Partida Rol por web

Mientras tanto, Roy no se movía de su sitio, ni tampoco hacía ningún gesto con sus manos que pudieran dar a entender que pensaba desenfundar.

Y por supuesto, se mantenía en silencio.

John niega.

- ¿Darle mi rifle? - mira al sheriff -. Puedo bajarlo - eso hace, deja de apuntar, y se lo cuelga a la espalda, pero mira al sheriff a la cara con total frialdad -. No mataré a ese asesino en su jurisdicción. No pensaba a hacerlo, pero me pareció que el amigo - señala al hombre mestizo - iba a adelantárseme. Ahora bien, si quiere quitarme el arma tendrá que recogerla de mi cadáver. Creo que estoy siendo razonable, sheriff.

Mira al jefe, asegurándose de que todo el salón le oiga cuando habla.

- Ese hombre es miembro de una banda de carniceros y asesinos. Los cuales me he ido asegurando de que vayan sufriendo el destino que se merecen. Solo quedan él y su amigo, Charlie Valance. Ambos han venido a este pueblo, tramando a saber qué. Le aconsejaría que lo meta en prisión hasta que su compinche aparezca - termina, y señala al malnacido, al que mira con una expresión serena. Fría. Helada -. Cinco chicos que trabajaban a mi mando. Mi mujer. Mis dos hijas. Todos ardieron mientras se reían. Y ahora ha llegado la hora de que paguen. 

Mientras todo eso ocurre, todos escucháis tiros en el piso de arriba y todo el mundo inclina la cabeza para ver que pasa. Podéis ver a un pistolero vestido con un poncho que acaba de ocultarse en una esquina de una de las habitaciones, y a una prostituta salir corriendo y gritando.

Los disparos fueron suficientes para que Roy, aprovechando el desconcierto, desenfundara con rapidez para dispararte. Su naturaleza traicionera sabía que debía aprovechar todas las oportunidades que tuviera y aquella, era la única que podría salvarle. 

Su mano se deslizó con velocidad hacia el arma, y a medida que ésta fue saliendo de su funda, la amartilló con el pulgar para a continuación, presionar el gatillo con su dedo índice.

Roy no tuvo tiempo de disparar, aunque iba a hacerlo.

Un hombre vestido de negro, desenfundó rápidamente y disparó con tanto acierto que el revolver salió despedido de la mano de Roy, que lanzó un pequeño grito de dolor al recibir la bala.

-¡Aaaaahh! -exclamó Roy, mirando al desconocido con sorpresa e ira.

Will se sorprendió ante el rápido desenfunde de Roy, pero todavía lo hizo más al ver cómo le disparaba aquel hombre con rapidez. Giró la cabeza hacia él, asintió con ella en señal de agradecimiento, dejó al hombre del rifle y se dirigió hacia Roy.

-Creo que acabas de firmar tu sentencia de muerte, chico -le dijo a Roy, apuntándole al pecho-. Vamos, empieza a caminar.