Partida Rol por web

Tinieblas en el crepúsculo

Escena 1: El hogar de Madame Lafont

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07/09/2018, 15:25
Director

   El hogar de Madame Lafont es una casita a las afueras de Burdeos, saliendo de la ciudad por la Avenue de Taillan. Conforme os alejáis del bullicio del centro, las casas van reduciéndose en altura y espaciándose en las calles. Los jardines son más grandes y los muros más altos, hasta que finalmente llegáis a una puerta de metal doble pintada de negro. A la derecha de la entrada hay una garita de la que sale una mujer uniformada. Lleva el pelo oscuro recogido en una coleta. No es muy alta y va armada pero su expresión no es amenazante, sino más bien rutinaria.

   Se acerca por el lado del conductor con una carpeta de madera en una mano y un bolígrafo en la otra.

   —¿Nombre?

  Le dais vuestro nombre, hace una búsqueda rápida en la lista y os franquea el paso. El vehículo traspasa las puertas y os adentráis en un camino de tierra prensada con una arboleda a cada lado. A lo lejos veis las luces del edificio y la forma de la casa comienza a perfilarse en la oscuridad. A simple vista no parece nada espectacular, una discreta casita de campo de dos plantas con un gran jardín. Os detenéis en la entrada y un hombre con barba rubia y uniforme oscuro se acerca a abriros la puerta. Os ofrece su mano para descender. Si habéis venido en vuestro propio vehículo, os pide las llaves para llevarlo al aparcamiento trasero. Si no, despide al conductor con un elegante ademán.

   La puerta de entrada está abierta y a través del vano os llega la música. Quienes ya habéis estado aquí sabéis que lo más moderno que se escucha en esta casa es el jazz manouche de Django Reinhardt en vinilo, con ese sonido a gramola tan característico. En la puerta os recibe un tímido lacayo, hasta ahora es el más joven que os habéis cruzado, y no debe de llegar a los veinte. El hombre, de piel tostada y lampiña os hace una reverencia sin levantar la vista del suelo. 

   —Bienvenida a casa de Madame Lafont. Por favor, permítame su chaqueta —dice titubeando, mientras extiende las manos hacia vosotras. Si entregáis la chaqueta, el joven se la lleva por la puerta de la derecha, tal vez con más premura de la que exige el decoro.

   Otra joven os aguarda ante una puerta cerrada al otro lado del vestíbulo. Os la abre con una pronunciada inclinación de cabeza y os adentráis en la casa. Lo primero que os llama la atención es lo sencillo de la decoración, aunque para algunas incluso esta sería una decoración exageradamente anticuada. De las paredes cuelgan retratos, presumiblemente pintados al óleo, los suelos están en su mayoría cubiertos por alfombras y los muebles son de buenas y sólidas maderas talladas. En esta sala os da la bienvenida otro joven y os ofrece unos vasitos bajos de fino cristal tallado rellenos de lo que parece vitae. Desde luego, cuando os los acerca, huelen a sangre.

   A mano izquierda hay una barra de bar con un gran surtido de botellas. Una mujer pecosa de pelo castaño sirve copas tras ella. A la derecha, hay una mesa cubierta con un mantel blanco inmaculado sobre el que reposan distintas bandejas de canapés. Hay pequeñas tartaletas con paté, delicados mini suflés y exquisitos pastelitos de chocolate, entre otras muchas cosas. Estas delicatessen harían soñar a los paladares más finos... pero a excepción de su calidad artística, que es innegable, no os resultan nada apetecibles. Vuestra vista se dirige automáticamente a la sala al otro lado de las dobles puertas abiertas. Está llena de gente.

   Debe de haber una veintena de personas charlando animadamente, bebiendo y jugando a las cartas en unas pequeñas mesas con tapete. Los lacayos o camareros, según se mire, zigzaguean con elegancia entre los asistentes, repartiendo aquí y allá copas y canapés de sus bandejas en perfecto equilibrio. El aspecto de los allí reunidos es de lo más variopinto. Hombres y mujeres mezclan estilos de época y actuales, un frac y chistera sacados de principios de los años veinte con un largo vestido de noche digno de la última alfombra roja; un corsé y una falda abultada que impide a su dueña moverse con comodidad en el reducido espacio que queda entre gente y mobiliario con un discreto traje azul marino que haría pasar a su dueño por agente de Wall Street.

   Entre la multitud, una cara de mujer os sonríe y se os acerca.

   —¡Por fin! ¡Buenas noches, querida! —dice Smahane Yoma mientras se os acerca con una gran sonrisa en la cara—. Lo primero es que te presentes ante Madame Lafont, ya que es la anfitriona. Creo que está por allí. Otra cosa sería descortés.

   Señala algún punto indeterminado al otro lado del salón, cerca de un piano que acabáis de descubrir entre la gente. La música de gramófono también parece provenir de ese rincón. Acertáis a distinguir a una mujer entrada en los cincuenta, de pelo entrecano peinado elegantemente en un recogido a base de trenzas que deja parte de la melena cayendo en cascada por su espalda. Su vestido es de satén celeste (o eso parece desde la distancia), le llega por debajo de la cintura y le hace una figura muy bonita. La falda lleva algo de vuelo y está decorada con volantes y lentejuelas. Os parece sacado de In Old Chicago, aunque las más jóvenes es más probable que lo asociarais con El Gran Gatsby.

   —Me alegro muchísimo de verte... —Smahane se acerca a ti como si fuera a darte un beso en la mejilla y baja la voz y continúa en un susurro apenas perceptible—: En media hora reúnete conmigo en la segunda planta, en la habitación que tiene una puerta verde esmeralda.

  

Notas de juego

Llegáis a la casa en distintos momentos. Las primeras en llegar son Rebeca y Alba, seguidas por Temi, Sabine y Najla, separadas apenas por un par de minutos cada una. La última en llegar es Alexandrie, unos veinte minutos después de Najla.

Si queréis hacer alguna cosa entre medias de lo que ha sucedido, citad la parte en la que intervenís para que no nos volvamos locas.

Haced todas una tirada de Percepción + Alerta para ver de cuántos detalles os percatáis en un primer vistazo de la sala.

Para tirar dados, pulsad en el dado 20 que hay en la parte superior derecha de la entrada. Consultad en vuestra ficha cuántos puntos tenéis en el atributo y la habilidad correspondientes y apuntad ese número de dados. En este caso, la dificultad es 7. 

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09/09/2018, 16:09
Rebeca Ibáñez

En España, Rebeca asociaba los Nosferatu a alcantarillas, sombras en las sombras y ropas harapientas. Aquí han decidido que no, gracias; y a juzgar por el bufé han invitado a un ejército de mortales ante los que desplegar sus plumajes. Qué extraño saber, pero no poder ver, la realidad debajo de la ilusión de belleza. ¿Bocas deformadas, escamas y verrugas, extremidades amorfas? Algún filósofo o poeta byroniano podría escribir una reflexión sobre el asunto. Rebeca pensó en encender un cigarro, pero la colleja fantasmal de doña Gimena le recordó que no en interiores, no con damas delante (¿?) y no sin haber recibido permiso explícito de la anfitriona.  Seguro que aquí hasta tenían sala de fumar.

En media hora reúnete conmigo en la segunda planta, en la habitación que tiene una puerta verde esmeralda.

Parece que no pierdes el tiempo pensó Rebeca.  Asintió con sencillez, casi resignada. Como que pudiera elegir. ¿Qué hora era?

Cruzó fugazmente una mirada con Alba. Primero debían ir a presentarse, traducción: a que las examinaran de arriba abajo a ver si podían sorberles el alma. Buscó con la mirada a la anfitriona, nadie podría decir que era una Nosferatu. ¿No era fascinante el poder de la Sangre, cómo doblaba la mente y el cuerpo? Se estremeció un poco. No le gustaba que mangonearan con su cabeza.

- ¿Ves al Marqués por algún lado? -le susurró a Alba, intentando no mirar con descaro.

Dirigió sus pasos hacia la anfitriona, esperando a una distancia apropiada a que se percatara de su presencia. Interrumpirle la conversación sería un acto de descortesía por el cual doña Gimena le dedicaría una mirada. Y no quería, gracias, ni siquiera aunque fuera una mirada ficticia en la memoria. Aguardó con paciencia a que le ofreciera su atención, y después hizo una reverencia que no estaría fuera de lugar hace unos cuantos siglos pero que hoy desde luego que estaba trasnochadísima.

- Ilustrísima señora - saludó mientras se inclinaba.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Repito el 10 en la segunda tirada, que se me olvidó marcar la casilla. Y en la tercera repito el de la segunda (!!!)

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09/09/2018, 20:44
Alba

Tenía que agradecer que no estuviera tan a las afueras como para no perder de vista el asfalto. La tartana que llevaba dejaba bastante que desear respecto a la suspensión, y los asientos tampoco eran lo más cómodo del mundo. Pero mira, me lleva y me trae, que es lo importante, me solía decir a mí misma. No necesitaba más. Dudé de si dejarlo fuera o que entráramos a pie, pero cuando vi que el coche que tenía delante – un Audi de por lo menos la mitad o más de mi sueldo anual – entraba, en cuanto dimos nuestros datos a la mujer de la puerta pasé con el vehículo al recinto ajardinado.

Aquello me recordaba a algunas de las fiestas a las que iba cuando era pequeña, donde todos tenían cochazos y mayordomos como aquel que se los llevaba para aparcarlos, y otros mayordomos traían coca en bandejas de plata como aquellos traían… Chupitos de sangre humana. Tampoco había acabado yo tan bien en comparación, pero al menos era mucho más difícil que muriera de una sobredosis. Miré la bebida intentando disimular una mueca de asco, imaginando lo fría que debía de estar a aquellas alturas y qué poco debía aplacar la ligera sed que sentía. Era casi inexistente, en realidad – desde luego no iba a ir a un encuentro como ese hambrienta. Aunque no me importase mucho la etiqueta, me importaba lo justo para no hacer el payaso alimentándome de quien no debía cuando no debía.

Un muchacho se llevó mi chaqueta de traje, y poco después me planteé si había hecho bien. No me pillaba por sorpresa que todo el mundo fuera más arreglado que yo, pero negándome a renunciar a mis botines de deporte (los negros de vestir, al menos), los invitados se tendrían que conformar con criticar unos vaqueros negros y una camisa blanca. Casi sin darme cuenta, vi de pronto a Smahane acercarse a mí, saludándome. ¿Presentarme ante Madame Lafont? Por desgracia me lo imaginaba, aunque no sabía muy bien cómo lo tenía que hacer. Improvisaría, como siempre.

- Gracias Smahane, la buscaré por allí. Si no me tropiezo antes con alguna falda.

Cuando se me acercó oí tenuemente las instrucciones de reunirme con ella en la segunda planta, que era lo que quería oír. No estaba allí para comer canapés (como si pudiera), sino para un asunto seguramente un tanto turbio. Y no lo voy a negar: Lo prefería. Cuanto antes pudiera huir de ese teatro, mejor.

¿Ves al Marqués por algún lado?

Eché una rápida visual por la sala tratando de darle una respuesta, ya que no había caído en buscarlo.

- Debe estar observándonos desde algún sitio – mascullé –, como Batman.

Rebeca ya había ido a presentarse, y yo dirigí mis pasos en la dirección que ella parecía haber tomado. Seguro que ya le había hecho una reverencia, pero había estado ocupada buscando al Marqués. Siempre le habían hecho gracia sus modales, y con el tiempo incluso les había cogido cariño. Madame Lafont se mostraba como una mujer de mediana edad, atractiva y elegante. Era la primera vez que conocía a un Nosferatu en mi vida y mira, ni tan mal, sobre todo teniendo en cuenta lo que había oído sobre ellos.

- Buenas noches, Madame Lafont – la saludé, inclinando un poco la cabeza –. Un placer conocerla.

- Tiradas (1)

Notas de juego

(Editado por cuestiones de formato)

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10/09/2018, 16:57
Artemise 'Temi' Chevalier

A veces, solo a veces, me gustaría poderme permitir un chófer al que llamar Sebastián y que me llevase a los sitios sin queja ni protesta, permitiéndome disfrutar del paisaje. Generalmente se me pasa luego, junto a la pereza, cuando me pongo al volante, y hoy emprendo el camino al hogar de Madame Lafont. Mi vehículo no es nada del otro mundo, un utilitario de gama alta que aparenta bastante más caché del que me reconozco a mí misma, y el camino no se me hace excesivamente largo. 

Algo debe decir de mi adaptabilidad o de las habilidades de mi Sire que ya no me extraño cuando una mujer de uniforme me pregunta mi nombre y puedo responderle con cierto deje de orgullo en la voz. Cuando además me ahorran el engorro de aparcar el coche, sonrío, le tiendo las llaves al hombre que me las ha pedido y bajo. Hora de unirse a la conversación, imagino. 

Aún se me hace muy curioso, a pesar de razonable, el modo en que algunos miembros del servicio se inquietan ante mi presencia. Tengo buenas maneras, no voy a cometer un error, y no me cuesta tenderle una chaqueta de traje al lacayo. A diferencia de mucha otra dama, he optado por ponerme pantalones de traje, camisa y zapatos planos, además de un chaleco femenino oscuro. La clase de ropa que me pondría para presentar un proyecto importante, tan funcional como aseada y mil veces cómoda. 

Mi mirada danza por la decoración de la casa, apreciándola, y cuando me ofrece un joven un vaso de cristal lo rechazo. No tengo necesidad aún y prefiero no arriesgarme a mancharme o peor, manchar a alguien. Poco después reparo en la sala más animada, y una sonrisa juguetea entre mis labios al ver la mezcla de tiempos y ropajes que se han congregado allí. Como siempre, cada cual viste a su tiempo. 

No tarda mucho en acercárseme Smahane Yora, y sonrío yo también al ver su expresión. 

-Buenas noches, -le respondo, -y así lo haré, voy de inmediato.

Hay cierta calidez en mi tono que le quita a mis palabras cualquier leve brusquedad que hubiesen podido tener

.

- Tiradas (2)

Notas de juego

He tenido un pequeño desacuerdo con los dados en la primera tirada.

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10/09/2018, 19:24
Najla
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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10/09/2018, 20:35
Najla

He llegado elegantemente tarde.

Nunca asocie los Nosferatu con comodidades ni belleza, pero Madame Lafont es… interesante, por ponerla de alguna manera. Mis ropas oscuras y elegantes me hacen pasar desapercibida entre la multitud. Me crie en lugares así y casi lo he extrañado. Si entrecierro un poco los ojos podría ver a mi hermana robándose la atención. Pero no estás aquí por atención.

Salgo de mi ensueño rápidamente. Es mejor empezar con esto lo más pronto posible. Tengo que presentarme pero primero lo primero. Recorro el lugar con la mirada, prestando especial atención a las salidas, las ventanas y los guardias.

Una vez hecho eso me dirijo hacia el piano. Madame Lafont se ve muy bien. Debí haberme puesto un vestido más elegante…

Tomo algo de vitae mientras espero a que este sola, luego me acerco a ella con discreción.

-Buenas noches Madame Lafont. – Hago una ligera inclinación con la cabeza y sonrio. -Es un placer haber sido invitada.

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10/09/2018, 20:48
Director

Alba, no ves ni al Marqués ni a su séquito, quitando a madame Yoma que ha debido de adelantarse a ellos. O bien no han llegado o bien están en alguna parte pasando la velada tranquilamente y sin mezclarse con el resto.

Cuando terminas de echar un vistazo general, te fijas en que el hombre del traje azul marino no quita ojo a la puerta y escruta atentamente a todos los que entran por ella sin mucho disimulo. Nadie hace amago de entablar una conversación con él. No te suena haberle visto antes.

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10/09/2018, 20:51
Director

Rebeca, la sala te revela mucho más de lo que a simple vista podría parecer. Si bien es cierto que ya deducías que habría humanos entre los asistentes, no cabría esperar tantos. Apenas hay pieles pálidas entre los asistentes, aunque rápidamente caes en la cuenta de que bien puede ser el artificio, puesto que la misma Smahane Yora tiene las mejillas coloradas en este instane. Caes en la cuenta de que tal vez deberías hacer lo mismo para no llamar la atención. Aparte de eso, deduces que de la treintena de invitados dos terceras partes deben de ser mortales, puesto que son las caras que desconoces y no es probable que haya tantos vástagos recién llegados en la ciudad.

También observas que además de la puerta por la que habéis entrado, la sala tiene, al menos otras dos a derecha e izquierda, ambas cerradas, aunque tanto la pared de enfrente como la de la izquierda están cubiertas por cortinas. No has visto ninguna escalera desde que habéis entrado.

Cuando tu mirada evalúa a madame Lafont, algo te llama la atención un poco más allá. Es un movimiento, apenas perceptible en la cortina, justo detrás del piano. Hay alguien allí. Y ese alguien casa muchísimo más con la idea tus recuerdos de los Nosferatu. Por lo que llegas a ver antes de que vuelva a desaparecer, es un hombre (dirías, aunque desde luego no pondrías la mano en el fuego por ello) bastante bajo, calvo y con unas desagradables escamas en la piel, como si enormes costras se le estuvieran desprendiendo. Uno de los dos ojos es mucho más grande que el otro, efecto que se acentúa cuando se da cuenta de que lo estás mirando y se escabulle entre las telas.

En cuanto te acercas a Madame Lafont, el hombre que está junto a ella te observa de arriba a abajo. Cuando la pareja con la que conversaba se marcha, se inclina hacia ella y le susurra algo al oído.

Notas de juego

Los vampiros pueden hacer correr artificialmente la sangre por sus venas gastando un punto de sangre y obligar a latir el corazón gastando otro. Esto dura una escena y facilita las interacciones con humanos.

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10/09/2018, 21:01
Director

Najla, observas que además de la puerta por la que habéis entrado, la sala tiene, al menos otras dos a derecha e izquierda, ambas cerradas, aunque tanto la pared de enfrente como la de la izquierda, donde está el piano, están cubiertas por cortinas. No has visto ninguna escalera desde que habéis entrado.

Dedicas unos instantes a observar a la gente y te percatas de que hay varios asistentes que no hacen amago alguno de entablar conversación. El hombre del traje azul marino parece ansioso, mirando la puerta de entrada, por lo que deduces que bién podría haberse enterado de que venía el Marqués y lo está esperando. Sin embargo, hay al menos otras dos personas que están obviamente vigilando que todo se desarrolle según lo previsto. Al fondo, en la esquina derecha, una mujer con una copa en la mano que viste un elegante traje de dos piezas de chaqueta y pantalón color negro. Se lleva el cristal a los labios con cierta frecuencia, pero el líquido apenas baja y ella no quita los ojos de encima a los asistentes. En la diagonal opuesta, en la esquina izquierda, hay un hombre vestido con camisa blanca y traje gris pero sin corbata. Parece incómodo aunque para unos ojos menos observadores esto podría pasar desapercibido. Mantiene en todo momento la mano derecha en el bolsillo y los ojos en la sala.

Notas de juego

Madame Lafont no es quien te ha pedido que te reunas con ella, sino Smahane Yora. He editado el post original para que quede más claro.
 

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11/09/2018, 12:30
Sabine Koch

Hace ya algunos meses que no voy a ningún estreno que valga la pena, pero no he tardado demasiado en encontrar algo que ponerme que sea mínimamente elegante. El hecho de que prácticamente toda mi ropa sea negra o granate facilitará además que mi cámara no llame tanto la atención.

Me está costando moverme por el edificio sin extraerla de su funda, pero tampoco me atrevo a sacar fotos todavía sin haber saludado antes a la anfitriona. Eso no impide que lance miradas más o menos disimuladas hacia cada uno de los rincones, imaginándome los planos que pueden quedar más interesantes.

Saludo a Smahane con una sonrisa y espero a que se acerque. Su susurro no me pilla por sorpresa, y una parte de mí se pregunta si en un ambiente como este se puede realmente tener reuniones secretas. Hago un pequeño asentimiento con la cabeza y le reitero que tenía toda la razón al decirme que el ambiente sería interesante. En mi día a día no me suelo codear con demasiada gente de este ambiente, así que muchas caras son nuevas para mí.  Le agradezco de nuevo la invitación, haciéndole caso enseguida y acercándome a saludar a Madame Lafont.

Espero un momento a que no esté hablando con otra persona y la saludo.

—Madame Lafont, es un honor haber sido invitada a su tertulia, tiene usted un hogar exquisito.

- Tiradas (1)
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11/09/2018, 15:25
Director

Temi, cuando echas un vistazo a la sala te abruma la cantidad de personas que hay en ella. No estás acostumbrada a tantísima gente y te entra un leve mareo. Te hubiera gustado reconocer algunas de las caras de la sala pero entre tanto ir y venir, todos te parecen desconocidos. Hasta Smahane Yora se ha perdido entre la multitud y solo distingues a Madame Lafont y porque aún sigue charlando junto al piano. Si no, probablemente también la habrías perdido de vista.

Observas cómo uno de los camareros se acerca en actitud sospechosa a Madame Yora. La mira muy fijamente y camina directamente hacia ella. Tiene la espalda tiesa. Sostiene una bandeja llena de copas en la mano izquiera y la derecha la lleva oculta en la espalda. No puedes ver si sostiene algo en ella desde este ángulo.

Notas de juego

y parto enseguida en busca de Madame Lafont, acercándome al piano y localizando a la dama que busco poco después. Tal y como me imaginaba, su apariencia es impecable.

-Madame Lafont, un placer haber recibido su invitación. -La saludo, y aunque me sorprende un poco cuánto se acerca, sonrío y asiento a su petición. -Así haré. -Añado, en un susurro igual de quedo. 

Debe ser para la tertulia, supongo, y admito que la curiosidad me supera.

He retirado de tu intervención esta parte por el resultado de la tirada. Ahora tienes derecho a reafirmarte en lo que haces o bien, hacer otra cosa distinta.

No sé si tu tirada está bien o no porque no tienes la ficha subida a la plataforma. Por lo pronto, te he dado los detalles correspondientes a tu tirada. Necesitaría que la completases cuando puedas. Está en el apartado de personajes.

 

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11/09/2018, 15:42
Director

Sabine, observas a la gente disimuladadmente y te percatas primero de que ni el Marqués ni su corte están aquí. Además, ves que el hombre del traje azul marino parece ansioso. No para de mirar la puerta de entrada, inspeccionando minuciosamente a todo el que entra por ella. También hay un incesante ir y venir de camareros que reparten copas y aperitivos entre los asistentes. Descubres un par de caras conocidas del mundo del cine y caes en la cuenta de que la mayoría de los asistentes deben de ser mortales, porque la alta sociedad bordelesa no es tan nutrida. Echas en falta, aunque no te extraña demasiado, el rostro tan fotogénico de Kirska Katona; pero sabiendo que esta noche acudirá el Marqués, no era probable que ella apareciera por aquí.

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12/09/2018, 10:20
Alba
Sólo para el director

Notas de juego

Elena, en función del mensaje que me has puesto, ¿puedo rolear para interactuar con el hombre del traje azul marino o tengo que quedarme a esperar la reacción de Lafont?

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12/09/2018, 11:11
Director

Notas de juego

Depende de lo que quieras hacer. Puesto que todo eso lo has visto antes de dirigirte a ver a Madame Lafont, puedes decidir no acercarte todavía y hacer otras cosas antes o bien esperar a presentarte y después cotillear por ahí.

Si te decantas por interrumpir tu acción, edita el post (o lo edito yo si no te deja) retirando la última parte a notas (así llevamos un registro de la edición).
Si te decantas por esperar a la reacción de Madame Lafont, entonces tendrás que esperar a que termine de elaborar ese post (lo cual pensaba hacer esta tarde).

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12/09/2018, 14:31
Director

- Ilustrísima señora - saludó mientras se inclinaba. [Rebeca]

   Madame Lafont dirige a Rebeca una radiante sonrisa,.

    —Querida madame Ibáñez .—dice Madame Lafont. Su voz es como un gorjeo, infantil y melódica.— ¡Qué modales más exquisitos! Debes de haber recibido una educación esmerada. Te confieso que alegra mucho que hayas podido venir. Cuando madame Yora me pidió que te invitara no cabía en mí de gozo. Ibañez, me dije, seguro que tiene buenas historias que contar de España y sus antepasados.

   »No sé si lo sabrás —continúa sin dejarte intervenir—, pero pasé una de las épocas más entretenidas de mi juventud en la Península. Recuerdo un momento particularmente divertido cuando...

   El hombre que se encuentra junto a Madame Lafont se inclina y le susurra algo al oído, lo que corta de golpe su parlamento.

   —Desde luego, desde luego, Quentin... —dice negando con la cabeza y lanzando una mirada al cielo. Después, vuelve a mirar a Rebeca y continúa con tono de fastidio—: Discúlpalo, por favor. El protocolo es su pasión y me temo que la ronda de saludos a la anfitriona no ha terminado aún. Si me permites la osadía, me ecantaría compartir batallitas contigo más tarde. Pocas cosas hay de las que disfrute más.

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12/09/2018, 15:58
Alexandrie Beaufort

 

Entro en la casa y entrego la chaqueta al joven de piel tostada. El viaje en coche ha sido un suplicio y no estoy segura de que el chofer tuviera carnet de conducir. Cuando la joven me ofrece un vaso con sangre, lo cojo pero no bebo. No soy de las que van por ahí bebiéndose lo primero que le entrega un desconocido. Con los tiempos que corren, una no se puede fiar de nadie. Además, he cenado de camino y no tengo demasiada sed. Esperaré a ver si el resto de los invitados beben antes de arriesgarme.

Entro en la sala en la que parece estar cociéndose todo. Hay demasiada gente para mi gusto; más concretamente, hay demasiados desconocidos. Observo el ambiente desde la puerta y tengo la sensación de que la fiesta se detiene para observarme. Sacudo la cabeza, son cosas mías sin duda alguna. Tan pronto como me ha venido la sensación, se desvanece y veo que la gente está concentrada en sus asuntos, ajenos a mi presencia. Como ha de ser.

Me alegro de encontrar una cara conocida cuando Smahane me saluda y supongo que me va a llevar ante Madame Lafont. He oído hablar mucho de ella, pero hasta ahora no había tenido ocasión de conocerla. Sus palabras susurradas en mi oído me ponen un tanto nerviosa. Asiento imperceptiblemente antes de dejarme llevar ante la anfitriona. Tengo que reconocer que no es como me la esperaba.

—Madame Lafont —finjo cierta reverencia en mi voz —, le agradezco mucho su invitación a esta fiesta. Y disculpe el retraso, no pretendía ofenderla pero he sufrido un pequeño contratiempo antes de llegar al punto de recogida acordado con el chofer.

¿Dónde están el resto de mis compañeras de veladas? He supuesto que Smahane nos habría invitado a todas a este evento, pero es cierto que me he retrasado un poco por el camino. Supongo que las encontraré tarde o temprano.

- Tiradas (2)
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12/09/2018, 16:02
Director

   Alexandrie, dedicas unos instantes a observar a la gente de la sala. Te llama la atención la cantidad de mejillas sonrosadas que hay hasta que caes en la cuenta que bastantes de ellas serán o maquillaje o artificio sobrenatural. La mayoría de los asistentes bien pueden ser humanos, pero es prácticamente imposible que lo sean todos. No saber exactamente quiénes son los vástagos te causa desasosiego.

   A esta inquietud se le añade que hay varios asistentes que no hacen amago alguno de entablar conversación. El hombre del traje azul marino parece ansioso, mirando la puerta de entrada. ¿Podría ser una amenaza? Rápidamente descartas esa idea. Tiene más pinta de fan ansioso que de loco peligroso, así que tampoco te preocupas demasiado por él. Sin embargo, hay al menos otras dos personas que sí están obviamente vigilando la sala y a los invitados. Al fondo, en la esquina derecha, una mujer con una copa en la mano que viste un elegante traje de dos piezas de chaqueta y pantalón color negro. Se lleva el cristal a los labios con cierta frecuencia, pero el líquido apenas baja y ella no quita los ojos de encima a los asistentes. En la diagonal opuesta, en la esquina izquierda, hay un hombre vestido con camisa blanca y traje gris pero sin corbata. Parece incómodo aunque para unos ojos menos observadores esto podría pasar desapercibido. Mantiene en todo momento la mano derecha en el bolsillo y los ojos en la sala.

Notas de juego

Voy a ir resolviendo las intervenciones con Madame Lafont en orden de llegada, así que la tuya será la última.

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12/09/2018, 16:15
Rebeca Ibáñez

Notas de juego

Los vampiros pueden hacer correr artificialmente la sangre por sus venas gastando un punto de sangre y obligar a latir el corazón gastando otro. Esto dura una escena y facilita las interacciones con humanos.

Mérito Cara de niño.

Its free! Y automático XD

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12/09/2018, 16:17
Rebeca Ibáñez

Rebeca se deja llevar por el entusiasmo de Madame Lafont, por sus halagos, por la manera en la que la aparta para seguir con la ronda.  No puede hacer mucho más. En cuanto pueda, tratará de hablar con Alba, pero por ahora sería de mala educación. 

Y además tienen una cita en la puerta esmeralda. Como Dorothy, pero peor.

Si me permites la osadía, me ecantaría compartir batallitas contigo más tarde. Pocas cosas hay de las que disfrute más.

- Vuestro placer es el mío, Ilustrísima.

Y con una nueva reverencia, se aparta para dejar el paso a otras víctimas.

Notas de juego

Debes de haber recibido una educación esmerada. 

Ajajaj qué cabrona

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12/09/2018, 20:56
Alba

Vaya, pensé. Son tal para cual. La verdad es que se me hacía raro ver a Rebeca tan en su salsa interactuando con alguien en el siglo presente, aunque para ser exactos, no sabía a qué siglo pertenecía Madame Lafont. Con el tiempo se fueron acercando las demás, presentándose ante ella. Sin comerlo ni beberlo, nos habíamos reunido allí un nutrido grupo de personas con el mismo objetivo y posiblemente con diversos fines, esperando el "beneplácito" de la...

Un momento. 

Agucé la vista y por primera vez me percaté de la presencia de ese tipo, aunque lo llevara viendo allí desde el principio. El del traje azul marino. No se movía de allí y no hablaba con nadie, pero inspeccionaba a todo el mundo como si tuviera una aduana en los ojos. Viendo que Madame Lafont iba a estar un rato ocupada con todas las recién llegadas, decidí que no estaba de más intentar averiguar quién era, o al menos, de parte de quién venía. 

Mis dotes sociales de "buenismo" no las tenía muy desarrolladas. Como siempre, opté por la vía que casi siempre me había funcionado... La que iba por las malas. Me acerqué hacia él desde un punto fuera de su rango de visión, aprovechando que escaneaba sin miramientos a una pareja de mujeres que pasaban hacia adentro. Aún así, no dudo de que me hubiese percibido.

- Me pregunto si trabajas para la casa - le dije, con mesura suficiente para no ser oída por los demás -. Creo que te beneficiaría más decírmelo que no hacerlo.

- Tiradas (1)