Partida Rol por web

Aquí os dejo los planos de La daga danzante para que os maniliariceis con ellos, cuando las fichas esten totalmente terminadas os situare en un lado u otro según seaís marineros o pasajeros

El sol se encuentra alto en el cielo y el olor a salitre es fuerte a pesar de que tras seis semanas de navegación ya tendrías que haberte acostumbrado, el capitán ha informado de una escala no programada, el pueblo Acantilado rojo no sale ni en los mapas solo sabes que debe estar cerca de las colinas del troll, mal lugar para parar, aún peor para vivir.
Puedes ver el puerto del pueblo a lo lejos, no es un puerto grande, dos barcos estan amarrados en el y numerosas barcas de pesca, al fondo, tal como indica el nombre un enorme acantilado rojo como la sangre parece alcanzar las nuves, casi se podría decir que la misma tierra sangra es una visión impresionante.
Permanecera amarrado dos dias a petición de uno de los pasajeros, alguien importante parece ya que tiene un guardaespaldas que le sigue en todo momento.
Bueno, una ocasión para estirar las piernas.

Los mares siempre han sido parte importante de los miembros de mi “raza”, y esto no es extraño dado que mi patria se encuentra rodeada de mares.
Mares que nos protegen con su constante furia de nuestros muchos enemigos, pero que a la vez nos aíslan como sociedad.
Quizás sea por eso que mi gente está condenada a la extinción.

Pienso en esto mientras parado en la proa del navío contemplo el mar con mis extraños ojos carmesí.
El acantilado rojo me recuerda en parte a la Isla Dragón, - mi hogar -, claro está que aquí no hay ciclópeas torres de marfil, ni enormes plazas marmoladas, tampoco habrá, seguramente, bosques privados repletos de criaturas mágicas, salvajes y caóticas como la sustancia de la que provienen, y mucho menos dragones.
Aun así, una pequeña parte de lo que es mi patria esta imprintado en la roca roja de este remoto lugar.
El multiverso, vasto e infinito, tiende a repetirse de manera constante.
…
Otros vienen conmigo en este barco, apenas me he relacionado con ellos y esto es debido a mi carácter parco y retraído.
¡Sí! Es cierto, hieden los humanos, sus gestos son burdos y primitivos.
Sus vidas cortas y plagadas de penurias.
Aunque muchos de ellos y quizás justamente por esa tan breve chispa de vida de la cual están dotados, los vuelve arriesgados e intrigantes.
Sé también que quizás me vean como un presumido “elfo”, raza a la cual no pertenezco ni en lo mas mínimo, y la mascarada de la cual me valgo para moverme entre ellos sin tener que dar muchas explicaciones, cosa a la cual no soy afecto.
Con el barco atracado en el minúsculo puerto, bajo del navío y ya sobre el muelle dirijo mi mirada tierra adentro.

El acantilado rojo

El barco atraca sin mayores problemas, los marineros expertos en sus tareas rapidamente tienden las amarras, el capitan se dirige a la ciudad para deshacerse de la mercancía mas acuciante mientras podeís pasear por el pueblo a vuestro antojo

Cuando bajas del barco puedes ver a tu derecha lo que es la oficina del puerto, el capitan pasa por tu lado y se dirige a ella,

puedes oir voces a pesar de la distancia en un edificio algo mas alejado, sin lugar a dudas es una taberna, un ligero vistazo a la muralla demuestra que los guardias no se toman su trabajo a broma, una enorme catapulta apunta a los dos barcos anclados, varios arqueros miran en vuestra dirección mientras el resto patrulla mirando tanto el interior como el exterior, por la curva de la carretera un grupo de guardias avanza en formación, no parecen llevar prisa ni ser una amenaza pero el mensaje es claro "nada de tonterías"

Después de ayudar a amarrar el barco, y finalizadas las tareas pendientes que pueda tener un marinero al llegar a puerto, veo que todavia no ha oscurecido del todo. Al pensar en la bolsa de monedas que cuelga de mi cinto, pienso que seria agradable alijerar un poco el peso de esta a base de alcohol del "bueno".

Una vez finalizadas mis obligaciones de hoy como tripulante de "La daga danzante", bajo a los aposentos de la tripulación. Saco de debajo de mi camisa una pequeña llave colgada de una cadena en mi cuello, para abrir el cofre que tengo asignado y de él saco mi estoque, mi daga y una capa de color ceniza. Me cuelgo las armas a los costados, me calo la capa y, tras guardarme de nuevo la llave bajo la camisa y cerrar de nuevo el cofre, me dirijo a cubierta, para contemplar la puesta de sol. No puedo evitar que mi vista se desvie hacia los acantilados rojos como la sangre, ahora de color granate oscuro, casi negro debido a la puesta de sol, y sin darle mayor importancia me dirijo a la taberna para hacerme pasar el cansancio de la jornada con un buen trago.

Una vez allí, y tomado el primer trago, ya veré como sigo.

Cuando bajas del barco puedes ver a tu derecha lo que es la oficina del puerto, el capitan pasa por tu lado y se dirige a ella,

puedes oir voces a pesar de la distancia en un edificio algo mas alejado, sin lugar a dudas es una taberna, un ligero vistazo a la muralla demuestra que los guardias no se toman su trabajo a broma, una enorme catapulta apunta a los dos barcos anclados, varios arqueros miran en vuestra dirección mientras el resto patrulla mirando tanto el interior como el exterior, por la curva de la carretera un grupo de guardias avanza en formación, no parecen llevar prisa ni ser una amenaza pero el mensaje es claro "nada de tonterías"

Tal y como pensabas el grupo de guardia llega al barco realiza unas cuantas preguntas rutinarias y se marcha del mismo modo que llego, Matt te informa de que cualquier operación de carga y descarga la hara el personal del pueblo, tambien te dice que pases por la oficina para que los mensajeros conozcan tu cara y tus intenciones.

Los mensajeros resultan ser unos chavales adolescentes, menudos agiles y al parecer bastante avispados, te saludan cortesmente se presentan y te preguntan tu nombre - nos encargaremos de sus mensajes señor Ribiere - te dice uno de los muchachos alegremente - si quiere mandar un mesaje o saber algo  diganoslo- continua con una "profesionalidad" muy estudiada e intentando parecer digno - nos reconocera por la banda roja- termina señalando una banda roja que lleva al hombro y le cruza todo el pecho -¡y por tan solo un penique!

Le das las gracias a los muchachos asegurandoles que si necesitas algo sin duda usaras sus servicios y continuas hasta la taberna, conforme te acercas a ella el ruido se hace mas evidente, entras.

Taberna "La cerveza roja"

Al entrar en La cerveza roja puedes ver que el ambiente es jocoso, una enorme mesa redonda preside el local, marineros, aldeanos y guardias beben alegremente entre risas, el ambiente parece tranquilo, en una de las mesas algunos guardias hacen pulsos entre victores, un enano ¿gris? sirve en la barra mientras algunas mozas reparten los pedidos en las mesas, puedes ver que una de ellas es claramente una semiorca, en ese momento ves salir a quien debe ser su padre, un enorme semiorco que carga un barril debajo de cada brazo sin problemas.

Salgo de mi camarote a desesperezarme y estirar un poco las piernas,
me dirijo hacia la cubierta mientras a mi lado pasan algunos marineros cargando provisiones.
El olor a sal tan habitual ahora y el graznido de las gaviotas me hacen recordar lo lejos
que estoy de Amestris, lo lejos que estoy de todo lo conocido.
Al detenerme en la baranda miro un poco el lugar en el que hemos atracado, parecia un pueblo
bastante tranquilo aunque ese color sangre le daba un aspecto bastante siniestro al lugar.
Bajo hasta el muelle y comienzo a caminar memorizando la posición de barco y decidio a no alejarme
mucho de él, con mi valija en la mano comienzo a caminar por la calzada pasando por el lado de un
elfo que me pareció haber visto en el barco.

Mientras voy caminando y sin detenerme decido darle un saludo amistoso pero sin incomodarlo, dejando
caer un comentario casual.

Es una lástima que hayan hecho escala en un lugar tan pesado a la vista, espero que partamos
pronto de aquí.

Dejo caer las palabras en tono informal y animado mientras continuo mi camino. El elfo como todos
los de su raza son bastante silenciosos y probablemente no me responda.

El elfo hace un gesto y responde Eso espero, mientras mira hacia otra dirección en la que se ven
algunos niños jugando a lanzar restos de pescado a las gaviotas mientras su madre les regaña por ello.

Cuando bajas del barco puedes ver a tu derecha lo que es la oficina del puerto, el capitan pasa por tu lado y se dirige a ella,

puedes oir voces a pesar de la distancia en un edificio algo mas alejado, sin lugar a dudas es una taberna, un ligero vistazo a la muralla demuestra que los guardias no se toman su trabajo a broma, una enorme catapulta apunta a los dos barcos anclados, varios arqueros miran en vuestra dirección mientras el resto patrulla mirando tanto el interior como el exterior, por la curva de la carretera un grupo de guardias avanza en formación, no parecen llevar prisa ni ser una amenaza pero el mensaje es claro "nada de tonterías"

Tal y como pensabas el grupo de guardia llega al barco realiza unas cuantas preguntas rutinarias y se marcha del mismo modo que llego, uno de los marineros te dice que pases por la oficina para que los mensajeros conozcan tu cara y tus intenciones.

Cuando entras el capitan esta hablando con algunos lugareños.

Los mensajeros resultan ser unos chavales adolescentes, menudos agiles y al parecer bastante avispados, te saludan cortesmente se presentan y te preguntan tu nombre - nos encargaremos de sus mensajes señor Novak- te dice uno de los muchachos alegremente - si quiere mandar un mesaje o saber algo  diganoslo- continua con una "profesionalidad" muy estudiada e intentando parecer digno - nos reconocera por la banda roja- termina señalando una banda roja que lleva al hombro y le cruza todo el pecho -¡y por tan solo un penique!

Le das las gracias a los muchachos asegurandoles que si necesitas algo sin duda usaras sus servicios y continuas, conforme avanzas el ruido se hace mas evidente, es una taberna.

Ves entrar a uno de los marineros en ella

Avanzo hacia la taberna solo para mirar desde afuera y escuchar un poco para saber si es seguro entrar

las tabernas portuarias siempre son caldo de cultivo para problemas y luego de ver la manera en que se conducen los

guardias de la ciudad preferiría no verme involucrado en nada que los ponga en mi contra.

Caminando frente a la taberna aguzo el oido a ver si escucho alguna cosa que pueda interesarme.

Mientras pasas por delante de la taberna se hacen mas notorios las risas y los brindis, puedes oir algunos victores y de refilon alguna de las muchachas sirviendo, todo indica que la actuación de los guardias es mas efectiva que las amenazas, nadie quiere comprobar si son tan eficaces como parece.

Un par de pescadores se acercan por detras tuyo entre chanzas, uno de ellos te da una palmada en la espalda entra hombre aqui no mordemos y se adentra en la taberna entre risas.

Haciendo un gesto gentil, me adentro en el bar, con su olor a vino y cerveza entremezclado con el

olor a sudor, observo alrededor buscando una mesa vacía para sentarme a beber y a escuchar un poco

la chachara.

Al entrar en La cerveza roja puedes ver que el ambiente es jocoso, una enorme mesa redonda preside el local, marineros, aldeanos y guardias beben alegremente entre risas, el ambiente parece tranquilo, en una de las mesas algunos guardias hacen pulsos entre victores, un enano ¿gris? sirve en la barra mientras algunas mozas reparten los pedidos en las mesas, puedes ver que una de ellas es claramente una semiorca,  un enorme semiorco que descarga un par de barriles manejandolos con soltura sin duda es el padre.

Al entrar en la taberna, no puedo evitar sonreir al ver la diversidad de razas que se reunen en este punto de encuentro. No me sorprende, ya que al ser una ciudad portuaria, es normal encontrar viajeros que vienen de todos los rincones del reino, principalmente marineros que transportan sus mercancias por mar, para comerciar con las principales ciudades comerciales.

Al ver al camarero, un ser tan poco habitual en la superficie y, por lo general, malvado, no puedo evitar mirarlo con recelo mientras me encamino a la mesa libre más cercana a la puerta. Lo dejo estar pensando lo mismo que he pensado antes -"Es una ciudad portuaria, tiene que haber de todo"-.

Una vez aposentados mis cuartos traseros en la silla y acomodado en la mesa, observo a las chicas que estan sirviendo las mesas, pensando que seria agradable tener compañia femenina esta noche. La vida del mar es dura y solitaria, y acabo de desembarcar de un viaje que ha durado seis semanas, la falta de cariño femenino comienza a pesar.

Al ver a la semiorca, abro los ojos un poco sorprendido, sonrio mirando a esta mujerona, y al ver al que parece ser el padre, un gran semiorco cargando un barril bajo cada brazo, abro todavia más los ojos, si cabe, y desvio la vista hacia la muchacha que está más cerca de mi mesa para pedir una jarra de cerveza.

Mientras espero la bebida, me fijo en la gente que ocupa esta noche la taberna e intentando escuchar los rumores que llegan a mis oidos por encima del barullo general. Por "deformación profesional", pirata, soy desconfiado por naturaleza, y siempre estoy alerta, más cuando estoy en un sitio desconocido rodeado de jente desconocida.

Si no hay novedad, tras un par de jarras pido comida (pan, carne asada y una ensalada para acompañar)

Observa desde la proa del barco como trabajan los marineros amarrando el barco, una maniobra perfecta, sonríe para si, le encanta ver como los hombres trabaja coordinadamente. Espera hasta que el resto de pasajeros bajan saludándoles con la mirada. Palmea rudamente al capitán mientras baja la pasarela, Dos días aquí capitán!!! Espero que la cerveza sea suficientemente buena para justificar esta parada. Se adentra caminando relajadamente por las calles del pueblo. Bueno al menos podre descansar dos días en una cama y no en un húmedo camarote, mis huesos ya no aguntan tanto tiempo en un barco rumia para sus adentros. Camino perdido por los mercados, hasta encontrar una posada tranquila donde poder tomar una comida caliente y escuchar las ultimas noticias.

El capitan se gira un momento - una cerveza excelente señor Jhon, le recomiendo probarla te responde antes de seguir su camino.

Cuando bajas del barco puedes ver a tu derecha lo que es la oficina del puerto.

Tambien puedes oir voces a pesar de la distancia en un edificio algo mas alejado, sin lugar a dudas es una taberna, un ligero vistazo a la muralla demuestra que los guardias no se toman su trabajo a broma, una enorme catapulta apunta a los dos barcos anclados, varios arqueros miran en vuestra dirección mientras el resto patrulla mirando tanto el interior como el exterior, por la curva de la carretera un grupo de guardias avanza en formación, no parecen llevar prisa ni ser una amenaza pero el mensaje es claro "nada de tonterías".

Tu experiencia militar te indica que no estan montando ningún paripe, en sus semblantes se nota la disciplina y la formación, todos saben su lugar y todos cumplen.

Tal y como pensabas el grupo de guardia llega al barco realiza unas cuantas preguntas rutinarias y se marcha del mismo modo que llego, uno de los marineros te dice que pases por la oficina para que los mensajeros conozcan tu cara y tus intenciones.

Cuando entras el capitan esta hablando con algunos lugareños.

Los mensajeros resultan ser unos chavales adolescentes, menudos agiles y al parecer bastante avispados, te saludan cortesmente se presentan y te preguntan tu nombre - nos encargaremos de sus mensajes señor Udor- te dice uno de los muchachos alegremente - si quiere mandar un mesaje o saber algo  diganoslo- continua con una "profesionalidad" muy estudiada e intentando parecer digno - nos reconocera por la banda roja- termina señalando una banda roja que lleva al hombro y le cruza todo el pecho -¡y por tan solo un penique!

Le das las gracias a los muchachos asegurandoles que si necesitas algo sin duda usaras sus servicios y continuas, conforme avanzas el ruido se hace mas evidente, es una taberna.

Ves entrar a uno de los marineros en ella y al poco entras tú mismo.

Al entrar en La cerveza roja puedes ver que el ambiente es jocoso, una enorme mesa redonda preside el local, marineros, aldeanos y guardias beben alegremente entre risas, el ambiente parece tranquilo, en una de las mesas algunos guardias hacen pulsos entre victores, un enano ¿gris? sirve en la barra mientras algunas mozas reparten los pedidos en las mesas, puedes ver que una de ellas es claramente una semiorca,  un enorme semiorco que sirve cerveza de un  par de barriles sin duda es el padre.