Partida Rol por web

Tinieblas del Curso Solar

Travesía

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15/04/2010, 21:35
Eledor Milcaras

Notas de juego

¿Puedo intentar doblegar la voluntad del monstruo? ¿es factible?

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16/04/2010, 19:17
Director

Notas de juego

Necesitarías una tirada superior a legendaria y estar mucho más cerca de él. Si te come directamente puede que tengas una oportunidad, pero es muy arriesgado…

De todos modos, antes que nada, necesito la tirada libre para ver si os percatáis de una cosa u otra, así como vuestra ubicación.

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16/04/2010, 19:28
Eledor Milcaras

-Joder...- Espetó milcaras mientras se separaba del ojo de buey. Sentía que la cabeza le iba a estallar de un momento a otro.  -Malditos imbéciles. No podrán ir muy lejos en bote... se han vuelto locos...-

Notas de juego

Que caña de implementaion de dados :O

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16/04/2010, 20:58
Track

¡Uau! Ésto se hunde chicos dice entre emocionada y nerviosa. Mejor os espero fuera que aquí dentro de poco nos ahogaremos.

Acto seguido la pequeña sale disparada buscando una salida.

Notas de juego

Track posee visión nocturna si sirve para algo en éstos momentos.

¿Se puede abrir la ventana? La puerta está abierta o cerrada?

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17/04/2010, 15:15
Firas Fateemn

Notas de juego

El cielo esta encapotado pero hace buena noche verda????

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19/04/2010, 18:18
Director

La desesperación arrastra a los hombres a cometer actos irracionales.

A pesar de la agitación general, del ruido producido por las olas, los relámpagos y las voces de los propios marineros, desde el otro lado del pasillo alcanzas a oír un gemido angustiado de mujer y un ruido sordo de algo golpeando contra la madera que forma suelos, paredes y techos, en el interior del barco.

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19/04/2010, 19:59
Director

A medida que te alejas el barco empequeñece, al igual que sus angustiosos gemidos y los gritos desesperados de sus tripulantes.

Rayos y relámpagos mueven las luces y las sombras del sobrecogedor paisaje que se alza bajo tus alas. El mar embravecido, la inconmensurable tempestad. El monstruo.

De pronto, algo parece centellear en el agua.

Ha sido solo un segundo, pero crees haber visto algo moverse en el interior de una ola cerca de la bestia…

¡Otra vez! Al otro lado del barco.

¡Y otra! Cerca del bote de unos cuantos marinos que intentan escapar.

¡¡Hay cientos de ellos!!

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20/04/2010, 22:54
Eledor Milcaras

Entre el fulgor de la situación, Eledor se separa del grupo y se dirije hacia el otro lado del pasillo. Atento, escuchando.

¿Serán imajinaciones mias...? No.. no puede ser. Lo he oído...

-Aqui hay alguien!- Exclama tras llegar al pasillo.

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21/04/2010, 18:19
Director

No hay respuesta.

Los golpes contra la madera se repiten. Tap, tap, ¡Tap!

No la pegues tan fuerte o me la vas a romper -dice la voz ronca de un lobo de mar, amortiguada por los sonidos de la tempestad.

¡Estate quieta, zorra! -grita un segundo hombre-. Mi amigo te quiere viva.

Je, je, je -sonrie un tercero-. Déjame a mí si no puedes. A mi me encanta que se retuerzan…

Mmm -se vuelve a escuchar el quejido de una mujer-. ¡Piedad!

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22/04/2010, 21:27
Eledor Milcaras

Bien... Aqui hay alguien. Es hora de Milcaras.

Con su habilidad, Eledor, siguió los sonidos de las conversaciones reptando por las sombras. Aquello se le daba realmente bién. Casi había olvidado el terrible monstruo que acechaba el barco. Quizá todo aquello no sirviese de nada. Aún así, Milcaras se sorprendió desenfundando la daga de filo negro. Una oscura arma para gentes igual de oscuras.

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23/04/2010, 17:51
Director

 La habitación es increíblemente angosta. Con el espacio justo para contener un pequeño escritorio, un baúl y un catre. Apoyado sobre la mesa se encuentra el menudo marinero de la voz ronca; pero en la sala también hay dos soldados, uno sentado a horcajadas en una silla y el otro forzando a una mujer sobre la cama.

Ella grita y se retuerce, tratando de liberarse, pero el soldado es visiblemente más fuerte.

Ayuda -solloza y, durante un instante, sientes como su mirada te penetra.

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23/04/2010, 22:28
Eledor Milcaras

Esta no es mi cerveza...

Estaba apunto de darse la vuelta y dejarlos allí cuando descubrió aquella mirada incriminatória.

¿Que quieres, mujer? Seguro que los has provocado... Dirían sus ojos si pudiesen hablar.

Entonces una punzada en su interior y un repentino sudor frío en la nuca le hicieron dudar. Alzó una ceja y repasó de nuevo el local. Notó el suave tacto del oscuro cuero que recubría el puñal que aún sostenía desenfundado.

Mierda... deacuerdo... Apretó los dientes y reptó por las sombras.

Acto seguido se avalanzó hacia el escritório segando la vela que iluminaba el lugar dejando el sitio a oscuras. Sus ojos destelaban un brillo que devoraba la poca luz que pudiese colarse des del pasillo. Más que suficiente para la visión experta de Milcaras.

Se sorprendió sonriendo en la oscuridad. Dejando que la tíbia sangre de los marineros le regalimara por los dedos que empuñaban la daga.

Notas de juego

uso "suerte" y asi puedo repetir esa tirada.

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24/04/2010, 19:32
Director

El primer guardia cae sin problema. A pesar de ser un elfo de la noche, la oscuridad le a pillado totalmente desprevenido y su cercanía a Milcaras ha dictado su sentencia de muerte.

El menudo marino reacciona rápido a la actividad que se está llevando a cabo a su alrededor. Su rudimentaria navaja rasga tus ropajes. No obstante, sus ojos belesios no están tan acostumbrados a la oscuridad como los de un noble lumnadés, y recibe el beso de la daga sin a penas oponer verdadera resistencia…

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24/04/2010, 20:12
Bruja “Mediabella”

Ya solo queda uno, debes pensar al aproximarte al lecho.

Pero, cuando estás a punto de echarte sobre el último hombre, este se aparta de la chica para enfrentarte, volviéndola a golpear contra la pared.

Al soldado te mira con aire altanero. Él también ve en la oscuridad y por un momento parece que va a fundirse en las sombras cuando la mujer salta sobre él…

¿No querías tocarme, asqueroso cabrón? -grita enloquecida-: ¡Pues siente mis manos sobre la piel!

El rostro del soldado se torna cetrino, con marcadas líneas blancas en torno a las manos de la doncella. Su expresión de horror y angustia se desvanece con cada gota de energía que la mujer le roba, hasta quedar tan débil que sus piernas no lo consiguen sostener. Cae al suelo con un sonido seco, pero su aspecto parece relajado, como si se hubiese sumergido en un profundo y placentero sueño.

La dama se da la vuelta antes de que puedas verla con claridad. Recoge su sobretodo y se viste con decoro, antes de girarse hacia ti. Cuando la miras la capucha de su túnica ya le cae sobre los ojos.

Mi señor -dice con retomada compostura-, os agradezco de todo corazón vuestra intervención. La desesperación arrastra a los hombres a cometer actos irracionales.

Con un leve movimiento de sus dedos la vela parece volver a recomponerse y brillar con un fulgor sobrenatural.
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24/04/2010, 23:08
Eledor Milcaras
Sólo para el director

Eledor aparta la vista de la vela que ardía de nuevo. Esperó unos instantes a que sus ojos se le acostumbraran a la reciente claridad.

-Vaya...- Había oído histórias de brujas contadas por mendigos venidos a menos. Tipos que contaban esas histórias para ganarse algún trago de vino. Entrecerró los ojos y miró a la mujer con desconfianza.

Se agachó ante el cuerpo de uno de los marineros muertos y restrega la daga ensangrentada en sus ropas antes de enfundarla de nuevo. Levnta una ceja y mira de nuevo a la mujer.

-No hay de que, señora.- Dice realizando una leve reveréncia con la cabeza sin perder de vista a la bruja. -Aunque, lamento deciros que de poco os va a servir, pués estamos apunto de ser devorados por un dragón marino.- Comenta disimulando su propio nerviosismo.

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27/04/2010, 14:50
Track
Sólo para el director

Track se acerca con cuidado hasta el origen de los cetelleos.

Tal vez sean sirenas que ayudan a los marinos a escapar del monstruo. ¡Nunca he visto una sirena!

La pequeña pixie acelera el paso ya con más curiosidad que miedo. Además soy tan pequeña que ni el monstruo notará mi presencia.

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27/04/2010, 19:51
Director

A pesar del miedo que se sufre en el barco, Track, con su pequeño tamaño y sus veloces alas, puede sentirse segura mientras planea sobre la superficie del mar.

En efecto, los destellos que se veían desde los brumosos cielos son producidos por la luz de los rayos al incidir sobre las hermosas escamas de las sirenas y del séquito de peces que precede a cada una de ellas.

Las damas del mar nadan en torno a los elfos que con tantos esfuerzos de la criatura tratan de escapar…

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27/04/2010, 20:04
Director

Al menos, si morimos, caeré con la virtud intacta -dice orgullosa, propinándole una patada al soldado que había estado tratando de poseerla el primero, apartándolo a un lado.

De todos modos, si quiere salvar su vida, mi señor debería a apresurarse a abandonar este cascarón.

Precedida por el candil sale de la angosta habitación y se encamina hacia los pasillos que dan a cubierta.

De pronto, se da la vuelta hacia donde se encuentra Milcaras, haciendo ondear la capa añil.

Si tuviera que morir devorado, mi señor, ¿qué preferiría? -pregunta con la llama a la altura del oculto rostro-. ¿Morir de un solo bocado o que lo despedazaran en pequeños trocitos?

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27/04/2010, 20:14
Director

El caos inunda el barco más que la salada agua de mar. Milcaras y la pequeña pixie parecen haberse desvanecido en sus quehaceres personales, y la soledad del camarote resulta más ensordecedora que los gritos de los hombres en la cubierta y en las bodegas de carga.

Los rezos a la benevolente Bastet no obtienen respuesta, pues el terrible monstruo marino se acerca más y más. Y con las crecidas y bajadas de las aguas el barco se encuentra a punto de zozobrar en un par de ocasiones.

La desesperación comienza a apoderarse de muchos de los soldados de la ciudad, así como de los propios marinos. Sus vidas, sus almas, se encuentran ya perdidas.

Notas de juego

Milcaras regresa a la habitación. Una mujer le sigue hasta la puerta...

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27/04/2010, 21:25
Eledor Milcaras

Eledor apretó los dientes. ¿Y que más da? Hubiera gustado contestarle. En vez de hacerlo se lanzó hacia la habitación donde se encontraban sus compañeros.

-Prefiero no morir, señora. A poder ser.- Dijo cuando pasó por su lado y disimulando una ironía que no sentía.