Partida Rol por web

El problema de trastear con estos trastos viejos construidos en una plataforma petrolífera sin sistemas de seguridad es muy sencillo... una simple brisa los puede activar, por no hablar de alguien que se quiere meter en el sistema para averigüar que oculta el aparatito, por ejemplo.

La cosa es que el muy jodido aparato, parece ser más complicado de lo que todos esperábamos y eso es lo que le ha sucedido a Kabum. Bueno, todavía no le ha sucedido nada, simplemente, ha activado la bomba atómica.

Así, a ojo de buen cubero... bueno, un par de kilotones. Los suficientes para llevarse por delante la plataforma y medio Kuwuait, tal vez un poco más.

Eso quitando el incidente de que seguramente, los de oriente medio pensarán que los atacan con armas nuclerares, lo que hará que ellos ataquen con armas nucleares y que los atacados se defiendan con armas nucleares.

¿Quién iba a decir que al comienzo de esta misión Kabum tenía en sus manos el comienzo de la tercera guerra mundial?

¿Habéis jugado al Fallout? Pues así quedará el mundo si esa bomba estalla...

Por lo menos, y para alivio de los presentes, aún quedan 15 minutos en el reloj. Tiempo suficiente para desarmarla...

Mientras tanto, los soldados detenidos en la puerta, parece ser que han ido a por la artillería pesada, ya que de una de las puntas, se puede ver una pequeña llama circular que se asoma por ella. Un soplete, la mejor manera ( antes que el C4 ) de abrir puertas de metal selladas. Lo interesante que sólo tardarán 5 minutos en traspasarla.

¿Cómo saldrán nuestros amigos de este embrollo?

Pero que mierda.... oh... ohhhh....ohhhhh mierda, mierda y puta mierda. Esto es la gran madre de las mierdas. ¡Joder!

Kabum no sabía muy bien como, pero aquel trasto haba iniciado una subrutina pre programada, alguien había dejado aquel programa puesto, y se había activado en cuanto había puesto el primer dedo sobre el teclado. Y aquello no era precisamente lo que el requería.

El caso era, que no podía volver atrás, y prefería no tocar nada. No tenía ni idea de la subrutina que podía apagar aquello. Y encima, aquello alarmaría a todo el maldito complejo, lo necesario para que su lugar de trabajo se llenara de chusma intentando matarlo.

Aquello no podía ser peor. Bueno, sí que podía pero era mejor que no se desesperara.
Al menos no tenia que preocuparse de que si tocaba algo se activara por accidente aquel trasto. Porque ya estaba activo. Ahora tenía 15 minutos para hacer verdadera magia.

Ya sabía el que jugársela en una plataforma petrolífera nunca era una buena acción.

No obstante lo que tenía que hacer era sencillo, sacar el explosivo de dentro de aquel cacharro para que no petara al entrar en contacto con el Uranio. Todo ellos rápido y sin contaminarse con radiación. Lo que el mismo pensaba, pan comido.

Empezó a desmontar todos los paneles de aquel trasto y también la base y la parte superior. Hasta que no viera con sus ojos todo lo que había dentro no podría hacer realmente nada.

Mientras los enemigos todavía intentan rajar las puertas cerradas, Abbie empieza a trabajar en su coartada.

- ¡Rápido, por favor! ¡Dense prisa! ¡Se han ido corriendo!

Exclama entre sollozos y con voz nerviosa... voz que no acompaña para nada a los movimientos de su cuerpo mientras se desabotona un botón del mono y deja escapar unos cuantos mechones rubios del moño improvisado de antes.

Los enemigos continúan cortando la puerta mientras Crazy Angel grita que se han escapado. Se escuchan unas risillas del otro lado y después un par de gritos del plan: ¡Cuando te pillemos te vas a enterar de lo que tengo entre las piernas! y cosas así.

Así que siguen cortando...

Y la bomba sigue corriendo...

Y el tiempo que os queda para que traspasen la puerta, cada vez es menor...

Igualmente que el de la bomba...

Ahora quedan 7 minutos...

Kabum estaba sudando, pero no era nada raro si se tenía en cuenta que trabajaba dentro de una plataforma bajo el calor de las tuberías y que se concentraba al máximo en cada movimiento que hacía.

Sus músculos y su pulso eran armas precisas, como las serian las de un cirujano en plena operación. Y aquella situación, salvando las distancias era muy parecida.

Blues que estaba escuchando de fondo, pero sin prestar atención a su música, había destripado aquel artefacto poco a poco y ya tenía el núcleo a la vista. Un núcleo de un material fisionable nada estable.

Muy bien Jeremy, como decía Mama Dorothy, es la hora de ver cómo queda el suflé.

Con mucho cuidado y olvidándose de todo lo que hay a su alrededor corto un último cable. Como muchas cosas a lo largo de su vida, todo se había resumido en una elección. Había dos cables, ambos azules, nada que ver con las películas. Solo que cada uno estaba conectado a dos receptores distintos.

Una servía para poder sacar el material radioactivo. Y el otro servía para terminar la fisión. Así que la elección era fácil. Si eras capaz de identificar cual de los dos cortar.

Así que eligió, con todo el cuidado del mundo, tardo aproximadamente 3 minutos en decidir. Ya quedaba realmente poco para que todo saliera volando. Pero creía que no se equivocaba. Y lo descubriría de una manera rápida si se había equivocado.

Al terminar de sentir como la tijera hacia el corte pudo respirar. Porque como con otras tantas cosas no había respirado mientras lo cortaba. De nada le servía pensar que llevaba un chaleco, puesto que la explosión lo desintegraría en menos de una milésima de segundo. Así que como no paso, todo iba bien.

Sin embargo no podía relajarse, seguía teniendo un material altamente peligroso que sacar de allí. Así que se puso a ello. Abrió un bidón especial, parecido a los de la cerveza, que le ayudaría a transportar una carga que difícilmente nadie querría llevar consigo si no fuera de esa manera.

Con el receptáculo abierto por su parte superior, saco el material, estaba caliente. Cosa que no era una buena señal. Lo metió con mucho cuidado dentro del termo especial y lo cerró.
En aquel momento estaba empapado en sudor, pues no conocía a nadie capaz de hacer su trabajo en ese tiempo sin convertir su cuerpo en una verdadera pila.

Del maletín saco una mochila, y en esta introdujo el transporte especial. Ya no necesitaba tener mucho cuidado. Así que lo hizo con una presteza cegadora. Se colgó la maleta.

El resto del material que estaba en la caja lo acerco a la puerta. Seguramente faltarían segundos para que invadieran su leve intimidad. Pero sabía como iba a salir de allí.

Dejo consigo su arma corta, una beretta 92/FS de doble acción en la funda sobre su pierna, mientras preparaba la sorpresa. La caja, que sería de las primeras cosas que vieran al entrar era en realidad, y desde hacía unos instantes una bomba. Una que no era tan letal, al menos no para los que no la tocaran, como cegadora. Un humo espeso inundaría la habitación en cuestión de segundos. Y saldría de allí tranquilamente con su carga asegurada.

No se hicieron esperar. La puerta callo abajo de una manera poco elaborada. Simplemente la había tirado abajo. Así que se relajo y apago su Mp3. No era cuestión de dejarse localizar.

Por algún extraño motivo, la alarma seguía sonando, como si la bomba aun estuviera en marcha. Le parecía extraño que no corrieran en la dirección contraria cuando faltaban solo 3 minutos para que detonara. O puede que fuera que tenían un código de seguridad que pretendían introducir.

Después de dos tensos segundos los primeros soldados entraron. Un hombre con pinta de informático, aunque armado entro también y se dirigió directamente hacia el artefacto. Pero como suponía, uno de los soldados golpeo la caja. Fue una patada sin mala intención, pero detono el explosivo. Durante unos segundos surgió el caos. Y el se escabullo aguantando la respiración.

Una vez en el pasillo se coloco el auricular y llamo a casa.

Aquí Hiroshima, necesito a Big Mama para salir, ¿hay alguien en casa?

Atrás se quedaba el caos y un artefacto vacio.

En posición delante de la puerta, a cubierto lo mejor que puedo,  sonrió levemente al oír a los imbéciles del otro lado. Echo un vistazo hacia atrás y yo diría, que Kaboom esta sudando la gota gorda. Miro entonces de reojo a Angel y digo sin elevar demasiado la voz.

Buen intento. Pero no parece haber funcionado. Te recomiendo que empuñes tu arma y busques un buen lugar para cubrirte. Algo me dice que, logre Kaboom el éxito o no, esto se va a poner bastante caliente en breve.

Dicho esto, me limito a comprobar el estado de mis armas una vez mas. Entre tanto, la puerta va cediendo inexorablemente. Y yo, aumento imperceptiblemente mi sonrisa pues ya va tocando repartir un poco de plomo.

Kabum hace lo que tiene que hacer, y logra desactivar la bomba sin problemas. Pero el bicho nuclear sigue allí, y él sabe que cualquier movimiento brusco, disparo sobre la bomba o explosión cercana puede hacer que el núcleo explote, por no hablar de la radiación que eso está emitiendo...

Menos mal que él tiene puesto el traje antiradiación...

Aunque sus amigos, no...

La puerta está a punto de caer, mientras Sword y Crazy Angel se preparan para repeler el ataque, de los que parecen ser cuatro soldados que protegen la plataforma...

En ese momento, desde la izquierda, se siente un ruido de una consola que comienza a repicar... alguien está intentando abrir la puerta de la izquierda con su código de seguridad... seguro que son los dos científicos que restan... prueban y prueban los códigos, pero nada, no pueden abrir la puerta...

En ese momento, la otra puerta, la del soplete, cae por su propio peso y cuatro hombres con semiautomáticas entran por el pasillo hacia la bifurcación...

Y el sonido de la puerta al caer, es la única señal que necesito. En cuclillas me asomo levemente por la esquina y veo como avanzan cuatro enemigos potenciales. No dudo ni un solo instante en apretar el gatillo de mi Mp 5. Quizá estos tíos, no esperaban fuego automático a modo de respuesta o, quizá, sean decididamente imbeciles. Pero en un instante, por el pasillo de acceso resuena el tableteo del fuego de varias armas automáticas. De pronto, uno de ellos se desploma en medio de un charco de sangre. Momento que yo aprovecho para volver a cubrirme mientras, al tiempo que suelta una maldicion, otro de estos tios abre fuego.

Sus disparos son demasiado altos y eso, es un error que no tarda en pagar. Se agarra repentinamente el estomago mientras cae de rodillas y yo, aprovecho para afinar la puntería. Un disparo en la cabeza, alivia su sufrimiento al mismo tiempo que trozos de su cerebro salpican las paredes.

De nuevo me cubro tras la esquina. He de recargar. Con gestos precisos y prácticos, cambio el cargador de mi Mp 5 y nada mas acabar, el tercer tio se asoma por mi esquina. Muy valiente y muy necio también

Tan Solo he de alzar un ápice el cañón de mi arma y disparar. Dando tumbos, el tercero en discordia se derrumba con el pecho acribillado. Y el cuarto tío, ya no ríe no. Ahora reniega y maldice mientras suelta una larga ráfaga con su Ak 45.

Y mientras el tío desperdicia su munición, yo estoy a la espera prefectamente a cubierto tras mi esquina. Y sigo a cubierto hasta que oigo un click muy característico. De inmediato me asomo y disparo la munición que me queda sobre el cuarto agresor. Con una ultima maldicion, el tío acaba por derrumbarse en medio de un charco de su propia sangre.

En menos de 30 segundos, ha acabado todo. Y yo, mientras vuelvo a recargar mi arma, me giro levemente y mirando hacia atras, por supuesto sin alzar la voz pues no hay necesidad, digo.

Via libre por aqui. Propongo seguir con lo nuestro si Kaboom ha terminado con lo suyo.

Confiando en las habilidades de Sword, la Rubia se ha puesto a cubierto... y tras escuchar la leve explosión en la sala donde antes había estado Kabum, no tiene duda de que su otro compañero ha hecho bien su trabajo.

Ahora era su turno. Empieza a teclear rápidamente en su portátil hasta que consigue encontrar la cámara que enfoca a los dos científicos.

Me toca.

Se pone en pie, quitándose la bata blanca y mostrando el atuendo completamente negro que llevaba debajo. Saca una de sus queridas armas gemelas, una beretta 92 SF con silenciador y sugetándola con ambas manos, se planta delante de la puerta que intentan abrir los científicos. Al instante, la puerta se abre y con una adorable sonrisa los recibe a ambos, apuntando a uno de ellos en la frente con el arma.

Señores, tengo el placer de comunicarles que el proyecto en el que trabajaban ha sido suspendido y que si quieren salir con vida de esta plataforma, antes de que sus jefes descubran que ya no son necesarios, deben acompañarnos.

Espera su reacción, preparada para disparar si uno de ellos tenía la brillante idea de salir corriendo. Al fin y al cabo, sólo necesitaban a uno de los científicos... aunque ellos no tenían por qué saberlo.

Todo sucedió muy rápido, mucho más rápido de lo que pensaba el equipo, pero por suerte, todo salió bien, por lo menos hasta ahora. La bomba estaba desactivada y en poder de Kabum, el explosivo que puso como distracción hizo su trabajo y al mismo tiempo, Sword limpió el lugar de enemigos con celeridad y con precisión.

Al mismo tiempo, Crazy Angel convenció a los dos científicos que la acompañaran. Era simple, la explosión no había pasado desapercibida por los dos hombres de bata blanca, por lo que han creido a la perfección lo que ha dicho la chica y se colocan a su lado, para acompañarla donde sea.

Mientras tanto, Kabum llama por radio... cosa que todos escucháis por los pinganillos...

Aquí Control. Big Mama no disponible. Tiempo pésimo, no podemos hacer nada. ¿Cómo se os da el buceo, Bravo´s?

*Estática* *Estática*

Tenemos un pez en el agua, a unos treinta metros de la superficie, jugando con las ballenas... ¿podéis llegar a él? Es la única forma de extracción. Lo siento, no podemos hacer más que eso. Es eso o esperar a que pase el tifón.

Escucho el mensaje de radio pero mentalmente me encojo de hombros y no abandono mi posición. Para mi, la prioridad es mantener cubierto el acceso a la zona hasta que todos los miembros del equipo se reunan. Por tanto, por si no se hubiera dado cuenta, miro de reojo a Angel mientras me toco con el índice de la zurda la oreja.

Hecho esto, hago un ademán al par de cientificos que Angel se ha camelado para que se quiten de en medio y no me obstaculicen la linea de disparo. Y una vez que estos mas tranquilo por ese lado, soy yo el que activa la radio que llevo encima y, por nuestra frecuencia cifrada y sin alzar la voz pues no se en que situación estará, digo.

Kaboom. No tengo ni idea de donde podrás estar. Lo que si te puedo asegurar, es que por aquí, la situación esta tranquila de momento. De eso, ya me he encargado yo. Si tienes problemas con la ruta, Angel te guiara por este laberinto.

Blues camina por los pasillos, no sabe exactamente a dónde dirigirse, la verdad es que esta bastante des ubicado. Sin embargo el grito de su compañero le ayuda a orientarse.

Camina tranquilo por los pasillos hasta que se topa con un grupo de cuerpos sanguinolentos en el suelo.

Bien, ya estoy en casa. ¡Verde, no dispares!

Franquea los cuerpos y se acerca a sus compañeros.

Menudo viajecito. Este trasto casi me hace plantearme la jubilación anticipada.

Dice señalando la mochila especial que lleva en la espalda. Luego sonríe, y se coloca los cascos. La muisca siempre va con él. De eso no cabe duda.

Al saber que deben bucear unos treinta metros para poder salir de allí... Angel mira a sus compañeros, que no tendrían problemas... y después a los científicos. Al final, llega a la conclusión de que ellos sí tendrían problemas... y los necesitaban vivos. Sin contar con que ella tampoco estaba dispuesta a arriesgarse ahogándose por el camino.

Así pues, con sus neuronas trabajando al 100%, echa un vistazo a su alrededor. Una sonrisa de satisfacción se dibuja en sus labios mientras abre con un golpe una de las taquillas sin "sorpresita".

Un segundo.

Empieza a toquetear algo que hay dentro de la taquilla... y al momento saca de ella una bombona de oxígeno que tiene algunos cambios en el tubo que lleva a la boquilla. Pues desde donde debería salir un único tubo, ahora hay un empalme que hace que salgan 5.

Señores, ya estamos listos.

Añade mientras se echa la bombona al hombro y empieza a caminar hacia la salida más cercana según el mapa que ya había memorizado.

Crazy Angel comienza a sacar cacharros y los deja junto a ella. Se queda mirandolos un segundo y después, se mete la mano en el sujetador y saca una especie de aparato que utiliza para ensamblar cinco boquillas a una bombona de oxigeno. Así de simple, así de sencillo. Como si lo hiciera siempre.

Con la bombona preparada, miráis el minimapa del ordenador de la rubia y os dais cuenta que tras una de las puertas hay una esclusa que da al oceano. Además, por suerte, parece que no hay nadie allí custodiando el hueco por donde la máquina, que ahora mismo está detenida, está abriendo un hueco hacia las profundidades.

Podéis utilizar ese taladro para descender hasta los treinta metros, seguramente, el pez estará esperandoos justo a esa profundidad.

Blues se mueve entre los pasillos siguiendo las indicaciones de sus compañeros. Llegan hasta el agujero, y procede a bajar.

Sabe que saltar así como así sería un poco suicida, así que se coloca la mochila sobre el pecho en vez de sobre la espalda. Se supone que está seguro de radiación y de otras cuantas cosas. Pero tiene que arriesgarse a llevarlo ahí, para que el impacto no lo dañe.

Miro a sus compañeros, y se saca una granada de fragmentación que tiende Sword.

Voy yo primero, tenemos que sacar a la criatura lo antes posible. Os veo en el transporte.

Sin más miramientos, Kabum se lanza al agua. El impacto es menor de lo que pensaba. Seguramente porque hace mucho que no practicaba ese tipo de saltos. Y una vez en el agua enciende su baliza para que el transporte lo localice.

Vamos, joder, que me voy a coger una pulmonía.

Una vez que Angel ha terminado con sus preparativos, es hora de moverse. Pues los cuatro cadáveres nuevos que hay en el lugar, resultan un tanto llamativos. Y eso sin contar, con que no podemos saber quienes habrán podido oír el ruido del tiroteo.

Avanzamos siguiendo las indicaciones de Angel la cual, parece que se mueve por la laberíntica plataforma como si de su casa se tratara. Y el ultimo de todos, cerrando el grupo, soy yo. De vez en cuando, me detengo y quedo rezagado unos metros para comprobar si alguien nos sigue. Pero, de momento, todo pare tranquilo.

Finalmente, llegamos hasta una esclusa que da al exterior. Es uno de huecos que se usan para hacer descender el tubo de la plataforma con la cabeza taladradora. El primero en lanzarse es Kaboom tras haber asegurado la mochila en donde transporta el paquete. No tardamos en oír, desde abajo, el chapoteo que produce su llegada. Y yo, de espaldas a la esclusa y con mi Mp 5 empuñado, digo.

Vamos. No podemos perder tiempo ahora. Pues esta posición es vulnerable. Y no me apetece nada que nos acaben pillando a punto ya de largarnos. Angel, ve haciendo que los científicos salten. Y si alguno dudara, usa el siempre eficaz método de la patada en el culo.

Y casi sonrio al decir esto. Aunque ninguno de los presentes se percata pues estos de espaldas a todos, controlando el acceso al lugar.

Abbie se despide de Kabum con la mano y lanzándole un beso al aire. No puede evitar sonreír levemente al escuchar a Sword, pero lo disimula mientras, con un dulce tono de voz, se dirige a los científicos.

No debéis preocuparos... os sacaremos de aquí. Nos esperan ahí abajo -Señala el hueco por el que ya ha saltado uno de sus compañeros- Una vez en el agua, me acercaré a vosotros y os daré una de las boquillas para continuar bajando. Lo único que tenéis que hacer es, coger aire, cerrar los ojos y saltar. En menos que canta un gallo estaremos secos y calentitos con una humeante taza de chocolate caliente en las manos.

Su sonrisa conciliadora y un par de palmaditas sobre los hombros de estos, hacen que ambos científicos, embobados, salten sin pensarlo siguiendo las órdenes de su "heroína". Una vez están estos abajo, la rubia se asegura de que su pequeño portátil esté guardado en su sitio, a buen recaudo del agua, y carga con la bombona de gas con 5 boquillas preparadas. Dos segundos después, con un pícaro guiño de ojos se despide de Sword.

¡Te veo en el agua!

Y se tira de espaldas al agujero... En cuanto sus pies notan el agua, abre los ojos para buscar al par de científicos y ofrecerles la bombona antes de que se ahoguen.