Partida Rol por web

La carne de cañón se acercó a la entrada como carne de cañón que era. Templario les dejó... hasta que decidió hacerse el importante. 

—¡Parad! ¿Es que no veis que hay bichos muertos? ¿No queréis plantearos qué es lo que los ha matado? Al menos que vaya sólo uno, así no moriréis todos juntos. Seguro que hay trampas o dispositivos de protección, coño. 

Templario era todo lógica. Le pegó un tiro a uno de los bichos muertos en la entrada para remarcar su punto de vista. 

-Voy a ver.

La curiosidad vence a Obscure, se acerca sin hacer ruido hacia donde estaban los subterráneos y los bichos. A unos cuatro metros, convierte sus dedos en arpones y con un movimiento de sus brazos como si fueran látigos los lanza hacia el bicho al que disparó Templario para poder atraerlo y ver que los ha matado. Si es que están muertos.

Cargaba con el cacharro mientras escuchaba a aquellas personas decir que si éramos raros y que no sé qué. No sabía por qué lo decían exactamente, yo no era rara en absoluto. Los raros eran ellos que preferían comer ensalada con la hamburguesa de lo que fuera en vez de patatas.

Roxanne se tomó peor que yo eso de que nos llamaran raros y les amenazó, lo cual, me hizo soltar una carcajada.

- Ahora llevo un supositorio gigante, cuidado.

Pronto vimos los cadáveres y yo me quedé un poco al margen, dejando el "supositorio metálico" en el suelo, pero quedándome cerca de él. Ya que lo estaba llevando yo, lo lógico era que también lo vigilara un poco ¿no? Aunque estaba claro que esto no lo iba a poder cubrir con mi cuerpo si las cosas se ponían feas.

El disparo de Templario no despertó a ninguna de las cucarachas, y cuando Obscure acercó una para verla mejor comprendió por qué. El desgarró que tenía en el pecho y el que sus partes internas estuvieran casi todas por fuera tenía bastante que ver. O eso suponía al menos.
Todos los seres tenían más o menos los mismos cortes, algunos incluso estaban partidos por la mitad.

Videshee había dejado el aparato para poder descansar un poco pero estaba atenta a lo que pasaba. Y los subterraneos parecían haber hecho caso a las advertencias del acorazado, pues casi todos se pararon en la entrada. Casi todos. El tal Keny seguía avanzando con paso decidido pero de manera precavida y muy profesional.

La entrada de la cueva daba una clara imagen de lo que había dentro. Una luz cálida iluminaba la estancia. En el centro había un dispositivo similar a una torre, el cual desprendía energía. De hecho de vez en cuando soltaba algún que otro chispazo. Se puede ver alguna que otra entrada, pero todas ellas derribadas y llenas de cascotes. El único acceso parecía ser aquel.

Templario se había acercado un poco a la entrada. 

—Voy a utilizar los sensores de mi armadura para encontrar trampas. —Dentro de su visor, si miraba alguno de los símbolos, los sensores de la armadura pasaban a visión nocturna, o detectaban calor y esas mierdas. Y mil cosas más. Deseó no haber matado al que le estaba enseñando todo cuando le dieron la armadura... ¡Pero es que lo primero que quería era probar sus armas y el señor era un blanco tan tentador! ¿Por qué no habían pensado en lo obvio?

Hmmm, debería haber dejado que Kenny sufriera y muriera con la trampa, habría sido divertido... y luego habríamos visto a Valeria enfadada, eso hubiera sido doblemente divertido. ¿Por qué no dejamos que la selección natural siga su curso?

Los que miraron dentro pudieron ver varias cosas. No sólo había más accesos bloqueados, de hecho muy blien bloqueados con lo que parecían derrumbamientos con precisión milimétrica, sino que también había más cuerpos de las cucarachas dentro. Y también muertas. De hecho algunas estaban partidas por la mitad.

Kenny, o así le habían llamado al tipo que había entrado, estaba haciendo señas para que entraran los demás.

Venga caguetas. Aquí sólo hay bichos muertos.

Fue en ese momento cuando uno de los cacharros que pululaban por la zona se movió, de hecho no sólo se movió si no que se transformó en una especie de robot gigante, de hecho no sólo se transformó si no que con un zumbido eléctrico y un movimiento de uno de sus brazos partió a Kenny por la mitad.

El robot mediría casi los tres metros, la sala unos 10 de alto, y desde luego no parecía que le gustasen las visitas.

- Hijos de puta ¡han matado a Kenny!

En realidad me da igual la muerte de ese imbécil, pero Siniestro recordaba una vieja serie de televisión que emitían cuando todavía era doctor, y pensó que era el momento adecuado para decir aquella frase. De hecho le hacía mucha gracia la situación, aquel robot le había alegrado la mañana. Claro que ahora era cuestión de destruirlo porque no parecía demasiado amistoso.

Sabiendo que mis poderes mentales no tienen nada que hacer contra ese amasijo de metal retrocedo un poco para buscar cobertura y abrir fuego con el blaster.

Templario contempló como partían en dos a Kenny. Y como Cara Calavera hacía un chiste. El problema era que él se estaba riendo de Kenny y su horrible fin antes de que su "compañero" lo hiciera. 

Mierda, va a parecer que me río del chiste... ¡Pero no puedo parar!

—Y ahora hay otro bicho muerto... eh, no me echéis en cara que me ría —comentó— es una situación para partirse ... 

Y disparó al bicho. Porque le gustaba disparar a las cosas. 

Los rebeldes subterraneos miraron con horror al robot cuando éste destrozó a Kenny, y luego con un poco de odío a Siniestro ante su comentario porque creían que se estaba burlando de la muerte de un compañero suyo. Las risas de Templario habían confirmado que se estaba riendo, pero en el fondo les daba aún más mierdo que el cadavérico doctor.

Si el robot aún no se hubiera dado cuenta de donde estaban, Templario lo arregló llamando su atención con un disparo. Pero aunque éste dió en el enorme robot no pareció afectarle mucho aparte de ralentizarlo unos instantes.

Por su parte Gregory tenía pinta de que se lo había hecho encima, y estaba apuntito de salir por patas.

El robot se dirigió rápidamente hacia la entrada de la cueva donde se encontraba el grupo de valientes luchadores por la libertad del planeta, y los villanos aspirantes a "héroes". Sus zancadas lo llevaron más lejos de lo que hubieran pensado en un principio, y a unos metros antes de llegar junto a la gente estiró los brazos y atacó desde la distancia.
Dos golpes, uno con cada brazo acabado en una especie de sierra de energía. Dos golpes y dos subterraneos muertos.

La cosa no pintaba nada bien. Pero se habían enfrentado a situaciones peores, aunque de momento no se acordaban de ninguna.

Templaro seguía descojonándose. Sí, esa era la palabra. Luego el Robot mató a otros dos de los tullidos esos imbéciles que habían venido... y se enfadó. Gregory le había caído bien. 

—¡Eh, que quería matarlos yo en unos cuantos años! ¡Son tipos de esos superheroicos! 

Y tan estúpidos como los que se dejaron joder por los aliens. 

—Vamos, Roxy... ¡Que te lo dejo blandito! —disparó y atravesó a la criatura. Esperaba que su compañera hiciera picadillo al robot, al menos ella siempre se estaba chuleando de sus garras y de cómo de bien cortaban los pepinos. 

Si no lo conseguía, seguro que Rusita cantarina lo paraba un poco, era muy útil. Caracalavera y Obfuscado sólo servían para hacer poses chulas que y nerds granudos se pajearan con sus apariciones en los periódicos. 

Templario apuntó con cuidado donde creía que podría ser más efectivo su rayo, y aunque dió y el robot se tambaleó se recompuso enseguida, como si no le hubiese pasado nada. A pesar de la mancha ennegrecida que tenía en un lateral de la cabeza.

Si se fijó en el villano acorazado o no es algo que no sabría de momento.

Roxanne los había visto caer uno tras otro... y se había reído. ¿Cómo no le iba a hacer gracia la muerte de unos inútiles? ¡Si es que no terminaba de entender porqué habían bajado! Estos cabrones no servían ni para comerse la mierda de estas putas alcantarillas. Nos toca hacer el trabajo.  Como siempre. 

La verdad es que el robot habría sido un buen compañero de esos que matan sin hablar... de no ser porque era un enemigo, y a ella la tecnología no le terminaba de gustar.  Templario fue el primero en lanzarse al ataque -aunque desde la distancia, porque era un cobarde- y la mujer escuchó que la animaba a pelear. 

-¿Te da miedo acercarte a ese cacharro y que te haga una pupa en tu traje?-  preguntó, mostrando sus dientes afilados.  Yo me encargo, no te vayas a lastimar. 

Dicho eso, Roxanne se lanzó a la carrera sacando sus garras. Había observado a su enemigo y no era demasiado rápido, aunque sí resistente. Pero todavía no me ha conocido a mí. Vamos a ver qué tienes en el interior-  la guerrera dio un salto y clavó sus garras en la máquina intentando hacer mella en sus circuitos. 

Obscure se alegró de que lo que se había cargado a las "cucarachas" fuera un robot, si fuera un bicho blindado la cosa sería mas seria. Ahora todo dependía de lo bueno que fuera el que lo programó. Tras el terrible golpe de Roxanne penso que lo mejor sería no cabrearla en lo que fuera posible. No le hacía mucha ilusión acercarse al cuerpo a cuerpo pero solo necesitaba tocarlo para poder establecer la conexión. Así que con cuidado se acerco a unos tres metros y alargando el brazo por el suelo toco la pierna del robot. Hasta ahí la parte facil, ahora era el momento de la verdad si podia acceder a su memoria podría reprogramarlo y si no... bueno mejor no pensar en esas sierras.

Roxanne no se lo pensó y se lanzó de manera salvaje y alocada a por el robot. Y contra cualquier otro seguramente habría resultado. Demonios, contra cualquier otra cosa lo habría rebentado en piezas.
No obstante el robot demostró ser algo más duro de lo que podría parecer en un principio. Y a pesar del boquete que tenía en uno de los lados del pecho, parecía seguir funcionando.

Obscure por su parte probó algo más sutil, ya que su afinidad con las máquinas podía resultar útil. Y aunque logró tocar al robot y establecer contacto, no llegó a controlarlo. Lo cual hacía que todavía fuese un enemigo a abatir.

- Esto no está funcionando.- me limito a decir mientras abro fuego contra el bicho - Y no os quejéis de los chicos, lo están haciendo muy bien como carnaza.

Abro fuego con mi pistola blaster contra el cacharro destripador. En estos momentos lamento no haber estudiado un poco más de informática. Los enemigos digitales nunca fueron mi fuerte: inmunes a ilusión y control mental. Últimamente me empiezo a sentir demasiado viejo para estas mierdas.

- ¡Meh! ¿Robots? ¿En serio? - Pelearse con una máquina no molaba nada, ya que a parte de tener siempre algún cachivache que te jodía la vida, solían tener demasiada fuerza.

Solté una carcajada cuando escuché hablar a Roxanne.

- Claro, a ver si luego le hace una raya y no se lo cubre el seguro.

Era el momento para centrarse y aunque ya había activado mi armadura invisible, era mejor que intentara atacar antes de que acabáramos todos convertidos en hamburguesa de rata sin patatas.

- Espero que estos cacharros se abollen, por lo menos...

Así, decidí que en aquel suelo había las suficientes rocas como para probar si verdaderamente se les podía detener a golpes, así que busqué una que fuera lo suficientemente pesada como para que "les doliera".