Partida Rol por web

Una de…am…¿fantasmas? (Semana temática)

Intros

Cargando editor
14/10/2012, 04:22
Director

Hacía demasiado tiempo que habías muerto extrañamente empujado por una de las escaleras de servicio aunque puede que no fuese un empujón y te resbalaras con el resto del puré de crema que esa noche había servido una de las doncellas nueva y que al parecer había sido esparcido por partes de la zona de servicio, torpe tenía que ser.

       Lo que te encontraste después no fue una luz blanca, o no, claro que no. En su lugar un camino de piedras blancas rodeadas de briznas de saludable color verde en medio de una ladera impresionantemente grande. Tras mucho caminar siguiendo el camino viste de lejos unas escaleras que subían hacía el cielo y antes un puestecito donde había un querubín con aspecto cansado, escuchando la radio y canturreando.
-Oh alguien nuevo pestañeo varias veces mientras revoloteo acercándose a ti.

     Muy buenas caballero, es usted el señor…déjeme que lo adivine!! Parecía muy ilusionado con buscar en un archivador que sacó debajo del puestecito y que por cierto era casi mas grande que el, tu nombre.
Tras una hora de espera donde no te dejó hablar para decírselo lo encontró, aunque mas bien crees que fue por descarte. Así fue como te enteraste que poco después moriría la doncella de la crema de verduras.
Te cedió el paso dándote una chapita muy lustrosa donde ponía: Todos con dios!! Y por fin pudiste llegar al cielo.
No podías pedir mas, nada mas llegar te viste a muchos hombres y mujeres blancos haciendo las tareas que os obligaban a hacer a los de color. Mujeres de alta alcurnia con gesto de hastío extremo que se volvían serviciales cuando sus señoras, antiguas esclavas seguramente, de color les pedían que les cepillaran el pelo o le sujetaran la sombrilla. Aquello era el paraíso, casas de mármol, niños jugando libremente…curiosamente solo había niños de color…no había mas problemas que los de alguna borrachera que acababan en abrazos y otra copa, y luego a dormir. Todos te recibieron con los brazos abiertos, te dieron una casa y hasta te dejaron elegir uno o dos criados. Al parecer a los hombres blancos que habían sido malos los mandaban allí y estos tenían que aguantar y callar.


     Pero claro a ti tanta amistad, humildad y blanco siguiéndote como si fuera tu perrito faldero a la orden de cada respiración tuya no te terminaba de gustar, y eso que admitámoslo, ver como un señorito estirado con un palo de barrer insertado en cierta cavidad física te limpiaba los zapatos o te traía el vaso de leche cuando ya estabas en la cama, aparte de arroparte y cantarte una canción de nana no tenía ni precio ni nada que se le pareciese. Así que buscaste la manera de poder volver abajo, a la tierra de donde habías venido. Y lo encontraste. Al parecer era una especie de oráculo que en su momento fue pastor, borracho de felicidad en la taberna: Todos amamos a dios (el cual por cierto no aparecía mas que como una luz en los periódicos lo cual significaba una imagen blanca, se ve que estaba muy ocupado intentando subsanar lo que hacían los hombres a base de ajedrez) te dijo que había una forma, pero que no era bonita, y que necesitaba que fueseis dos, uno de cada bando, osease un café con leche o solo y una leche manchada.

    Al  par de meses de hablar con él te dijo que la había encontrado y que teníais que bajar a la pradera e ir por el lado contrario, que era donde estaba el reino medio, donde estaban ni los buenos, ni los malos, era un status quo donde no tenían café, ni té ni algodón dulce, eso solo era para los hombres y mujeres buenos. Te dijo que no te preocuparas que podrías volver a subir si finalmente no decidieras bajar de nuevo.

Cargando editor
15/10/2012, 06:08
Director

Tu muerte…veamos, tu muerte se basó en una serie de catastróficas desdichas. Primero porque la doncella que tenía que vigilar y tenía que avisarte de que tu esposo llegaría de la cacería se lo estaba montando con el mayordomo de la casa en la sala de escobas (como bien comprobaste después, porque tu no fuiste la única en morir..no no, lo que pasa es que ella…murió por lo que se llamaba una petit morte. Ya se sabe, esos corpiños tan apretados incluso para los sirvientes no podías ser buenos)


La cuestión es que, estabas retozando con el hermano de tu marido, un rico hacinado tratante de esclavos y algodón, cuando la puerta se abrió de golpe!! Pardiez como sesgaba tu esposo la carne con el abre cartas!!! La cuestión es que ni te dolió, pues aun estabas en pleno acto con tu retoño.
Lo que te encontraste después no fue una luz blanca, o no, claro que no. En su lugar un camino de piedras blancas rodeadas de briznas de saludable color verde en medio de una ladera impresionantemente grande. Tras mucho caminar siguiendo el camino viste de lejos unas escaleras que subían hacía el cielo y antes un puestecito donde había un querubín con aspecto cansado, escuchando la radio y canturreando.
-Oh alguien nuevo pestañeo varias veces mientras revoloteo acercándose a ti.
     Muy buenas señorita es usted…déjeme que lo adivine!! Parecía muy ilusionado con buscar en un archivador que sacó debajo del puestecito y que por cierto era casi mas grande que el, tu nombre.
Tras una hora de espera donde no te dejó hablar para decírselo lo encontró, aunque mas bien crees que fue por descarte. Así fue como te enteraste que poco después moriría la criada.
Pues lamentándolo mucho no puede ir al cielo, tendrá que quedarse en la tierra intermedia, que es donde no van ni los buenos ni los malos. Mientras te acompañaba por el camino que habías recorrido te explicó que eso les pasaba a los que habían sido malos en vida pero sin mucha maldad. Como por ejemplo tu repetitivo adulterio con el hermano de tu esposo.
Cuando llegaste te dejó en la puerta, una puerta desde donde unos zancudos enormes preguntaron tu nombre y acto seguido te dieron una chapa donde rezaba: ¡Por nuestros pecados! Que tuviste que ponerte para poder entrar. El querubín se despidió y se marchó.
Pues…alli estabas, te dieron una casita muy mona que compartías con algunas mujeres más, y cabría decir que nunca te aburrías, siempre había alguna trifulca leve entre vosotras pero que acababa en risas. Y es que eso era, maldad sin llegar a serlo. No teníais criadas, es más no había ninguna persona de color allí ni niños y por lo tanto a la hora de adecentaros para un baile teníais que ayudaros mutuamente. Para ti fue un infierno, no sabías ni de donde se sacaba la leche y tuviste que aprender, si si , mancharte las manos de tierra y esas cosas tan asquerosas que solo hacían los de bajo nivel.
Lo peor no era eso no, lo peor es que …no había té!!! No podíais tener la hora del té porque no había en ese lugar, y el algodón dulce…esa delicia para las ferias de pueblo, que por cierto venía cada 2 años. Pues tampoco había!!! Eso junto con el café y la seda era para personas buenas!! Hombres y mujeres de valía!!!


Acabasteis tomando pastitas con limonada.


Todo era muy bonito cuando te acostumbrabas si, pero tu querías venganza. Así que buscaste la manera de poder volver abajo, a la tierra de donde habías venido. Y lo encontraste. Al parecer era una especie de oráculo que en su momento fue pastor. Borracho de felicidad en la taberna: Todos amamos a dios (el cual por cierto no aparecía mas que como una luz en los periódicos lo cual significaba una imagen blanca, se ve que estaba muy ocupado intentando subsanar lo que hacían los hombres a base de ajedrez) te dijo que había una forma, pero que no era bonita, y que necesitaba que fueseis dos, uno de cada bando, osease un café con leche o solo y una leche manchada, lo cual no llegaste a entender.
Al par de meses te comunicó que al parecer había encontrado a quien sería tu leche manchada y que esperases al atardecer en mitad del camino, bastaba con llevar tu chapa para que te dejasen entrar de nuevo después del paseo.

Cargando editor
14/11/2012, 15:26
Director

Ambos habías sido citados en la antigua casa de los Stalin, una propiedad a las afueras de la ciudad, aunque se podía llegar andando en 15 minutos a paso rápido. Allí habíais acordado reuniros con el señor Arthur un hombre de unos 50 años, un burgués,  que las lenguas de la ciudad habían ensalzado en lo que a temas de contactar con el otro lado como el visionario, haciendo que su fortuna se alzase por encima de la de muchos nobles de la misma.
Había salido en los periódicos tantas veces como el remedio para la migraña, con extracto de algo llamado mercurio, mano de santo para las resacas y para las señoritas tras una insolación. El hombre, bajito, de aspecto rechoncho y una cuidada barba ya canosa con un bigote engominado iba acompañado de un sombrero de copa siempre. Ah si!! Y de un chiquillo de unos 14 años, espigado y flacucho como una brizna de hierba, lleno de pecas y con un descuidado pelo rojizo. Irlandés parecía ser.
El precio acordado era superior a lo estimado pues era difícil poder obtener cita con el. Aún así lo pagasteis gustosos, pues su última correría al otro mundo había conseguido que una viuda encontrase una suma cuantiosa de dinero que su marido había ocultado para dárselo a una querida.
Así pues, allí estabais, a la hora prevista, las 5 de la tarde, la hora del té, delante de la casa abandonada. Por suerte no hacía mucho que estaba desierta y aun se podía contemplar la magnificencia de una casa noble. En vuestras averiguaciones habías dado con un hombre en alto estado de embriaguez que había jurado y perjurado que en la casa había un tesoro, pues su mujer se lo había visto esconder a la señora Amelia, fallecida hace 5 años. Muchos sobornos después, encontrasteis indicios claros de que seguía allí, porque nadie lo había encontrado hasta ahora, y eso que la casa había sido mirada de pe a pa muchas veces.

Cargando editor
14/11/2012, 16:12
Director

 

Así os encontrasteis los dos, en la mitad de la nada de ese verde y esplendoroso campo que era a todas luces un poco bastante especial.
El iba con un hombre negro, ella…iba con lo que sería el hermano gemelo del hombre de color pero en blanco.
Ambos se miraron.
-Buenas ya casi noches –dijo el hombre negro
-Dirá mañana, está amaneciendo- contestó el blanco.
Tras unos segundos de miradas y el propioalzamiento de barbilla del blanco indicando cierta superioriad el negro carraspeó
-Bueno creo que estamos aquí por algo, y ese algo es la felicidad de dos muertos. O habla usted rápido o hablo yo, así que com –Ya hablo yo al menos una parte, muy amable. Sonrió el hombre blanco que había cortado al de color
-Os lo explicaré muy rápidamente mis quer…idos amigos, estáis aquí porque queréis volver por determinadas circunstancias al mundo de la carne, la sangre y el dolor, y nosotros no somos nadie para deciros que no, pero no podemos más que enseñaros el camino, no guiaros-

-Lo que quiere decir este señor tan amable es que si os lo damos la ira de dios recaerá sobre nosotros cual mazo. Hay una oportunidad y además un objeto interesante con el que podréis volver. Hizo una pausa de unos segundos, para que las ideas sembraran en vuestro fantasmal cerebro. Unos incautos van a celebrar una reunión y una sesión de espiritismo, en una casa donde hay un viejo cofre que guarda un objeto que os cambiará el cuerpo con ellos.
El blanco habló de nuevo -Solo tenéis que hacer que lo toquen tras encontrarlo y en unos pocos segundos o puede que un minuto poseeréis sus cuerpos, no os preocupéis por sus almas, simplemente nacerán en otro lado y no recordarán nada de nada. No es pecado, es dar una nueva vida. Asintió con la cabeza.


-Tendréis que empezar a bajar las escaleras ya, para llegar - el hombre negro sacó una foto de la casa, a más de un lustro de ser decente pero al menos se veía y ambos la reconocisteis, habíais muerto en esa casa, hace más o menos tiempo. Sus recovecos eran inimaginables, sus pasillos laberintos en la noche, una casa señorial de aspecto ya desvencijado tras su abandono.
Los hombres, se despidieron de vosotros y os dejaron bajando las escaleras que llegaban a la tierra, que, curiosamente solo era seguir camino abajo por unas piedras ligeramente escarpadas.

Una luz, un umbral…y allí estabais de nuevo, delante de la casa abandonada, que aún estaba a las afueras de la ciudad. 
Un vehículo paraba frente a esta…un vehículo, al hombre negro eso le parecían brujerías, la mujer blanca recordaba de soslayo esos prototipos para hacer andar a la gente y evitar caballos. De este salieron dos personas, una mujer joven y bastante apuesta y un hombre con aspecto serio y duro.

Cargando editor
06/12/2012, 20:44
Director

 

                                                                          Pequeño resumen                                                                                               

 

            Los fantasmas, vieron desde fuera como esa secretaria y el hombre maduro entraban en la casa, donde eran esperados por el dichoso hombre de negocios extrasensoriales y el chaval pon pinta de ser un poco lelo. Tras una informal charla los investigadores se sentaron para comenzar la sesión lo mas pronto posible, tenían prisa.

        Ambos muertos desde luego no se quedaron quietos, aprovecharon el momento para observarlos; quizás por el recuerdo de cómo eran, pues todo se veía un poco nublado desde ese lado.

      Sir Arthur comentó a los espíritus que entrasen en el, para que hablasen por su labios, a lo que nuestro buen amigo Ulyses lo intentó sin conseguirlo obviamente.

     Una mujer ataviada con una alta peluca les ofreció ayuda, pero ambos fantasmas la rechazaron; bien por desconocimiento o porque no se fiaban del todo de ella.

    La pequeña Elisabeth estaba empezando a impacientarse con el tema, y a ponerse más nerviosa por momentos.

      Ulyses en un arrebato de ira consiguió entrar en el cuerpo del chico, dejando de ver el otro lado, empezando a moverse y hablar de forma rara ¡Aquello era muy raro! Claro que era muy raro, el había sido un hombre alto, no un niño que apenas llegaba como quien dice a 3 palmos del suelo. Ya comenzó todo, Sir Arthur, semi inconsciente por un golpe en la cabeza entró en pavor al comprobar que su ayudante había sido corrompido por una sombra negra (es que Ulyses era negro, y eso se ve en el reflejo de los que pueden vislumbrar el otro lado, lo que pasa es que el hombre no sabía mucho del tema y lo confundió con un demonio o ser del averno; por lo que intentó salir de allí con prestreza.

    El inspector, que estaba mas ciego que una tapia se lo tomó a broma, una broma que no iba con el, y no dejaba salir al hombre hasta que este no les devolviese su dinero. En cambio la secretaria estaba contrariada con un golpe en su hermoso trasero tras el revuelo acontecido donde acabó en el suelo.

     Por el otro lado, Elisabeth veía anonadada que es lo que sucedía, sin terminar de creerse que el otro fantasma ahora en el cuerpo de un niño no les impidieran irse, pues si se iban no tendrían lo que habían ido a buscar; otra oportunidad.

     El chico poseido tuvo muy mal acierto al recolocarse su enano paquete delante de la señorita, por lo que se vio lanzado contra Sir Arthur con muy mal parar para ambos. El detective no permitía que nadie mirase así a su nena, ah no. Tras una leve pelea Sir Arthur logró escapar de la casa, y Elisabeth solo encontró una forma de hacer que no se fuera ni Jack ni la secretaria; le propinó un duro golpe en la entrepierna al hombre cegato que lo dejó casi inconsciente mientras se agarraba las bolas y maldecía en arameo.

      En esos momentos de incertidumbre el chico poseido se fue al interior de la casa buscando las escaleras que subían, siendo perseguido por la secretaria que estaba mas que enojada. Por su peso el niño no tuvo muchos problemas en subir, pero la escalera como había visto estaba destrozada, haciendo que fuese un peligro subirla. Io, que era nuestra atractiva secretaria subió estás corriendo, y se encontró con un pie clavado en la madera y una caída que le costó la mas horrorosas de las muertes (y puede que estúpida)

    Su fantasma salió de su cuerpo segundos después de que todos acabasen en la zona de la escalera, Elisabeth horrorizada buscando una silla con la que impedir que se moviesen y Jack que le dio un coscorrón épico con la funda de un Thompson que como bien sabemos, de seguro nada; esta se disparó e hirió al niño en una pierna haciendo que empezase a sangrar mucho.

     Elisabeth en su vano intento por evitar que subiera nadie y en pleno ataque de ansiedad golpeó al niño que rodó por las escaleras muriendo junto a la mujer. Ahora estaban 3 en el otro lado; Elisabeth con la impacable silla del mal, la secretaria sexy y Ulyses.

     La dicha no duró mucho, pues Jack sacó la metralleta de la funda y apuntó a la silla al grito de: te voy a exorcizar!!! Con lo cual Elisabeth en vez de golpearle en la cabeza para que se calmase que eso de exorcizar le sonaba muy mal; se la reventó como quien dice. Uniéndose el investigador a la pandilla fantasma.

   Ya podrían jugar al criquet.

       Tras una breve charla donde los dos nuevos muertos no se habían apenas coscado de nada de su muerte apareció un hombre trajeado de blanco en lo alto de la escalera. Explicándoles que todos habían acudido a la casa a por algo, porque habían sido los elegidos. Lo que ninguno sabían era que el crío ya había sido poseído con anterioridad, y era el que había guiado a los vivos hasta esa presa donde podrían caer olvidándose su alma al ser apartados de su cuerpo por otros (en este caso Ulyses y Elisabeth) También fue cuando Ulyses se percató de que ya había tenido un cuerpo y había desaprovechado la oportunidad de usarlo volviendo a la vida. Elisabeth entró en una depresión profunda y comenzó a llorar desconsoladamente, nunca volvería a probar el té, ya que allí tampoco había.

Tras avisarles de que o subían con toda la turba de fantasmas (nada menos que 10!) o serían atrapados y devorados por una especie de canes que se alimentaban de almas en el piso bajo, que no habían visto porque no aparecían cuando habían humanos; estos subieron, alertados por el ligero gruñido que empezaron a escuchar a sus espaldas.

      Pasaron allí parte de la eternidad, bueno, solo un par de años, en los que tuvieron conversaciones muy agradables con los demás fantasmas, si no fuese porque todos seguían buscando eso que supuestamente había en el desván; o en algún lugar de la casa.

     Un par de años después la casa fue derruida y con ella las almas subieron al infierno de hielo, un lugar donde siempre tendrían de todo; menos calor. Allí no había calor, era invierno siempre, y por muchas capas de ropa que llevaseis y mucho que calentáseis la sopa o el té (si si, había té!!), todo seguía muy frío o helado.

Notas de juego

*Dejaré abierta la escena de las intros para que podáis verla todos.