Partida Rol por web

Camina hacia la recepción, e ignorando al perro, se acerca hacia donde se encuentra el hombre.

Busco a Sarah Connor- le dice.

El recepcionista, un hombre que se acerca a la cuarentena y que está viendo un partido de baloncesto en un viejo televisor te mira sorprendido.

-¿Que busca a quién?

A Sarah Connor- dice mientras describe a la mujer- ha venido aqui con un hombre- añade.

Apoyada en el hombro de Kyle continúo sollozando sin poder mediar palabra, no puedo parar de pensar en la comodidad y el calor que me proporciona estando a su lado. Por unos segundos, su abrazo consigue relajarme hasta el punto de olvidarme de todo lo ocurrido. Sin embargo, con un respingo, me doy cuenta de la situación y algo avergonzada me desprendo tímidamente de sus brazos.

-Ah sí, vinieron esta tarde -contesta el tipo- ¿Son amigos suyos? Están en la habitación 12.

Sin más preámbulos, el Terminator sale de allí y se encamina hacia la habitación número 12. Saca su escopeta y, nada mas estar cerca de la puerta, da una patada a la misma, abriéndola de par en par... mira hacia su interior y sin mediar palabra dispara a quien haya dentro.

Kyle miró a Sarah intensamente. Después de tanto tiempo tenía a la leyenda ante sí y eso le cortaba la respiración. Aún así, tenía que intentar expresar lo que sentía:

-John Connor me dio una fotografía tuya -comenzó Kyle-. Entonces no supe por qué. Era muy vieja... rota... descolorida. Eras joven, como ahora. Pero parecías... un poco triste. Siempre me pregunté lo que estarías pensando. Memoricé cada rasgo... cada curva -Kyle clavó sus ojos verdes en los de ella -Atravesé el tiempo por ti, Sarah. Te quiero... desde siempre...

Entonces pareció darse cuenta de lo que había dicho y se levantó abruptamente de la cama. Se dirigió a la mesa donde empezó a sacar lo que había comprado de la bolsa con furia, arrojándolo sobre el tablero.

-¡No he debido decir eso...! -estalló Kyle, enfadado.

La revelación de Kyle me toma por sorpresa... nunca imaginé que el extraño hombre que me ha estado salvando la vida continuamente llegara a decirme tales cosas, cosas que nunca nadie había dicho por mí. De pronto comienzo a temblar como una hoja, y sin darme cuenta me voy acercando lentamente hacia él, después de todo, es el primer momento desde que he conocido a Kyle que no siento miedo.

Cuando estoy a su lado, intento coger sus manos y aliviar un poco su carácter...

(Vamos a saltarnos esta parte que por lo visto os incomoda a ambos. Bueno, ya sabéis lo que pasa. Una cosa lleva a la otra, que si pongo ojitos de cordero degollado, que si Sarah piensa que el chico es guapo. Un besito por aquí, otro por allá. La ropa sale volando. Un poquito de sexo y mucho de amor y seguimos).

Sarah despertó entre las sábanas de la cama mucho mas tranquila y relajada que en las últimas horas. Todo saldría bien. Kyle sabría qué hacer. Precisamente el luchador de la resistencia se encontraba atareado en la mesa de la habitación. Había sacado todos los productos químicos que había comprado y estaba enfrascado en la fabricación de bombas caseras. El contenido lo había metido en un cilindro metálico tapado con una rosca. Posteriormente le añadía la mecha y ya estaba listo. Había una docena de aquellos artefactos ya preparados.

Fuera había caído la noche y estaba todo tranquilo. Ocasionalmente se escuchaba el ruido del motor de algún coche. En ese momento, el perro del motel comenzó a ladrar frenéticamente como si algo le pusiera nervioso.

Justo a tiempo.

Pensó resignado Kyle, que se imaginaba que el Terminator acabaría encontrándolos. Pero al menos ya tenía unos cuantos cartuchos preparados. No sabía si serían suficientes, pero seguramente les darían algo de tiempo. Así que dejando atrás los agradables recuerdos de la noche anterior Kyle cogió el arma y apuntó a la puerta mientras metía las bombas preparadas en una bolsa.

-No sé si es "él" o no- dijo en apenas un susurro- pero mejor estar preparados. No hagas ruido. Y mejor que nos preparamos por si tenemos que huir de aquí.

La puerta del motel se abrió de una patada haciendo saltar astillas de madera del marco. En el umbral se recortaba la imponente figura del Terminator llevando en sus manos una escopeta. Sarah ya se encontraba en el baño con medio cuerpo por fuera de la estrecha ventana del mismo. Reese y la máquina apenas dudaron un segundo antes de disparar sus respectivas armas.

Como suponía, el Terminator estaba allí. Siempre les encontraba. Pero no por eso Kyle iba a rendirse, debía darle tiempo a Sarah para que escapase. Y solo había una forma de ganar tiempo.

-Corre, Sarah.

Dijo al tiempo que apuntaba a la máquina imparable y apretaba el gatillo.

El Terminator no lo dudó: disparo nada mas ver a su objetivo... pero esta vez decidió ir a por el humano primero.