Partida Rol por web

Tras asentir ante la respuesta de Ykki, simplemente voy hacia la zona de entrenamiento volando por encima de ambas chicas hasta la zona de entrenamiento... y el hecho de que la pequeña niña entrase en el campo encantado me hizo palidecer a la par que ponerme rojo de la timidez, aunque evidentemente la vergüenza era algo menor que con Lihl u otras chicas.

- Oye... Es peligroso... -digo en lo más parecido a alzar la voz que se me había escuchado, lanzándome como un relámpago por su izquierda a interceptar una roca que justo había decidido atacarla, con un golpe de la palma que mandó la piedra unos diez metros más allá, cortando una segunda que le cargaba con el pie, y metiéndome en el camino de una tercera que se me acercó mucho al cuerpo, pero se frenó violentamente antes de impactarme por cubrirla así- Saaaal. -me quejo, empezando a "pelearme con el campo de entrenamiento" sin dejar de mantenerle un ojo encima para que ninguna piedra le golpease, evitando que le hiriesen aún si me tenía que meter entre medias.

Con la mochila al hombro y con ganas de empezar mi primera misión (nada más y nada menos con la colaboración de un profesor y sus alumnos), me dirigo directamente a la casa del maestro Shio. Solamente había un comentario que me había llamado la atención. Vamos a utilizar magia para ir. Eso es lo que había dicho el meastro Shio sobre nuestro medio de transporte havia el lugar de la misión. Supuestamente, la ciudad estaba bloqueada por unos medios sobrenaturales excepcionalmente poderosos, los cuales no podían ser infiltrados desde el exterior. Pero si hubiese gente que podía transportar gente desde el interior hasta el exterior, también se podría traer a gente desde el exterior hasta el interior... 

Es decir, una manera que el infiltrado de ayer podría haber entrado a la ciudad es que tuviese a un ayudante desde el interior. Una persona que no solamente fuese excepcionalmente poderosa, sino que tuviese la capacidad de transportar a gente mágicamente desde un sitio hasta otro sin ser percibido por nadie.

Esto se lo debo transmitir al maestro Shio cuanto antes, pienso mientras me dirigo directo hacia su casa.

Joshua se limito a cruzarse de brazos y mirar de arriba a abajo a Lok antes de asentir a lo que Aleatha habia dicho.

-Puedes viajar con nosotros, pero me temo que no tengo autoridad para nombrarte miembro de la Guardia dijo encogiendose de hombros En caso de que tengamos que hacer un arresto, tendras que dejarnoslo a nosotros. Supongo que podemos dejar el papeleo para cuando volvamos.

Como si no hubiera nada mas que discutir, el pistolero señalo la puerta Este con el menton.

-Al, tu quedaste en hablar con la GoY a ver si vio a nuestro sospechoso. Tu hazlo mientras nuestro compañero me pone al dia con eso de que tienen a alguien en el calabozo, quieres?

Asiento con la cabeza y una amable sonrisa y luego me giro hacia la puerta Este.

-Nos vemos dentro de un rato, chicos.

Con decisión avanzo para poder preguntarle a la GoY del Este lo que necesito saber. Estoy tranquila, ya que en caso de que ella no me pueda dar la información aún me queda una bala en la recámara.

Siguiendo las indicaciones dadas, Kalirath avanza hasta la zona rural del sector Este y llega a la casa de su maestro. En los alrededores se encuentran Sora, que esta entrenando duramente en un campo de combate cercano; y Liliet, que estaba concentrada en hacer preparar unos conjuros, junto a una chica Damiah que no reconoces, aunque se te hace vagamente familiar, como si ya la hubieras visto antes.

Al ver que estaba todo el mundo preparado para la misión, me quedo bastante decepcionado conmigo mismo. Siempre te pasa lo mismo, Kalirath. Aprende de una vez. Tras tener este momento de autocorreción y sin querer perder más el tiempo, me dirigo directo a dejar mi mochila de viaje en un lugar apropiado para empezar a hacer cosas. Mejor no saludo ahora a las magas, pienso mientras me retiro de la zona donde se ubicaban las dos chicas, no quiero molestarlas mientras están preparando conjuros.

Así que, sin esperar más, entro directo a la zona de entrenamiento en que se ubicaba Sora, al cuál le saludo levantando la mano. - Buenos días Sora. Siento el retraso matutino. ¿Me dejarías seguir tu rutina de entrenamiento?- digo mientras me pongo en una pose de combate.

La situación no pudo más que empeorar, pues además de tener que golpear las piedras que iban a por esa pequeña molestia que me había salido detrás, un chico viene hasta nosotros y entonces me habla directamente por mi nombre... Al contrario de lo que venía haciendo durante el entrenamiento, muevo el brazo derecho para golpear con el antebrazo una de las rocas que me atacan, impactando esta vez con auténtico poder contra ella, de tal manera que es difícil decir en qué orden suceden las cosas cuando se corta por la mitad, se hunde al ser golpeada por la energía de mi alma, y también es proyectada a una velocidad considerable hacia atrás y hacia arriba. El caso es que la piedra terminará aterrizando hecha añicos y perdida su magia más de 10 metros más allá.

- ¿Y tú cómo sabes mi nombre? -digo, y aunque solo sea por el volumen normal de la voz, Lihl ya se podría oler que algo pasaba, pero el tono también hace pensar que la cosa se puede poner fea- ¿Quién te lo ha dicho? -le interrogo adoptando de nuevo una pose de combate con claro gesto de que o se explicaba rápido o esto podía ser malo.

Sora... Así me llamaban desde el principio... ¿Cómo lo sabían...?

- Tranquilo, tranquilo... ¿No te acuerdas de mí? Nos conocimos ayer, primero en el Castillo antes de que pasase... ya sabes.. todo el tema del ifiltrado misterioso... y después otra vez en el sector Este- digo mientras señalo a la chica del pelo azulado. - Viniste con ella y con el maestro Shio. Podistéis ver todo lo que habí pasado con el amigo de Luca... el supuestamente "enevenenado"...- al decir esto se me ensombrece la cara con signos de ligera tristeza. Pobre Luca...

Tras un breve instante, me doy una bofetada leve para espabilarme. Ahora no es el momento, tonto. A entrenar.

- ¿Ya te acuerdas de quién soy o vas a seguir manteniendo esa postura de combate hasta que te convenzca?-

Parpadeo varias veces un poco perdido, hasta el punto que una roca que se proyecta hacia mí sobrepasa de largo mi defensa, pero algo la detiene mucho antes de impactar y el golpe simplemente me devuelve a la realidad con una pequeña magulladura, con lo cual me pongo rojo.

- Esto... eh... Perdona, me metí demasiado en el entrenamiento. -replico, desviando la mirada y dándome cuenta de que en cierto punto la niña que había traído Lihl no era ya a quien protegía en mi mente, sino un yo mucho más pequeño, mientras que las rocas que desviaba eran también algo muy distinto- Yo... No tengo una rutina. Acabo de empezar aquí. Intenta atacar a los troncos, las piedras contraatacan. -explico.

Tras la breve explicación de Sora, miro el ritual del entrenamiento, contemplando sus movimientos y defensas. Parece un sistema simple, basado en acción y respuesta. Puede ser divertido. Con este pensamiento, empiezo mis estiramientos, empezando desde abajo, siguiendo poco a poco hasta llegar al pecho y acabando con el calentamiento de los hombros. No obstante, antes de empezar con el entrenamiento con los troncos y las piedras, miro a la chica Daimah que se encontraba también en el campo.

Notaba una sensación extraña, como si la conociese de algo pero no la pudiese identificar exactamente. -Buenas, me llamo Kalirath Gail. ¿Puede ser que te conozca de algo o es solamente mi impresión?-

El voluminoso edificio que hace de puerta de la ciudad se alza frente a ti. Se supone que es donde tendria que estar ubicado el GoY, pero eso raramente sucede. Normalmente hay guardias normales revisando quien entra y quien sale y solo llaman al GoY cuando algo gordo sucede, de forma que este tiene mayor libertad. 

La puerta del Este, de las cuatro entradas que tiene la ciudad, es la mas concurrida, pues como ella da directamente a los barrios comerciales y las zonas de aparcamiento, todo el mundo suele elegirla, por lo que el trabajo de revision de esta zona suele ser la que mas trabajo tiene. Con precaucion, te acercas a uno de los guardias que parece estar descansando

-¿El GoY? La verdad, no la he visto desde anteayer, asi que no sabria decirle-señala una enorme gema verde que se encontraba en una especie de altar cercano-Si es algo importante, puedo llamarla, aunque luego tendria que justificar el motivo-te informa

Bien, es la primera vez que voy a hablar con uno de los GoY y estoy un poco nerviosa, así que me tomo mi tiempo para observar el edificio y tratar de encontrar la mejor manera de abordar el problema.

Con tranquilidad escucho lo que me dice el guardia, y sonrío amablemente ante su ofrecimiento.

-Quizá usted podría ayudarme. La verdad es que estoy buscando a un profesor...- hago memoria, todos los profesores somos bastante conocidos (relativamente hablando, por supuesto), así que quizás lo haya visto pasar o me pueda decir su paradero. Así no tendría que molestar al guardián de la puerta, y además conozco a casi todos los guardias aunque sea de vista, lo que incrementa mi confianza. Por ello le sonrío de forma distendida, casi como disculpándome por mi torpeza.- Ykki Shio, es pelirrojo y...no sé si lo habrá visto. La cuestión es que quería ir con él, y no soy capaz de encontrarlo, así que supuse que cruzaría ésta puerta.- Hago un ligero mohín con la nariz, un gesto de fastidio para promover la empatía hacia la torpe que ha perdido a su compañero de equipo.- Si no lo recuerda me temo que tendremos que molestar al GoY, porque es importante.- Con suavidad me palmeo el bolsillo y mi sonrisa se hace más ancha.- ¿Necesita ver mi identificación?.

Aún estaba bajo las hojas del árbol trabajando en los símbolos del hechizo en un papel cuando apareció el joven que Ykki nos había presentado el día anterior eleve solo un momento la cabeza para mirar a su dirección y le salude con la mano levemente. No podía desconcentrarme de lo que estaba haciendo en aquel momento. Ya había fallado una vez, hacerlo otra vez sería nefasto para mi confianza. Fue entonces cuando se dio el encontronazo entre mis compañeros pero incluso escuchando levemente lo que hablaban no levante la cabeza.

Por otro lado, mi compañera allí presente no dudo en actuar. Su cabeza se había inclinado hacia un lado ante el encontronazo y lo que parecía una posible pelea, pero cuando Sora golpeo una piedra que se dirigía a el y la partió en dos no pudo mas que apartar la mirada y ver como se clavaba la piedra en el suelo.- Wooh.- Exclamó mientras daba un par de aplausos emocionada como si estuviera en medio de una actuación.

Cuando ya parecía que estaba todo mas calmado y Sora empezó a explicar como funcionaba aquel campo de entrenamiento levanto un brazo para reclamar atención.- También tienes que tratar que no me golpe ninguna piedra. Si me da una de estas…- La joven se agacho para recoger una de las piedras del suelo, justo mientras lo hacia otra piedra voló por encima de ella sin golpearla gracias a que se había agachado.-… seguro que me hace daño.- Termino la frase mientras se levantaba un mostraba la piedra. Podía haberla esquivado aposta o haber sido pura suerte, el caso es que no parecía haberse enterado de lo que acababa de ocurrir.

Fue entonces cuando el chico nuevo se presento y ella sonrió.- ¡Selvis Lihl!.- Dijo su nombre en alto mientras sonreía mostrando unos pequeños colmillos.- Creo que no, no nos conocemos.

La cantidad de troncos existente en el campo es bastante elevada, no permitiendo que Kalirath se mueva con comodidad. Igualmente, la cantidad y fuerza de las rocas que lo atacan depende de su habililidad, aunque los golpes son dolorosos si no es capaz de evitarlos. Yo me elevo flotando hasta colocarme en la punta de un árbol, ahora que me han sacado de mis memorias, tener a esa chiquilla tan cerca vuelve a ser algo estresante. Desde ahí arriba, contemplo la forma de pelear de Kalirath. Quizás no estuviese tan versado en el combate aún como el Maestro, pero no me faltaba mucho. Así pues trato de adivinar por dónde va el estilo de este joven.

El hombre te mira y asiente, parece que puede ayudarte

-El profesor al que buscas lo conocemos todos los de la Guardia que trabajan en este sector, ordenes de arriba, supongo que ya sabes-te informa-Aunque no sabemos su paradero exacto, puedo indicarte donde encontrar su casa, no hace falta molestar al GoY ¿Le vale con esa informacion?-te hace unas señas, presumiblemente la ubicacion del hogar de la persona que buscas

Entendía la situación en la que me metía. No podía simplemente ir hacia unos oficiales y ofrecerles mi ayuda, ellos tenían sus preocupaciones y prioridades.

-Entiendo. En ese caso, pasaré por alumno de Joshua que intenta mantenerse al margen de los protocolos que lleven a cabo -comenté para explicar lo que había entendido y así evitar causarles problemas.

Cuando Joshua le menciono a su compañera sobre haber quedado con la GoY, me mantuve en silencio pensando en el caso. Ante la despedida de Aleatha, me limite a despedirme con un gesto de la cabeza, quedando luego en mis pensamientos durante otros segundos.

Luego de que la chica se fuese, me quede unos segundos pensativos con la mirada perdida en el suelo. Al poco tiempo, recupere la compostura y alce la vista.

-Joshua, supongo que ya te he dicho todo lo que se. Como única cosa en la que podría ayudar de momento es describir al ciudadano que me dio la información, pero creo que seria una perdida de tiempo; en un lugar como este, es normal que los vecinos y peatones se enteren tarde o temprano de algunas cosas, así que no creo que buscarle sea buena idea -le fui comentando con cierta seriedad. -. En este caso no soy más que un acompañante, pero creo que podría deducir alguna otra cosa si alguien como tu, un oficial, me cuenta un poco sobre lo sucedido.

Me estaba metiendo un poco en fuego. Lo último que debía hacer un desconocido era pedir información, y es que ahora podía pasar como espía, soplón, o incluso como el asesino intentando saber que tanto le seguían los pasos, pero no quería quedarme de brazos cruzados.

-Entenderé que no lo hagas, es tu trabajo mantener cosas en confidencialidad, y es que por solo decir que soy tu alumno no me vuelvo oficial, pero... Incluso las cosas simples podrían servir: Cuando fue el primer asesinato, las victimas, algún patrón que hayan encontrado... Lo único que no me serviría son las ubicaciones, pues no he recorrido casi nada de la ciudad y de por si ya soy malo a la hora de ubicarme -tras comentar con la mirada fija en el sujeto de negro, solté un leve suspiro. -. En todo caso, si la información que me dijeron fue cierta, deben tener ya a un sospechoso en el calabozo; no se nada más al respecto, ni siquiera si es verdad.

Asiento con la cabeza, agradeciéndole la información con otra sonrisa.

-Si, eso puede servirme de ayuda. Voy a ver si lo pillo en casa.- Me estoy girando ya cuando me viene a la cabeza una idea y le sonrío de nuevo al guardia.- Muchas gracias por su ayuda, me gustaría pedirle otro favor: Si Ykki Shio intenta salir de la ciudad por ésta puerta me encantaría que le dijera que lo está buscando Joshua, y que tiene que verlo antes de partir. ¿Le importaría hacer eso?.

Después de agradecerle con amabilidad el trabajo que se ha tomado ayudándome me voy hacia la casa del pelirrojo, no sin antes cruzar por delante de Joshua y del chaval y avisarlos.

Después de haber obtenido la información que necesitaba me doy la vuelta y empiezo a andar con rapidez hacia los dos chicos que he dejado esperando. Apenas reduzco el paso cuando voy a pasar a su lado, y empiezo a hablar de forma algo atropellada.

-Voy a ver si ese tardón está en su casa.- Le dirijo una sonrisita torcida a Joshua, él sabe que cuando estoy en medio de un asunto no me gusta esperar...ni que me retrasen, y una de las cosas buenas que tiene es que siempre estará cubriéndome la espalda, así que estoy tranquila en ese aspecto.- Si podéis seguirme el paso adelante, si no esperadme aquí y volveré en un ratito, espero que con Shio.

Sin esperar a ver si me siguen o no sigo andando a buen ritmo rumbo a mi destino, no hay tiempo que perder.

E ignorando a los chicos, que parecian mantener una intensa batalla de miradas fijas en silencio, Aleatha avanza en solitario hasta la casa de Ykki Shio