Partida Rol por web

Caminas a lo largo de la playa intentando guiarte para llegar a la estación de tren más cercana, ahora mismo es la única referencia que puedes tener.

Pero todo es más difícil de lo que te imaginas, a medida que avanzas no encuentras nada, no como era antes. En el paisaje de arena no se notaba tanto porque tan sólo había “cosas” fuera de lugar, pero ahora, que se supone que vas llegando a la ciudad te impresiona ver el estado en el que se encuentra la estación.

Comienza a llover.

Esto no puede ser verdad, joder, debo estar soñando.- "¿Esto es real?" -miro mis manos- "¿Son mis manos? ¿Soy yo?" -la estación está devastada, como si hubiesen pasado siglos sobre ella. Todo lo que alcanzo a ver es así, como en esas películas...- No... no puede ser verdad... -digo en voz baja, como para intentar convencerme, como para hacerme despertar de esta puta pesadilla. Me siento en el suelo, estoy cansado. Miro hacia las vías del tren, y las recorro con mis ojos hasta perderlas de vista a lo lejos, en una curva. No hay nadie, aquí no hay nadie más.- "¿Qué coño ha pasado?" -no recuerdo nada. Intento tranquilizarme, respirar hondo. Sólo quiero volver a casa. Bajo a las vías, y sin ninguna prisa, sin ninguna convicción, camino por ellas en dirección a mi barrio. Nunca he ido andando, nunca he hecho este trayecto andando, siempre he ido en coche, en bus o en cercanías... pero creo que sé llegar- "¿estará muy lejos?".

Avanzas en tu recorrido y en dirección oeste, escuchas ruido que te recuerda a sonidos metálicos. No lo puedes ver desde donde estás.

Tengo miedo. Todo esto es muy extraño, joder, todo lo que veo está devastado, destruido, pero no hay nadie. Mierda, ¿por qué no hay nadie? Ni siquiera hay cadáveres; es como si hubiesen pasado décadas, de repente, joder, no quiero mirar, no quiero ver, no quiero nada...- ¡mierda! -sólo quiero llegar a casa. Sólo quiero que esto termine de una puta vez. Oigo un ruido. Mi pulso se dispara, noto que el miedo se apodera de mí, ¿qué coño ha sido eso? Mierda... Echo a correr. No miro hacia el lugar del que venía el ruido. Sólo corro, corro con todas mis fuerzas...

Corres desesperadamente hasta que casi ya no te queda aliento, porque a lo lejos divisas figuras. Ya no estás solo.

Me quedo sin fuerzas, mierda, no puedo más, debo parar y recuperar el aliento. Joder, no estoy en forma. Me detengo, y apoyando mis manos en mis rodillas respiro aceleradamente, me falta el aire, veo gente a lo lejos, no estoy solo. Joder, tengo mucho miedo, no sé qué coño está pasando. Todo se ha ido a la mierda, ¿qué hago? ¡¿Qué coño hago?! ¿Me han visto? Me echo a un lado, asustado, deseando con todas mis fuerzas que no me hayan visto, y trato de esconderme. Tengo que descansar, ¡qué lejos está mi casa, joder! Sólo quiero llegar y descansar. Y cerrar los ojos, y despertar, y... ¡joder!

A medida que te vas acercando distingues que esas figuras están armadas y que cuando te ven, te apuntan, estás en el punto de mira de sus gatillos.

Ahora mismo sólo tienes dos opciones: sigues y te enfrentas a tus nuevos “amigos” o regresas rápidamente por donde has venido antes de que te disparen.

¡Me han visto! Mierda... me echo a un lado, caigo al suelo, me arrastro, corro a gatas esconderme, pero no encuentro ningún lugar, ningún recoveco, ningún sitio donde meterme. Tengo miedo:- ¡Nooo! -grito desesperadamente. Trato de levantarme, me tropiezo. Me levanto. Corro. Corro sin mirar atrás. De nuevo corro hasta quedarme sin aliento, hasta encontrar un puto agujero en el que meterme. ¿Eso eran armas? ¿Esos cabrones me han apuntado? Joder, joder... mierda. ¿Pero qué está pasando? Tengo mucho miedo, no sé qué hacer, no sé a dónde ir. Estoy muy nervioso, me siento atrapado. ¿Qué puedo hacer? Poco a poco me voy dando cuenta de que seguramente mi casa también estará devastada. Lloro, lloro de impotencia y de miedo, escondido acurrucado en el primer maldito agujero que he encontrado.

Estás en medio de nada, aparentemente escondido pero no lo suficiente. Estás en el hueco de lo que sería una escalera, no es demasiado seguro para pasar la noche, sólo tienes una pared que medio te cubre, por los otros tres lados estás totalmente al descubierto.

Un poco más adelante ves la estación a la que llegaste. Has salido huyendo tan rápido que no te has dado cuenta de la distancia tan larga que recorriste. Es el único edificio que está prácticamente entero.

Por fin, algo te hace sentir cierta tranquilidad. Llegar a la estación, ahora es un lugar común para ti porque ya has estado. Miras hacia atrás y no ves que nadie te siga.

Hueles a quemado, como una hoguera y vuelves a escuchar voces, pero esta vez, esas voces ya las escuchado antes. Son los chicos que conociste en la playa, ellos han llegado a la estación y en vez de avanzar han decidido pasar la noche aquí junto a una hoguera.

Cuando por fin consigo tranquilizarme me doy cuenta de dónde estoy, y tras una pequeña observación a mi alrededor veo a los chicos de la playa, Milo y ¿Aleria? ¿Valentina? No recuerdo su nombre. Dudo si dejarme ver, pero se hace de noche, empiezo a tener frío... y han conseguido encender un fuego. No parecían tan cabrones, ¿no? Me levanto y camino hacia ellos: - Hola. Soy... yo. -levanto ambas manos. Aún tengo la cara llena de lágrimas. Sigo caminando, despacio, compungido.- He... vuelto. ¿Puedo... -no consigo explicarme con claridad. La imagen de esas armas apuntándome, el miedo, la impotencia y el no saber qué coño ha pasado, me bloquean.

Cuando te acercas ves que hay un chico con la pierna entablillada además de Milo y Valeria.

Ellos te miran sorprendidos. Milo te recibe cordialmente, pero en Valeria notas cierto rechazo.

-¡Ey! Hechicero ¿qué tal?-

– Como ves, encontramos a mi novio sin tu ayuda, muchas gracias- y se gira al chico para explicarle– éste es el tipo que salió huyendo y no quiso ayudarme a salvarte. Y ahora ¿qué quieres?-

- Ey, Milo. Bien. -respondo por inercia, y me oigo absurdo al hacerlo. Ni de coña estoy bien, esto es todo una puta mierda. Miro a la chica, que está enfadada, y con razón, y bajo la mirada. Luego saludo a su novio, que parece herido:- Soy Hechi... Hechicero -​​me siento imbécil dando mi nick en vez de mi verdadero nombre, pero hace tanto tiempo que no lo uso que se me hace hasta raro. ¿Cuánto tiempo llevo sin conocer gente? Gente normal... le tiendo la mano mostrando una sonrisa, lo que me hace sentir más imbécil y miserable todavía. Cuando ella me pregunta: -​​​​​​Yo... pasaba por aquí... mmm... vengo de... no lo sé. -​​​​​​están tan tranquilos, ¿acaso no ven lo que ha pasado?- ¿Qué ha pasado? Esto... todo esto... no recuerdo... nada. No... ¿qué ha pasado con todos? -​​​​​​el miedo vuelve a invadirme. Me noto muy cansado. Me dejo caer al suelo, me tumbo, me encojo y me hago un ovillo. Tengo mucho miedo. Lloro.

Ninguno se espera tu reacción, te miran sorprendidos y se miran entre ellos. Escuchas que entre ellos discuten acerca de ti, pero lo oyes muy lejano.

El chico que no conoces te dice – Yo soy Sam, acércate al fuego- y ves cómo con un gesto y una frase intenta convencer a Valeria – tendrá miedo, no seas mal pensada Val-

Oigo a Sam invitarme. Por un momento me tranquilizo, y me acerco al fuego. Miro a "Val", ¿cómo se llamaba, Valentina? No parece quererme aquí. Yo tampoco quiero estar aquí, joder, y estallo: - ¡Claro que tengo miedo! ¡Joder! ¡Esto es una mierda! ¿Qué coño ha pasado? ¡No recuerdo nada! ¡Joder! -y sigo llorando.

-Eh...bueno, ninguno de nosotros sabemos nada. Nos hemos quedado igual de sorprendidos que tú al ver cómo está todo esto. Tampoco hemos visto a nadie más a quién poder preguntarle-

– ¿Y tú, de dónde vienes? No decías que ibas a tu casa- te pregunta con suspicacia.

- ¿Y podéis estar así, tan tranquilos? -estoy muy nervioso.- ¿No os da miedo todo esto? ¡Es una locura! ¡Es una puta mierda! ¿No? -no entiendo cómo pueden estar así, tan tranquilos, haciendo un fuego... no me entra en la cabeza cómo pueden mantener la calma, y más sabiendo que hay gente armada por ahí... ¡no lo saben! - Iba a mi casa... pero... he visto a unos tipos... -no sé si decirlo- armados. He salido corriendo... y he llegad aquí... -ya está, la he cagado. No tendría que haber dicho nada. Mierda...