Partida Rol por web

The Hoard of the Dragon Queen Episodio 1

Prólogo - Icehaupt, el Custodiado

Cargando editor
11/08/2016, 13:58
Director

"Para hablar del Custodiado hay que hablar de este templo, y para hablar de este templo encuentro en los santuarios dedicados al dios Amaunator un símil muy explicativo. Al menos el clérigo de Lathander será familiar con lo que voy a decir." paró un momento para mirar a Samtharas. "Hará unos años se barajaba la posibilidad de que Amaunator y Lathander fuesen el mismo dios. No sé qué se promulga estos días, pero imagino que aún hoy todo clérigo de Lathander estudia a Amaunator, y viceversa. Siempre me han fascinado esas teorías. ¿Qué piensas tú?" le preguntó con una sonrisa entusiástica.

Tras el pequeño inciso, continuaron el camino. "Ya sea Lathander, ya sea Amaunator... a veces incluso con otros dioses, como Bahamut, se tiene por costumbre construir templos y santuarios en lugares bien frecuentados... o todo lo contrario. Normalmente en el último caso se trata bien porque antaño el lugar donde se alza el templo era frecuentado por fieles... O bien porque guarda algo importante. Un objeto importante... alguien importante... o aún peor, alguien o algo que, para la seguridad de los Reinos, es mejor tener bien vigilado... bien custodiado..."

"Así pues, os pregunto..." miró a Tharkael y le hizo una señal con el dedo de que no revelase el secreto, pues él sí que lo sabía. "¿Quién o qué creéis que es el Custodiado?"

Cargando editor
12/08/2016, 03:24
Keth

La pregunta del sacerdote me tomó por sorpresa

Vaya! No me esperaba semejante pregunta. No soy bueno para las adivinanzas.

Pensé, pensé, pensé y lo volví a pensar una y otra ves hasta que finalmente y después de un prolongado silencio dije:

-Pues... yo creo que... mmm... a decir verdad... no tengo la menor idea.

Cargando editor
12/08/2016, 07:48
Durzo

La pregunta me cogió por sorpresa.No tenía la menor idea de quien o que podría ser el tal "Custodiado". Keth estaba descolocado y apenas balbuceó unas palabras, y el resto se les veía pensativos. Aquella no era una pregunta para mí. Que respondieran los más conectados con la religión como Samtharas o Formund. Además, ya había llamado demasiado la atención con mi burdo intento de coger el libro, así que mejor sería no fijar demasiado el interés en mí. ¿Quién sabe? Quizás podría escaparme después e intentar conseguirlo.

Me quedé como era habitual un tanto apartado del grupo esperando que los demás dieran sus opiniones o que el anciano draconiano acabara.

Cargando editor
13/08/2016, 12:52
Samtharas Lothinian

—La cuestión que planteas no es una que pueda resolverse con facilidad —respondo pausadamente al sacerdote dracónido tras meditar unos instantes—. Aún hoy, personas infinitamente más sabias que yo mantienen animadas discusiones teológicas sobre ello, y es que los misterios de esta naturaleza no suelen ser fáciles de desentrañar por una mente mortal. ¿Y si te dijera que no son el mismo dios, ni tampoco dioses distintos? —Me detengo un instante para observar atentamente las reacciones en el rostro del anciano, convencido de que sabe a dónde quiero ir a parar—. Imagina una vieja antorcha. Esta antorcha lleva una eternidad prendida, hasta el punto de que su llama es tan tenue que muchos, equivocadamente, la creyeron muerta. La oscuridad es cada vez mayor, y necesitamos una luz más brillante para no perdernos en las tinieblas. Por eso, valiéndonos de la vieja antorcha, prendemos una segunda antorcha, nueva y joven. Son dos antorchas distintas, sí, pero, ¿acaso no comparten ambas la misma llama? —Guardo silencio un momento para finalmente concluir—: Lo mismo ocurre con Amaunator y Lathander. El Señor del Alba no es el Dios Amarillo, aunque es un aspecto nacido de él, y ambos coexisten en nuestro tiempo. —Tengo la sensación de que el sacerdote asiente a mis palabras antes de continuar con su exposición. Mientras avanzamos por el templo, vuelve a formularnos una pregunta, pero esta vez versa sobre la identidad del Custodiado. Parece que, sea lo que sea, se trata de un peligro para Faerûn. De pronto, como salida de ninguna parte, una idea disparatada cruza mi mente, y el temor de que sea real me sobrecoge. Tardo unos segundos en darme cuenta de que he dejado de caminar, y me obligo a mí mismo a volver junto a mis compañeros, limitándome a decir con voz serena—: Espero que no sea un dragón.

Realmente lo espero. 

Cargando editor
13/08/2016, 15:28
Keth

La respuesta de Samtharas me dejó perplejo

-Un dragón?! Aquí? Acaso... es eso posible?

No podía imaginarme como harían los sacerdotes de ese templo para controlar a semejante bestia. No, me negaba a creerlo. Era imposible

Cargando editor
15/08/2016, 01:15
Director

Tan pronto como el dracónido abre la puerta, los temores de Samtharas se ven confirmados.

 

 

//Imagen ilustrativa. El Dragón posee cuatro brazos o patas independientes de las dos alas.//

 

"Icehauptannarthanyx. O en forma corta, Icehaupt. Ese es el nombre del Custodiado. Un dragón, un poderoso dragón blanco de más de mil años de edad." la seriedad con la que formula estas palabras os indica que no está en absoluto de broma. Las dice delante mismo del dragón, que se pone en pie sobre dos patas, con las alas extendidas, alzándose sobre vosotros con presunción. Tanto el dracónido como el poderoso dragón blanco os miran muy atentamente, tratando de descifrar vuestros gestos y reacciones. "Os preguntáis cómo puede esta bestia residir en el templo, qué artimaña y astucia hemos logrado para evitar que un dragón milenario como Icehaupt esté atrapado en este santuario." contesta el dracónido a Keth. "No lo hacemos. No controlamos a la bestia. No existe grillete ni hechizo alguno en nuestro poder capaz de aprisionar semejante bestia." el dracónido entrecierra los ojos, y parece estar frunciendo el ceño. Lo que estaba diciendo no le resultaba de agrado alguno. A diferencia del dragón, que parece sumamente divertido.

"La respuesta es simple nos humillamos. Somos, simple y llanamante, los servidores de Icehaupt. Somos, ante todo y siempre, de corazón, servidores de Bahamut, y esta es la carga que debemos llevar a los hombros. Icehaupt lo sabe perfectamente, y disfruta de ello, disfruta de hacernos sufrir. Le colmamos de tesoros y comida, siempre sin hacer daño a nadie. A cambio, el Dragón deja en paz estas tierras, a cambio el Dragón traiciona a los suyos, contándonos sus secretos, pues sólo se debe a sí mismo."

Todos os mostrais asombrados por las revelaciones, incluido Tharkael, quien sabía de la existencia de un dragón maligno Custodiado en las profundidades del templo, pero no las condiciones de dicha custodia.

 

El dragón habla entonces, y su voluminosa voz resuena por todo el complejo. Con lentitud parece caer grácilmente sobre sus patas delanteras, midiendo a la perfección el impacto de estas contra el suelo, que solo genera un ligero temblor. Está rodeado de tesoros por todas partes, miles y miles de monedas. El reptil os mira acercando su serpentina cuello a vosotros. Sus ojos relucen con un brillo azul oscuro, tan terrible o más como sus fauces.

Sus fauces reptilianas sonríen.

Decáido, el dracónido anciano asiente. Echa una mirada a Fornund, como pidiéndole permiso, y le pone la mano en la espalda a Randrick. "El chiquillo y yo os esperaremos fuera."

Pero el dragón parece tener otros planes en mente. Golpea el suelo con una pata demandando atención:

El dracónido mira al dragón fijamente, casi desafiándolo, pero acaba apartando la mirada, y se ve obligado a obedecer. Os echa una última mirada decidida a todos antes de salir por la puerta, como tratando de inspiraros ánimo y determinación. Ni siquiera Tharkael ha visto nunca así de serio a su maestro.

Cuando abandona la sala, el dragón se dirige a vosotros...

 

Notas de juego

-Me ha encantado la teoría teólogica de las dos antorchas//

-¿Veis el texto del dragón, no? ¿Funciona también en el móvil? Son imágenes, porque no puedo poner el texto tan grande en Umbría. ¡Efectos especiales, yay!

Cargando editor
15/08/2016, 12:29
Durzo

¡Maldita sea! Tenían un dragón metido en el templo. Parece ser que tenía subyugados a los acólitos a cambio de seguridad e información. No sabí hasta que punto ese era un cambio justo, pero al menos los draconianos mantenían su vida mientras le dieran lo suyo al dragón.

Inconscientemente, cuando el viejo salió y cerró la puerta me retiré hasta una de las paredes y me puse en actitud defensiva. No me gustaba nada en absoluto la pinta que estaba cogiendo aquello. Cualquiera sabía lo que nos podía ocurri allí dentro. Mis instintos tomaron posesión de mi mente y me pusieron alerta.

Cargando editor
15/08/2016, 15:07
Keth

La bestia se veía imponente, pero no me dejé amedrentar. Yo era un guerrero, no me importaba lo fuerte que fuera aquel dragón. No me dejaría humillar por él como lo hacían los sacerdotes.

-Bien, ya estamos a solas -le dije con mucho respeto pero también manteniendo una actitud digna- Dices que sabes porque estamos aquí. Que es lo que sabes exactamente? Que clase de secreto tienes que el viejo no puede oírlo?
 

Cargando editor
15/08/2016, 16:39
Fornund Thornod

Ante la inesperada pregunta del sacerdote dracónido, me quedo pensativo. Nunca he sido dado a aventurar posibles respuestas a cuestiones que me son completamente desconocidas, pues considero que es un mal hábito, por lo que me limito a aguardar a que otros más inspirados que yo hablen en mi lugar. Por alusiones a su deidad patrona, Samtharas no tarda en hablar, y lo hace con una sensatez y una sabiduría que no esperaba encontrar en ninguno de los aquí presentes. Ciertamente, su breve análisis de la dualidad entre Amaunator y Lathander resulta al mismo tiempo ilustrativo y fácil de entender. Sin embargo, es su suposición relativa a la pregunta del dracónido la que me deja petrificado: ¿Un dragón? ¿Aquí, en este templo? Desearía poder desestimar tal insinuación como un pensamiento apresurado, pero una parte de mí se hace eco de sus palabras. ¿Acaso estaría tan carente de sentido? ¿Un dragón en el templo de Bahamut, el Dragón de Platino?

El sacerdote dracónido nos guía hasta unas grandes y robustas puertas, que sin duda deben guardar algo inimaginable y fabuloso. Y entonces, en silencio, el anciano abre las puertas, y todos podemos ver lo que hay al otro lado. Desde luego, nuestra curiosidad se ve saciada, y con creces.

En efecto, un dragón.

Un inmenso dragón de escamas tan blancas como la nieve de las montañas nos aguarda en una estancia que apenas parece lo bastante grande como para contenerlo, atravesándonos a todos con unos ojos de un azul invernal. Un terror súbito asciende desde mis entrañas hasta hacer presa en mi garganta, y siento cómo mi boca se seca en cuestión de segundos. Rápidamente me sitúo frente a Randrick, protegiéndolo con mi cuerpo al tiempo que aprieto su mano con fuerza. Mi temor es aún mayor cuando compruebo que el «Custodiado» no lo está en modo alguno, pues no hay cadenas o grilletes que lo contengan; en tal caso, ¿qué es lo que ha evitado que el dragón haya echado el templo abajo hasta sus mismos cimientos? No logro comprenderlo.

Aún lucho por salir de mi asombro, cuando el dracónido nos da su más que necesaria explicación, y el alma se me cae a los pies: los acólitos del templo de Bahamut son los esclavos del dragón blanco, Icehauptannarthanyx. Simple y llanamente. Noto un intenso hormigueo en la cara, y sé que mi rostro se ha encendido por la vergüenza y el escarnio. De modo que ni siquiera la iglesia de Bahamut es incorruptible… Pero, levantando la vista a decenas y decenas de pies para encarar a ese colosal reptil alado, comprendo que no tenían elección, del mismo modo que yo no puedo aspirar a enmendar tamaño ultraje. El templo y la sierpe parecen haber llegado a una especie de extraño y frágil acuerdo, y por el momento, nadie se está viendo perjudicado. Pero, ¿por cuánto tiempo?

El dragón habla, y su voz es heladora y terrible como una ventisca. Jactancioso, presume de su situación de superioridad sobre el templo. Es entonces cuando todos oímos el nombre de nuestro anfitrión, Carhdoras. Icehauptannarthanyx expresa su deseo de hablar con nosotros, y Carhdoras intenta llevarse a mi hijo, pero el gigantesco reptil se lo impide. Finalmente, el dracónido nos abandona en presencia del dragón, que afirma saber a qué hemos acudido al templo. ¿Se refiere a los motivos que nos traen, o al destino que nos aguarda?

Antes de lo que la sensatez aconsejaría, Keth, cuyo tamaño ya no me parece tan impresionante, se dirige al dragón, en un tono que cualquier malpensado podría interpretar como de desafío. Inmediatamente avanzo un par de pasos, situándome junto al bárbaro, quizá con la intención de mitigar sus palabras, o como un gesto inconsciente, para que sepa que puede contar conmigo.

Entonces sabéis más que nosotros, Icehauptannarthanyx —sumo mi voz a la de mi compañero, recordando lo mucho que se dice que a los dragones les gusta que se elogie su sabiduría, y decidiendo que la criatura no me ha dado aún motivos para que la trate con menor respeto que a cualquier otra—, pues hemos llegado guiados tan solo por… sueños vagos y propósitos desesperados. Os agradeceríamos que compartieseis con nosotros cualquier cosa que juzguéis relevante.

Termino mi petición justo a tiempo para que no se me oiga tragar saliva, esperando la respuesta del imponente ser sin moverme de delante de mi hijo.

Cargando editor
16/08/2016, 01:25
Keth

El siguiente en hablar fue Formund. Trataba al dragón con demasiado respeto, considerando lo vil que había sido con la gente de este templo, pero su estrategia no era tan mala. Después de todo los dragones eran conocidos por su vanidad. Como decía mamá, se atraen mas moscas con miel. Así que trate de descomprimir la situación.

-Muy cierto blanquito -dije asintiendo con la cabeza- tenemos muy pocas pistas. Nada más que un sueno profético, una teoría sobre unos artefactos y una banda de criminales que parecen estar tratando de crear dragones muertos vivientes. Que sabes tú de todo esto? No creo que haga mucha gracia que te conviertan en muerto viviente. Imagínate, tú tan orgulloso como te ves, convertido en un saco de podredumbre maloliente. Eso sería terrible, verdad? -y le guiñé un ojo- Que dices? Estas con nosotros?

Cargando editor
16/08/2016, 19:46
Tharkael Hendril

Ante el juego de acertijos e interrogantes entregado por su maestro al resto de los presentes, decide ser cómplice e intentando mantener una postura recta cargada de la elegancia que es efecto de su sangre primigenia como elfo pero luego evolucionada por la fuerza de los dragones. Aunque por dentro, no puede evitar dejar escapar risas al sentirse privilegiado con los rumores escuchados en el templo

Si estos supieran lo que verán.

Piensa de buena gana mientras se mantiene al lado de su maestro, hasta que sus ojos dorados expresan con el mismo asombro perteneciente al resto de los presentes el aspecto del dragón. Sin poder evitar quedar con la boca medio abierta en ese momento y comenzando a dar comentarios en dragonido respecto al impacto experimentado ante el primer contacto con aquella criatura.

Y mi maestro solo vería con deshonra esto.

No puede evitar pensar en el sacrificio que ha decidido sostener el templo para hacer frente a Tiamat y aun así, sigue siendo a su parecer una acción riesgosa. Por lo que opta en guardar silencio mientras escucha detenidamente los comentarios como propuestas planteadas por parte de aquel grupo y sin poder evitar lleva la mano derecha a la altura del rostro con evidente vergüenza.

Esto es malo, no entienden los muy...mejor ni pienso en cuantos improperios puedo referirme a ellos, que este dragón ya tiene todo lo que quiere. Más no puede negociarse con él de esta manera...

Piensa con cierta bronca y sentimiento de orgullo herido, optando por guardar silencio para ver la actitud del clérigo y el pícaro ante esta situación. Mientras murmura para si mismo en lengua de dragones como medio que permita calmar su frustración aun estando al lado de su actual mentor.

Cargando editor
17/08/2016, 02:37
Keth

Mi pequeña broma parecía no surtir efecto.

Vaya, que carácter tan delicado tienen los dragones! Intentaré otra forma

-Oye, eras tú el que quería hablar con nosotros y ahora... te has quedado mudo. Vas a decirme que estas de acuerdo con... lo que sea que este pasando? Quiero decir, al menos, ese asunto de los muertos vivientes tiene que estar molestándote. O acaso... serías capaz de quedarte sin hacer nada mientras te convierten en una de esas abobinaciones?

Y me quede mirándolo a la espera de que empezase a hablar.

Vamos bestia, di algo, habla ya

 

Cargando editor
17/08/2016, 02:46
Director

Notas de juego

//Keth, el ritmo no es diario, es medio, cada 2,3 días xDD//

Cargando editor
17/08/2016, 03:24
Keth

Notas de juego

Sí, lo sé. No es que yo este ansioso. Solo estoy cambiando gradualmente la actitud del pj. Lo hice empezar con demasiada energía, así que lo voy a ir calmando de a poco.

Cargando editor
18/08/2016, 13:42
Director

La actitud defensiva de un ladrón implica analizar el entorno para buscar posibles salidas en caso de necesitarlas. Aparte de donde habían entrado, había varias ventanas iluminando la estancia, pero claro, estaban a metros y metros de altitud, por lo que no parecían muy recomendables. La otra posible salida parecía más prometedora: a un lado de la enorme habitación había lo que parecía ser una alcantarilla, rodeada por sangre reseca y huesos de distintos tamaños. Parecía que ahí iban a parar los restos de las comilonas del dragón. Si tenían suerte, aquello podría ser una posible vía de huída si provocaban demasiado al dragón, cosa que Keth parecía estar haciendo prácticamente a propósito, haciendo gala de una valentía y osadía que bien pronto podría ponerse en contra de todos.

Brama el dragón, con los ojos muy abiertos y enseñando los dientes. Acerca la cabeza directamente hacia Keth.

Le espeta, llenándole de... salpicones de baba.

Después Fornund también se adelanta, quedando a un lado de Keth, y procediendo a intentar reformular las preguntas de Keth, pero de una forma un tanto más diplomática. Sin embargo, para el Dragón no parece ser suficiente.

Cargando editor
18/08/2016, 14:26
Randrick Thornod

"¡Ra-Ra-Randrick Thornod, señor!" se apresura el chiquillo a decir. Pegado a su padre, abrazado a su brazo, tiembla de miedo, pero aún así trata de reuinir las fuerzas para contestar al dragón. "¡Randrick, hijo de Fornund, del clan Thornod!" consigue decir, con los ojos cerrados, y la cabeza mirando hacia cualquier otra parte que no sea el dragón. Agarra aún con más fuerza si cabe a su padre.

Cargando editor
18/08/2016, 16:45
Fornund Thornod

Soy Fornund —respondo inmediatamente después de mi hijo, intentando por todos los medios desviar de él la atención del dragón mientras aprieto su mano con fuerza. «Paradójico —pienso sin poder evitarlo—. Sabes nuestros motivos para estar aquí, ¿y no conoces nuestros nombres?». Fornund Thornod, de Ulthazar. Perdonad la… impulsividad de mi amigo. Sin duda le puede el entusiasmo. —Lanzo una intensa mirada a Keth, advirtiéndole tácitamente de que no vuelva a abrir la boca si puede evitarlo, por el bien de todos nosotros—. Como os he dicho, estamos confundidos. Hemos venido con imágenes y sueños de diversa naturaleza, mas no sabemos qué hacer con ellos. Algo que vos sí parecéis saber.

Interrumpo mi discurso en ese punto. No creo que sea necesario reiterar mi petición, que queda implícita, pero no conviene transmitir al colosal ser la impresión de que le estamos exigiendo nada. Mientras aguardo a que mis compañeros se presenten y a que Icehauptannarthanyx nos dé sus respuestas, elevo mentalmente una silenciosa plegaria a Moradin. Solo él podría protegernos a mi hijo y a mí si el dragón montase en cólera.

Cargando editor
18/08/2016, 17:39
Samtharas Lothinian

El asombro y la admiración que sentí nada más ver a la colosal criatura no han tardado en dar paso a un intenso odio en cuanto conozco los detalles de su abusivo pacto con los seguidores de Bahamut. ¿Qué clase de criatura, salvo la más vil, podría tener coaccionados a unos humildes sacerdotes a cambio de no masacrar las comunidades vecinas, obligándolos a traicionar su credo y vivir acobardados con el único propósito de alimentar su insaciable avaricia?

Aprieto los puños hasta que mis nudillos se tornan blancos, y desvío la mirada con la esperanza de que mis ojos no me delaten, pero el mero hecho de imaginar la aborrecible sonrisa de Icehauptannarthanyx hace que desee verlo muerto, un sentimiento que me sorprende y me asusta. Luego veo al espantado chiquillo de Fornund, y mi odio no hace más que crecer.

Samtharas Lothinian —murmuro con la cabeza baja y la mirada perdida en un lugar distante. Decido que lo más sensato es guardar silencio y esperar a que el dragón hable, pues temo que cualquier palabra que añada pueda condenarnos a todos.

Cargando editor
18/08/2016, 18:17
Durzo

Supongo que la bestia querría saber los nombres de su cena, aunque no acierto a adivinar con qué propósito. Quizás nuestros nombres le dieran más sabor a nuestra carne, vete tú a saber.
Habiendo detectado una posible vía de escape en caso de que la cosa pasara de grave a pánico, me adelanté un paso y miré de cara al dragón.
Puedes llamarme Durzo - vuelvo a mi posición desde la que tengo una panorámica bastante amplia de la estancia. Era difícil que consiguiéramos salir de allí con vida en caso de que al dragón se le cruzarán los cables, pero había suficiente gente entre yo y la criatura para tener una oportunidad de llegar a la alcantarilla que había visto en un rincón.
Esperé con atención a que el semiorco se presentara para ver cómo se desarrollaba aquello. El dragón parecía conocer el porqué de nuestra presencia allí pero no nuestros nombres, curioso. Aunque si conocía mis motivos quizás estuviera en un pequeño aprieto.

Notas de juego

Cargando editor
19/08/2016, 02:25
Keth

El dragón me había dejado empapado en su apestosa saliva. Mientras intentaba limpiarme aquel liquido viscoso tuve algo de tiempo para ver a mis compañeros. Los noté bastante asustados. Entonces comencé a pensar que tal vez mi furia me estaba impidiendo medir el peligro en que nos encontrábamos

Genial, eso me gano por hacerme el gracioso. Creo que la diplomacia no es mi fuerte. Mejor dejaré que ellos se encarguen de calmarlo. Lo que la bestia le hizo a la gente del templo me molestó demasiado y me cuesta contenerme. Y ahora quiere saber mi nombre! Para que? Bueno, no importa, sólo es mi nombre. Puedo decírselo y ya. Sí, puedo hacer eso

-Keth... mi nombre es Keth -dije mientras terminaba de quitarme la baba.