Partida Rol por web

La calle me recibe con un bullicio desconocido para mí. Me cuesta moverme entre la gente y, alcanzar a ver el carruaje es una proeza que requiere un poco de improvisación.

Salto encamandome a un toldo y, desde allí consigo ver el blasón. Para no variar, no me suena demasiado. La verdad es que todo lo que veia me enseñaba algo nuevo. Algo que seria difícil de haber conocido de haber parado mis impulsos de aventuras.

Con la reprimenda del tendero me distraigo un poco. Después, observo el toldo y veo que no hay desperfectos.

- No se preocupe, no he roto nada. Ya he hecho esto antes muchas veces - le indico como si eso fuera a calmar el enfado del tendero.

Por un momento, me siento tentado a volver a la posada y preguntar por el blasón: Seguro que alguien lo conocía.

Pero finalmente, opto por seguir el carro por las calles ahora más vacías. Tiempo para preguntar siempre había.

una rápida miranda enfurecida hacía el jovencito con el entrecejo fruncido
-Jovenzuelo, no puedes ir subiéndote en los todos de la gentes, que pasa si lo rompes y quien crees que ha de limpiarlo luego ¿eh? Espero que repares cualquier daño que hallas podido causarle.-
digo moviendo los brazos sin parar.

La mirada fulminaría al joven si pudiera, avanzando hacía el joven con paso marcado con pisadas fuertes.
- así que tengo que creer en la palabras de alguien que va por allí saltando en los toldos de la gente por diversión, he dicho que has de reparar cualquier daño y ese incluye el estético, pues bien has dejado la marca de tus zapatos en él y no te iras hasta que lo hallas dejado reluciente. -
“no se que se habrá creído quien es este jovenzuelo, pero ya le enseñare una lección.”
Agarrando del brazo al joven tirando de él hacia la tienda.

El ensordecedor tumulto por fin se disipa. La taberna ha quedado ahora mucho más tranquila a excepción de la incesante charla del enérgico Wander. Finalmente a pesar de que aún quedan algunos platos apenas probados en la mesa todos los comensales quedáis más que satisfechos. El cansancio hace algo de mella en vosotros pues os habéis levantado al alba para recorrer la distancia que os separaba del fin de vuestro trayecto, aunque la ciudad apenas inexplorada os aguarda fuera cuando pasan 4 horas del mediodía...
 

Suelto un sonoro bostezo, la comida  habia estado excelente, al final habia podido comer todo lo que queria y lo mejor, de lo que le gustaba, pero ahora sentia el peso de la comida en el estómago, así que perezosamente me levanté de mi asiento.

---Estoy rendido, me voy a dormir, buenas noches ~ - digo a los demas con aire distraido mientras me subo a mi habitación

Parecía que al final, no todo iba a salir del modo esperado. El tendero estaba enfadado por una huella de zapato mientras todo tipo de suciedad manchaba la ridícula y vieja tela que tapaba su tienda.

Chasqueo l lengua mientras no forcejeo, no quiero montar un número, el resto puede esperar.

- Lo limpiaré pues - accedo de buen grado mientras encuentro el modo de encaramarme y no manchar más.

,- ¿Conoce ese blasón? - pregunto curioso.

- Bien pues sígueme adentro de mi tienda, he de darte un cubo para que vayas a buscar el agua del pozo de la ciudad.-
Te fijas en el cartel de 'reparamos piezas y artilugios' en la entrada
Pese a que el exterior se ve un poco destartalado y viejo en el interior es igual, salvo por la piezas que están en venta se nota que algunas son de altas calidad y de minerales caros y bien trabajados, no solos las piezas mas simples sino algunas que requieren mucho trabajo y esmero.
Mientras rebusca en su trastienda el tendero te habla.
- De que blasón me hablas exactamente no es que en esta ciudad solo halla uno, hay de varias familias establecimientos y organizaciones, sino especificas como voy a adivinar lo que esta pasando por la mente de un joven que suele andar por los toldos de los demás sin importarle nada.-
Sale de la trastienda llevando consigo un cubo y un trapo, que dejo bruscamente sobre el mostrador.
- Bien deja tus cosas aquí no te iras hasta que este bien limpio el toldo de mi establecimiento, y su vas a ir al pozo y a volver te sera mas fácil sin tantas cosas encima, ademas no me fio que te vayas a escapar sin cumplir con tu tarea.-

Cuando entras en la trastienda le dedicas unos segundos al lanzamiento de tu hechizo. Una vez realizado y tras visualizar en tu cabeza el blasón que acabasde ver la información acude a tu mente. De Lozano, una casa noble que sirve al imperio desde hace centurias y reside en Arkángel. Probablemente un representante haya venido aquí para ver como están las cosas con respecto a la sucesión del principado. No sabes mucho sobre la familia en sí, excepto que la familia posee tres hijos y tienen algún tipo de relación con las altas esferas de Arkángel y con la inquisición.
 

Le sigo pacientemente mientras se introduce en la tienda. Observo con cautela cada uno de los carteles, cada una de las piezas. Al parecer, no era una tienda común, era más bien un lugar donde un profesional trabajaba materiales, quizás un maestro forjador o algo así.

Cuando me pregunta sobre el blasón, centro mi atención en su espalda ya que camina un par de pasos por delante mía y intento recordar lo máximo de el.

- Si, era un blasón con 2 palomas y una espada en el medio. De tonos dorados más o menos - le explico lo suficientemente alto para no tener que repetirlo y que me comprenda.

Cuando me dice que debo dejar mis cosas ahí para poder hacer mi trabajo "mejor", arrugo el gesto y llevo las manos hasta mi arco que sobresale por encima de mi cabeza. Noto la textura de su madera y los recuerdos que evocan en mí. Después, niego con la cabeza.

- Tendrá que disculparme que me niegue a eso - dije en un tono calmado, nada ofensivo ni agresivo - Lo que llevo es lo único que tengo y tiene mucho valor para mí - Apenas llevaba el arco, una daga, poca ropa y pocas monedas - No estoy dispuesto a dejarlo aquí para ir más rápido a por agua - seguí diciendo - Si no está conforme, puede llamar a la guardia de la ciudad. Iré a por el agua con mis cosas y puede confiar en que volveré.

Los movimiento que hace el no pasan desapercibido al tendero que observa.
-Solo has de dejar tu arco mientras te diriges hacia el pozo, no hace falta nada mas, pues para un cazador su arco es como su vida, eso sera suficiente para saber que volverás, pero claro dudas de que yo no lo venda en cuanto te marche, pero te diré que mires a tu alrededor tengo objetos de mas calidad que tu arco aquí cualquiera que venga deseara uno de ellos antes que uno tan usado como el tuyo.-
la mirada se acentúa hacia la persona como si mirara mas halla que la carne sino al corazón.
-Si, conozco un poco ese blasón del que hablas y te daré un consejo no te metas en su asuntos, si quieres saber mas sobre el tema tendrás que aceptar mi condiciones.-
el tendero extendió su mano hacia ti.
-Y bien, si das confianza y una buena acción obtendrás la información que buscas y harás una buena obra por tu falta.-

La situación comienza a resultarme subrealista después de la explicación del tendero. Puede que fuera el mejor en lo suyo, pero las palabras no eran su fuerte, hasta un pueblerino como yo se da cuenta.

- Creo que esta llevando esta situación más allá de los limites razonables - le digo en un tono desenfadado, nada servicial como anteriormente - Esta llevando una mancha en un toldo a un limite que pareciera que he desvirgado a su hija - continuo diciendo - Olvidese de mi ayuda. La información ya la conseguiré de personas menos interesadas.

Saco una pequeña bolsa y extraigo unas monedas de cobre que le extiendo.

- Comprese un toldo nuevo - Dejo que las coja. Si no, las dejare sobre una mesa y me marcharé.

Miró la monedas y después miro al hombre de nuevo con una ceja enmarcada.
-No se cuanto tiempo llevaras sin ir a una ciudad pero un toldo de segunda mano cuesta al menos 40 monedas de plata y ahora que sabes el precio entenderá porque razón estoy tan cabreado, esto apenas cubre el alojamiento de la taberna de aquí al lado.-
dice el tendero en tono alto, respiro hondo y soltó el aire lentamente.
- Este toldo me costo una moneda de una moneda de oro, que eso vale 5 veces mas que el arco que llevas en la espalda, creo que tener una garantía de que volverás para limpiar bien el toldo y darte información es un acuerdo justo, si quieres puedes ir a preguntar por aquí pero dudo que halla mucha gente que sepa sobre ese blasón, ya que no es de aquí y solo unos pocos sabrán de donde es.-
Entonces hizo una pausa.
- Pero bueno si quieres pasarte una semana en las cárceles a la espera de un juicio donde te obligaran a pagarme por el toldo, pues bien es tu elección yo solo te estoy proponiendo la mejor solución para los dos, no veo tanto reparo en dejar tu arma aquí como una garantía sino fuera porque vas a salir corriendo..-
El tendero no toca tu dinero simplemente te mira.

Para su sorpresa una vez se calmo el tumulto la energía de wander pareció disiparse con el pues se retiró alegando -no son ni siquiera las 7 aún-dijo el por su parte preocupado por la percepción temporal de aquel muchacho -no te da al menos algo de curiosidad -pregunto mientras lo veía subir por las escaleras mientras el se dirigía a la puerta para salir a recorrer la ciudad. 

El viaje me había resultado agotador, nunca había recorrido tanta distancia. Cuando veo que Cau-kun se va para recorrer la ciudad doy un suspiro. -No saldré de nuevo, al menos no hasta que anochezca y haya menos gente afuera.- Pienso con algo de preocupación. Me siento nerviosa en este lugar desconocido y extraño al que no estoy para nada acostumbrada.

Pero finalmente no me quedo allí por mucho tiempo; cuando veo que Cau-kun sale por la puerta y me deja sola con todos estos raritos empiezo a temblar de nervios. Apretando fuerte los labios floto hasta él y decido seguirlo.

-Dónde vas? Cómo puedes sentirte cómodo entre tanta gente?

Se siente indignado completamente por la actitud del tendero.

- Pasaré esa semana en la cárcel si mi falta es tan grave. Avisemos a la guardia - se limita a decir.

El tendero calmadamente sale del comercio y en la puerta se pone a llamar al guardia de turno
- Guardia venga aquí un momento que hay una situación que ha de ser atendida por la autoridades que noblemente defiende este lugar.-

Un par de guardias de la ciudad pasean por el barrio saludando de vez en cuando a sus conciudadanos. Cuando perciben que Retha les llama se acercan y le saludan por su nombre.

- Buenas tardes Señor Retha, ¿ en qué puede ayudarle la guardia ?. Ambas mujeres visten de forma idéntica, su anterior gesto despreocupado ahora se torna en uno algo más serio en señal de respeto, suelen patrullar esta zona así que conocen bastante bien a sus habitantes.

Tras escuchar el tema de la discusión examinan el toldo con atención y se cercioran de que no hay daños más allá de la mancha.

- No parece que haya sufrido ningún daño, entiendo que esté molesto pero la cárcel es un poco exagerado para algo como esto. Si le parece puede limpiarlo usted mismo. Dice dirigiendose a Ameko - Señor Retha, Hans le limpiaría ese toldo por cinco o seis monedas de bronce con mucho gusto, así que si le sumamos las molestias que se hayan podido causar, ¿ por qué no lo dejan en una moneda de plata ? El muchacho no parece de por aquí y por su explicación dudo que sus intenciones fueran causar daño. Ahora si nos disculpan, hay muchísimo movimiento en la ciudad y debemos seguir patrullando. Haciendo un gesto con su sombrero ambas se despiden.

Tras despedirse tanto Wander como Traian se retiran a sus aposentos, al parecer ambos han llegado también hoy a la ciudad y se encuentran cansados.

Después de comer el ambiente de la taberna se relaja bastante aunque la ciudad parece bastante animada. A pesar de ser invierno hay numerosos tenderos que exhiben su mercancía o bien bajo toldos improvisados o en el alféizar de las ventanas. Un niño busca a gente con pinta de recién llegado y con el calzado sucio y se ofrece a limpiar sus botas por unas monedas... Parece que hay algo de jaleo que proviene de una plaza cercana, probablemente algún espectáculo callejero o algo por el estilo. Por el rabillo del ojo Mat se fijas en Ameko que parece estar discutiendo con un tendero local; lo sorprendente es que dos guardias de la ciudad han tomado partido, la guardia saluda a ambos y se aleja, parece que dando por solucionado el posible problema.

Aún queda algo de luz natural.