanté el auricular del teléfono para estampárselo en la cabeza, fruto de un acto reflejo, pero su abrazo me placó como si fuera una torre. Estaba en baja guardia, débil o ..yo que se.. pero la fuerza de su abrazo me dejó sin aire y sin saber que decir.

- Y-yo... e-e-l telefono... se estropeó...y...- intenté excusarme. Pero ya no podía mas.

Pronto me encontré soltando de golpe el auricular del teléfono, que cayó al suelo con un pom mullido contra la moqueta violeta del salón. Mis brazos rodearon a mi madre y mi rostro se enterró entre su abrazo y mi pecho. Mis ojos empezaron a soltar las lágrimas contenidas, y rabiosamente empecé a llorar como un niño pequeño.

- La mató... ese hijo de puta mató a mi chica... la mató... mato a Rylee... la... mató- Las palabras eran algo incongruentes, pero dejaban claro lo que había pasado.

Me abracé con fuerza a Gill, como temiendo que la fuera a perder también. Escuchaba que tenia que llamar a Norma. Llorando como un idiota, como un nenaza, asentía sus palabras.

Joder, esta noche iba a dormir de puro agotamiento.

- Tranquilo cariño, ya estás en casa. - Te dijo tu madre mientras te sostenía en sus brazos y acariciaba tu cabello. - Todo irá bien... siento lo de tu chica, pero aquí me tienes a mí y a Norma. - Trataba de consolarte, aunque para aquella noticia no se tenían nunca las palabras correctas o las necesarias. - No es lo mismo, pero estaremos contigo siempre que nos necesites. - Susurraba con ternura tratando de calmar su llanto.

- Llora a gusto, hijo mío. Deja que todo salga... te sentirás mucho mejor después... - La importaba poco que parecieses un niño pequeño o no. Ella sabía por experiencia lo liberador que podía resultar el llanto y no te iba a quitar eso. - Llamaré a Norma después, primero me necesitas tu.

Me desahogué todo lo que pude.

Casi empapo en sueter de Gill hasta la goma de la cintura con mis rabiosas lágrimas. Cuando me encontraba mejor, o mas bien, cuando ya no podía llorar mas, me aparté de ella y recuperé la compostura. O lo que quedaba de ella.

- Me voy a mi habitación. Necesito distraerme un poco... Avisame cuando des con Norma, vale? Tampoco quiero que se preocupe por mi.-

Con la cabeza gacha, dejé mi móvil cerca del mismo teléfono fijo, para que vieran que no funcionaba y después me encaminé a mi habitación. No cerré la puerta, mas bien la dejé entreabierta y me tumbé en la cama, tirando a un lado las zapatillas.

Miré al techo. Un Bruce Dickinson me miraba desde su poster  y me hizo pensar en la mascota de los Iron Maiden, casi instantaneamente. Eddie. Me lo imaginé como en la portada del Live After Death, saliendo de entre las tumbas como un muerto viviente.

Y eso era lo que iba a hacer.

Ya había muerto. Con la muerte de Rylee, la parte de mi que creía que no merecía cosas buenas, había muerto. Solo me quedaba volver a vivir. Quizá tenia que intentar con mas ganas el merecerme que algo bueno me esperaba en el futuro.

No todo podia ser tan negro... como el puto lobo de la fiesta.