Partida Rol por web

Decidís hablar con el Kraygen.

Los sonidos provenientes de su habitación delatan que se encuentra allí. Rogáis por el y os pide un minuto antes de salir.

Al asomarse por la puerta un extraño olor, como dulzón y podrido proviene de su habitación. Aunque rápidamente sale al pasillo y la cierra tras de sí, mitigando el aroma.

-Díganme.-

Trago saliva ligeramente y decido tomar la iniciativa. Lo de tragar saliva era fácil: no se me dba bien sacar información, yo era más de escobilla y plumero, más de desenterrar que de hablar, más de dinero que de información. En todo caso, creía más o menos lo que era acertado. Carraspeo ligeramente y le miro a los ojos.

Buenas, señor. Permítame que me presente, a mí y a mis compañeros. Soy Arturo Rossi, anticuario, y estos son Adrianna y Emeterio, dos compañeros. Ya sabrá usted que estamos alojados aquí, y el otro día sufrimos un desgraciado accidente. Hago una pequeña pausa. El caso es que queríamos hacerle algunas preguntillas, si nos lo permite y no le incomoda, por supuesto. Pienso durante unos instantes en cuál puede ser...la más apropiada.

¿Cuánto lleva aquí, señor Kraygen?

   No era buena con las iniciativas y me sentía aliviada luego de haber escuchado empezar a Arturo. Parecía el más interesado en saber sobre la vida de ese viejo estudioso, pero yo mantenía que las respuestas se hallaban en otro lado, aunque no tenía muchos fundamentos para ello. Por otro lado, el silencio de Emeterio sólo le daba un voto de confianza a nuestro compañero, por lo que yo también lo hago y me mantengo en silencio; con este extraño hombre, mediría mis palabras y sólo hablaría cuando fuese necesario. Vamos a ver lo que se pueda sacar de aquí...

-Pues 470 años aproximadamente- (Risas)

-Desde que llegué a este pueblo han pasado tres años señor-

Asiento lentamente, pensativo. Llevaba aquí tres años, lo cuál concordaba con las fechas. Era una buena señal que no mintiese desde el inicio, lo cuál daba quizá a entender que no tuviese problemas en compartir con nosotros sus reflexiones y recuerdos. De momento, me mantengo expectante, a ver si Emeterio o Adrianna deciden lanzarse a preguntar algo. De no ser así, yo mismo intervendría, pero creía más interesante que todos preguntásemos, pues no todos teníamos la misma forma de ver el problema que se encontraba frente a nosotros, pues aún nos quedaba mucho por saber.

    Mmm....3 años...Qué coincidencia... Era lo que se me pasaba por la mente al momento de escuchar al viejo hablar. Esto se estaba convirtiendo en una historia de novela, pero que el hombre empiece con un chiste como ese apenas conociéndonos, eso demuestra una cuota de verdad; en todas las historias siempre alguien que hace una broma de ese estilo es que esconde una verdad y sabía que ese hombre estaría escondiéndonos algo, además que su actual esposa sería cómplice de ello. Iba a desentrañar todo esta extraña situación a como de lugar, y a escribir una novela a partir de esta experiencia, por lo que no dudo en tomar las preguntas y hacerlas -Dígame, desde hace cuánto tiempo que conoce a su actual esposa? Qué puede decirnos sobre esa extraña enfermedad que el pequeño tenía?- empiezo por lo simple y veo cómo se desenvolverá la información que el hombre nos de.

-Conocí a mi esposa hace tres años, cuando llegué al pueblo-

-Mira, yo soy mago, prestidigitador, como guste decirlo. Me dedicaba a actuar en ferias escolares por todo el país, hasta que un buen día llegué aquí.-

-Me hospedé en esta posada, para pocos días más tarde actuar en la feria que se celebró aquí en Hutton Lake. Me enamoré de el lugar, de la paz y tranquilidad que aquí se respira; Me instalé para comenzar con mis estudios y poco a poco surgió el amor.

-Conozco que David tuvo una rara enfermedad, al igual que su padre, pero cuando yo llegué ya era un joven sano-

Anoto mentalmente todos los datos aportados por el mago. Desde luego, podría ser, aunque no terminaba de fiarme de sus palabras. Me rasco la barbilla y decido intervenir. Emeterio parecía bastante callado, aunque no dudaba que estaría atento a las cosas que aportase el anciano. Entonces...¿no ha escuchado usted nada acerca del propio artífice de tan soberbia curación? Porque supongo que hubo de ser algo bastante sonado, con la enfermedad tan rara que padecía. Le miro inquisitivamente. Tenía por instinto pensar que ese individuo sabía más de lo que decía, aunque una vez más, podía equivocarme.

 De momento opto por la opción de estar callado, no siempre por que intervengan más personas en la conversación la gente habla más, muchas veces pasa lo contrario, se hacen tantas preguntas distintas que no se sabe a quien está respondiendo. Además, Arturo parecía que estaba llevando bien el asunto y poco a poco Krayguen iba contando cosas. 

No me acaba de convencer eso de que ya estuviera el chico sano, todos los indicios demuestran que este señor tuvo algo que ver, o al menos toda nuestra teoría se basaba en ello. Miro a arturo con cara inquisitora, dandole a entender que yo tampoco me creía mucho lo que estaba diciendo el señor.

    Mentiras...A este no le creo nada y me juego el cuello que tiene algo que ver con todo esto- pensaba a la vez que el anciano respondía las preguntas, pero me mantenía mirándolo como si de verdad me estuviera conformando con lo que mis oídos escuchaban, pues no quería que sea demasiado evidente el hecho que no le estaba creyendo o no seguiría respondiendo las preguntas. Por otro lado, ese líquido que había encontrado anteriormente cuyo peculiar aroma azotaba ahora mi memoria olfativa me parecía un tema que tendría que salir a la luz en este tipo de conversación y no me lo guardaría, gustase a Emeterio y Arturo o no. Si el anciano no tiene nada que ver con la curación, seguro que algo sabe y eso me encargaré de preguntar una vez que él responda la pregunta de Arturo.

 Cita:

 -Si, le llaman "Dios". Dicen los cristianos que es el creador del universo y todo lo existente. De cuando en vez obra milagros... ¿No?- Comenta jocoso.

 Cita:

 Si, tira psicología, por ejemplo.

Cita:

 También puedes tirarla.

Cita:

 Adrianna aguarda paciente y sibilina. (esta pregunta podría responderla ahora, pero no se a que líquido te refieres)

Asiento sin mucha elegancia. No había mucho más que decir por mi parte: o ese anciano nos ocultaba algo o era yo quien estaba perdiendo la cabeza con todo esto. Me rasco el mentón con lentitud, pensativo, con mirada desconcierta: efectivamente, la respuesta había sido algo extraña y ambigua, pero no carente de sentido. Carraspeo ligeramente asintiendo, sin aportar nada de momento.

En ese mismo instante escucháis un sonido procedente del interior de la habitación de Kraygen, él también lo escucha.

-Blop, Blop, Bop-

Parece como si algún líquido burbujeara muy rápidamente. Ipso fato y sin despedirse Kraygen entra de nuevo en su habitación, cerrando la puerta tras de si. De nuev, se ha escapado de la habitación ese aroma que no asociáis con nada conocido, aunque sin embargo es muy agradable.

Justo en ese momento se escuchan unos pasitos provenientes del salón. El chico, David, sale a la recepción con un balón en mano. Os mira tímidamente y sale de la posada -¡Me voy a jugar!- Grita mientras justo antes, seguramente a la madre, aunque esta no se encuentra allí.

De nuevo uno pasos, pero estos desde la cocina. Amanda Kliss se presenta en el vestíbulo con un libro en la mano y os comenta que saldrá al jardín a leer, aprovechando este magnífico día.

Estáis solos en la recepción. De la habitación de Kraygen (en realidad la habitación es de los 3 residentes) se escuchan sonidos metálicos. Desde el piso de arriba fuertes pasos, seguramente de Phyllis haciendo las habitaciones, o puede que de Bog, al que no habéis visto durante el desayuno.

   Las cosas que decía ese anciano no eran demasiado conclusas, pero no dejaba un hueco por dónde sacar más detalles, por lo que se me hacía que ese viejo venía practicando artes extrañas de hace tiempo y sabía cómo evadir al tipo de personas preguntonas como nosotros. El olor que salía de su habitación era bastante agradable, llevándome a suponer que hace algún tipo de experimento propio de los estudios que venía llegando a cabo. Por otro lado, no iba pasar demasiado tiempo y mis acompañantes caerían de nuevo en el escepticismo gracias a las respuestas certeras del anciano; asimismo, había algo que me llevaba a desconfiar de sus palabras, a lo que prontamente se los comunico a Emeterio y Arturo -Llámenme loca, pero sé que él sigue ocultando algo, pues nos ha evadido muy bien al responder nuestras preguntas, sin darnos detalles con los cuales realizar alguna investigación- me quedo pensativa por unos segundos y prosigo -El mal de Mallin no es algo que se vea seguido, y menos que se presente del modo en el que se presentó en este pueblo. Todavía pienso que hay que buscar la casa del hombre que iba manejando ese auto o adentrarnos en el laboratorio del anciano una vez que este estuviera fuera de la casa- La idea era demasiado descabellada, pero sentía que ameritaba de acuerdo a la situación que teníamos presente por el momento: si no nos responden de un modo que nos dejara conformes, había que infiltrarnos y descubrirlo por nuestra propia cuenta. He hecho este tipo de cosas antes al momento de investigar algo cuando escribía algún libro, pero no podía resistirme a la tentación de adentrarme al oscuro escondite que el hombre pudiera tener, y sabía que lo tenía en algún lado.

 Así no vamos ninguna parte. Kraygen no dijo nada que pudiera tranquilizarme, si no todo lo contrario. Cada vez sospecho más de este señor. ¿qué hará en esa habitación?. El olor dulzón y agradable no me trae ningún recuerdo de nada que haya olido antes pero me gusta.

- Yo también creo que aquí pasa algo raro, no es normal lo de la enfermada esta. 

Al responder a Ariadna me doy cuenta de una de las cosas que ha dicho y que me ha llamado la atención.

- El tipo que conducía el coche venía en pijama, con lo que no puede vivir muy lejos, eso ya lo dijo la doctora...Una idea toma forma en mi cabeza. - Creo que igual es aventurar demasiado, pero ¿y si el hombre había estado durmiendo antes en esta posada?, hemos encontrado restos de la sustancia viscosa en una navaja tirada fuera y el tipo podía haber intentado huir precipitadamente.

Intento respirar y ordenar lo siguiente que voy a decir, porque estoy suponiendo demasiadas cosas.

- Además, el tal Kraygen no nos da ninguna buena espina y según los periódicos vino al mismo tiempo que se le curó la enfermedad al chico de la posada. Todo podría estar relacionado.

Me tomo unos segundos de pausa y prosigo.

- Creo que deberíamos mirar el registro de la posada y ver si alguien estuvo ayer durmiendo aquí y ver si coincide su nombre con lo que sabe la policía.

La mesita de recepción está a unos pasos de donde os encontráis (ver mapa).

No hay nadie a la vista.

El registro de huéspedes se lleva a cabo en un pequeño cuaderno.

En lo que concierne al registro, en el día de hoy no hay anotaciones, al igual que en el día de ayer.

Hace tres días están apuntados vuestros nombres, hace cuatro la hoja está arrancada.

Hace cinco y seis días están los nombres de Kliss y Bog.

En los días anteriores hay multitud de nombre que no conocéis, ninguno es el de Jason Andrews. Pero, cada cierto tiempo, de nuevo hojas arrancadas (más o menos en periodos de  mes y medio - 2 meses).

Observo pensativo las hojas arrancadas. Había una que se encontraba antes que nosotros está arrancada, y encima parecen seguir algún tipo de patrón común. Inspiro reflexivo, soltando el aire poco a poco mientras mi mente va funcionando. El hecho de que algunas hojas estén arrancadas no es normal; de hecho, es síntoma de que se quiere ocultar algo. Yo hago lo mismo con mis libros de cuentas. Bromeo un momento apoyando la mano derecha en la mesa. Sigamos con nuestra teoría. Suponiendo que ese viejo loco tenga algún modo de producir la enfermedad, aun sin saber el por qué: ¿no os parece que podría deberse estas faltas de hojas a clientes con los que se probó algún tipo de...?Me quedo sin palabra para definir la sustancia viscosa, el cuerpo hecho....puré en el coche...¿...veneno o algo parecido?. Yo creía firmemente en una respuesta afirmativa, pero no sabía como encajar nuestro próximo paso. ¿Íbamos a entrar por la fuerza en el cuarto de Kraygen? En el fondo, nuestras pruebas se basaban en suposiciones, pero tantas coincidencias no podía ser normal.