Partida Rol por web

Camino en silencio con la comitiva y cuando el mastro me llama me adelanto y me pongo a su lado para escuchar lo que tiene que decir. En mi cabeza aún retumba el mismo pensamiento ¿Porqué Moriya no nos cuenta la verdad? Por dura que fuera, era más duro no saber y tener que pensar.

No era justo, todos sabían a qué nos enfrentabamos menos mi hermana y yo, lo cual nos ponía en una situación delicada y en mucha desventaja con respecto a lo que fuera nuestro enemigo. ¿No se daba cuenta nuestro hermano que con esa actitud podía ser el responsable de que Yuki o yo mismo podíamos correr la misma suerte que padre?¿Sería capaz de cargar con más muertes en su conciencia?

Moriya camino lento y silencioso detrás del maestro. Cuando Okina sama pidió hablar a solas con Kaede se paro y dejo que la comitiva siguiera caminando.

Las palabras del viejo maestro no habían revelado nada a sus hermanos, que en silencio le lanzaban miradas llenas de sentimiento, y que casi le costaba eludir.

Sin embargo, su corazón tenía que mostrase firme ante la promesa que había sellado con sangre.

Cuando Yuki se quedo cerca de él, temerosa de volver a preguntar Moriya supo que tenía que intentar alejarla de allí.

No deberías de venir. No eres tan buena luchadora.

Sus palabras eran como un jarro de agua fría, directas al corazón de la joven. Menospreciando el potencial que sin duda tenía como guerrera, pero con un objetivo claro. Eliminarla de aquel grupo.

Y si tu orgullo y necedad te obligan a quedarte. Harás bien en recordar, que nuestro enemigo actual es solo mío. Solo yo tengo derecho a separar su cabeza de su cuerpo.

Sin esperar si quiera el guerrero de la gabardina apretó un poco el paso, manteniéndose entre el viejo maestro y su hermano, y su hermana y el forzudo.

No tenía mucho sentido entrar en un debate. Escuchar suplicas, desplantes y quejas. Yuki debería de reconocer cuando una situación la superaba y marchase sin necesidad de decir más.

El viejo maestro opinaba que era importante traer más guerreros al enfrentamiento final. Pero el sabia que el precio para el alma, la suya y la de sus jóvenes hermanos era demasiado grande.

….. a tus hermanos, prométemelo, no….

No dejaba de recordar una y otra vez las palabras que esputo entre sangre su padre adoptivo mientras la vida le escapaba de los ojos.

El gigantón que caminaba al lado de Yuki y Moriya, el maestro Shigen, emitió un pequeño gruñido. Parecía tener algo que decir.

- Si os soy sincero, yo también estoy más a gusto solo -dijo-. Confío en mi fuerza y no temo al enemigo, por poderoso que sea. Sin embargo, ahora es más lo que está en juego... y no podemos permitirnos fallar. Estoy seguro, joven Moriya, de que el maestro Genbu ya te ha contado lo que somos. Por lo que sin duda sabes que necesitaremos toda la ayuda posible.

Mientras andaba, miró al cielo e inspiró una bocanada de aire.

- Y algo me dice... que no somos los únicos. Que hay más personas que se dirigen a nuestro objetivo. Sea como sea, el destino del mundo se dirimirá allí. Los caminos de los guerreros confluyen allí.

Genbu Okina trotaba al frente con su tortuga, comiendo un pastelito de arroz. No parecían acabársele nunca... Kaede andaba a su lado, con paso tranquilo, pero algo tenso. Tenía el presentimiento de que sabía por qué el anciano quería hablar con él.

- Dime, joven Kaede... ¿has notado algo extraño recientemente? ¿Una sensación creciente dentro de ti?

La pregunta era misteriosa, y Kaede no había notado nada especial desde que abandonó su hogar, aparte del dolor de haber perdido a su padre y maestro. Pero entonces recordó que el maestro Genbu sabía su secreto, el secreto que sólo había contado a Gaisei. Que había una fuerza en su interior que a veces le asustaba, pues sentía como si intentara apoderarse de él y dominarlo. Quizá el anciano se refiriese a eso...

Por un momento parecia que Moriya estaba un poco mas colarobativo, sin embargo se acababa de desmarcar con unas palabras muy duras. De repente, me sentia tremendamente indignada. Tan poca confiaza tiene en mis habilidades, para decirme aquello?

Si lo que se proponia era que me echase atras, desde luego habia conseguido justamente lo opuesto, pues ahora estaba mas decidida que nunca a acompañarlos, a donde demonios fuesemos.

-No me importa que idea puedas tener de mi, hermano, pero soy tan competente como tu o Kaede. Y si ese enemigo del que hablas es responsable de lo que le sucedio al maestro, entonces es tan enemigo mio como vuestro, y hare todo lo que haga falta para derrotarlo.- Hablo muy seria, mi decision esta tomada, y nada que puedan decir me haran cambiar de idea

Durante unos segundos me quedo pensativo. Pero no recuerdo ninguna sensación extraña como las de antaño - No sensei. No he sentido nada. ¿Debería?

A pesar de mis preguntas mi mente aún está muy lejos.

El joven escucho las palabras sabias pero fuera de lugar del musculoso guerrero replicando únicamente con una gélida mirada que no podía ser más clara.

No se trataba de un asunto de cómo encargarse del más temible y poderoso enemigo que el mundo de los hombres hubiera conocido. Todo lo contrario.

Se trataba de alejar de allí a Yuki. Pero sus palabras, consiguieron si bien no lo que quería, si lo que suponía que iba a suceder.

No dijo una sola palabra ante las palabras de la joven. Ya había finalizado su intento de convencerla de que cometía un error.

Así que siguió caminando, preocupado por sus propios motivos. Tenía sentimientos encontrados. La pasión de Yuki era pura y ardiente como el mismo fuego, pero también lo era su inocencia. Una que no tardaría en perder para siempre.

Sintió lastima de sí mismo, porque la respuesta de la joven luchadora en otro momento y lugar lo hubieran hecho sentirse orgulloso. Y sin embargo, ahora eran una herida larga y honda, de un dolor supurante.

Como podía darse aquella extraña contradicción. Desde cuando todo en el mundo y la existencia se había vuelto tan complicado.

Bueno, Shingen sama. No sería mala idea de que narrarais a que nos enfrentamos. Creo que mentalizarse será una buena estrategia…

No quería hablar más, y sabía a lo que se enfrentaban. Aunque nadie supiera que él se jugaba mucho más que cualquier otra persona en el mundo. Pero no podía dejar que, si de darse el caso, aquella joven y cabezota luchadora entrara en la refriega sin saber todo lo que pasaba.

El hombre enorme que caminaba junto a Yuki y Moriya asintió con gravedad, reconociendo que el samurai pelirrojo tenía razón. Lo mejor sería que todos fueran conscientes del destino de su viaje, y lo importante que era que tuvieran éxito.

- Como ya sabe tu hermano, joven Yuki -le dijo a la muchacha, pero en voz suficientemente alta para que Kaede también lo oyera-, ha habido una traición en el seno de nuestra hermandad.

Tomó aire y se dispuso a narrar la historia.

- En el inicio, cuando el mundo aún no existía, todo era caos y confusión. Luego se creó el mundo, y con él la vida. Pero al surgir la vida, también surgió la muerte... y con ella el Mundo de los Muertos y los Espíritus. Este se separó del Mundo de los Vivos, que es el que nosotros habitamos, por una barrera invisible que nadie, salvo las almas de los que fallecen, puede atravesar. Y una vez que la cruzan... nunca pueden regresar. No hay forma de viajar desde  el Mundo de los Espíritus al Mundo de los Vivos.

El maestro Genbu guardaba silencio, esperando respetuosamente a que su viejo compañero terminase su historia.

- La única vía de acceso entre ambos planos es una puerta dimensional, llamada la Puerta del Infierno -continuó Shigen-. Esta puerta debe permanecer siempre cerrada, pues si se abriese, los espíritus del más allá podrían invadir nuestro plano de existencia.

Aquello fue un golpe para Yuki y Kaede. ¿Acaso no era eso lo que había ocurrido esa última noche? ¿Aquellas bolas de fuego que habían acabado con Kafuse, no serían...?

- Hay cuatro guardianes que teníamos como misión proteger esa puerta. El maestro Genbu, yo mismo... y otro que nos ha traicionado y ha empezado a abrir la Puerta del Infierno. Ese hombre es el culpable de la muerte de vuestro maestro, y el traidor al que debemos detener antes de que culmine sus planes.

Se fijó en la mirada de Yuki y supo que ya no había por qué guardar secretos.

- Sí, muchacha -confirmó-. Vuestro hermano es inocente de la muerte de Gaisei. Y ahora los cinco estamos unidos en esto, y debemos detener al hombre que quiere destruir el mundo.

El maestro Genbu soltó una risita y miró hacia atrás, al grupo.

- Veo que no has podido contenerte -comentó divertido-. ¿Tanta lástima te daba ver sufrir a la joven Yuki?

Sin esperar respuesta, siguió trotando en su tortuga. Se mantuvo en silencio, por si los tres hermanastros tenían algo que decirse.

- ¿Qué más hay que se nos está ocultando?- dije fijando mis ojos en Moriya - Si la explicación era tan sencilla como pretendeis que parezca, ¿porqué no la ha dado él desde el principio?

Por alguna razón tenía la impresión de que nos querían callar con verdades a medias. Ya sabíamos que nuestro hermano era inocente, pero eso ya era algo que nuestros corazones nos decían desde que toda esta locura comenzó.

Moriya camino tranquilo, no varió el paso cuando el forzudo conto la historia. Sin embargo, sus hermanos.

Se dio cuenta entonces, que Kaede y Yuki debían de haber pensado en algún momento que él había asesinado a padre. Que idea más absurda. Como podían si quiera haberlo tenido en cuenta.

Aquella revelación le hizo estar más seguro y firme en sus convicciones, tenía que cumplir con lo pactado. Fiel a su promesa. Tenía que hacerlos retroceder, hacerlos volver a casa. Y luego, culminar su venganza.

Si lo único que sabes hacer es quejarte y desconfiar. Y ni si quiera te has preguntado qué clase de poder obra en manos de nuestro enemigo. Es que deberías de volver al dojo y seguir practicando.

Eres demasiado blando.

Sus palabras eran una losa, una losa fría y dura, que estaba destinada a caer sobre el corazón de su hermano. Si Kaede tenía que odiarlo. Si Yuki tenía que despreciarlo, era un precio mínimo para lograr sus objetivos.

El maestro Genbu Okina pareció darse cuenta de la estrategia de Moriya, porque sonrió y lanzó una risita. Obviamente, él no estaba al tanto de la promesa de Moriya a Gaisei...

- Si lo que pretendes es disuadir a tus hermanos, Moriya... dudo que lo logres -dijo-. Estos jovencitos son tan diestros y valientes como tú. Ellos también han tenido que luchar para llegar hasta aquí, y han superado los obstáculos. Además... tienen tantas ganas como tú de encontrar al asesino de vuestro padre.

Se volvió hacia Kaede.

- Aunque para acabar con él, jovencito... me temo que antes tendrás que enfrentarte a tus miedos.

Parecía que el anciano maestro iba a decir algo más, pero en ese momento todos pudieron oír algo cerca. De unas rocas a su izquierda venía un inconfundible sonido de pasos entre la maleza. Alguien caminaba hacia ellos sin molestarse en pasar desapercibido. Les llegó un olor a quemado...

Moriya se puso instantáneamente en guardia. Conocía bien ese olor. Los demás habían seguido su ejemplo, pues estaba claro que lo que se aproximaba era peligroso. En apenas unos segundos, dos hombres vestidos de negro aparecieron en la parte superior del risco. Llevaban la cara cubierta, como si fueran ninjas. Tras ellos, aparecieron tres enormes monstruos que parecían estar hechos de fuego y llamas, con miradas ausentes y enormes bocas sonrientes llenas de colmillos. Moriya tragó saliva... no era la primera vez que veía una de esas cosas, y sabía que estaban en problemas.

- Informa al maestro Kagami -dijo uno de los enmascarados, frunciendo el ceño amenazadoramente-. El hombre grande ha escapado...

El otro enmascarado se volvió para irse inmediatamente.

Moriya se puso a la defensiva. Sabía que aquellas bestias eran enemigos formidables, y sin duda les costaría más de un disgusto abatirlas a todas.  Porque una vez allí, no podían dejarlas sueltas.

Estad atentos...

Dijo con voz calmada y baja, para informar a sus compañeros.

Los gigantes de fuego son lentos, muy lentos, pero son terriblemente poderosos. Su mayor peligro, es que escupen babas de fuego que prenden todo en su camino.

Tienen problemas para girarse, así que buscad su espalda. Y no deis ningún paso sin estar seguros, pues si os queman es posible que perdáis para siempre ese miembro.

Moriya quería dejar claro que aquellos seres eran peligrosos. Aunque lo que le ponía nervioso era lo que no encajaba en el cuadro.

En su último encuentro, solo se las había visto con uno de esos seres. Y sin embargo, tener tres no era precisamente alentador. Sin embargo, era el hombre de negro quien le preocupaba. Parecía tener un total control de aquellos espíritus, y eso era algo que no le gustaba.

Primero, porque era posible que los gigantes de llamas tuvieran escondido algún truco que él no conocía. Y segundo, porque se preguntaba si estos al morir el hombre, se volverían caos vivo y emprenderían una acción salvaje contra la naturaleza que había a su alrededor.

Enmascarado. Baja aquí y parlamentemos.

Moriya hablo esta vez a viva voz. No tenía intención de empezar un combate, que sin duda, minaría las fuerzas del grupo, si conseguía parlamentar antes. Aunque le daba en la nariz, que como muchas otras veces, el destino no le dejaría espacio para tales menesteres.

La informacion que nos proporciona el enorme samurai es sin duda impactante. Siempre habia sospechado que habia en el mundo fuerzas y seres especiales, pero que nos dijeran que habia una puerta que dirijia al mismisimo infierno! eso si que no lo esperaba!

Por otro lado, la afirmacion de Shigen de que Moriya no era el asesino, tiene un efecto extraño sobre mi. Aunque evidentemente me alegra (ni dudo de que el giganton pueda mentir), pero mi primera reaccion es reirme. - Cielos, como he podido ser tan estupida! no entiendo como me pudo pasar por la cabeza ni la mas minima duda... Espero que nos perdones, hermano.- Digo a modo de disculpa, bastante avergonzada.- Y no insistas mas en espantarnos, solo heriras nuestro orgullo, y haras que que tengamos mas ganas de quedarnos contigo.

La situacion parecia ser bastante satisfactoria, cuando las cosas se tuercen. Ninjas! y acompañados de extraños monstruos de fuego, como las extrañas bolas que encontramos. De repente algunas cosas tenian mas sentido.

Decidida, empuño mi arma, lista para combatir, y grito a los ninjas.- QUienes sois y que quereis!

- Miedos maestro - dije con respeto - el único miedo que existe en mi es saber que se nos oculta parte de la verdad y que sin esa información podríamos perder todos la vida. Todos sabeis más que Yuki y yo y por alguna razón nadie está por la labor de contarnoslo, aún a riesgo de lo que pueda acontecer. - dije pausadamente.

Con la llegada de los extraños, desenfundé mi katana y esperé indicaciones del maestro Okina.

El enmascarado escuchó la propuesta de Moriya y negó con la cabeza.

- No hay nada que parlamentar -dijo secamente-. No sé quiénes sois, pero habéis liberado a quien no debíais. Ahora debéis morir.

Hizo un gesto a los monstruos de fuego que le seguían, y estos avanzaron amenazadoramente. De un salto, bajaron el risco sin apenas esfuerzo y miraron con sus expresiones de locura a los cinco luchadores.

Tenían aspecto de ser fuertes y el aire se había calentado sensiblemente. Tanto Kaede y Yuki, como Moriya, notaron como pequeñas gotitas de sudor aparecían en su piel. Si esos engendros se acercaban mucho más, la temperatura podría ser un problema...

- Acabad con ellos, y rápido -dijo el enmascarado con desdén.

Los monstruos rieron de forma espantosa y cargaron contra ellos cinco.

El guerrero sabía lo que iba a pasar. Pero al menos, había averiguado algo de provecho por el camino. Aquel secuaz no era espiritual, y desconocía a quien se enfrentaba.

Lo que se traducía en que Kagami lo había dado por muerto. Si tenía suerte, acabaría con él, y dejaría esa baza a su favor. Pero primero tenía que enfrentarse a los gigantes de fuego.

Ya sabía cómo se movían. Y no quería volver a pasar por lo mismo. Sin embargo, ahí estaba, luchando el fuego con fuego, como solía decirse.

Sabedor de que necesitaría espacio para atacar a las criaturas, el joven guerrero se abrió un poco hacia la izquierda desmarcándose del grupo, y atrayendo la atención de uno de los gigantes, ese acabaría muerto por su espada. Y más le valía que fuera rápido. Si no, era posible que no salieran de allí.

Sigo con la katana desenfundada preparado para la acción. Si estos seres quieren pelea, se la daremos y esperamos salir victoriosos

Lista para el combate, me preparo para recibir a esas horribles criaturas con el filo de mi naginata. Es buen momento para empezar a vengar a nuestro maestro