Partida Rol por web

¡Ha-hablar con ella e intentar convencerla!? ¡Lo decía como si fuera fácil! ¡P-pero no era fácil! Hoshino siempre la había visto como una persona lejana e inalcanzable. Sentía que sentía algo por ella, pero nunca había querido llamarlo enamoramiento porque ello sería doloroso para él, ya que jamás se habría atrevido nunca a declararsele. Llevaba desde siempre mentalizandose con que ella nunca se fijaría en alguien tan triste y aburrido como él. Así que nunca había intentado acercarse a ella demasiado, admirandola desde la distancia. ¡Y ahora, Otonashi-san le pedía no solo que hablara con ella, sino que la convenciera de que le entregara la caja!

Si al dia siguiente él iba a olvidarlo todo... s-si de verdad iba a ir a hablar con ella... Pensaba hacerlo bien. ¡Y hacer eso que nunca se había atrevido a hacer! Había tiempo aun de sobra, había medido cuánto duraban las repeticiones durante la repetición anterior. Así que, si él iba a olvidarlo todo, significaba que olvidaría el bochorno del fracaso, ¿no? A-así que no tenía nada que perder, y Mogi-san no lo olvidaría, pero seguro que le perdonaría, c-cuando le rechazara seguro que al menos serían amigos. ¡P-pero en cualquier caso, que no era eso solo lo que tenia que decirle!

La forma de salir de este embrollo, entregarle la caja... ¿Lo haría? Ella tenía su deseo, a fin de cuentas, a diferencia de él... ¿cómo iba a lograrlo? ¿No supondria aquello hacerla renunciar a su deseo? ¿¡No era siquiera cruel!? Pero... la había visto. Escudado bajo su pétreo rostro... estaba muy triste, infeliz. También cuando él creía que tenía la caja, le costó decidirse a entregarla, le costó entender que dársela a Otonashi-san era la opción correcta... Y ahora que lo pensaba... Eso que le dijo de que ella era una caja... ¿Sería sencillamente mentira? Porque si él podía recordar y no era una caja... Decía que él era un dueño sin caja, pero eso no tenia sentido ninguno...

¡Le iba a explotar la cabeza! Mejor centrarse en lo primero. El deseo de Mogi-san... ¿era enamorarse de alguien? ¿O ya estaba enamorada y quería declararse? Tal vez verle declararse la inspirara a ella a hacerlo también, con aquel que fuera su persona elegida. Así que nada malo podría salir de aquello, tal vez de verdad podría, por una vez, ser él, Kazuki Hoshino, quien 'salvara' el mundo...

-U-un problema primero y después el otro, su-supongo...- pensó, antes de acercarse a Haruaki y Daiya-san en un momento en que pudieran hablar¹, y decirles en voz baja... "Ha-Haruaki-kun..." llamó a su amigo. "Daiya-kun..." Aún seguia sin recordar a Haruaki, pero después de lo que había vivido cuando le contó la verdad, el cómo había estado incluso dispuesto a matarse porque le creía por completo, confiaba en él. En cuanto a Daiya, a él si le recordaba, claro, y desde luego que confiaba en él. No le había llegado a convencer cuando lo de las repeticiones, pero no le culpaba ¡era algo prácticamente estúpido de creer! Y si no podía demostrarselo...

Como fuera, reunió a sus amigos para pedirles consejo. "D-discretamente hablando, por favor..." empezó a susurrar. "S-s-si quisiera... quiero decir, Mogi-san... Y-yo..." se puso colorado y miró hacia abajo. ¡No le salían las palabras. En voz baja, por fin dijo: "¡Me voy a declarar! ¡Hoy! ¡A-ayudadme a declararme! ¡¿Qué le digo?!"

Aunque conociendo la manera torpe en que Haruaki se declaró a Otonashi... en realidad quizás fuera mejor preguntarle a Daiya unicamente... Pero ya era un poco tarde para eso.

“¿Mogi-san? ¿En serio?” Haruaki te mira perplejo y pasa con la mano por su pelo. “Bueno, tampoco me sorprende mucho teniendo en cuanta que ella te deja dormir en su regazo...” Alza las cejas. “Pues, nada más fácil que declararse, Hoshino. Te acercas a ella y le dices que quieres hablar un momento en privado con ella. Luego le dices que la amas. No hay nada más sencillo, creeme, ya lo he hecho muchas veces.”

“Sí, y con un éxito todo salvo rotundo”, dice Daiya con sorna. “Un poco de preparación, Kazu, nunca viene mal. Primero tienes que… digamos tantear el terreno. Es mejor que declararse sin más ni menos. Mogi-san obviamente del tipo tímido – puede que rechace a una persona si esta se le declara de manera demasiado pronto, aunque la aceptaría si el acercamiento se haría poco a poco. Desde luego, te aconsejo que tomes las cosas con calma. Hoy, en fin de cuentas, no es el último día de tu vida”, te sonríe, al parecer un poco divertido por las prisas que pareces tener, y que Haruaki alienta.

Estáis en este pequeño concilio de varones cuando de pronto la voz de Kokone se hace oír. “Kazu, ¿puedo hablarte un rato, por favor?” Pero su forma de comportarse es tan reservada que no parece la misma persona, y que ni Daiya ni Haruaki, aunque es su pasatiempo preferido lidiar contra ella, dicen cualquier cosa – la miran soprendidos.

¡Cómo no! Daiya-kun como siempre sugirió calma y mesura, caminar con lentitud, cuidado y precisión. ¡Pero Kazuki no tenía tiempo para ello! ¿Pero cómo explicárselo? 'Mañana me olvidaré de que Mogi-San es la dueña del Aula Rechazadora. ¿Que qué es el Aula Rechazadora? Oh, ¿no lo sabes? ¡Cada día se repite y Otonashi-san se ha transferido miles y miles de veces ya!'. No, definitivamente... ¡no le creería! ¡Y menos sin pruebas!

Así que Kazuki-kun se vio obligado a asentir sin mucho conocimiento, cosa que Daiya-kun a su vez notaba, divirtiéndole las prisas que Hoshino tenía. La pequeña asamblea fue interrumpida por Kokone-chan, que muy, muy seria venía a hablar con él. "Claro..." contestó él, igual de extrañado que los chicos, levantandose del banco y yendo hacia Kokone-chan. De alguna manera, sentía como si fuera a reñirle... Auch...
 

Tras el término de la clase de Educación Física, y tras haberos cambiado, en el recreo, Kokone ya te espera y te conduce a un rincón apartado del patio del instituto donde estáis más o menos a salvo de miradas curiosas, y ciertamente de orejas demasiado largas.

Lo que se nota mucho es que aparta varias veces la mirada, evitando la confrontación directa con la tuya. Hay, en general, algo escurridizo en sus movimientos, algo furtivo - ¿una falta de convicción, ambigüedad? O… podría ser muchas cosas. Además, se ha maquillado más fuertemente que nunca, así que la expresión de sus ojos está a medio borrada por la sombra de ojos.

Porque lo que te declara es algo que no habrías creído escuchar jamás de su boca: “Kazu… Kazu-kun… no sé cómo empezar. De verdad no hay manera como empezar. Las cosas se dicen o se callan, pero.. no hay rodeos que valen.” Habla en tono serio, pero… incluso su voz parece esquiva.

“Bueno… primero… ¿qué es tu Umaibo de gusto preferido?”

¿Suena esperanzada su voz?

Con lo tranquilo que era, él nunca habia sido alguien intimidante, así que no entendía por qué la buena de Kokone-chan actuaba de esa manera. 'Las cosas se dicen o se callan... No hay rodeos que valgan.' Uh oh... ¿Habría Kokone-san oido la conversación? Pero él y Daiya habían sido discretos... Aunque bueno, ¡no precisamente Haruaki, ja ja ja!...

Temeroso de que fuera a regañarle, Kazuki tragó saliva y se preparó para lo que venía a decirle. Y la pregunta le vino tan de sorpresa que parpadeó varias veces. "¿Uh?" "¿Mi Umaibō... favorito?" se señaló. "Bueno hace tiempo que no tomo ninguno, he acabado cansado, especialmente del de carne de cerdo... a-al menos así mi sangre no se pondrá de ese color como me dijiste..." se le escapó con toda la naturalidad del mundo. Para él de verdad era hace mucho tiempo, al menos, que pudiera recordar, ¡pero para ella seguramente solo hacía apenas un día! ¡ADEMÁS! Cayó en la cuenta de que ella no le había dicho esa vez lo del color de la sangre! En cuanto se dio cuenta de ambos errores empezó a sentirse nervioso.

“¿Cómo?” Kokone parpadea confusa y por un instante su rostro recobra la viveza que la conoces – ¿va a negar rotundamente que jamás dijo tal cosa? Pero sus facciones se ablandan ya y de pronto la a desilusión tiñe su voz al reaccionar: “Oh, tenía entendido que particularmente carne de cerdo era tu Umaibō favorito… así que… te lo he traído.”

Saca un Umaibō del gusto que no puedes sufrir más por el bolsillo de al lado de su mochila y te lo tiende tentativamente, extrañamente empeñado en su oferta.

Pero así, con la mano aún extendida, ya prosigue, aunque bajando la frente:

“Lo he intentado ignorarlo durante tanto tiempo, tanto tiempo… ya que no es precisamente fácil, somo somos amigos y hemos sido amigos durante mucho tiempo ya… lo dicho dicho, sin rodeos.”

Levanta la cabeza, pero no te mira, sus ojos ven por encima de tu hombro como si mirara o mira de verdad otra persona: “Me he enamorado de ti.” La atonalidad permea esta frase. Y, continuando sin siquiera tomar aire: “¿Me aceptarás?”

"Oh, vaya, no tenías por qué molestarte, ja ja..." Hoshino intentó evitar todo lo posible el hacer una mueca de fatiga por imaginar tener que comer OTRA VEZ un Umaibō de carne de cerdo. No quería herir a su amiga si se había molestado en comprarle uno, pero es que de veras de veras no le apetecía... Hoshino no levantó la mano para tomar la chuchería.

Entonces Kokone-chan bajó la cabeza y empezó a murmurar unas palabras que Hoshino sí, había imaginado más de una vez, fantaseado con que se le declarara, o que él se declarara a ella. Sí, a Hoshino le gustaba Kokone-chan, pero sabía que era una fantasía al fin y al cabo. Apreciaba a Daiya-san tanto como a Kokone-chan, y sabía que hacían mejor pareja. ¡Y a él le encantaba esa pareja! Tal vez ese shipping fuera también una fantasía, pero aún así...

¡Algo no cuadraba!

¿Por qué Kokone-chan estaría tan triste en un momento como este? O porque sabía que iba a rechazarle, o porque lo que decía no lo sentía de verdad. Pero ella no era de las que hacían esto de declararse para gastar bromas pesadas, no era una persona tan mala. Quizás era él. Se había decidido a declararse a Mogi-san. Así que quizás ella veía en su rostro, en su reacción, que la iba a rechazar... A-aunque ella ni siquiera le miraba... ? No era así

"Yo... uh..."

¿Pero, por qué le daba la sensación de que la declaración era, se sentía... falsa? ¿Era porque se estaba volviendo loco y frío como Aya Otonashi? ¿O de verdad...? Es que... ¿Se le acababa de declarar y hablaba de forma indiferente, tan fría? No era esta la manera en que él se lo habría imaginado. No pegaba con Kokone-chan. ...¿Tan poco la conocía realmente?

Como fuera, seguía siendo su mejor amiga, seguía sintiendo amor por ella, el amor de un amigo. Y la respetaba. Intentó así pues decirle la verdad sin tapujos, de la forma más delicada que pudiera encontrar, mirandola a los ojos aunque por alguna razón ella no se atreviera. Parecían casi intercambiados. "Kokone-chan... Me gustas, eres guapa, divertida, y una persona con un gran corazón. Pero no puedo aceptar tu declaración. Yo... Creo que deberías decirle esas palabras a Daiya-kun." se rascó la mejilla avergonzado. "Y-y yo debería decirle esas palabras a Mogi-san."

Hoshino se sorprendió de lo que había dicho. Dicen que más vale pájaro en mano que ciento volando... No era mentira que más de una vez había deseado esto, pero... pero no así. De hecho, la esperanza de que fuera una declaración medio falsa era una gran ayuda. Ya que aunque hubiera sido cierta la declaración de Kokone-san, él ya se había decidido, a declararse a Mogi-san, aun sabiendo que las posibilidades de que le aceptase eran... ¿cuantas? ¿1%? ¿0,0001?

Al punto que estás diciendo “no puedo aceptar tu declaración” Kokone levanta el rostro, y en el se ve una sonrisa dibujándose. Al momento que hablas de Daiya, sin embargo, se ruboriza fuertemente, para sólo sonreír de nuevo cuando revelas que deberías declararte ante Mogi-San.

“Ah…”, coquetea un poco, levantando su pelo con una mano, “así que soy guapa y divertida, además de tener un gran corazón. Gracias. Pero tales atributos no te bastan, porque la dama de tu corazón es otra. Me parece romántico”, añade en tono medio burlón, medio entusiasmado.

De pronto, cobra la distancia de un paso entre vosotros, te da un abrazo, muy fuerte y largo. Cuando se aparta, te mira a distancia de sus brazos aún teniendo tus hombros. “La amistad siempre tendrá que vencer el amor, ¿no es así? En realidad no habría sabido qué pensar de ti si me hubieras aceptado. Me esperé el rechazo, aunque… admito que mi auto-estima está un poco herida. Siempre creía que ningún chico podría resistir si iba a entregarle la belleza de mi ser.” Una pequeña risa salta de su boca.

Pero ya se pone seria, fijando sus ojos en los tuyos. “Eres el necio de siempre, Hoshi. Pues, hombre, declárate a Mogi. Es ella que está en dudas acerca de tus sentimientos. Y es un horror que no parezcas haberte dado cuenta de esto. ¿Ahora tengo que empujarte? ¿O por fin vas a declararte, tonto?”

Te abraza otra vez y aprovecha la ocasión para darte un pequeño coscorrón. “Tonto, tonto de remate. ¿Qué dices de Daiya? No digas bobadas...” Se ríe otra vez, pero sí, esta risa suena falsa, y además otra vez sus mejillas se purpurean.

Pero ella disimule y corta el tema de Daiya insistiendo: “Ahora vete y sé un hombre.”

Hoshino no sabía qué esperar, solo intentó abordar la situación lo más delicadamente posible. Así que cuando Kokone-san alegró el rostro de aquella manera tras rechazarla Hoshino sintió cómo una gran carga se aliviaba de su corazón. ¡Ja ja ja, pero si hasta se ruborizó cuando mencionó a Daiya! Y sonrió muy contenta cuando mencionó a Mogi-san... Entonces... ¿aquello había sido... como una prueba?

Río cuando su amiga coquetamente respondió a su contestación con fingida ofensa. Era como ver renacer a la Kokone-san de siempre. El abrazo le pilló de improviso pero se lo devolvió con sentido cariño fraternal. "Y-ya ves, yo tampoco me creo lo que acaba de pasar." contestó divertido. Sin embargo, y pese a que empezaba a imaginarlo, le sorprendió lo que dijo después: ¡Mogi-san había orquestado esto! Porque... ¿¡creía que él estaba enamorado de Kokone y no de ella!? Lo cual por extensión significaba que... ¿¡Mogi-san estaba enamorada de ÉL!?

Se puso hasta colorado al entender sus palabras y ella lo notó de inmediato, regañandole por bobo, con un pequeño coscorrón. También mencionó el tema de Daiya-kun... ¡jujuju! ¡Sonrojada también! Recordó cuando ambos se pusieron colorados cuando les dijo aquella frase de: ¿habéis terminado ya, tortolitos? 

Ojalá un día él pudiera empujarla para ir a declararse a Daiya-Kun. Porque él con la tranquilidad y lógica que siempre exhibía, iría a paso de tortuga si llegaba a decidirse a dar el paso, ja ja ja... ¡Aún más a paso de tortuga que el propio Hoshino! Pero hoy no sería ese día, la decisión tenía sobretodo y primero que venir de la propia Kokone, ya que al fin y al cabo eran asuntos personales de sus amigos. Hoy, Hoshino tenía su propia guerra y batalla que luchar. Y por primera vez en su vida, se sentía capaz de hacerlo.

Hoshino sonrió y le dio un abrazo él esta vez, haciendo así un tercero y último, del que se separó rápidamente. "Voy a ello. Muchísimas gracias, Kokone-chan. Ahora tengo la confianza de verdad para hacerlo. ¡O-o eso creo! ¡Deseame suerte!" antes de que él mismo cambiara de opinión dejandose llevar por el miedo, se despidió y echó a correr en busca de Mogi-san.

No tienes que correr mucho para encontrar a Mogi-San, porque te das cuenta que ella os ha observado durante todo el rato desde una posición algo alejada detrás de tus espaldas – parece que Kokone, al mirar por encima de tu hombro, no ha mirado hacia ninguna parte, sino hacia Mogi.

Sin embargo, al aproximarte de ella, te das cuenta que su rostro tiene un aspecto amargado. Sus ojos, aunque no hay una sola lágrima en ellos, dan la impresión irresistible de ser llorosos.

Todos los alumnos en vuestro alrededor parecen desaparecer, borrarse de vuestra atención – sois solos aquí, en el patio, de manera similar que ya has observado a Otonashi actuar como si ella estuviera sola en el aula, o sola contigo.

Otro torbellino de emociones inundó a Hoshino. Mucha vergüenza, porque Mogi-san había estado escuchándolo todo desde detrás. Alivio, precisamente porque Mogi-san ya había escuchado todo. Miedo, porque Mogi-san... Podríamos así hacernos una idea. También sintió sorpresa y confusión, lo primero debido a que las piezas empezaron a caer, tomando su lugar, y lo que antes no fuera tan evidente para él empezó a serlo. Recordó esa especie de anhelo de confianza que había sentido en ella, que le había parecido había sencillamente imaginado. Recordó también la conversación posterior que tuvieron sobre el amor, tan brusca y repentina, pero cuando llevas repitiendo el mismo dia durante tantas y tantas repeticiones... pierdes la esperanza, comienzas a desesperaste... ¿Fue así quizás por lo que acabó pidiéndole a Kokone-chan que se le confesara? Tenía muchas preguntas, pero había una aún mucho más importante que aún no había sido respondida. La chica parecía a punto de llorar, fue la primera vez que Kazuki la veía así, ya que usualmente su rostro era pétreo y frío. Le demostraba que quizás, y solo quizás, ella de verdad, como él, sí que sintiera algo por él.

...Y era el momento de averigüarlo. Sabía que ella ya lo sabía, pero pensaba que merecía oirlo otra vez, de tú a tú. "...Mogi-san... He estado enamorado de ti desde antes de las repeticiones." confesó. "Pero nunca me atreví a hacer nada... nunca me atrevo a hacer nada." reconoció mirando hacia abajo avergönzado, pero luego levantó de nuevo la cabeza para mirarla a los ojos. "Pero tenía que asegurarme... demostrarme a mi mismo que mis sentimientos eran reales y no un capricho o una fantasía. Cuando estoy contigo, es como si el resto del mundo dejase de importar, y solo el momento que compartimos lo hiciera. Un poco como un Aula Rechazadora, ja ja ja..." reconoció rascándose la nuca en gesto avergönzado. "He necesitado como tropecientas mil repeticiones para darme cuenta... ...De que eso es lo que se siente al amar."

"Mogi-san... te amo. ¿Te gustaría que salieramos juntos?"

Aunque Mogi te mira con ojos abultados, la inexpresividad de su expresión no se cambia significativamente. Da casi la impresión que tu declaración la ha movido bastante poco. “¿Repeticiones?” pregunta, sin embargo, algo extrañada, pero incluso esta pequeña señal de sorpresa no dura, como ya continúa: “Ah, por cierto, lo dices por lo que te he dicho antes. Sí, ha sido algo tonto que te lo diga, como no sirve para nada…” Aunque no suspira, el tono de su voz parece suspirando. “Y sí, tienes razón. Nunca te atreves a hacer nadie, salvo si te empujan. Sí, una fantasía, desde luego tus sentimientos no son una fantasía, ni los míos, te lo digo. Si me gustaría que saliéramos juntos… si esto fuera verdad… al fin no tendría que tener remordimientos...”

Por muy increíble que parezca, su voz no ha cambiado ni un atisbo – es una frecuencia constante de cansancio. “¿Vámonos a la cocina, vale? Allí podemos hablar tranquilamente, porque tengo que explicarte algo. Ahora no debería estar nadie allí.”

Caramba, cualquiera se habría alegrado un poquito más por la declaración... Sin embargo, se la veía cansada, agobiada. Hoshino no sabía la razón, pero confiaba en que se la contaría en breve. Así pues, asintió el ir a hablar con ella en... ¿la cocina? Un sitio un poco raro para ello pero no la cuestionaría.

Mogi se adelante a ti y tú la sigues. Te das cuenta de que, al pasar cerca de Kokone, le da un señal de las manos que la última acoge de un asentimiento de la cabeza.

Entráis en la cocina que de verdad a la hora actual está vacía, como no se dan clases de cocina ahora mismo, que las hay para los alumnos que toman este curso facultativo. Normalmente se necesitan llaves para entrar, pero igual Mogi tiene acceso por alguna razón. Quizá ya hizo antes abrir la puerta, como cerrada no estaba.

Se va hacia los cajones bajo el mostrador, dándote las espaldas, y mientras que queda en esta posición, te habla: “Hoshino, seré sincera contigo. Ya te has enamorado mil veces de mi, o has creído haberte enamorado mil veces. Tu amor es sólo un producto del sinfín de repeticiones del mismo día. Nació en el bucle, y probablemente -… si, es una certeza que acabaría con él. Fue mi gran error creer en lo imposible, o … querer aceptar la ficción de tu amor… porque todo aquí, en el bucle, sólo es ficción… Sabes, porque antes… ni siquiera pareciste notarme… antes de que…” Se calla un instante, su voz cortada por la emoción que de pronto parece subir en ella. “Antes de que sufriera yo el accidente. En el cruce me aplastó un camión. Estaba al momento de morir cuando….” Ya ha recuperado el control de su voz – no te recuerdas haber oído antes que la misma estaba al punto de fallarla. “Cuando me apareció… O. Me consta que lo conoces. Dime… qué es tu relación con… O”, te pregunta sin volver la cabeza hacia ti.

La oyes, quizá por el nerviosismo, abrir y cerrar los cajones.

Hoshino parpadeó. Su enamoramiento... ¿Era falso? Producto del sin fin de repeticiones del mismo día... Que cesaría de existir una vez cesasen las repeticiones... "N-no puede ser... venía de antes." empezó a contestar, pero pronto Mogi-san le contestó a su vez. Decía que él no la notó hasta que comenzaron las repeticiones... Kazuki quería decirle que no era cierto, que era un sentimiento que a él le había venido desde siempre, pero... ¿Podía estar seguro de ello? Ella por el contrario sonaba completamente en serio, muy segura de ello.

Por desgracia, no tenía forma de contradecirla. ¿Quizás, después de todo, tuviera razón...? ¿Y cómo debía sentirse él? Ahora mismo ni siquiera era capaz de asumirlo realmente. Para él, todo había sido real... Pero, ¿y si, en última instancia, Daiya-kun hubiera tenido razón? Solo que no sobre él... sino sobre todo esto. Una realidad proyectada a través del deseo de Mogi-san... El deseo de que él la quisiera...

Ella misma cambió el tema rápidamente. Le preguntó sobre Zero, y sobre el sueño y la caja... "T-te lo conté antes... Se presentó ante mí en un sueño. Era como alguien sin rostro y sin voz... Me preguntó cuál era mi deseo... Me leyó la mente... observando que tenía el deseo de no tener ningún deseo. Tranquilidad, paz, un desarrollo correcto de los estudios..." recordó poco a poco las palabras de Zero. "Me-me dijo... que yo era interesante... que no podía distinguir a los humanos pero que podía distinguirme a mi. Me entregó una caja y dijo que ésta podría conceder cualquier deseo..."

No pudo evitar preguntar: "...¿Qué estás buscando en esos cajones?" ¿Una cuchara? ¿Un rodillo? ¿Pero para qué? ¿Su propia caja, escondida ahi? ¿Pero la caja se esconde? Otonashi-san dio a entender que esta siempre está con su dueño... O algo así... Y que las cajas son peligrosas si no sabes usarlas... Pe-peligrosas... Estaba empezando a ponerse paranoico ¿N-no estaría buscando un cuchillo, verdad? Otonashi-san dijo que si el dueño de la caja moría, el Aula Rechazadora lo haría con ella. ¿Quizás por eso se había intentado dejar atropellar otra vez? Para acabar salvada por Otonashi-san... ¿Y quizás por Haruaki-también? ¿Po-por eso lo borró, porque quería suicidarse y no podía? ¿Intentó borrar también Otonashi-san y no pudo?  "Mo-Mogi-san... hay... hay otra manera de salir... Otonashi-san dice que Zero es malvado, que los deseos que él concede no se conceden realmente. Dice que el dueño del Aula Rechazadora tiene que entregarle a ella su caja. ¡S-si se la entregas, podremos salir! Ella dice que también concede deseos porque ella también es una caja... o-o algo así. ¡Po-podemos pedirle que el camión no te atropelle!"

“No te he preguntado por tu primer encuentro con O, que ya me contaste. Te he preguntado por tu relación con O”, te corrige Mogi-San en voz a la vez suave que irritada. Sin embargo, otra vez sus cuerdas vocales no transmiten ninguna emoción cuando añade: “Tal vez no te has dado cuenta aún. Pero pronto lo sabrás. Pronto.”

La chica continúa registrando los cajones, y de repente se para, su mano aferrándose a algo que ha encontrado en uno de ellos. Pero no te dice lo que ha buscado, ni mucho menos lo que ha hallado ahora. “Aya Otonashi… lo que dice Aya Otonashi… no pasa un día sin que estés pendiente de Aya Otonashi. Estás tan apegado a ella que me da asco. Y ella también me da asco. Es una intrusa. Infiltró el Aula Rechazadora con el único fin de obtener mi caja. Persigue su propia agenda, y tú no te das cuenta del hecho… Te has dejado cautivar por sus encantos físicos. Sí… como cualquier chico débil. Con las miradas que la echas nunca regalaste a mi ante las repeticiones.” La reprimenda suena rara por ser proferida en voz tan indiferente. “Y hay más… Lo que acabo de ver… como has abrazado a Kokone… He visto el amor en este abrazo… Lo he visto…”

Alguien abre con cuidado la puerta. “Y ahora está aquí, la serpiente”, comenta Mogi susurrando sin volverse.

Kokone entra despacito y también despreocupadamente en la cocina. “Bueno, aquí estoy”, dice a Mogi – aparentemente, fue citada aquí por Mogi. “¿El muy torpe ya se ha declarado?” pregunta alegremente y te guiña un ojo.