Partida Rol por web

Lilly y Ralph se levantan del suelo, con el mediano agarrado a las piernas de la chica gato y llorando de emoción y alegría.

- Ya basta, Ralph - dice Lilly sacudiendo la pierna para quitarse al mediano de encima - me estás abochornando. ¿Qué le pasa a todo el mundo esta noche? ¿Por qué me dais por muerta?

- Verás Lilly - responde Martha la posadera, viendo que Ralph no se despega ni con agua caliente de Lilly y tampoco parece muy capacitado para hablar - Es justo lo que te iba a decir cuando han entrado ellos... Ha ocurrido algo terrible... - la mujer traga saliva y enrolla con fuerza el mandil, visiblemente nerviosa - Vuestro asentamiento... los Guerreros del Amanecer... bueno, parece ser que sufristeis un ataque cuando estabas fuera...

- Muertos, Lilly... - alcanza a decir Ralph al ver que Martha es incapaz de soltarlo - Nuestro hogar ha sido reducido a cenizas, snif... y Keldorn y Anthon, snif... he visto sus cabezas clavadas en estacas

La noticia le sentó como un jarro de agua fría. Su inminente unión con los Guerreros del Amanecer iba a ser una fiesta y, ahora, se había tornado en un funeral. Loto pasó su largo brazo por la espalda de la mujer gato. La pobre hablaba maravillas de sus compañeros pro lo que intuía que se sentía muy cercana a ellos. Una pérdida semejante no debía ser fácil de asimilar. Pro una vez le costaba que le salieran las palabras de la boca.

¿Cabezas clavadas en estacas? ¡Por los Dioses qué horror!

Mientras achuchaba a Lilly, dirigió las palabras a su compañero o la tabernera.

- ¿Pero quién ha hecho una cosa así?...¿Por qué?

Y cuando la noticia llega, no puedo sino llevarme las manos al rostro, pensando en las expresiones que tenían los muertos en esas horribles estacas. El elfo parece consternado, pero la expresión de la muchacha es desoladora. Y ya se lo había ofrecido a Ralph, pero no sé si sería bueno hablar de ello en público, frente a tanta gente, con unas noticias que bien podrían volar de aquí para allá hasta caer en los oidos inapropiados y traerme malas nuevas a mí. Sin embargo, ofrecido una vez, bien puedo ofrecerlo otra, antes de marcharme.

-No lo sabemos. No había más rastro que destrucción. Por suerte, soy un hechicero, y conozco un conjuro que podría decirme lo que pasó en la casa. Pero necesito una bolsita de polvo mágico, y no tengo ni un pellizco. Así que aquí estoy, sin poder hacer nada frente a la fatalidad...  -La última frase la murmuro entre dientes, más para mí que para los otros. Vuelvo a llevarme las manos al rostro, pensando en lo que estoy haciendo y lo que pretendo hacer. La primera demostración práctica de que mi teoría es loable, si sale bien... no, cuando salga bien.

- Oh, ¿serías capaz de ayudarnos? - pregunta Lilly, que se acerca a Hollan y muestra una mirada de esperanzadora en su rostro gatuno, afligido por el dolor en esos momentos - Significaría mucho para nosotros. ¡Por favor! suplica Lilly al hechicero.

Los dos viejos que estaban en la barra tomando sus cervezas, se dan media vuelta y se unen a la conversación.

- La curandera Kalindra afirma que vio a un montón de hombres a caballo marcharse del lugar cuando el fuego todavía estaba consumiendo el edificio... y que llevaban a unos prisioneros - afirma uno de los hombres

- ¡Es verdad! - interviene Martha - Fue ella la que encontró a Marian, la hermana de Keldorn, moribunda en mitad del camino, y la llevo a su casa para tratar sus heridas... pero lamentablemente Marian no pudo sobrevivir.

- Pero vuestros compañeros no son los únicos que han muerto estos días - comenta el otro hombre, visiblemente más ebrio que su amigo, dirigiéndose a Lilly y Ralph - Ese mismo día apareció en el bosque el cuerpo sin vida de una muchacha joven, rubia, muy bonita ella.. hic!

- Es cierto - vuelve a comentar la tabernera - Yo conocí a esa chiquilla un par de días antes. Se llamaba Levone. Apareció en el linde del bosque, había sido apuñalada... pero lo más espantoso es que le cortaron las comisuras de la boca, dando el aspecto de una maquiavelica y terrorífica sonrisa.

- ¡Qué horror!- Comentó Loto ante las noticias sobre la mujer asesinada. Sin embargo tomó nota pro si tenia que usar ese detalle tan macabro en alguna de sus historias.- ¡A algún sitio se llevarían a los prisioneros! Alguien los vería. Puede que estén aún vivos y podamos hacer algo gatita.- La pobre Lilly debía estar destrozada pues siempre le había hablado con mucho cariño del grupo de aventureros. Ahor amiró al que se decía hechicero. - ¿Y dónde se pueden conseguir esos polvos mágicos, Collan?

Ante la mirada de la mujer gato, no puedo sino evitar cómo un ramalazo de los míos me sume en el mutismo, ligeramente aterrado por el hecho de tener que andar haciendo mi magia rodeado de gente, tener que hablar y explicarlo todo una y otra vez, y soportar más tiempo a Ralph sacándome más conversación a cada paso.

Por suerte, el momento pasa cuando más gente se une a la conversación y dejo de ser el foco de las miradas, y me obligo a relajarme recitando unas cuantas frases mentalmente, enumerando propiedades que se pueden añadir a un arma para mejorar su efectividad. Lo cual es una lista grande. Mientras tanto, la conversación trata sobre prisioneros y muertos, lo cual nunca es un buen augurio para alguien de mi rama, y el elfo lo reconduce a mí.

-No estoy del todo seguro. En la academia, contábamos con un suministro amplio para materiales mágicos, que incluía polvos de todos los tipos, fuentes de energía e ingredientes variados para realizar toda selección de conjuros que fuese necesaria a la hora de aprender. -Hablo con un tono escolástico, citando de memoria. -El polvo mágico que necesito, en este caso, debería ser posible de adquirir en una tienda especializada en magia, pues es bastante común, o podría obtenerse de una fuente de magia salvaje. En último caso, podría incluso consumir la energía de un objeto mágico para desencantarlo y extraer la esencia utilizada... -me vuelvo hacia Ralph, sabiendo que él tiene un arma de esas características, y niego ligeramente con la cabeza- pero... preferiría no recurrir a eso último. Puede ser peligroso, incluso. -El tono de mi voz va disminuyendo al ir acabando la frase. Desde luego, el asunto es tremendamente peliagudo. Y si el mediano clama venganza, no desearía ser yo el que le dijese que su mejor posibilidad ha sido destruida por conseguir algo de información. Que espero que sea información útil, por supuesto, pero nunca se sabe.

Cuando Hollan hace referencia al arma mágica de Ralph, éste retrocede, se lleva la mano a la empuñadura y lanza una mirada de desconfianza al mago. 

- Puede que Kalindra tenga en su tienda lo que andáis buscando - interviene la posadera - suele vender artículos mágicos y cosas por el estilo, aunque a estas horas de la noche ya tendrá cerrado. Además, ella asistió a la hermana de Keldorn en sus últimos momentos, si habláis con ella puede que sepa algo más.

- Entonces mañana  pasaremos por la tienda de Kalindra - dice Lilly mientras se seca las últimas lágrimas con el dorso de su mano peluda - Yo ahora necesito descansar... son muchas emociones de golpe y el viaje hasta aquí ha sido agotador.

Loto se acercó a la felina mujer y le pasó el largo y estilizado brazo por los hombros para mostrarle su apoyo.

- Mañana será otro día. Intenta dormir.- Sabía que le sería imposible pero algo había que decir en estos casos.- Mañana trazaremos un plan y lo llevaremos a cabo.- ¿Sería suficiente la magia de aquel hechicero desconocido?

Niego imperceptiblemente ante el gesto de Ralph. Tal y como me había temido, le encanta hablar pero no sabe escuchar. Por suerte, parece que la posadera sabe un sitio donde conseguir la materia prima que necesito. La pequeña parece compartir esa decisión de esperar a mañana y descansar, y el elfo lo apoya.

-Sí, un plan. Por supuesto. -Respondo, sin prestar mucha atención a la conversación, todavía mirando a Ralph y preguntándome qué estará pensando. -Deberíamos descansar todos. Mañana nos pondremos a resolver esto. -Aprieto los dientes, dejando que el cansancio del viaje me invada ahora que no he de caminar a ningún sitio. -Aunque antes de dormir, me gustaría cenar algo, y Ralph seguro también necesita comer algo. Hemos estado andando prácticamente todo el día.

- Tengo varias habitaciones disponibles, así que podéis pasar aquí la noche sin problema - comenta Martha, la posadera. Lilly se va directa a la habitación y la posadera os prepara algo de cenar antes de que los demás también os vayáis a dormir. Ralph devora la cena como si no hubiese comido en una semana, pero aún así permanece callado y melancólico durante toda la cena. No sonríe ni dice una sola palabra, algo que sin duda y Hollan sabe muy bien, no es propio de él. El mediano se va a dormir con el último bocado y vosotros no tardáis en subir a una de las habitaciones a dormir...

A la mañana siguiente, tras una noche de descanso reparador, el sol se cuela por la ventana y el ruido matutino en la sala común de la taberna os despierta. Vais bajando a vuestro ritmo y la tabernera, que se encuentra sirviendo algo de desayuno a un par de lugareños, os recibe con una sonrisa en la cara - Buenos días, señores. ¿Habéis descansado bien? - Lilly y Ralph aún no han bajado.

No puedo evitar pasarme toda la cena preocupado, aunque agradeciendo una verdadera comida que no sea al aire libre y calentada por una hoguera incontrolada producida por un mediano con "ya sabes, algunas cosas que arden" y que más de una vez casi incluye alguno de mis escritos o pergaminos. Pero ahora Ralph está apagado, tremendamente dolido, y no se me ocurre ningún modo para alegrarlo o, al menos, sacarle de la cabeza todas las tormentosas ideas que tiene ahí metidas. Desde luego, no hay otra cosa mejor para convencerme de hacer lo que voy a hacer.

-Muy agradecido por la cena. -Digo, con mis buenos modales, antes de irme a dormir en mi cama. Con todas mis cosas. Y por una vez y al fin, sin tener que preocuparme de que nadie las revuelva o me apuñale con nocturnidad y alevosía. En lo que me ha parecido demasiado poco tiempo, el sol se alza y abro los ojos con unas fuertes pisadas, como terrible despertador. Me aseo y arreglo ligeramente, antes de bajar todavía con todo mi equipo. Gran parte de él lo voy a necesitar. -Ha sido muy reconfortante. -Le respondo a la posadera, echando un vistazo a los desayunos. Aun así, seguro habrá tiempo luego para desayunar, pero antes me gustaría asegurar el asunto. -Hablasteis anoche de una tienda de magia y alguien llamado Kalindra. ¿Dónde puedo encontrar tal lugar? Me gustaría comprobar las existencias de polvo mágico antes de hacer nada hoy.

Se sentía un poco culpable pro ello, pero sí, había descansado bien.

- Sí, aunque me hubiera gustado que fuera en otras condiciones. Muchas gracias señora.- Mientras desayunaba algo, poca cosa, pues nunca tenía mucho apetito, escuchaba hablar al hechicero.- Si quieres puedo acompañarte, así podré hablar con la Kalindra sobre el asunto. No creo que Lilly esté para muchos trotes.

- La tienda de Kalindra está en la plaza, nada más salir de la posada, bajáis por la calle principal y llegaréis. No tiene perdida - responde Martha amablemente - Imagino que Lilly y Ralph descansarán hasta tarde. Ha tenido que ser un golpe muy duro para ellos. Les diré a dónde habéis ido si se levantan antes de vuestro regreso.

Contemplo la petición del elfo lanzándole una analizadora mirada de arriba abajo, momento en el cual la posadera responde a mi pregunta sobre la localización de la tan llamada tienda de magia. Que ciertamente, está a pocos días en carro de la gran ciudad de la magia, por lo cual es posible que se mantenga moderadamente surtida sin gran dificultad, pero tratándose de un lugar así en un pueblo, y dirigido por una mujer, no puedo sino evitar esperarme filtros de amor y quién sabe qué cosas. Pero es una cuestión importante, así que habrá que llevarla a cabo.

-Muy agradecido otra vez. Aseguraos de que coman algo, el dolor mental es muy peligroso en etapas tempranas. -Le respondo a la posadera, esgrimiendo la sonrisa de servicio a un profesor. -Si lo deseais, Loto, Portador de Anturio, sois libre de acompañarme. -Me saco el título de memoria y corrido, hablándole al elfo y asegurando que mis pertrechos y mi vara están todos en su sitio. -Vayamos a esa tienda, pues. -Y avanzo hacia la salida de la posada, y ahí calle principal abajo, apoyándome en mi bastón como buen viajero que reparte el peso. Que ya tuve bastantes dolores los dos primeros días después del primero de salir, por no saber hacerlo bien.

Loto caminaba junto al hechicero toqueteando unas notas  sobre Anturio.  Su harpa era de color rojo y con una extraña forma, totalmente diferente a cualquiera antes vista. Tenía más forma de arco que del instrumento musical, pero las siete cuerdas que lo tensaban no dejaban lugar a dudas, además de la música que desprendía cuando el elfo movía sus rápidos dedos por encima.

- La situación tan dramática me ha inspirado los primeros compases de un requiem. Estoy seguro de que a Lilly le gustará que inmortalice a sus queridos compañeros y amigos en una canción que será eterna.- Caminó junto a Collan sin hablar demasiado, dejando que Anturio lo hiciera por él. No parecía una compañía tan dicharachera como había sido Lilly.

Ambos marcháis hacia la plaza principal de Villa Fluvial, donde hay varios puestos en el mercado, con productos de diversas variedades, carnes, pescados, frutas, verduras, hortalizas, flores, ropas o herramientas de labriego y cocina. Y un pequeño edificio de madera con un gran letrero que reza "Las Maravillas de Kalindra", tal y como os dijo la posadera, no tiene pérdida.

A través de las ventanas no logra verse gran cosa debido a unas cortinas rojas y naranjas que tapan casi toda la visibilidad.
Al entrar la tienda carece de luz diurna y iluminada por un par de antorchas y multitud de velas encendidas aquí y allí. El aire se nota pesado y está recargado con el dulce y aromático olor a incienso de jazmín.

Podéis ver que hay multitud de objetos apilados en rincones polvorientos que parecen no tener mucha utilidad, más allá de la pura decorativa, como estatuas talladas en marfil o madera, espejos y cuadros y telares con imágenes de cacerías, festines en castillos y palacios deslumbrantes o bellas doncellas semi desnudas.
Hay varias estanterías con aceites esenciales, hierbas y demás ingredientes para llevar a cabo rituales mágicos o elaborar pociones alquímicas, junto con pergaminos de todo tipo y frascos de diferentes tamaños, colores y espesuras.
Otra de las estanterías también llama la atención por sus telas y ropajes de exquisita manufactura, vestidos, camisas y pantalones ribeteados con finos hilos de dorados y plateados y de vivos colores.

Una mujer mediana, arrugada y con el cabello largo y blanquecino recogido en un moño os observa sentado en una silla detrás del mostrador. En el mostrador también hay objetos, desde frascos con perfumes hasta collares de perlas y algún que otro anillo de plata u oro enjoyado con rubíes y zafiros.
Justo al lado del mostrador hay una mesa-camilla, dos sillas y un orbe de cristal que emite destellos azulados a la luz de las velas.

- Bienvenidos a las Maravillas de Kalindra - comenta la mediana con tono sereno y sosegado pero con voz raspada y chirriante - ¿Qué puede hacer Kalindra por vosotros, oh viajeros de tierras lejanas? - pregunta en tono pomposo.

Al entrar en la tienda Loto se adelantó para hacer las presentaciones. Una buena entrada era siempre importante para dar una buena impresión.

- Buenos días. - La miró de arriba abajo con un gesto deliberadamente exagerado.- Va a ser verdad que los mejores perfumes se guardan en frascos pequeños.- Desplegó su arrebatadora sonrisa.- Mi nombre es Loto, Portador de Anturio, la cual ahora mismo está en mis manos.- Mostróel magnífico arco/arpa. Semejante objeto no podía pasar desapercibido para alguien con una tienda como aquella.- Mi compañero es el hechicero Collan.- Loto dió una vcuelta con gracia para ver todos los objetos de la tienda mientras ponía cara de asombro.- Esta tienda es como un oasis en un desierto.- Tras las presentaciones y adular a la mediana, dejó que Collan hiciera su trabajo.

No puedo evitar sentir una terrible curiosidad por el extraño instrumento del elfo que me acompaña, así como por él mismo, aunque más por toda su cultura y los conocimientos ancestrales de su raza. Mientras las cuerdas restallan -y yo no percibo mucho ritmo, la verdad, pero si consiguió el premio que mencionó anoche debe de ser bueno- no puede evitar hablar, alegando que se siente inspirado por la situación. ¡Já! Músicos... un buen mago tratando de hacer algo útil, como conseguir información casi imposible, y él quiere componer un requiem para inmortalizar la muerte y la desgracia de la pequeña mujer gato. Niego imperceptiblemente con la cabeza, mientras contemplo la tienda de magia.

-Cuanto bofo... -Murmuro para mí, usando un término del colegio para cosas sobrecargadas de aspecto. Y luego entro detrás del elfo, que ha tomado la iniciativa, mientras contemplo estantes y estanterías, así como todo lo que hay por ellas, cuidándome muy mucho de no tocar nada. Acabo avanzando hacia el mostrador, mientras Loto se autointroduce y me introduce a mí, siguiendo con el cuento de la C. Y me deja, diríamos, el campo libre.

-Estamos buscando... -Mediana. Tenía que ser una mediana. No puedo evitar recordar el rostro de Ralph allí arriba, frente a sus amigos. -Busco un saquito de polvo mágico. Me han dicho en la taberna que quizá vos podríais ayudarnos en tal menester.

No puedo evitar lanzarle una mirada de soslayo a la bola de cristal de la mesa. Oh, cielos. Espero que no trate de leerme el futuro...