Partida Rol por web

LLevaba bebiendo durante horas y Karlon se aburría soberanamente, no porque sus camaradas fueran mala compañía, sino porque el ambiente cargado y los gritos de los soldados se le clavaban en la cabeza. Hubiera preferido estar mil veces en el bosque, en silencio, persiguiendo a algún animal que estar allí con todo aquel infernal ruido.

Se levantó de la mesa y decidió irse del gran salón, tal vez, algo de aire fresco le sentara bien. Cuando estaba despidiéndose de sus compañeros de francachelas, el banquete enmudeció con el grito de uno de los soldados.

¡Menudo ejército de flojos! ¿No hay nadie con un par en este maldito castillo?

Aquel comentario hizo que todos los Glover y allegados le miraran con cara de pocos amigos, al fin y al cabo, eran anfitriones del resto del Norte; el pan y la sal y todo eso; y hacerle daño a alguien tan pendenciero, podía causarle problemas con Lord Glover.

La sonrisa de los Whitehill y de los Bolton hicieron que apretara los puños el maestro de caza.

Pero aquello no podía quedar así, aquel tipo era alto y joven, rodeado como estaba de varios ``amigos´´ empezaron a reírse de la quietud de los presentes. Sin duda, merecía un escarmiento...ahora bien, ¿quién iba a poner el cascabel al gato? y arriesgarse a la ira del señor de Bosqueespeso.

Más risas y bromas hicieron que Karlon diera un paso adelante, no iba a permitir que se insultara a los que seguían el estandarte del puño de hierro, no delante de todo el Norte. Karlon no era un caballero, ni siquiera un alto rango dentro de las huestes de su señor, por ello mismo miró a su alrededor, los principales campeones de Lord Harald aguantaban estoicamente la vergüenza que provocaban las palabras de aquel tipo, no querían problemas con su señor. Pero él era diferente, Karlon era el maestro de caza, el perrero. Sin duda, las risas serían mayores si ganaba a ese malnacido.

- La...dras como un pe....rro- dijo con la mayor firmeza que pudo, acercándose a él, para una vez acercarse darse cuenta de la procedencia de aquel tipo. El hombre desollado se apreciaba en diferentes partes de su equipamiento.

- Mierda...de Fuerte Terror...pintaba mal la cosa, esos tipos son unos sádicos- se dijo a sí mismo, pero ya no había marcha atrás, estaba frente a aquel gigantón.

Era más grande y más joven, pero también era más estúpido para provocar a todos los presentes, iba a darle una lección.

- ¿So....mos unos flojos? Eso lo sa...brás por tu madre...ella si que era una floja. Se acostó con un pe...rro, por eso ladras y apestas como uno...un perro apaleado callejero...¿a quién pre...tendes engañar? el verda...dero Nor..te está aquí, en el Bos...que de Lobos, no en..tre las pláci..das aguas de los ríos que ro..dean vues..tro as..queroso Fuerte. Mal..dito ni..ño de ve..rano- Karlon escupió al suelo y se sentó para hacer un pulso.

La mirada de Jonelle hacia Arlen fue de desprecio e iba a decir algo, pero el bastardo Lonnel tomó la palabra para seguir con sus comentarios, así que decidió la mujer comer un poco más y por supuesto, beber mientras de fondo se recordaban las posibles estrategias que podrían sucederse en los tiempos venideros.

Algo rompió la tranquilidad circundante. En un extremo de la mesa había una competición de fuerza. Un tipo de Fuerte Terror que vencía los brazos de los demás como si fuesen mantequilla. Por fin algo divertido, y más cuando el reto a la hombría de la soldadesca fue interpuesto. Jonelle sonrió, muchos querrían batirse solo por esa frase.

Y el primero en reaccionar fue Karlon, tartamudeando mientras hacía frente al tipo. Jonelle se giró un poco más para ver el espectáculo, prometía ser divertido, al menos más que escuchar a Arlan hablar de la guerra. Aquella cena era tediosa y estaba deseando largarse de allí a su hogar, donde al menos le respetaban.

- Apuesto 5 peniques a que gana el cazador... ¿Alguien me los acepta?... - dice Jonelle elevando la voz para hacerse oír en esa parte del salón, no tenía interés en que el comentario llegase a los señores. Aunque tenía más pinta de ganar el de Fuerte Terror por juventud y fortaleza, cierto era que llevaba ya cuatro pulsos y eso cansaba la mano, ese dato unido al enfado de Karlon le determinaba como campeón. Y si se equivocaba tampoco pasaba nada, cinco peniques menos, lo divertido era potenciar más pulsos, más movimiento y más diversión en un salón de niñitas sosas

Ellys escuchaba la historia del bastardo con curiosidad, si era verdad aquellas historias de esa isla no era un sitio donde querría encontrarse nunca. Maravillosos paisajes podrían encontrarse a lo largo del norte, maravillosa gente que aun fría siempre era cálida al conocerles. Pero aquella isla no gozaba de tal grandeza parecía. El caballero también asintió ante las palabras de la estrategia que seguirían, él por su parte sólo esperaba no tener que hacer una lucha épica en la que estén en desventaja. Le gustaban las batallas abrumadoras en las que con una poca contribución segura te aseguraban un puesto en el banquete final. Aún así nunca salían las cosas como se planeaban y aquella victoria segura podría acabar en masacre. Con un poco de suerte esos piratas irían primero a las islas de los osos donde les hicieran mella y luego vinieran al continente para que ellos les pudieran rematar. 

En esos pensamientos se quedó cuando comenzaron las típicas bravuconadas de la gente, por su parte había perdido suficientes concursos de esos como para saber que sólo conseguiría que se mofaran de él. Así que adoptó otra estrategia como otras veces había hecho. Se subió a la banqueta y desde allí intentó llamar la atención de su mesa - Vamos a hacerlo bien, dos a uno a favor de Karlon, tres a uno a quien gane a la bastarda de la isla del oso! Venga se admiten competidores. Vamos a ver si los hombres del norte son tan fuertes como cuentan las historias o si lo son sus mujeres! - El caballero sabía que no hacía falta más que nombrar su hombría como para hacerles saltar como resortes de sus sillas y hacerles participar apostando. 

Maldito fuera Lagobarro y su lengua. Había conseguido el tipo crear espectáculo a su costa, y no es que ella fuera un portento usando la fuerza de sus brazos, ahora eso sí, con un hacha en la mano y estrategia de pies solía ser muy certera. Pero ahora se encontraba con el problema de tener que enfrentarse a solo los dioses sabían a cuántos varones que deseasen ganar dinero fácil. La mujer le miró con expresión de desconcierto, podía estar seguro Ellys de que iba a perder dinero.

- Ya veo que os gustan los espectáculos...- le dice la mujer observando al gentío, ¿por qué demonios de todos cuanto allí estaban reunidos la buscaban a ella? Halbart dos veces la había nombrado para ponerla en posición incómoda y ahora Ellys hacía exactamente lo mismo, ¿sería la tendencia de moda en la región de los Glover?

Pero ella no se retiraba, era valiente y decidida, a pesar de que iba a colgarse otra etiqueta a continuación, bastarda, provocadora, estúpida, mujer y después de eso débil, una combinación explosiva en cualquier caso.

Al ver lo ocurrido frunzo ligeramente el ceño. Mañana mucos terminarán con resaca. Sin hacer grandes ceremonias me retiro. Necesito ir a ver a mis hombres y ver como ellos y la tropa se encuentran.

Las palabras del cazador, aunque algo trabadas, acaparan la atención de toda la soldadesca reunida en torno a la mesa. No cuesta leer en sus rostros que se les ha ofendido claramente, de hecho el hombre hace amago de ponerse en pie, mas sus compañeros tienen la prudencia de adelantarse a contenerle en su asiento. — ¡Te vas a tragar tus palabras! — Amenaza con el rostro marcado por la furia tratando de zafarse del agarre de los otros.

— Nada de alborotos aquí, se ha aceptado el reto. Así que jugad limpio. — Interviene Lonnel Nieve, cuya autoridad es palpable en la mesa y basta para calmar los encendidos ánimos.

— Venga Ulf, ponle en su sitio — Anima uno de los soldados de Fuerte Terror, abriendo la veda para que el resto comiencen a corear. El  corpulento soldado vuelve a colocarse en su sitio y pone su mano en el centro de la mesa, preparado para iniciar un nuevo pulso. Por otra parte, las apuestas parecen haber captado la atención de otros de los presentes, quienes se suman a Jonelle y a Ellys en busca de una posible ganancia. Aun así, el salón de una casa noble en presencia de sus señores no es el lugar idóneo para las apuestas, por lo que deberán valerse de su labia para atraer a los más indecisos.

¿Qué he de tirar Máster?¿ 3 dados por tener 3  puntos de brío? ¿Sin dificultad?

Ellys se alegra, había norteños enfadados con las palabras del cazador, ahí entre los gritos él podría intentar sacar algo de tajada de aquel entuerto. Por desgracia estaban los señores a una voz de distancia, eso podría obligar a la gente a parar de hacer apuestas o hacer combates de pulsos. - Vamos señores tranquilidad, vamos a resolver esta disputa como buenos norteños que sois todos y ante aliados que somos. Recordad que aquí sólo estamos amigos, y aunque el vino haga estragos en nuestras lenguas tenemos que remar juntos. Como caballero imparcial haré de juez para las apuestas y los combates. Acercaros y decidme quién vais a querer que gane. Sacad las bolsas de dinero pues ahí demostraréis el poder de vuestras convicciones. Ulf contra Karlon, ¿quién va a ganar? - El caballero intentó no gritar para no atraer las miradas de los nobles, con un poco de suerte pensarían que sólo había una competición amistosa sin dineros de por medio. 

Los intentos de cabrear a aquel tipo fueron del todo fructuosos y Ulf, así lo llamaban, enseguida se sentó delante de él preparado para echar un pulso.

- Idiota...-pensó el maestro cazador, puesto que lo que quería era que no pudiera descansar y empezaran cuanto antes. En ello, estaba basada su estrategia, cedería terreno al principio en tal de que se confiara y viera otra victoria fácil, para después aplicar toda la fuerza posible y sorprenderle.

Ahora bien, el plan podía salir mal. No sabía lo fuerte que era aquel bastardo y dejarle terreno para que se confiara podría significar la derrota. No por ello llevaba más de tres victorias consecutivas.

Tenía que dosificar sus esfuerzos, era la única manera de ganar a ese malnacido.

Y así fue,que aunque aguantó un poco los primeros segundos, aquel gigantón empezó a ganar terreno, dejándole cerca de tocar la mesa.

Tras unos segundos aguantando la presión de Ulf, el maestro cazador cogió aire y empezó a aplicar fuerza, como supuso aquel tipo empezó a ceder sorprendido, puesto que esperaba una victoria fácil ante un veterano y aquello hizo que los aplausos de los soldados se escucharan en toda la sala.

Karlon no estaba atento a ello, bastante tenía con vérselas con aquel gigantón, preparándose para la siguiente fase del plan.

Acercarlo a su límite y vencerle.

Karlon continuó aplicando presión, apretando los dientes, la baba le caía por la comisura de los labios del esfuerzo. Vió la cara de Ulf, le pesaban los tres pulsos anteriores, tenía que aprovechar el momento. Era ahora o nunca, el maestro cazador apretó con fuerza y logró que el brazo de Ulf estuviera apunto de tocar la mesa.

Lo tenía a tiro, pero no podía fiarse, un paso en falso y aquella mala bestia acabaría recuperando terreno.

Karlon cogió aire y se preparó para el siguiente paso. Vencerle.

Karlon cogió aire una última vez y con toda el alma apretó, su brazo rígido estaba hinchado, no podía dejar pasar la ocasión, aunque temeroso sabía que si fallaba ahora no le quedarían fuerzas para ganar a aquella rata de Fuerte Terror.

Fue girando poco a poco la muñeca y contó para todos...uno, dos....tres... y tumbó el brazo de Ulf, el cual se estrelló con fuerza contra la mesa.

Todos aplaudieron sorprendidos de la victoria del cazador, pero este, en vez de alegrarse se mantuvo impasible ofreciéndole la mano a su contricante.

- Per..don..a mis pal..a.bras, mis..resp..etos a los Bol..ton y a sus hom...bres -dijo con dificultad- eres...jo..ven to..davía, a..pren..de a res..pe..tar a los más...ma..yores y a los que vi..ven en es..te cas..tillo- tomó aire mientras esperaba su reacción, había intentando ser conciliador, al fin y al cabo estaban en una fiesta.

Bebió un poco de cerveza y decidió salir afuera a tomar el aire, le dolía la cabeza de tanto ruido y canciones.

El ambiente se volvía tenso por las palabras del cazador, haciendo que los ánimos de los norteños se elevaran más de la cuenta, una suerte que Lonnel Nieve impuso orden o se podría formar otro nuevo caos, y seguro que aún no habiendo tenido la culpa, ésta recaería sobre ella. No era su día.

Iba a comenzar el careo entre Ulf y Karlon. Jonelle intentó apostar con las personas más cercanas a la mesa, pero la actuación de Ellys eclipsó totalmente a su persona, entendiendo ella que con el tipo de la canción vociferando, no tenía nada que hacer, nadie aceptaría la apuesta de una bastarda mujer con poca habilidad de oratoria. Así que se quedó callada en su sitio y observó cómo el cazador se disponía a medirse contra Ulf.

Al principio parecía que iba a ser un completo desastre el pulso, puesto que Karlon no hacía ceder el fuerte brazo de Ulf, pero tras ello el cazador fue ganando terreno, hasta que finalmente ganó la contienda, demostrando a todos que a pesar de la edad, no había que subestimarle, dándole una lección de moral.

Jonelle no soportaba ya aquel ambiente. Había comido y bebido lo suficiente como para dos días, no tenía una conversación agradable, su reclamo por las apuestas no era comparable al de Ellys y encima ahora la juzgarían por el poder de su brazo, no por la experiencia en combate. No, aquella noche no sería más el hazmerreír, la mujer se levantó con todo el sigilo que pudo mientras la ofuscación de Ulf y los vítores de los Glover llenaban la sala. Nadie se fijaría en la bastarda que salía del salón, siguiendo los pasos de Karlon, respirar aire fresco le vendría bien.

Una vez fuera la mujer apoyaría su espalda contra la pared, manteniendo el silencio por unos instantes -... Mis felicitaciones, dudo que estos norteños os olviden con facilidad.... - le hubiera encantado estar en su isla, ahora seguramente podría estar mirando el mar y no los establos de la fortaleza.

Raudo, el cazador se dispone a tumbar el brazo de su imponente adversario. Y no lo hace sin esfuerzo, recibiendo los vítores de sus compañeros. Mas...quizá ha sido todo ello muy precipitado, pues surgen protestas desde el otro lado de la mesa. ¡Tal ha sido su concentración que ha pasado por alto que su rival aún estaba bebiendo de su jarra! En vano, Karlon y los demás descubren que la competición ha sido contra la mano inerte de Ulf, quien ahora se torna con gesto airado y su barba salpicada de espuma de cerveza.

— ¡No tan rápido! ¿Tienes tanta prisa que no me dejas ni acabar el trago? ¡Te voy a crujir! — Advierte con potente voz cerrando ahora sus dedos en torno a la mano de Karlon como si de un cepo se tratara.

Entendido Master. Tiro 3 veces y comparamos