Partida Rol por web

- Pues... la verdad es que... no me baja la regla y esta tarde me he hecho la prueba del test... - la niña se hechó a llorar sobre los brazos de Lucca - a dado positivo - la chica miró con ojos llorosos a la muchacha - lo siento, no tenía que haberte molestado, mis problemas no te interesarán lo más mínimo - dice levantándose - Por cierto, me llamo Paula, muchas gracias por haberme escuchado - dice cabizbaja.

Por la mañana, vas a visitar el centro comercial porque necesitabas hacer un trato con el jefe del comercio para que os proporcione bebidas más baratas. La mirada de uno de los guardias de seguridad se clava en ti y tu le devuelves la mirada sabes perfectamente que es lo que se oculta en el fondo de su ser así que eres un licántropo... piensa irónicamente.

Tu sigues tu camino hasta el gran jefe, que se muestra reacio a aceptar tu generosa oferta pero tus dotes de "negociación" hicieron que el Señor Lobreguez Santos, accediera.

Después de tu exitoso día te marchas para ultimar los detalles para la inauguración de la discoteca de vuestra señora Al-Zaharat.

Ya estaba anocheciendo y todo estaba listo para albergar a un montón de humanos con sangre fresca.

Madre mía, en qué me estoy metiendo...

- Vaya.. Bueno.. Tranquila, no pasa nada. Suelo hacer de psicóloga para mis amigas. Yo me llamo Lucca.

Le incorporo para que se ponga de pie. Me llega a los hombros. Saco un clínex de mi bolso y le limpio la cara.

- Creo que deberías hablar con tus padres. Seguramente no se lo tomarán muy bien, pero al fin y al cabo son tus padres. Ellos siempre apoyan a sus hijos. No te preocupes, todo saldrá bien.

Niña estúpida. Esto te pasa por ser tan espabilada a corta edad. Sin embargo, yo sigo aquí consolándola... En el fondo, me da pena. No me he atrevido aún a preguntarle su edad...

La verdad es que no sé qué hacer con esta chica. Hoy me apetecía mucho salir, pero tampoco podía dejarle ahora, tras escuchar su historia.

- Oye, quieres que te acompañe a algún sitio? No te puedes quedar aquí toda la noche. Si quieres, te acompaño hasta tu casa. Dónde vives?

Increíble.. Estoy a punto de "malgastar" mi noche de fiesta, por problema ajena... Me estoy ablandando..

- Bueno creo que voy a cazar gente a la calle... algunos hay que aun no saben lo que se están perdiendo - una media sonrisa marcó su rostro - espero que tu te encargues del licántropo que está rondando por ahí fuera - su tono se torno despectivo.

Sus pasos eran torpes... La luna hacía que su parte licantropa saliera a la luz, pero esas nubes hacían de escudo y apoyaban en mínima parte a su parte humana.

Breck recordaba aún a aquella muchacha rubia, aquella que observó poco antes de que ocurriera aquello que tanto le impactó hace unas horas. (En ese momento su ira aumentó en su mente e hizo que sus puños se cerraran en un intento de soportar aquel sentimiento)

Con cada paso que le acercaba a la chica, su cuerpo se iba convirtiendo en una combinación no muy armónica de odio reprimido, sed de sangre y pena... Pena por no poder controlar su cuerpo, que ahora se movía solo, sin que su razón pudiera hacer nada por retenerlo..."Ahora en él mandaba el subconsciente licantropo...El instinto del lobo"

Su vista se iba nublando y a la vez se iba perfeccionando. Sus ropas estaban rasgadas, rotas, y se movía entre las sombras, intentando ocultarse de las personas cercanas.

Cuando se encontró delante de la joven, se quedó paralizado. Y en ese momento vino a su mente la imagen de su amada Bea... ¿Y si fuera ella ahora mismo?-pensaba desconcertado, mas no podía hacer nada por detener su cuerpo-Mataría si alguien le hiciera algo...Pero, ¿y si soy yo?

Esos pensamientos le dolían mucho más que cualquier paliza, mucho más que cualquier caída emocional, mucho más que nada...Pues Bea para él, lo era todo. Era su vida: sin ella no podría seguir viviendo; era su forma de ser: nada sería igual sin ella; lo era todo: y sin un todo del cual vivir, la vida se convertiría en nada...

Pensaba y pensaba... Todas las noches igual, esperando que nunca llegara la luna llena...Reprimiendo esa parte de lobo...

Al final, parte de su ser humano, decidió vocalizar unas palabra que fueron dirigidas a la joven:
¿Quién eres?su voz sonó ronca, tan ronca que parecía provenir de un lugar recondito del fondo de un largo tunel.

Su cuerpo pedía sangre, su mente, ahora, también la pedía...Todo su ser se centraba en eso: en derramar ese fluido rojo para poder apagar lo que 28 lo tuvo reprimido: La sed de sangre.

Normalmente era muy aplicada con su trabajo, no soportaba cometer errores y además no se trataba de otra cosa sino de un licántropo de lo que se tenía que "encargar" como había dicho Lestat, no pasaría tal vergüenza de dejarse vencer por aquel ser. Aprovecharía cualquier momento para enfrentarse a aquello que tanto odiaba y conseguiría que desapareciese de su vista definitivamente, aun no sabía como lo haría, pero, ya pensaría algo.

La noche se acercaba, y con ella la luna llena que estaría esa noche en el cielo, ese será mi momento pensó mientras en su rostro se dibujaba sin poderlo evitar una media sonrisa, y en sus ojos había un extraño destello de ira.

Pronto comenzaría la inauguración y la discoteca se llenaría de gente así que buscaría un lugar apartado...

Como bien esperaban, "The Darkness" estaba hasta los topes así que le costó un poco de trabajo salir de allí. Ya había decidido el lugar en el que esperaría, un callejón muy cercano, oscuro... Una vez allí empezó a observar a la multitud... y de repente lo vio... allí estaba el muchacho que había visto esa mañana en el centro comercial, no se había transformado por completo pero ya se podía distinguir en su mirada el rastro de un lobo, y además, podía identificarlo sin problemas debido a su naturaleza... Él también la observaba, cuando sus miradas se cruzaron y en los ojos de Viro se reflejaba la cólera que en alguna ocasión se había apoderado de ella, pero que ahora no permitiría que se interpusiera entre ella y su objetivo.

El chico se acercó a ti y te dijo difícilmente

- ¿Quién eres? - su voz sonó ronca, tan ronca que parecía provenir de un lugar recóndito del fondo de un largo túnel.

-Pobre... una chica así no debería de pasar por semejantes cosas... ¿Loup? ¿De lobo? Seguramente estaría confusa y su cabeza puso el resto...- pensaba hasta que la reacción de la chica le dejó absolutamente descolocado. La chica le había besado en los labios, y sin haberlo querido, él estaba respondiendo con un húmedo y frenético beso, con la extraña sensación que a él le provocaba... Sentía... Aquello le resultaba familiar, no era capaz de recordar nada, pero ese beso estaba despertando sensaciones que se hallaban ocultas en su interior. Se sentía estupendamente, quería estar siempre así, detener ese momento... Casi con un impulso que no pudo controlar, agarró a la chica, y la tensión que en sus brazos había logró levantar a la chica, que rodeó su cintura con sus piernas.
Fenris, aproximó a la chica hasta la cama, dejándola allí con pasión pero con delicadeza al mismo tiempo, siguiéndola después. Allí la miró a los ojos mientras tocaba su pelo. -Eres preciosa- le dijo justo antes de regalarle otro pasional beso, mientras acariciaba el contorno de su cuerpo.

Llegó a un punto donde concurrían varias calles pero, dejándose llevar por el impulso, cogió la calle que conducía a la inauguración de una nueva discoteca. Era la comidilla de la zona, tanto por jóvenes dispuestos a pasarlo bien como por vecinos que ya se temían escándalos a altas horas de la noche. No era tema que la importara en ese momento, ni siquiera si iba vestida adecuadamente. Sólo llevaba el abrigo y la bata corta violeta debajo, si su hubiera cambiado no hubiera podido llegar tan lejos.

Al llegar a la salida de la calle oteó el ambiente en busca de Breck, tal vez estuviera en la puerta esperando entrar. Esperaba realmente encontrarlo con ese grupo de amigos, aunque lo dudaba. Si no fuera por su extraña actitud y el comportamiento final en el apartamento lo hubiera dejado estar. Ciertamente hablarían, eso era claro, pero no llegaría a la situación de tener que seguirlo.

Cuando se vio preparada se encaminó hacia la discoteca.

La chica aceptó tus consejos y se marchó lo más feliz que se puede en una situación similar, por poco se queda sin su noche de fiesta, todo parecía como si estuviese en contra de que lo pasase bien.

Las calles estaban desiertas, hasta que te aproximas a la discoteca, que está pletórica, llena de luces, de gente y la música se escucha cada vez que el portero permite el paso de alguien.

Te pones en la cola y miras a ver si consigues ver a algún compañero, pero no tienes suerte, en la puerta no hay nadie conocido.

El portero te abre la puerta al enseñarle tu carné de identidad y allí ves mucha gente.

Miras hacia delante y ves que hay un gran atasco de coches que se dirigen para la derecha, miras a tu izquierda y la calle está desértica, así que decides coger el camino que queda a tu derecha, donde hay gente y jaleo.

Tu ropa no es la mejor para este ambiente pero ahora mismo estas cegada con la situación, es más importante ver lo que hace tu novio más que una ropa.

La calle está llena de gente y una gran fila para entrar a la discoteca, a si que te pones por el lado para ver todos los que hay, tu has tardado muy poco tiempo en decidir, así que no puede andar muy lejos.

Miras uno a uno, pero no está ni él ni sus amigos, desesperada, te giras enfadada y ves un callejón. Desde lejos puedes ver dos figuras que son alumbradas por la luna llena, aunque no se ve claramente al estar nublado.

Te parece ver a tu chico que está de espaldas a Bea y junto a él una chica rubia.

Parece que tus dudas ya se están aclarando.

Fenris la soltó muy delicadamente en la cama mientras se fundían en un apasionado beso que ella parecía no rechazar, en realidad lo encendía más con su fuego. Monique le levantó la camiseta y después le besó el torso desnudo.

La mente del chico se fue nublando y en vez de pasión y deseo empezó a sentir ira... no era dueño de sus actos, veía como sus manos se volvían más peludas y fuertes y como de las uñas emergieron garras, la chica soltó un grito de terror y se alejó de él hasta la puerta, dando golpes en ella.

Dejaste de ver, estabas como cegado y parecía como si solo te impulsara tu instinto primario, comer.

Cuando despiertas, es de día, en la habitación solo hay ropas en el suelo. Sangre baña tu rostro y manos, y no hay rastro de la chica. Empiezas a encajar las piezas de rompecabezas que tienes claramente delante. La puerta vuelve a abrirse y el mismo hombre que te trajo el "paquete" tira al interior a Monique, que trae en la mano una foto.

Tu no podías mediar palabra, te tenía hipnotizada, pero un torbellino de energía se interpuso entre tu y él.

Marisa se presentó al chico y luego lo hizo contigo.

Tu sesión de fotos se había prolongado más de lo que tu esperabas y la noche había caído. Te despediste de tu fotógrafo y de todos los que estaban tras los bártulos, cogiendo tu abrigo y marchando en busca de tu amiga.

Hacía mucho frío y en el cielo, aunque nublado, brillaba una enorme luna llena que hacía que el cielo estuviese precioso. El camino a casa era largo pero te colocaste tu iPod para escuchar la música que más te gusta e ir metiéndote en ambiente, ya que esta noche toda fiesta.

Lola estaba en el sofá de vuestro piso, mirando la televisión aburrida, un buen olor a palomitas inundaba la casa. Esta noche se inauguraba una nueva discoteca y tu compañera y tu no podíais faltar en ella.

- Estaba preocupada, podías haberme llamado para decirme que llegabas tarde... - te dijo en un intento por parecer seria - venga, encima que has estado currando, no te voy a dar la vara, jejeje - su expresión cambió - Bueno, ¿nos vamos? - dijo poniéndose en pie y cogiendo su abrigo.

- Bueno, hola, mi nombre es Marisa, somos "primas" ella es Kira, perdónala pero es que aun no conoce el idioma muy bien... - dice con su típica alegría - quería preguntarte... a parte del nombre... ¿cómo podemos llegar a la discoteca que se inaugura hoy? - dice encogiéndose de hombros - Estamos mirando por aquí, pero no encontramos nada... -

Aunque Marisa le habla él continúa mirando a Kira - Mi nombre es Lestat - dijo con una reverencia, un tanto atípica en estos tiempos - Voy hacia allá, ¿por qué no me acompañáis? - dice con un tono de voz profundo y constante.

Erika salió del estudio, estaba agotada después de la dura jornada de trabajo. Al salir a la calle una brisa fresca acarició su rostro, haciendo que sintiese un repentino escalofrio. Sus ojos se clavaron en la inmensa luna que alumbraba el paisaje.
La verdad es que no me apetece nada salir esta noche... pero Lola ya estará lista. Se colocó su ipod para animarse y, para cuando llegó a su piso ya volvía a tener las mismas ganas de salir que si no hubiese trabajado en todo el día y estuviese en perfectas condiciones.

-Hola- dijo mientras abría la puerta de su piso. Como había supuesto, Lola ya la esperaba arreglada- Yo ya estoy lista, porque, en Barcelona, sin nosotras, ¡Una fiesta no es una fiesta!

Os dirijáis sin rumbo fijo, pero al salir a la puerta un grupo de chicos nombro una discoteca que se inauguraba esa misma noche "The Darkness".

Sin dudarlo ni un momento, las dos os miráis y sabéis lo que queríais decir Allá vamos fiesta... seguisteis a los chicos y llegasteis en la puerta estaban casi todos los jóvenes de los alrededores. Observas al portero de la discoteca "chocolate" ponía en su camiseta en letras blancas. hay una chica morena que mira hacia un callejón y que tiene puesta una ropa muy rara, unas zapatillas de casa, un camisón morado y una chaqueta.

-Mira a esa...- le dijo Erika a Lola mientras señalaba con la mirada a la extraña muchacha, pero en seguida prefirió centrar su atención en el guapo portero de la discoteca- anda, entremos, hace demasiado frio aqui fuera.

Erika andó con decisión hacia la entrada, clavando sus ojos en los del portero y sonriéndole con picardía mientras pasaba a su lado, sabía que la estaba mirando y se sentía bien por eso.

Una vez dentro de la discoteca no tardaron en pedirse algo de beber y dirigirse al centro de la pista, escogiendo con cuidado donde se colocarían: al lado de un animado grupo de chicos bastante guapos. Erika se sentía como pez en el agua, y comenzó a bailar con despreocupación.