Partida Rol por web

Rápidamente Obscure lanza un tajo hacia la esfera más cercana convirtiendo su brazo en una especie de espada-látigo. Dándole un buen tajo.

A pesar de que Templario y Obscure habían acabado con algunas de las Esferas de Guerra, aún quedaban más. Y éstas, en una sincronización extraña atacaron cada una a uno.

La potencia de fuego desatada fue bastante evidente. A pesar de todo, los Omegas se las apañaron para esquivar o aguantar los impactos. Ya sea desviando con sus poderes los disparos, aguantando estoicamente los rayos laser, o esquivando agilmente los haces de energía. De hecho, la que disparaba al Omega acorazado y a Videshee explotaron ellas solitas por causas misteriosas.

Bueno, no todos. Ya que Roxanne no logró evitar del todo el ataque que iba dirigido a ella, seguramente debido a que ya estaba aturdida de antes. Y ese nuevo impacto le alcanzó casi en el mismo sitio, haciendole más daño del que le habría gustado.

La fiesta no había tardado en empezar, pero ¿acaso habían esperado otra cosa? Si eran sinceros en parte se alegraban de pasar a la acción y dejar un rastro destrucción a su paso. Aquello que hacía sus vidas felices.

– ¡Pum! Una menos.

Hizo su segundo disparo, con la rapidez y seguridad a las que estaba acostumbrado. Pero en esta ocasión notó que algo había salido mal. Fue apenas una milésima de segundo, mas Worm supo que tenía un problema. Uno gordo.

A Roxanne le llovieron los disparos antes de que tan siquiera pudiera hacer la primera broma. Por suerte o por desgracia, la mujer era bastante más dura que la media y aunque notó que su costado comenzaba a sangrar pudo reaccionar para moverse y atacar. 

-Esto es lo que queréis, ¿no? Voy a destrozaros a todos- dijo mientras gritaba y despedazaba con una de sus manos a una de las esferas de guerra. Cuando acabase allí alguien tendría que pagar por la herida que se había hecho. 

Los disparos llegaron a herir a Roxanne, aunque lo que lograron realmente fue cabrearla. Se pudo notar en la atención que recibió la esfera de guerra que le había atacado y en lo que quedó de ella. Las piezas de los legos eran más grandes que lo que dejó la joven.

Videshee por su parte trató de atrapar a una de ellas, pero ésta fue más rápida y se pudo librar del agarre telequinético. Cosa que no solía ser fácil de hacer. Tenía que concentrarse un poco más, la rápidez de reacción de las armas V'Sori la había dejado un poco a traspiés.

Y Worm hizo gala de una puntería peculiar. Voló una de las esferas de un disparo certero, más cuando fue a disparar a otra con su mano izquierda la pistola explotó al igual que habían hecho los robots de vigilacia momentos antes. Aunque afortunadamente no le pasó nada.

Aún así, el resultado era que quedaban sólo tres enemigos...de momento.

En teoría las esferas no podían sentir terror ya que eran robots, o por lo menos eso creían. Aunque Siniestro había dicho algo al respecto, pero no le hicistéis mucho caso.
El hecho es que parecieron centrar su atención en Videshee y en Roxanne. Pero aunque los haces de energía se desviaban cuando se dirigían a la lider del equipo, no era así con la joven de las garras.
Roxanne era rápida, pero la esfera que le atacaba parecía saber donde se iba a colocar. Y aunque por poco, lograron impactarla de lleno.

Había fallado un disparo contra una de esas bolas de acero y muerte, y eso le jodió. Le jodió bastante. Lo que opinaran en el grupo de supercapullos le importaba bastante poco, pero él era Filthy Worm y no estaba acostumbrado a fallar. No contra un simple amasijo de acero sin más cerebro que un pequeño circuito programado para mantenerlo en el aire y disparar a todo aquello que se mueva.

Sus blasters volvieron a lanzar sus disparos de mortal energía y esta vez supo que no había fallado.

– Hay tenéis, mierdecillas. Dejad de molestar, malditas moscas.

Worm seguía disparando con sus dos pistolas con bastante buena puntería. Parece que podría competir seriamente con Templario en la categoría de disparar a cabezas armadas flotantes.
Ambos tiros impactaron, y cada uno destrozó una Esfera de Guerra. Tan solo quedaba flotando una en solitario. No parecía que tuviera nada que hacer contra los omegas, y de hecho casi podríais notar como tenía intención de marcharse de allí a toda leche antes de que la desmontasen también.

¿Lo lograria?

Templario esperó a ver si sus compañeros mataban a las esferas, que parecían querer masacrar a Garritas. 

—Es la primera vez que veo que las pelotitas arañen al gato y no al revés... — apuntó al núcleo energético de la última y lo destruyó, vaporizando al robot-alien-loquefuera.

—¿Estás bien? ¿Alguien tiene conocimientos de medicina? Te veo con demasiados agujeros —había una sombra de preocupación en la voz de Templario. Que fuera verdadera preocupación o tristeza por la posible muerte agónica de una de las pocas personas en el mundo que lo aguantaba quedaba por ver. 

La Esfera de Guerra parecía apunto de salir por patas. Desgraciadamente para ella, Templario tenía otros planes. Planes violentos como de costumbre, pero planes.
De la esfera no quedó ni para hacer parches de repuesto a otra.

La situación se calmó tan rápido como se había acelerado, pues no parecía haber ningún otro enemigo. Al menos no salía ninguno a recibirlos, y lo poco que veían por la puerta indicaba que no había moros por la costa. Al menos a simple vista.

La puerta abierta de par en par, más bien destrozada, invitaba a entrar.

- Y esto era sólo el comité de bienvenida. Esperad que encontremos la fiesta. - Dije a mis compañeros en cuanto el hombre de hojalata se deshizo de la última de aquellas cosas. 

Sin decir nada me acerqué a mi compañera y estiré las manos, aunque antes de tocarla esperé a que me diera permiso. 

- ¿Te echo un vistazo? No soy médico pero hago unos vendajes estupendos, sobretodo si en algún momento necesitas esconderte y no ir goteando por la vida. 

A ninguno de los que estábamos allí nos preocupaba mucho la sangre, pero si ya empezábamos a sangrar al entrar, a saber cómo íbamos a salir. 

Tocaba esperar. La chica de las garras había salido herida del ataque de aquellas esferas y la otra mujer decidió que era un buen momento para echar un vistazo a su compañera.

Worm les dejo hacer. No era cuestión de buscarse ya enemigos dentro de un grupo del que su vida podría depender más adelante, así que calló el pico y miró a su alrededor para asegurarse de estar preparado si volvían a recibir visita.

– Si eso era un comité de bienvenida, no sería amable no aceptar la invitación, ¿no? ¿Entramos?

Pregunto al resto, mientras Videshee se ocupaba de Roxanne. Era una pregunta retórica, o al menos eso esperaba.

-Por supuesto. Seguro que Roxanne querrá agradecerle personalmente al dueño de las esferas esta bienvenida. Además es de mala educación no entrar cuando te han abierto la puerta.

Digo mientras me asomo por la destrozada puerta mirando el interior.

Lo cierto era que en ese combate a Roxanne no le fue demasiado bien, pero por suerte era una tía dura. Lo suficientemente dura como para desear que el tiempo pasara y pudiera llegar hasta el cabrón que les estaba enviando esos juguetes que se esforzaban por hacerle un par de agujeros nuevos en sitios que ella no se había planteado. 

Cuando acabó el combate notó que la atención se centraba en ella y pensó en soltar un gruñido y salir de allí pitando, pero no. Ante la pregunta de Templario puso los ojos en blanco y luego sonrió. Él, Videshee y ella misma parecían haberse convertido en un buen trío de colegas que estaban juntos más allá de por las obligaciones del zumbado para el que trabajaban. 

-Esto no es nada que no pueda curarse con un par de birras y algo de sexo desenfrenado. Si tan preocupado estás te puedes encargar de ambas cosas luego. 

La mujer hizo un asentimiento con la cabeza ante el intento de acercamiento, agradeciéndole internamente que no se hubiera aproximado sin permiso.  La luchadora no estaba en contra del contacto físico, pero siempre ponía sus barreras a no ser que hubiera bebido antes.  Claro, hazte cargo. No es preocupante, de verdad- añadió mientras se examinaba por encima. Lo cierto es que le dolían las zonas en las que había recibido un impacto, pero no era algo que una soldado como ella no pudiera aguantar.  Pero sí, yo estoy deseando también ir a darle las gracias a quien se está encargando de ello. A lo mejor le meto el colgante por el culo en vez de enseñárselo. 

Garritas dijo un montón de cosas interesantes, y Templario sospechó que seguía algo afectada por la bebida de antes. Bueno, él mismo tenía una petaca en la armadura con un tubo a la boca y de vez en cuando daba un traguito. 

—El alcohol lo cura todo, y lo otro más —sacó un papelito y apuntó— "Beber dos birras, darle sexo desenfrenado para curar a garritas" —asintió al ver que Roxanne seguía bien, incluso se dejaba atender por Videshee— tú no te mueras que hay límites que no quiero cruzar.  

El plan para el colgante no estaba mal —Pero yo usaría una espada para meterlo por ahí. Si no es demasiado pequeño para que lo sienta. 

Y sí, la fiesta había empezado, como decía Rusita y Gusanito, el oscuro ya estaba echando un vistazo. 

—Nos han abierto la puerta... la han reventado con las ganas de que entremos. ¡Vamos! 

En cuanto Videshee le confirmó que Garritas no estaba tan mal, Templario avanzó, esta vez esperaba recibir los tiros él, que llevaba armadura, y no la pobre chica, que rajaba bien con esas garras, pero era blandita. 

Roxanne parecia en condiciones de seguir adelante, y Videshee aparte de vendarle una de las heridas tampoco podía hacer mucho más en aquel momento.
Obscure y Worm se asomaron a la entrada y estaba inusualmente vacia de gente que quisiera martarlos. Además, haceindo un alarde valentía Templario se adentró al recibidor y los demás acabaron por seguirlo eventualmente. Tampoco es que tuvieran muchas opciones.

Después del recibidor había un gran salón con varias puertas, una gran escalera que conducía al piso superior en el lateral izquierdo y una gran vista del acanatilado de detrás.
Una de las puertas estaba abierta, daba a un pequeño pasillo y a otra habitación amplia al fondo. Algún tipo de biblioteca y, según las instrucciones que les habían dado, por allí estaba el acceso a los laboratorios subterraneos.

Además. Por si acaso el plano que tenían no era suficiente pista, al fonde la biblioteca había un grupo de drones con las armas preparadas. Podían ver unos siete un ocho, aunque notaban más movimiento. Estaban en formación de fusilamiento. Cuatro arrodillados y cuatro de pie, esperando a que algo se asomase al pasillo para acribillarlos.

—Hmmm, hay un comité de recepción ahí. Ocho idiotas. ¿Tomamos un mueble para cubrirnos y cargamos contra ellos? —Propuso Templario a sus compañeros —Ah, y comprobemos que no haya trampas de camino... igual hay hasta minas. 

Aquellos robots, o lo que fuese que eran, parecían haber empezado a cogerles respeto. Ahora se habían medio parapetado en un pasillo, esperando que el grupo de super malotes se asomaran para freírlos.

– Esperad un momento. Quizás pueda funcionar. –Les comentó a sus compañeros, haciendo que más de uno alzara una ceja en señal de extrañeza.

Entonces todos pudieron vislumbrar una escena de lo más revulsiva. Algo que podría causarles problemas para cerrar los ojos las noches venideras. Aunque, por lo que les había entendido Worm hacia apenas unos minutos, pensaban ocupar las noches más bien con otras actividades.

El cuerpo del superser empezó a deformarse y a regresar a su forma habitual, como si estuviera pulsando, apareciendo con cada nueva pulsación una nueva protuberancia o aumentando estas de tamaño. La experiencia no duró mucho, pero fue realmente desagradable, y apenas uno o dos segundos más tarde una copia perfecta de Filthy Worm los miraba con expresión de satisfacción. El deleite se podía apreciar en los rostros de Worm y de su clon, lo que no estaba tan claro era si se alegraban al ver la cara de repugnancia del resto de compañeros del grupo o por verse de nuevo.

– Ya sabes lo que tienes que hacer. Pero no te entusiasmes demasiado, que esta vez no te va a durar mucho.

Y dicho esto, la copia del supergusano hizo un rápido movimiento, asomándose al pasillo donde les estaban esperando los drones, dispuestos a disparar en cuanto alguno fuera tan imbécil como para asomarse. Se agachó al instante, para intentar ganar la mayor cobertura posible, y trató de dar un tremendo golpe al suelo con sus dos puños apretados.

Después de aquella escena de la creación del clon de Filthy Worm pocas cosas les iban a causar mayor repulsión. Pero no era el momento de preocuparse por ello.

Mientras  Templario cogía una recia mesa y la preparaba para hacer de ariete, el clon (o Worm, todo podía ser) se adentró directamente en el pasillo mortal. Pero curiosamente pilló por sorpresa a los drones que estaban apuntando. Antes de que ellos pudieran hacer nada una terrible onda expansiva recorrió el pasillo hasta llegar a las tropas de asalto de los V'Sori haciendo que algunas de ellas cayesen al suelo.
No obstante, aunque algunos soldados quedaron aturdidos, la mayoría pudo reaccionar y disparar al clon. Aunque la reberberación, o el estar desequilibrados, o todo ello, hicieron que los disparon fallasen.

Una cosa sí que escamó a la copia de Worm. Y es que el suelo no se rompió como él había pensado. Estaba claro que era reforzado. Bastante.

También pudo fijarse que efectivamente había más soldados dentro de la habitación aparte de los ocho que estaban preparados para disparar.