Partida Rol por web

Salma os guía por el laberinto de The Word llevandoos a un ala no muy usada del edificio. Las puertas con las que os cruzáis ponen cosas como "Archivo" o "Solamente personal autorizado".

-Bueno, está es la planta 13. Ese de ahí es un viejo ascensor de servicio, que os lleva directamente al garaje.- dice señalando. -A vuestra oficina solo se puede acceder con tarjeta y escaneo de retina.- Lo dice de forma automática, sin darle importancia, es un protocolo común de seguridad. -Aqui las tenéis.- Os reparte pequeñas tarjetas de color oscuro con un chip en un lado, casi parecen más un encendedor que una tarjeta-llave.

Sin decir nada más la neumática secretaria abre la puerta, dentro se encienden automáticamente las luces y podéis ver una oficina de corte clasicista. Al fondo se enciende una pared holografica que os permite ver la calle circundante. Parece estar bien equipada.

-Tenéis ordenadores suficientes para cada uno de vosotros. Un hacedor "Imperial" por si queréis pedir cafés, tés o lo que queráis. Estanterías y casilleros con llave por si queréis dejar cosas. Y esto.- Dice acercándose a un anacrónico teléfono de disco de color rojo emergencia. -Este aparato os permite tener acceso de voz y imagen al despacho de Royce. Es vuestra forma de comunicación con el jefazo y por supuesto tiene código. "BB1984"... creo que tiene que ver con una novela o algo así.-

Y se dispone a marchar... -Ah, se me olvidaba- dice con una sonrisa encantadora. -Tienen ustedes entero acceso a la hemeroteca completa de The Word desde aquí, además de a la Biblioteca del Congreso y la CCI.-La puerta se cierra y la perdéis de vista.

Ordenadores... necesito ordenadores... y aquí hay uno bastante guapo. Pensó Cool mientras cogía la tarjeta y se metia dentro de la baticueva propiamente dicha.

Una vez allí dentro, se sentó frente a los ordenadores y comenzó a teclear algunos comandos.

Creo que podremos sacar algo de información de la red. Dijo Cool con una sonrisa a sus compañeros.

Todos entramos con cierta timidez en la Batcueva, empezando a explorar nuestro nuevo centro de operaciones. Me acerco sin dudarlo al constructor Imperial.

-¡Hay uno igualito en el Hotel Ritz del distrito Neo-Neoyorkino! ¡Una vez me colé allí! -Me inclino ante el constructor universal y me lo pienso un segundo mientras le echo encima el humo del cigarrillo. -Quiero... menudillos de Chayack

Digo el nombre en malayo, para que nadie mas lo entienda, y el cacharro suelta un plato y encima una fétida masa compuesta por todo un panorama de colores viscosos.

-¡Ja,ja, ja! Creo que me va ha gustar esto. -Vuelvo a echar el potingue en el constructor y voy hasta una de las terminales de ordenador, para examinarla.

Tras entrar en nuestra nueva oficina o, mas bien, cuartel general, presto atención a las explicaciones de Salma, la secretaria, mientras examino la tarjeta de identidad que nos ha dado. Hecho esto, la tarjeta no tarda en desaparecer en el interior de mi cartera. Escucho los comentarios de mis compañeros mientras examino nuestro nuevo entorno. Y lo que veo, me parece aceptable.

Cuando John termina de servirse su pedido del hacedor, me acerco a la maquina mientras digo.

Mi turno.

Y una vez dicho esto, inserto mi pedido. No tarda en aparecer una humeante taza de Te Darjeeling y, tras probarlo, comento.

Muy bien calibrado este hacedor.

Con la taza de te en la mano, me aproximo un par de pasos a Selma y digo.

Por lo que he oído, veo que no tendremos problemas a la hora de recopilar la información necesaria que nos exija nuestro trabajo. Y por lo que respecta a los informes, he de decir que, quizá, mi estilo sea demasiado escueto. Pues yo estoy acostumbrado a limitarme a los hechos. No fui entrenado para sacar demasiadas conclusiones.

Miro a los presentes ahora antes de continuar.

Aunque supongo que entre los presentes habrá mas de uno y de dos que puedan ocuparse de ese apartado sin ningún problema.

Presto de nuevo atencion a la secretaria mientras tomo otro sorbo de te.

Pero tengo dos dudas. La primera, es sobre el equipamiento para misiones de campo. Espero que tengamos acceso a los suministros que necesitemos. Y la segunda, es sobre ese acceso al garaje. Muy directo y rápido. ¿Tenemos algún vehículo asignado?. Si es así, no estaría demás saber sus prestaciones y averiguar quien es el mas capacitado para conducirlo.

Slama responde con una sonrisa y algo más: -El equipo que podemos proporcionar no es nada militar, hablamos de equipo de periodismo: camaras, commlinks, conectores de datos ...etc. Y bueno, Se os ha reservado una plaza de parking pero cada uno deberá llevar un vehiculo propio, la empresa no proporciona uno. Aunque se pueden incluir los desplazamientos en transporte publico o privado como "gastos de campo".-

Tras la marcha de la secretaria, frunzo el ceño algo disgustado. Termino mi taza de te y me aproximo al gran ventanal de nuestra oficina particular. Abajo, las calles siguen abarrotadas de gente, en un constante flujo de idas y venidas. Me giro y deposito la taza ya vacía en una de las mesas y comento.

Pues espero que esos gastos cubran los desperfectos que puedan sufrir nuestros vehículos. Por mi parte, puedo ofrecer el mio propio para nuestros desplazamientos. Aunque temo, que iremos algo apretados.

Y sonrío levemente tras decir esto ultimo.

Y por lo que respecta a nuestro equipamiento para trabajos en el exterior, quizás pueda suministrar lo necesario. Aunque me sorprende mucho que una organizacion como esta, no sea capaz de hacerlo. En cualquier caso, pensad en lo que podáis necesitar. Aunque recomiendo que solo los mas capacitados, asuman ciertos riesgos.

Y mi voz adquiere un tono mas serio de lo normal al decir el ultimo par de palabras.

Rose sigue Salma jugueteando con sus dedos en el dispositivo de información, pensativa. Recorre la sala con la mirada, observa a sus compañeros y les dedica una sonrisa que quiere decir un claro "Anda, mira tú qué bonito".

Como han hecho algunos de sus compañeros, se acerca al hacedor, recoge su zumo de naranja "natural" y se sienta en uno de los sillones. Saca una libreta y un lapicero y, evitando la mirada de los demás, comienza a tomar notas. Levanta la mirada, dirigiéndose a Frank. ¿Qué quiere decir con "los más capacitados"? Comprendo que se preocupe por nuestro bienestar, es su trabajo... supongo. Pero me resultaría súmamente incómodo que me encerrara en esta... cueva, por considerar usted que no estoy suficientemente capacitada para da un paseo por la acera. Que lo estoy. Para eso y para mucho más.

Intenta sonreír. Para endulzar el comentario. Pero le queda demasiado forzada. Se sienta sobre una de sus piernas, cómodamente, y mira a Breeze. Empecemos por lo fácil. Todo lo que encuentres de New Jersey Paradise. Quiénes son los "afortunados" que van, por qué van, cómo van y cuántos van. Se levanta y se apoya en el respaldo. Apunto nombres, ¿podéis intentar entrar en su base de datos?

Mira al resto. Está demasiado acostumbrada a organizar. Baja un poco la mirada y vuelve a mirar a Breeze. Si te parece bien, claro.

Escucho a Rose y mientras lo hago, la examino detenidamente. A simple vista, parece estar en buena forma física, pero no soy capaz de detectar si lleva algún implante. Cuando termina de dirigirme la palabra, veo que trata de imponer cierto orden en el equipo. Y yo, asiento aceptandolo y digo cuando calla.

Si dispone de alguna cualidad que la haga creerse mas capacitada que el resto para trabajar en el exterior, nada tengo que objetar. Pero si no fuera así, me temo que he de insistir en mis recomendaciones.

Tras decir esto callo y me aproximo de nuevo a la ventana aunque le doy la espalda. Pues siento interés en ver como mis compañeros obtienen los datos pedidos.

La búsqueda rápida de Cool Breeze por las hemerotecas del The Word, la Biblioteca del Congreso (al menos su parte del acceso al publico) y la base de datos estándar del CCI hace que la pantalla comience a llenarse de ventanas repletas de datos y imágenes, incluso vídeos de noticiarios.

Parece que en un inicio era la parte industrial del condado y ciudad llamado New Jersey, que se fue abandonando debido a la reconversión industrial. A principios de siglo se pensó en la zona para construir una urbanización con el poco imaginativo nombre de New Jersey Paradise, pero el proyecto se paralizó debido a una crisis que estalló a finales de la primera década del presente siglo. Pocas industrias ya quedaban en la zona y cuando hubo el accidente de la Petrochemical Exxon-Formosa, un escape de gas venenoso, la zona fue evacuada y declarada zona catastrófica. Actualmente está oficialmente deshabitada, por lo que el Centro Cívico no dedica ningún esfuerzo a su mantenimiento ni reconstrucción aparte de usar la zona para tirar la basura. Sus habitantes son mendigos y parias en su mayoría, gente demasiado desesperada que escoge las ruinas de la zona para vivir. También hay chatarreros que se ganan la vida sacando tecnología valiosa de los abundantes vertederos de la zona y los restos industriales. Hasta hay un feed de un colectivo okupa que mantiene una comuna en la zona, dedicándose a la chatarra y tratando de cultivar algo en el yermo del lugar.

Bien, bien, bien. Eso es lo que todos y cualquiera puede encontrar...

Esto lo haría cualquier mindundi con los ojos cerrados. Pero yo estoy más allá de todo esto... yo puedo hacerlo mejor...

Esto es todo lo que hay acerca de ese sitio en los lugares de acceso público... Dijo Cool Breeze con una sonrisa. Ahora toca hondar en los asuntos más turbios de ese lugar, y además, un breve repaso al ganster ese, también es posible. Todo es posible si se tiene un ordenador a mano.

Y así fue como la chica se puso manos a la obra para entrar en los lugares donde no había entrado, en los sitios que no eran públicos... en cualquier sitio donde el acceso sea restringido.

Es allí donde está la información... la intel.

Cool Breeze comienza a cargar programas de un pequeño dispositivo portátil del tamaño de un uña y de sus propios implantes. La pantalla se llena caoticamente de ventanas con barras de carga que se van rellenando a gran velocidad. El ojo experto de John reconoce algunos de esos programas, programas de intrusión presuntamente ilegales, pero modificados, seguramente por la mano de Cool Breeze, añadiéndole algo de código nuevo, personalizando y afinando más su utilidad.

Pero a partir de este punto John Wayne no puede ver nada más, cool Breeze cierra los ojos y parece intentar concentrarse a los ojos de los demás. Ahora la intrusión se hace a la velocidad del pensamiento. Un recurso de los hackers de la nueva ola que sin embargo les expone a un peligro mucho más grande que simplemente conectarse unos trodos en la cabeza. El expone a lo que en jerga llaman "Ghost Hacking", al poseer interfaces entre mente y maquina cualquiera con un procesador suficientemente potente y conocimientos avanzados tanto de programación como de psicología puede manipular el mismo cerebro humano. Insertando recuerdos falsos o incluso modificando aspectos de la personalidad.

Pasan unos minutos y la pantalla holografica del ordenador comienza a abrir diversos datos...

La pantalla holografica muestra diversos datos. Un plano de un edificio surge, junto con la marca del Centro Cívico en un lado. Seguramente los planos aprobados del proyecto. Sale también la ficha personal de SIN del director, el hombre de mediana edad del video,. Su nombre completo es Eduardo Zamora, nacido en Los Angeles de padres mexicanos. Solo tiene estudios secundarios pero se muestra quizás algo más interesante. Ha pertenecido al Ejercito de los Estados Unidos, destacado en distintos frentes en la Tercera Guerra Mundial cuando era joven. Fue ascendiendo en los grados hasta llegar a Coronel, sin embargo se retiró alegando problemas de salud y ahora presuntamente debería estar en una casita soleada en Florida viviendo de una magra pensión del estado. De Connover no se obtiene absolutamente nada, oficialmente parece no existir.

De repente se ve un mensaje de alerta que ocupa casi toda la pantalla y Cool Breeze se sacude. "Error en Acceso. Transferencia abortada." y después empieza a sonar una especie de sirena por los altavoces del ordenador y otro mensaje aun más amenazador "Intrusión detectada. Peligro.". Parece que alguien está intentando adentrarse en los sistema de The Word.

Has podido acceder por una puerta trasera en los datos del Centro Civico, permitiéndote algo de información. encuentras los planos y la ficha de Zamora, pero en el caso de Connover es un gran vacío. Es como si alguien hubiera borrado toda mención a tan dudoso sujeto en los sistemas de las autoridades.

Cuando te adentras en los sistemas del CCI tiene un pequeño descuido. Uno de los sistemas automaticos de defensa te detecta y intenta "taguearte" para saber de donde vienes. Oficialmente el CCI no debería usar estos programas, pero el CCI es básicamente una empresa compuesta a partes iguales de gente de la inteligencia y hackers independientes que buscan un sobresueldo. Para ellos la información, cualquier información, es una mercancía valiosa. Decides abortar la transmisión antes de que consigan saber hasta tu talla de sujetador.

Sin embargo sabes que algo te ha seguido. Un programa de rastreo o un hacker de guardia en la administración de sistemas. Da igual, sería muy incomodo que lograran rastrearte hasta las oficinas del The Word. Los de Maas-Biolak lo consiguieron, te calló una bronca y hubo un proceso legal que los recursos legales del periódico logró salvar in extremis. Aun peor, podrían los del CCI conseguir una puerta trasera en el periódico y saquear a placer todo lo que guardéis en vuestra investigación supersécreta...

Mierda... putos hackers independientes... es hora de trabajar y de borrar el rastro... tal vez desvie todas las miradas al periodico independiente y que investiga este tipo de cosas como "The Eye" o alguno parecido.

Mi mente comienza a elaborar intrincados algoritmos para que los rastreadores pierdan el rastro de mi intrusión mientras los envio hacia otro lado con un par de programas extraños creados por mí para no ser rastreada en ninguna parte.

No tienes tiempo para crear código, es momento de sacar algunos de tus viejos trucos. Buscas desesperada algún programa o subrutina para lanzarselo como si fuera una cascara de plátano virtual y hacer tropezar a tu perseguidor.

La intrusión termina, volviendo todos los indicadores de peligro a su estado normal. Le has soltado un pequeño algoritmo matemático, una curiosidad académica que se itera infinitamente entrando en bucle, creando un fractal multicolor que fuerza a un intruso a salir de la percepción virtual y a reiniciar muchos de sus programas de búsqueda.

Despiertas rodeada de tus compañeros de equipo. Aunque para ti ha parecido una hora, para ellos como mucho deben haber pasado minutos.