Partida Rol por web

 - Debemos apresurarnos. Si Matt dice que el túnel del rey es el camino más seguro... - Suspiré y miré a Missy. - Espero que no te importe mancharte demasiado, mi bella dama. - Y mientras esperábamos que Julia ayudase a su marido a alimentarse de aquella mujer, aproveché para besar a la mía pues sabía que en el túnel y más aún después de salir de él, se nos acabarían las oportunidades.

Missy respondió al beso de su doctor metiéndole mano por donde pudo, a sabiendas de que su comportamiento podría importunar a los otros doctores... pero es que aún se consideraba mala persona y... provocar al doctor, ya fuera como enemigo... o amante... era siempre su deporte favorito, sonrió tras el beso al tiempo que lo miraba con cariño, dedicándole una suave caricia en el rostro, para después separarse un poco y caminar a su alrededor con toda su coquetería... sí... le encantaba como los ojos de su doctor se posaban en ella... 

- ¿Qué si me importa mancharme, querido?... ¿Acaso no me he manchado ya contigo?- volvió a sonreir a Peter con complicidad- y... te aseguro que no me importa... son pocas las cosas que sean capaces de asustarme... además ya sabes que siempre estoy preparada para la acción...- añadió guiñándole un ojo y cogiéndole la mano, decidida a ir al fin del mundo con Peter.

El tercer doctor observaba como iban sucediendo los actos de aquella obra bajo Nocturnia. Disfrutaba de todo lo que acontecía y sentía cada vez más curiosidad sobre aquel submundo oscuro y lleno de misterios.

Todo lo que acontecía alrededor de Claudio, como antagonista rebelde, suponía una amenaza pero a la vez una motivación para disfrutar del riesgo de cumplir una misión que se tornaba más y más peligrosa.

Ahora con Augusto "despetado" tocaba seguir avanzando. El cementerio se convirtió en la ruta de paso hasta encontarnos con Eugenia, una Guardiana Diurna...

—Sin lugar a dudas lo de esos guardianes es un acto de bondad y lealtad admirable —reflexionó en voz alta el doctor.

Cuando se desveló todo lo relacionado con la daga de Caín y peor aún, la comunicación de Matt donde indicaban que estaban en peligro mientras ellos solo estaban esperando en aquella plaza abandonada, hizo que Jon se sintiese impotente de no ayudar a su compañero.

—El tunel del Rey ¿no? pues allá vamos, no perdamos tiempo, tenemos que acceder tan rápido como sea posible, llegar al palacio y ayudarlos. Si hay que luchar se luchará. Pero no olvidéis que tenemos también nuestra propia misión, somos capaces de hacer ambas cosas, pero hay que estar concentrados. —siguió a sus compañeros tan rápido como pudo.

El beso fue estupendo, pero la mano serpenteante de Missy me puso nervioso. - Delante de los demás doctores no... además sabes que tardamos la mitad de tiempo en recuperarnos que un humano por los dos corazones y podrías... podría... ya sabes... - Le susurré a Missy al oído sin darme cuenta de que le estaba dando un nuevo arma para jugar conmigo.

Pero yo tampoco me estuve quieto y mientras la susurraba todo aquello, agarré su nalga con firmeza con mi mano, antes de darla un suave azote por traviesa.

Tras su respuesta cómplice me quedé un poco en blanco. Muy en blanco. Diría que hasta pálido pensando en lo ocurrido en el cementerio minutos antes. Debía borrar eso de mi cabeza o al final metería la pata yo solo con ello.

Tras sus palabras, que no estuvieron precisamente libres de indirectas, Missy me cogió de la mano para continuar. Era la mejor manera de estarnos quietos. Llevarnos de la mano... lo malo que para mantenerla callada lo mejor sería irla besando, pero a ver quien veía por donde pisábamos. - Siempre has sido dura, valerosa y activa, pero ahora eres Missy, mi pequeña Missy y debo velar por ti y por mí.

Al menos Jon esta listo para moverse. A David le di una patada en el trasero para empujarle y que moviese el culo mientras que mi yo con bufanda parecía pensarse las cosas. ¡Dios! ¡Cómo pude llevar tanto tiempo esa bufanda y creer que me quedaba hasta bien!

¡Ah! ¡Sí! Porque antes era un estúpido inglés y ahora soy escocés. Esa es sin duda la gran diferencia... y la experiencia, claro.

Tom hizo rodar los ojos mientras se comía unas gominolas. No podía comprender lo pasteloso e insufriblemente cursi que se había vuelto su yo más reciente. Era insoportable. Él había amdo, claro que sí, pero esa cursilería... Por suerte tenía unas gominolas ultra ácidas que le harían poder controlar aquel dulzor diabético.

—Lo mejor es que vayamos ya, antes de que se pongan tan acaramelados que se acaben convirtiendo en una gominola. ¡Podría comerlos por accidente! Y eso sentaría fatal a mi estómago. Además, tenemos que asegurarnos de que nuestro querido amigo no sea utilizado como ingrediente para morcillas

Julia, les sonrió a todos y les hizo ademán de que la acompañaran.

- Mi esposo va a hacer valer el juramento de unos valiosos aliados que le deben lealtad, debemos avanzar rápido y sin mirar atrás... y si por casualidad caemos en la tentación de Orfeo, seguid avanzando y procurad no retrasaros, le deben lealtad a Augusto, pero su apetito es grande, no conviene provocarlos.

David curioso como era, no pudo evitar inquirir.

- Lealtad... juramento... a mí esto me suena de algo. Creo que ví algo parecido en una película de la tierra larguisima, por cierto, ¿Cómo se llamaba? ¿El señor de los juanillos... ? no sé... pero creo que se hicieron con los servicios de unos fantasmas un poco antipáticos que aparicieron y se fueron a la primera de cambio, sin llegar a terminar de luchar en lo que quedaba de batalla, que era un montón... ¿Se trata de algo de eso?

- ¿Fantasmas? ¿Película?... no... son criaturas, pero no son fantasmas, ni vampiros... alguna vez lo fueron, pero la oscuridad de Nocturia los transformó hasta convertirse en seres ávidos de sangre y carne, que no se encuentran en ningún mundo, pero siguen aquí, deambulando por los parajes olvidados de las afueras de Nocturia. Augusto es el único que conoce su verdad y su origen, es el único al que hacen caso. Lo seguirán y nos ayudaran con el ejército del duque, son muchos para nosotros.

Una vez terminó de hablar, todos notaron como el ambiente se volvía más frío, una niebla espesa los rodeó en apenas unos segundos, haciendo que a todos se les erizara la piel. El doctor en todas sus versiones trató de ver más allá... pese a las advertencias, no podía evitar sentir curiosidad, fue entonces cuando una criatura emergió, tenía la forma de una mujer, pero sin duda... no lo era, pues en vez de manos poseía unas garras espantosas que arrastraba por el suelo, de la espalda encorvada le sobresalían protuberancias afiladas parecidas a las garras de las manos, sus ojos eran dos pozos sin alma de los que parecían emerger llamas del infierno... pero lo peor, eran sus fauces... abiertas de par en par, en un silencioso grito de voracidad y terror, dejando al descubierto infinidad de colmillos sedientos de alimento.

Partiendo de la base de que todos ellos eran el doctor... las palabras de advertencia de Julia, calaron en los doctores más veteranos... y ni que decir en Missy... que caminaba más estirada que la mojama para evitar que ninguna de aquellas criaturas se fijaran en ella... pero Jon... era el más joven, el más curioso, el más valiente... el que poseía el espíritu más encantador pero a su vez el más infantil y no pudo evitar pararse a mirar a la criatura que habían vislumbrado... por muy horrorosa que fuera, le parecía simplemente extraordinaria... 

- Pequeña... ¿Cómo te ha pasado algo así?- habló en alta, sintiendo pena el ser del averno, como si quisiera ayudarla, al fin y al cabo eso era lo que se le daba mejor.

De manera casi imperceptible, la criatura se acercó a él...

Jon, miró ensimismado a la criatura... al principio con terror al ver aquellas fauces infinitas frente a él, sin embargo mientras la miraba, rebuscó en lo profundo de aquellos ojos infernales... buscaba atisbar los resquicios del ser original de aquella mujer, estaba seguro que había sido alguien bello, su corazón, tan grande como una montaña... se lo decía.

- Tú no eras así, pequeña... comerme no aliviará tu alma... estoy seguro que podría ayudarte de otra manera. Sólo necesito entenderte... y que tú me entiendas a mí.

Y sin saber muy bien por qué, el bueno del tercer doctor extendió su mano con el destornillador sónico, al tiempo que miraba a la criatura con bondad y la seguridad de poder ayudarla, porque quería hacerlo de verdad.

El décimo doctor que al ver a la criatura... se había quedado mudo... mudo completamente de la impresión, lo cual era todo un hito en todos los universos conocidos y por conocer, porque este doctor si callaba más de 10 segundos seguidos se podía infartar... sólo reaccionó cuando Jon, en su infinita bondad o... locura... le habló al ser. 

- ¿Pero que haces?- se hechó las manos a la cabeza al tiempo que habría los ojos como platos y flexionaba las piernas... ya sin saber si correr hacia un lado o hacia el otro... o tirar de los pelos a Jon y llevárselo por patas... no por nada, sino porque si moría el chabal se morían todos... y eso si que era un desastre, desastroso pero del todo...

Sin embargo, cuando se detuvo a mirar... porque en realidad sus piernas no le respondieron, algo le dijo que aquel loco... podía hasta tener éxito... 

- Si hasta es un héroe y todo...- dijo para sí... sin percatarse de que la radio que llevaba con él... interpretó que debía intervenir...

"Héore, Enrique Iglesias... música Pop, año de lanzamiento 2001"- Soltó el aparatejo al tiempo que comenzaba a resonar la canción en sí... haciendo que el color de las mejillas de varios de los doctores allí presentes, se volviera níveo.

Cualquiera en su sano juicio hubiese abandonado a Jon. O lo hubiese agarrado de los pelos y lo hubiese arrastrado, para sacarlo de ahí. Sin embargo, el cuarto doctor tenía el corazón de un niño. Sí, había tenido momentos de crueldad en su existencia y de un ego correspondiente a su persona, pero seguía siendo el corazón de un niño. Y al ver como Jon intentaba tranquilizar a aquella criatura se acercó a apoyarlo, pero no para palmearle la cabicita ni clavarle una espada, sino a examinarla

—¿Gominolas?— No podía evitarlo. Ni en aquella situación—Están más ricas que nosotros, y quizás así te animes a explicarte... ¿Nos permites mirar? Seguro que tienes una espina, como el león del cuento o algo así, vamos...

Algo pareció removerse en el interior de la bestia ante las palabras y la mirada de Jon, el tono empleado en su voz, la forma de mirarla, de querer ayudar... fue un atisbo pero tan sugerente, de tal calado... que la criatura se detuvo y realizó un gesto con la cabeza,  como mirándose las manos para después dar un respingo cuando la radio de David sonó.

La mayoría de los presentes temió lo peor, era el momento de que el ser entrara en cólera y se pusiese a cortar cabezas, no obstante ladeó la cabeza escuchando la música, le pareció curioso... miró ambos doctores (Jon y David) dando un paso tímido hacia ellos, pero cuando Tom se acercó a ella y la tocó, pareció asustarse y realizó un movimiento tan rápido como inesperado, se avalanzó hacia Jon y se lo llevó hacia la niebla con una rapidez sobrehumana. 

Julia, apenas logró interponerse entre Tom y la niebla cuando otra fugaz sombra arrastró a David a la niebla,. Missy, temiendo otra nueva desaparición agarró del brazo a Peter y con su paraguas de Mary Poppins siniestra engancho de la bufanda a Tom, alejando a ambos doctores de la revoltosa niebla, mientras Julia se afanaba en aplacarla.

- No miréis a la niebla... no llaméis la atención... ¿Y qué es lo que hace el doctor? ¡Cagarla! ¡Como siempre! ¡Corred... corred, maldita sea!

Se exasperó la mujer corriendo como un gamo y obligando a los dos doctores que le quedaban a seguirla.

Y Missy corrió con ambos doctores a través de la oscuridad de Nocturia, de sus extrañas calles... de su ocultar empredadro, vegetación y sonidos... no dejaron de hacerlo hasta que llegaron a una especie de... ¿puerto? 

Frente a sus ojos se extendía un río subterráneo, que les impedía seguir hacia adelante y frente a ellos una sucesión de escaleras, arcos y columnas de estilo grecolatino, que aprecian conducir a una entrada de grandes dimensiones.

- Genial... - resolló Missy sin aliento mientras se secaba la sudor y buscaba la manera de recuperarse- ¿Y ahora como cruzamos? 

Todo aquello era muy extraño. Aquel ser... me sonaba, le conocía de antes... quizás porque tenía recuerdos de este momento siendo cualquiera de mis predecesores...y de golpe sentí ese tirón que me sacó de mi mirada curiosa y me hizo moverme hacia atrás, junto con Tom. Miré y era Missy... sus palabras... nos había salvado a ambos.

Al detenernos en aquella cueva la miré a los ojos y la sonreí para darle un pequeño beso en los labios, agradecido por su actuación pero preocupado por mis otros yo. - Missy, ¿sabes que si muere alguno... yo no existiré... verdad? - Y es que las posibilidades de no poder reencarnarse eran demasiado bajas en aquel lugar.

Y me giré con la voz de Missy y me encontré con el problema del río. - Veo que no te apetece nadar, querida. - Le dije a Missy mirando el agua. - No sé, pero esto me recuerda mucho a la entrada del inframundo... quizás tengan su Caronte particular que nos lleve al otro lado a cambio de una moneda. Esa que en Imperio Romano se les ponía a los muertos para que pudiesen pagar su viaje en barca.

Me acerqué un poco más a la orilla y entonces...

-¡EH!¡¿HAY ALGUIEN EN EL OTRO LADO CON UN BOTE QUE NOS AYUDE A CRUZAR EL RIO?! - Exclamé y el eco me acompañó en el grito aquel. - Solo hay que esperar un poco... a ver que pasa. - Dije a mis acompañantes, dando la espalda al río para hablar con ellos en aquel momento.

- De verdad que espero que eso no sea el Inframundo, porque nadie ha salido de él. Las leyendas no son más que eso.... leyendas.

El Cuarto doctor echó un rápido vistazo para asegurarse de que la niebla no le seguía y, acto seguido, sacó su destornilladora sónico. No podía creer que estuviese con el maestro y la versión suya que le comía ls morros. Pero así era y así había que aceptarlo.

—Rápido, ayúdame a escanear esto. Quizás haya algún mecanismo que nos ayude a cruzar

Missy acarició el rostro de su doctor tras recibir su beso, estaba preocupada, visiblemente preocupada.

Missy, ¿sabes que si muere alguno... yo no existiré... verdad?

- Lo sé... claro que lo sé, querido, pero a ellos no los he podido arrastrar por las orejas, que es lo que hubiera querido, parece ser que esos seres de momento, no les están haciendo un daño mortal. Mientras ambos sigáis aquí, supongo que la cosa va bien...- suspiró con exasperación- el doctor, nunca puede dejar de ser quien es... que le vamos a hacer...

 - Veo que no te apetece nadar, querida. - Le dije a Missy mirando el agua. - No sé, pero esto me recuerda mucho a la entrada del inframundo... quizás tengan su Caronte particular que nos lleve al otro lado a cambio de una moneda. Esa que en Imperio Romano se les ponía a los muertos para que pudiesen pagar su viaje en barca.

- Verás... es que no me he traído el bikini y me parece que el agua está turbia... no, no me apetece mucho darme un baño... además a mi también me recuerda mucho a la entrada del Inframundo, en cierta manera Nocturia, es una ciudad de muertos... sólo que engañan a la muerte bebiendo la sangre de los vivos y algunos hasta parecen más civilizados que otros, me compraría una casita y todo de no ser por la falta de sol... por monedas, no te preocupes tengo para los tres, sólo espero que ese sea el peaje por pasar...

Respondió Missy mirando alrededor con desconfianza, aquel sitio no lo conocía y eso la ponía nerviosa.

Mientras tanto, el cuarto doctor, había hecho trabajar su destornillador sónico y este había hecho su trabajo, así como los gritos de Peter. 

Mientras Tom leía los datos arrojados por el destornillador, un sonido apenas imperceptible llegó a sus oídos hasta hacerlo girar y toparse con una silueta de los más curiosa, a apenas unos pocos metros de Tom.

Vampiros Sombra

Son antiguos vampiros, que fueron exiliados de Nocturia, condenados a vagar tras sus muros. Al no encontrar alimento, sus cuerpos se transformaron perdiendo la poca humanidad que les quedaba, pasando a ser unas meras bestias en busca de devorar cualquier cosa que se les ponga por delante. Se cree que el creador indirecto de estos seres fue el Duque, aprovechando una de las ausencias del rey Erasmo, para eliminar a los acólitos de Augusto.

—¡Vampiro sombra!

Al lanzar aquella advertencia sobre sus compañeros, Tom buscó con la mirada algo que pudiese usar para repeler sus ataques si es que estos llegaban. Echaba de menos su florete. Aunque no le gustaba luchar era bastante ducho en su uso, y algo le decía que iba a llegar el momento de utilizarlo... Ahora que Peter había montado aquel escándalo

—Apenas son humanos ya, no queda rastro de humanidad en ellos y, sin embargo...— Tom retrocedía despacio, buscando un arma y preparándose para esquivar su inminente ataque. A pesar de todo, no podía evitar sentir lástima por aquel ser y todos los similares. Mientras se movía, con una agilidad sorprendente para su aspecto, hablaba con voz que trataba de aparentar calma, como apaciguando un animal. Finalmente, y en el mismo tono, dio una breve orden a Missy y el último y escandaloso doctor— Huid... Os alcanzaré antes de que podáis decir Wibbly-Wobbely Timey-Wimey...

Parecía que no solo en la cama iba a añorar que Missy no tuviese más manos. En fin, eran dos, las que todos teníamos. Al menos los presentes. Tras mis voces vi como Tom sacaba su destornillador sónico y... quizás debí hacer lo mismo, pero no estaba acostumbrado a usarlo a cada minuto que pasaba. Missy no era la única que miraba a su entorno con desconfianza. Yo no me fiaba de nada.

Y de golpe apareció aquella cosa que no pude identificar, pero que Tom sí. Quizás el destornillador le dio alguna pista de eso. Pero cuando le oí decir que nos fuésemos, sacudí la cabeza. - ¿Huir? Yo no voy a huir de nuevo, Tom. No puedo ir dejando a mis previas reencarnaciones tiradas por toda Nocturnia y esperar a que sobreviva a esto... - Era evidente que no me fiaba de ellos y de su capacidad para resolver situaciones peligrosas.

- Además, como sabes que es lo que has dicho... ¿eh? Llámame loco si quieres, pero esto empieza a parecerse a una fiesta sorpresa para celebrar lo mío con Missy. Tengo la sensación de que os veré a todos en lo alto del edificio más alto de Nocturnia, esperándonos a Missy y a mí, con una copa en la mano mientras que sufrimos la maratón final. Y como eso no es lo que va a pasar... no me moveré de aquí. ¡No ves que no tengo a donde ir si no es al otro lado del río y ella es quien ha venido a nuestra llamada! - Exclamé a Tom. Nervioso, pues no quería equivocarme y perder a Missy, hablé a aquella figura.

- Disculpe, nos preguntábamos si sabría como cruzar al otro lado del río. - Le dije a aquella extraña figura cuyo rostro se mantenía oculto bajo la máscara.

Missy, que se había aferrado al brazo de Peter al ver a la mujer de blanco con su máscara en la cara, como acto reflejo. Terminó por arrugar el ceño y acercarse a Tom para mirar por encima de su hombro el destornillador del doctor de la mega bufanda.

- Menos mal que mejoras con los años, querido... pero eso de los vampiros sombra no se refiere a esta mujer... sino a nuestra amiga la de las garras... la que se llevó a dar un paseo a tu anterior yo... ya sabes el señor del pelo blanco que hace Kung fu y al que viene después... el delgaducho de las playeras... está señora... no es por nada pero a mi me recuerda a la mujer esa que vimos antes que ayudó a nuestro amigo el vampiro durmiente a... digamos, terminar de despertarse- dijo Missy haciendo referencia a la humana vestida de rojo que había alimentado a Augusto.

—¡AHA! ¿A qué crees que me refería? ¿Es que no ves que está detrás de ella?—dijo antes de poner cara de sorpresa —¡Oh, no! Se ha convertido ens ombra ¡¡Corred!! Vamos señorita, dese usted también prisa. Tenemos que cruzar al otro lado.

Tom había soltado aquella mentira con una naturalidad... propia del doctor, y se giraba, tomando la mano de aquella extraña presencia, como si quisiera sacarla de allí, esperando que colase...

- Disculpe, nos preguntábamos si sabría como cruzar al otro lado del río. - Le dije a aquella extraña figura cuyo rostro se mantenía oculto bajo la máscara.

La mujer de la máscara se acercó a Peter con un grácil movimiento, por sus ropajes, blancos e impolutos y sus maneras parecía pertenecer a algún tipo de corte... su cuerpo se veía juvenil y lozano, sus brazos eran rosados... a pesar de tener cubierto el rostro, ambos doctores estuvieron seguros de que era humana.

- Por supuesto, doctor. Erasmo me ha enviado para llevaros a palacio... pero... sois sólo dos y ¿Donde está Julia?

—¡AHA! ¿A qué crees que me refería? ¿Es que no ves que está detrás de ella?—dijo antes de poner cara de sorpresa —¡Oh, no! Se ha convertido ens ombra ¡¡Corred!! Vamos señorita, dese usted también prisa. Tenemos que cruzar al otro lado

La mujer se quedó en su sitio... a pesar de llevar el rostro cubierto podía adivinarse el desconcierto que le produjo aquella reacción  del doctor de la bufanda.

- Disculpe... doctor...¿Qué sombra? La barca está aquí... ¿esperamos a alguien más o partimos?

- ¿Dos? ¿Solo dos? - Gruñi entre dientes y cogí de la mano a Missy y tiré de ella hacia mí, pegándola a mi cuerpo. - Somos tres. - Aseguré sin pensar en que se refería a los demás hasta que preguntó por Julia.

- Se quedaron atrás, asegurándose de que no nos seguían. Somos la avanzadilla. Ellos nos alcanzarán en un rato, pero no podemos esperar a que lleguen. Mientras ellos, junto a Julia se aseguran de que todo esté bien, nosotros debemos ir abriendo camino. ¿Entiendes lo que digo? - Le pregunté a la mujer cubierta con aquella máscara, mientras que mi mano traviesa volvía a descender por la espalda de Missy ahora que nadie lo veía bien y centraba mi vista al otro lado del río.

El error de Tom vino bien para poder seguir con mis charla. - De eso nos cubren, de las sombras. Creo que ya sabe como son de escurridizas y no quieren que ninguna llegue hasta aquí. Así que iremos los que estamos al otro lado. Luego le tocará volver para esperar a los demás y decirles que nos cruzó sanos y bien al igual que les tendrá que indicar el camino que tomamos para seguir con nuestra gesta.