Partida Rol por web

Ante semejante encrucijada, atomización de tiempo espacio y posible ruptura del espacio tiempo, en la cual todo podría acabar en un gran big crunch pero sin el crunch, solo resta algo por hacer.

Y claro, porque la apariencia de la TARDIS dista mucho de su versión anterior, donde el té y la tarta de guayaba tenaclariana dominaban la escena.

Ahora el énfasis consiste en las nuevas generaciones, que solo empeoran las cosas… ¡y por algo no esta bien hacer estas cosas dentro de la TARDIS!.

Entonces el cuarto doctor acomoda su sombrero, el cual de alguna forma siempre encuentra la manera de descansar sobre la cabeza del Doctor, para luego continuar con su bufanda de increíble tejido y rematar con su destornillador sónico, que es extraído de su bolsillo para comenzar a funcionar al analizar cuidadosamente el nuevo entorno.

- ¿Viejales? ¡Mas respeto con tus antepasados! Se nota que las nuevas generaciones echaron todo por tierra, ya no leen libros y despilfarran verborrea. ¡Y ademas no consumen gominolas! -

Pacientemente el cuarto doctor continua con el análisis de su destornillador, a favor de hallar alguna pista en todo este berenjenal.

¿Pero qué? 

Clara se apartó para evitar ser aplastada por todos aquellos doctores con tan mal gusto al vestir además de otra compañera que si bien no le sonaba, parecía agradable. Había que serlo para aguantar al doctor, así como muy dura. Lo que estaba claro era que los acompañantes del doctor siempre eran buenas personas. Algunas en el fondo, otras por entero. Sin embargo, ahí había algo que fallaba...

–Espera, ¿quién demonios eres tú?– Clara se acercó al Duodécimo sin miedo alguno, pero dispuesta a enfrentarse a cualquiera que pusiese en peligro a su-s amigo-s.– Conozco a todos los Doctores pasados y el Doc... Mister Pajarita es el último. Y no le quedan más regeneraciones. 

Clara miró al Décimo y al Undécimo.

-Sabéis perfectamente que sois el Undécimo y el Duodécimo. ¡Sabes que eres el último! ¿Cómo explicas tú presencia? 

La chica imposible miró aquellos ojos sin apartar su mirada. Si alguien hubiese pasado entre los dos se hubiese convertido irremediablemente en piedra, debido a la intesidad de la misma.

Tanto el tercero como el cuarto doctor eran demasiado jóvenes para saber a que se refería Clara, lo único que si sabían... como cualquier señor del tiempo, es tenían doce regeneraciones... por tanto si llegaban a tener trece vidas significaba que el final de esa vida era la última y según la chica el de la pajarita debía ser el número doce, sin embargo parecía considerarse a sí mismo el número once... algo que con la información que tenían, no podían entender.

Sin embargo tanto el décimo como el undécimo si que sabía a que se estaba refiriendo... ambos doctores pensaron en una persona en concreto... aquel señor del tiempo al que se habían esforzado por borrar de sus recuerdos, alguien que no merecía ser llamado doctor.

Acaricié con calidez la mano de la dulce Jo para tranquilizarla pero poco tardé en dejarla a un lado para intentar esclarecer el asunto.

Alcé los brazos en son de paz y control.

- Amigos... amigos... pongamos un poco de orden y coherencia - intenté que mi tono de voz no sonase agresivo.

- Esto ha sido para todos una experiencia un tanto extraña. Podría decirse que ahora mismo estamos "en familia", todos somos doctores, todos somos yo y yo soy todos ustedes... - aunque me dolió lo de viejales tenía que correr un tupido velo.

- Las mayores víctimas son estas dos jovencitas tan valientes que tienen que entender que dentro de esta anormalidad debe existir algo de lógica - Jo y Clara igual no estaban preparadas para este caos... o quien sabe, igual me equivocaba y estaban más que preparadas para manejar la situación.

Pero poco después me quedé pensativo ante las palabras de Clara ¿qué le preocupaba tanto?¿Que detalle había dejado pasar en mi caso?

- ¿Qué ocurre querida? Si queremos entender la situación debemos "liberar" todo lo que sepamos o sospechemos... tenemos que dar un salto de fe - miré a Sarah.

- Caras conocidas y algunas no tanto... Guay... Veré como resuelvo esto sin ponerme nerviosa. - piensa al esbozar una sonrisa, conocía al tercer Doctor y al cuarto, pero todo aquello era demasiado. Mucho para una mente inquieta como la de Sarah cuando en realidad, esta probabilidad de estar en un mismo lugar era cuasi imposible. 

- Pero... ¿Cómo lograron esto? -  pregunta al alzar una ceja, curiosa como siempre. - Por cierto, hola doc. - Saluda al tercero, lo recuerda con cierto cariño. - No entiendo nada, eso sí me permiten tomar asiento y robarle las gominolas al cuarto, puedo entender un poco de que va esta reunión. Soy todo oídos. 

Termina por decir al tomar asiento mientras come alguna que otra gominola, atenta a lo que pueda pasar. 

- ¿Salto de fe? ¿Con ustedes todos juntos? Sabes que lo haría, eso no es problema. -  responde dibujando una dulce sonrisa en su rostro. 

Una sacudida procedente de la TARDIS o más bien, un relámpago cruzó el espacio del puente de la nave para impactar en el suelo y dirigirse de lleno... o de rebote a dos de los ocupantes de la nave, concretamente al Tercer Doctor (Jon) y a Clara, cuya sacudida les cogió tan desprevenidos que cayeron al suelo envuelto en chispas y un severo dolor, al que acompañó una crisis de convulsiones. ¿Qué puñetas estaba pasando? La TARDIS nunca había atacado a ninguno de los acompañantes del doctor y mucho menos al mismo doctor.

Las sacudidas recorren tu cuerpo, se mezclan con tu sangre y atraviesan ambas corazones hasta desembocar en tu cerebro... y es entonces cuando piensas que vas a morir, sin embargo lo que se produce es otra cosa... son un cúmulo de recuerdos, pero no pasados sino de tu propio futuro como doctor, el futuro que está por venir siendo tu mismo, siendo el tercer doctor... ves villanos a los que vas a enfrentarte... el momento en el que Jo va a dejarte y cuando una joven periodista se coló en la UNIT... La TARDIS acaba de actualizarte, sigues siendo tu, pero sabiendo lo que no podías saber todavía... quien era Sarah Jane Smith.

Las sacudidas recorren tu cuerpo, se mezclan con tu sangre y atraviesan tu corazón hasta desembocar en tu cerebro... y es entonces cuando piensas que vas a morir, sin embargo lo que se produce es otra cosa... son un cúmulo de recuerdos, pero no pasados sino de tu propio futuro, el futuro que está por venir siendo tu misma, viajando con el doctor, ves villanos a los que vas a enfrentarte... el momento en el que el undécimo se regenera... en la TARDIS, delante de tí y cuando el duodécimo doctor aparece, lleno de miedo... La TARDIS acaba de actualizarte, eres Clara Oswald pero con las vivencias de tus aventuras con duodécimo doctor, es una experiencia rara... pero sabes que es verdad.

Peter miró a cada uno de los presentes, observándolo todo pero sin mirar nada hasta que la dulce Clara quien no reconoció a la duodecima versión del doctor se encaró increpandole. El duodecimo doctor en su nuevo ciclo de vidas era desde luego mucho más oscuro y cascarrabias que todos sus entes anteriores así que su mirada hacía la chica fue todo menos dulce desde luego.

¿Es que no has aprendido nada en todo este tiempo, Clara? la mirada del doctor era fría y calculadora Tu no crees conocerme y en cierta manera es verdad pero yo a ti te conozco muy bien y a estas alturas deberías saber que todo es posible para los señores del tiempo. Soy el duodecimo doctor...

Un rayo ensordecedor y cegador apareció de la TARDIS golpeando a Jon y Clara sin dejar a Peter acabar las presentaciones, el doctor miró su dedo como queriendo comprobar que aquel rayo no había salido de la punta de su indice.

Maldita sea que demonios mascullo mientras volvía su atención a los controles de TARDIS en busca de la causa de tal sorprendente ataque.

Al comprobar los controles de la TARDIS, el doctor se dió cuenta de que no se trataba de un ataque propiamente en sí... Sino de una especie de actualización... Quizás derivada por su propia persona, similar al fenómeno que había llevado a la TARDÍS a fusionarse con sus anteriores versiones. Sólo que para obtener más datos necesitaba las lecturas de su destornillador sónico sobre Clara y el tercer doctor.

El cuarto doctor mira a su antecesor, el tercer doctor, pidiendo calma y cordura. Sus palabras coinciden con el lineamiento del Tercero. Tal vez por la similitud de tiempos y acciones.

- ¿Entonces quien fue el causante del vórtice dentro de la TARDIS? - pregunta el Cuarto – Ven Sarah, aquí tienes algunas – añade al sacar la bolsa de caramelos y dar algunos a su acompañante.

Entonces sucede lo impensable. Una descarga golpea a una muchacha y al Tercero. Siendo imposible que la TARDIS atacase al doctor y a sus acompañantes solo resta una opción.

- ¡Cuidado! - advierte cuando ambos caen al suelo, aturdido por el rayo. En respuesta el Cuarto acude en ayuda del Tercero, tratando de hacerlo reaccionar. ¿Que sucedería si un doctor muriese aquí, estando varias encarnaciones presentes?

Atendiendo las palabras del supuesto Duodécimo otro pensamiento acude a su mente ¿Por que no fuimos a la playa?. La situación actual dista mucho del entorno soleado y veraniego que había planeado con Sarah.

Los controles de la TARDIS no mostraban nada anómalo que hiciera pensar que aquel rayo proviniera de la sofisticada máquina, estaba claro que aquel viaje aun guardaba muchos misterios que los doctores no alcazaban a entender a simple vista o a anticipar.

Clara y el doctor estaban aturdidos en el suelo y Peter necesitaba respuestas antes de que otro rayo pudiera aparecer y unirse a la fiesta del reencuentro.

El duodecimo doctor saco su destornillador como si de una varita se tratara y la activo apuntando a clara a fin de ver con más claridad el origen de la descarga

El Undécimo se había quedado por unos instantes impactado de ver a tantos de sus antecesores, a la par que intrigado por aquel que, gracias a su genial e infalible deducción, debía ser su sucesor, el duodécimo. Parecía un viejales más bien tirando a malhumorado. Del resto ya sabía más o menos que podía esperar, incluidas las acompañantes que también se encontraban allí, pero sin duda le picaba la curiosidad de saber más sobre el único de los presentes que era un completo desconocido para él...

Sin embargo las reflexiones que hacía mientras se recuperaba de la sorpresa fueron interrumpidas por el impacto de una especie de relámpago, que dividiéndose en dos alcanzó tanto al bueno de Jon, que les había hecho de anfitrión estupendamente hasta hacía unos instantes como a...

-¡Clara!-Gritó con preocupación observando que tras el impacto sufría una serie de convulsiones, que afortunadamente no duraron demasiado. La recogió entre sus brazos, mientras observaba que el desconocido hacía uso de su polifacético destornillador sobre ella-Y bien, ¿que se supone que está buscando?

El Cuarto Doctor al examinar más de cerca al Tercero, comprobó que sus dos corazones latían con normalidad, lo que fuera que fuese el rayo, sólo lo había aturdido pero por la respiración y sus constantes vitales, su anterior yo volvería en sí en unos segundos, sólo había que dejarle espacio o llamarlo para que reaccionara.

El grito del undécimo doctor llegó a los oídos de Clara que pareció reaccionar con un ligero gemido entre los brazos de sus doctor,que pudo sentir como su respiración era normal, la chica parecía estar sólo aturdida y al igual que el tercer doctor, no debía de tardar mucho en abrir los ojos.

El análisis del destornillador arrojaron unas lecturas muy claras sobre lo que había ocurrido, la Clara que tenía delante era su Clara, la TARDIS le había transmitido todas la vivencias y experiencias que la chica había tenido tanto con su antecesor como con él mismo hasta la fecha actual, lo que ahorraba todas las presentaciones y lo mismo debía haber ocurrido con el tercer doctor, un rápido vistazo con el destornillador se lo confirmó, la memoria de su yo pasado se encontraba en el momento anterior a su cuarta regeneración, llegando al máximo de los conocimientos que dicha encarnación podía tener. 

- ¡Gracias Doctor! - responde al coger las gominolas. 

Pero toda aquella alegría y expectación se derrumba ante la descarga que recibe el tercer Doctor y la joven de cabellos castaños. Rápidamente y guiada por la preocupación, deja atrás lo que está comiendo para intentar auxiliar a quienes en el suelo yacen. 

La paz inunda en su rostro al comprobar que efectivamente se encuentran bien, pese a la anormalidad en el TARDIS, espera que alguno de los Doctores presentes comiencen a investigar mientras Sarah intenta despertar al Tercero ya que Clara estaba con el onceavo. 

- ¿Cómo puede ser? ¿Alguna teoría? No sé, algo descabellado... - afirma al dejar una suave caricia en la mejilla del Tercero, aguardando a que despierte rápido. 

¡A mi Clara! contesto a Matt mientras una sonrisa irónica empezó a dibujarse en su rostro, tras unos instantes en los que su destornillador dejo de parpadear lo recogió en su chaqueta nuevamente.

Acto seguido se acercó a Clara y sin darle mayor importancia al hecho de que un rayo de procedencia desconocida la había atravesado, le tendió de la mano cogiendo la suya y tras un leve suspiró en el que parecía mirar su reloj tiró de ella ayudándola a incorporarse con el sentido ya recuperado.

¡LLegas tarde!

No os preocupéis, el rayo ha sido producto de la compensación por la ruptura del espacio tiempo. Ahora tanto el doctor como Clara se han fusionado consigo mismos y serán conscientes de sus propios otros yo.

–Ay...

El gemido de Clara sonó como el de un gato atrapado en lo alto de un árbol. Poco a poco comenzó a recuperarse y, al ver de nuevo al duodécimo abrió aún más los ojos. Era él, era el Doctor, no había duda... y era un poco cabrón. Aunque también lo adoraba.

–Yo nunca llego tarde, estoy en una TARDIS, así que eso es imposible. AY.– Clara volvió a quejarse al levantarse ayudada por el duodécimo. A pesar de su aspecto sabía que se preocupaba por ella, al igual que ellos, a pesar de sus latigazos dialécticos sabían que el sentimiento era mutuo.

– Te diría que te examinases a tí mismo, pero no funcionaría.– Clara se señaló la cabeza y luego la del Duodécimo antes de añadir– Serrín...pero sé que dices la verdad. 

- ¿Cómo puede ser? ¿Alguna teoría? No sé, algo descabellado... - afirma al dejar una suave caricia en la mejilla del Tercero, aguardando a que despierte rápido

El tercer doctor fue recuperando la consciencia poco a poco, hasta que finalmente abrió los ojos al sentir el contacto de la mano de Sarah sobre su mejilla. Al verla se incorporó con una de sus amplias sonrisas.

- ¡Sarah Jane! ¡Hola!- el doctor había reconocido a su compañera y como era habitual en él, parecía encantado de volver a verla.

- ¿Doctor?- dijo Jo que se había mantenido alejada discretamente fruto de la desconfianza que le inspiraba tanta gente ahí reunida.

- Jo, ven...- comentó de buen el tercero levantándose rápidamente, si algo caracterizaba a aquel doctor era su agilidad y su nervio... y todo eso a pesar de aparentar ser un abuelo- esta encantadora señorita es Sarah Jane Smith, estará conmigo cuando me dejes por ir a casarte... Pero no te preocupes serás muy feliz y yo seguiré viajando por el espacio tiempo- le apoyó una mano en el hombro, en el fondo la despedida de Jo fue dolorosa para él- ellos son la prueba- señaló a sus sucesores.

Y mientras los doctores y sus acompañantes se miraban entre ellos poniéndose al día o al menos intentándolo. Algo más ocurrió... se veía que el tema de los escudos andaba un poco flojo o lo mismo es que se habían olvidado de echar la llave porque alguien más se coló en la TARDIS... una mujer ataviada con un vestido malva a la vieja usanza... como una especie de Mary Popins siniestra, los estaba observando.

- Preciosos... todos y todas- rió divertida pasando al rededor de ellos- siempre me han gustado tus camisas querido- le dijo al tercer doctor jugueteando con uno de los volantes de su pecho- Mmmmm al igual que esa bufanda... ¡Sus colores convinan con todo! Yo siempre lo he dicho- exclamó al pasar por delante del cuarto- señoritas- saludó a Jo y a Sarah con una inclinación de cabeza- en serio, tu pelo es perfecto y nunca me has dicho como lo haces para que quede tan bien- le hizo un gesto con el dedo como negando en una mueca de enfado al décimo- las pajaritas molan... te tengo que dar la razón en eso- le guiñó un ojo al undécimo para después tomar carrerilla y apartando a Clara de un culazo acorralar al duodécimo contra la pared y besarlo apasionadamente dejando a Clara con cara de besugo al reconocer a la mujer.

- ¿A que me has echado de menos?- le dijo al doctor tras separarse con una risa de mala malosa, juguetona como ella sola.

Uno y uno son dos, y si Missy estaba ahí se aclaraba uno de los grandes misterios, que había sido ella quien los había reunido a todos, lo que resolvía automáticamente otra de las incógnitas, problemas y muy serios, era lo que les esperaba.