Partida Rol por web

Sus palabras no fueron escuchadas como el deseaba y eso le enfurecio, mas cuando replico con las secas palabras el guardia, esa furia se convirtio en rabia.

-Sucios sicarios... a esto me debo rebajar ahora...-Pensaba Calmodorian mientras buscaba en su mente una imagen tranquilizadora que apaciguara su rabia ante sus "salvadores". Y el rostro de ella paso vagamente por su cabeza o al menos el rostro que el recordaba.

No asintio, ni hizo ningun movimiento, pero tampoco replico, aceptando asi las condiciones para ser salvados de esa lata varada en el espacio.

Espero paciente a que uno a uno pasaran asta que quedo el y Justin por caminar y decidio ser el ultimo, pues de haber un repentino ataque por su espalda el sobreviviria donde otros caerian.

-Camine Justin, yo ire detras de usted con el capitan.-Comento simplemente sin perder de vista a quienes estaba delante de ellos.

Justin obedece con una mezcla de sentimientos entre resignación y alivio, mientras mira de reojo a los soldados.

-Tengan cuidado, esa cosa es endemoniadamente rápida.-dice antes de entrar-.

Seth observa atento la escena, si puede, asomado aunque con el trasero apoyado en la pared, como le dijeron.

Sinceramente, espera con fervor que el hermano de batalla dé todos los problemas posibles...

Kuklo, seguido por Justin, realizan el obligado paso por el tunel de extracción. Alcanzan la nueva sala dejando tan solo al Hermano de Batalla al otro lado del túnel, en la zona de la Icaro. El soldado que está apostado, rodilla en el suelo, rifle firmemente sostenido permanece impasible. Los otros dos, que están en el centro del túnel, mantienen su posición, silenciosos... Todos los ojos están puestos en Calmidorian, que permanece como una estatua en el umbral, con el capitán todavía en sus brazos.

Cuando el resto del grupo, a excepción de Calmidorian, se reune en la cámara de acceso de la Epsilon permanece en silencio. En el interior los otro cuatro soldados que sirven de apoyo a los tres que ya están en el túnel han desenfundado sus armas. Con un gesto seco, silencioso, señalan la zona donde ya esperan Seth y Meixar, al lado de una puerta.

La tensión en el ambiente es evidente. Los soldados de esta sala comprueban sus armas. Es evidente que el comportamiento del Hermano de Batalla los está poniendo nerviosos pero ¿abrirían fuego con el correspondiente peligro de una descompresión? ¿qué saben para estar tan nerviosos?

Avanza con decision una vez alla pasado Justin, asta la altura de los soldados, deja a un lado con cuidado al capitan y espera paciente a que den el visto bueno para poder sallir de esa aldita nave de una vez por todas.
-Cuanto tiempo mas nos tendran esperando.

Los soldados cachean al Hermano de Batalla y uno de ellos toma de su espalda la Vibroespada, que había quedado oculta por la amplia túnica. No parecen excesivamente sorprendidos por haber encontrado un arma.

El soldado del rifle habla nuevamente con su voz monótona:

- Os requerimos vuestra arma Hermano... Se os devolverá cuando hayamos aclarado la situación actual.

Como para reforzar el argumento de la puerta protegida por el soldado del rifle salen otros tres soldados más. Sus armas están desenfundadas. Observan a Calmidorian con aparente calma pero el Hermano de Batalla ha estado en muchos conflictos: intuye la tensión en el ambiente... Todos están pendientes de su reacción mientras uno de los soldados que lo está cacheando toma la espada de su espalda.

Seth sonríe al ver la situación del hermano de batalla. Le divierte ver cómo es tratado como una alimaña más, con desconfianza y sin cuartel, como tanto se empeña él en hacer. Es una sensación estimulante que no tiene prisa por ver finalizar.

- Tardarán lo que sea necesario - dice respondiendo al comentario último de Calmidonian -. Son profesionales, y cumplirán su cometido. Si te sirve de algo, cosa que dudo, tardarán menos cuanto menos problemas des.

Rubrica cada palabra con su perlada sonrisa, a pesar de las ligeras punzadas de dolor que ascienden de su vientre en cada aspiración.

- Ya es suficiente ¿no cren? les digo que el peligro no está con nosotros. Llevenos con el capitán Luicius Falkonen para aclarar todo esto. Por favor

Kuklo parece mucho más tenso de lo habitual: en situaciones similares, la parte peor se la suelen llevar los mismos, y los no-humanos suelen tener todas las papeletas. Por si las moscas, intenta permanecer inmóvil en algún lugar donde pueda ser fácilmente controlado por los soldados.

Sin embargo, y a pesar de la tensión, tras unos segundos comienza a echar ojeadas a la habitación donde se encuentra, a las armas de los soldados y a todo aquellos que le llame la atención.

Kuklo observa con curiosidad el lugar mientras espera la reacción de los soldados y del propio Hermano de Batalla. La nave a la que los han trasladado está en mucho mejor estado que la vieja Icaro, sin duda. Pero lo que más le llama la atención al gannok son las armas de sus 'rescatadores'. Es evidente que han sido modificadas pues en lugar de la habitual carga blaster tienen un complejo sistema de cables que nunca había visto. ¿Tecnología desarrollada en la mítica Tormenta Azul? ¿Algún vestigio de la Segunda República que no se encuentra disponible en el mercado habitual del Imperio? Los cables y su trazado, unido a un extraño aparato de utilidad desconocida, llaman poderosamente la atención de Kuklo. ¡Si tuviera una de esas cosas para poder desarmarla! ¡Seguro que sería muy interesante!

Justin parece absorto en sus pensamientos mientras entrega su arma.

No parece muy pendiente de lo que hacen los soldados. De pronto parece que va a decir algo pero en seguida reacciona y se calla lo que fuera que iba a decir.

Entonces, es como si se diera cuenta de lo que pasa a su alrededor y trata de tranquilizarse, dejando hacer su trabajo a los soldados.

Finalmente Calmidorian parece que no va a dar problemas... No hace ningún movimiento ofensivo cuando el soldado le quita su vibroespada y, aunque en su rostro no se adivina ni rastro de cordialidad, tampoco causa mayores problemas. Todo el mundo nota como la tensión en el ambiente se relaja y el soldado que tenía el rifle apuntando se levanta. Con un movimiento de cabeza le indica a sus subalternos que entren en la vieja Icaro. Los seis soldados - los dos del túnel más los cuatro que aguardaban en la sala donde está ahora el grupo - cruzan la pasarela hasta el otro lado.

El guardia del rifle se acerca a la puerta junto a la que se encuentran los pasajeros aguardando y teclea el código de entrada.

- Síganme.- dice el soldado mientras atraviesa un túnel de metal hacia el interior de la Epsilon - El capitán Falkonen querrá que le informen de lo sucedido.

La Epsilon es una excelente nave que se encuentra en excelentes condiciones, a diferencia de la Icaro. Los paneles del pasillo están radiantes y en ningún lugar se nota el 'parcheado' de reparación que la Icaro mostraba por todos lados.

El soldado llega a una amplia sala hexagonal con una puerta en cada pared y os conduce a través de la primera de la derecha. Tras pasar por un pasillo bien iluminado se detiene ante una válvula iris que se abre de forma automática dejando paso a los visitantes a una sala de reuniones iluminada por una cálida luz. El centro de la sala lo ocupa una enorme mesa redonda alrededor de la cual hay una docena de asientos fijos en el suelo. De pie, al fondo, mirando por un enorme ventanal se encuentra un hombre de anchas espaldas y pelo gris, cortado casi al cero. Al girarse veis su uniforme de capitán y un rostro agraciado, que conserva su encanto a pesar de la edad. Con un gesto más bien seco os indica la mesa y los asientos.

- Por favor. Siéntense. Supongo que estarán agotados pero debemos aclarar algunos puntos de la situación de su nave antes de remolcar al Icaro hasta Tormenta Azul.

El soldado que acompañaba al grupo sale de la cámara, quedando al otro lado de la válvula iris, que permanece abierta.

El capitán, por su parte, se sienta.