Partida Rol por web

Los oficiales se demoraban, pero uno de ellos, sin tener nada claro donde era, parecía el extremo de una península alargada, como si fuera una cola de algún ser mítico. Te sonaba por la forma, ya que habías visto en algún periódico esta, porque habían encontrado yacimientos de varios tipos en la zona, y porque algunos periodistas habían sido devorados por cocodrilos ... Se llamba ... Singapur o algo así.

La verdad es que ni el mapa ni lo que recordaba le sacaba de dudas.

-Puede ser-pensó-alli seguro que habrá chinos, esta cerca recuerdo que leí en los periódicos que lo habían conquistado los japoneses, lo mismo vamos para allá ha echar a estos. Aunque creo que era de los ingleses.

Se entretenía en estos pensamientos mientras adoptaba una posición de firme para parecer mas serio y marcial en espera de nuevas ordenes.

El Sargento Primero se dio cuenta de tu forzada postura y te intentó relajar: - Tranquilo, hasta que no salga, no te cuadres, que no es necesario mientras.

Pero por tu cabeza no tenías esos datos. No sabías que había sucedido estos meses en el campamento, en el resto del mundo. Sabías que Japón había claudicado pero nada más. Aunque también sabías que ciertos centros o guarniciones no se habían rendido aún: - Igual, no se han enterado de que ha acabado la guerra, y con lo cerriles que son, en no rendirse hasta morir, igual ...

Me relajo visiblemente.

-Gracias sargento primero. ¿Para que estamos esperando?, ¿recibiremos instrucciones de nuestra misión?. Los hombres se encuentran expectantes y aunque esto es la legión y están preparados para trinchar a quien se les ordene, en España era igual, estoy seguro que agradecerán alguna noticia.

- Pero no ...

Entoces salió el oficial y ambos os cuadrásteis.

- Dígame Don Andrea.

La voz del teniente era aspera y orgullosa a pesar de tener "veintipocos". El oficial había salido porque os había visto y se acercó, abriendo la puerta que era de una madera que se acercaba más al cartón que a una puerta de verdad.

- A sus órdenes mi teniente. Este es el sargento recién ascendido. Es veterano de la Guerra de España y de las tropas enviadas a luchar contra Rusia por esta. Luego se quedó en sus filas por diferentes situaciones. Inspiró profundo. No estabas totalmente orgulloso de que tu "hisotrial" se aventara a los cuatro vientos, pero era cierto. Era lo que habías vivido. Eras algo más que un veteranillo. No habías estado en una cocina o areglando motores de aviones. Habías dudado y sufrido entre balas y trincheras. - Es ducho con las armas, sobre todo en cuerpo a cuerpo, tanto armado como a mano desnuda. Es muy buen tirador con los lanzagranadas y también experiencias, tanto manejando tropas como por ejemplo saltando desde aviones.

El oficial se giró hacia ti y levantó una mano: - No quiero fanatismos ni luchas ideológicas. El primero que escuche alguna proclama política lo sentenciaré "in situ". Parecía tanto una amenenaza como una advertencia. Estaba claro que la lucha contra el fascismo y contra el comunismo sera conocida por este crio, pero, también sabías que tenían el derecho y la obligación de hacer cumplir sus órdenes con la máxima contundencia, y la pena capital habías visto aplicarla ante tus ojos por esos oficiales. - Y menos aún sabiendo que antiguas redencillas ideológicas pueden surgir cuando luchemos contra los comunistas del Viet Minh. Bueno Sargento Pérez... Tu apellido había sonado como si lo hubiera pronunciado un sevillano. ... todas las órdenes las recibirá o directamente por el Sargento Primero, o en un momento dado por mi. En su defecto las podrá recibir por nuestro mando de compañía. Por nuestro capitán, que idolatrará y hará que sera reverenciado por todas sus tropas. A cualquier falta de disciplina, seré informado por la cadena de mando ... Hizo un gesto para indicar que este era el compañero que como espectador estaba allí tamibén - ... para ser ejecutado el infractor.

Puso la adecuada cara de recibir ordenes, una mezcla de temor reverencial y profunda concentración. pero lo cierto es que ni puta gracia le hacia el tono del chaval y sus aires de grandeza, al menos en el ejercito aleman y en la division azul habian sido, por lo general, veteranos quienes le daban ordenes.

-¿Donde coño estaba este niño entonces?-pensaba.

Pero es cierto que ordenes son ordenes y no estaba para cuestionar asuntos de pundonor, asi que en vez de de cir que metiera por los cojones sus ideas y que dejara a los que sabian hacer la guerra que les dieran sus merecido al...¿Vietminh?, ¿que coño seria eso?, de su boca salió

-A sus ordenes mi teniente, no habrá problemas o seran solucionados de manera rapida y definitiva, la sección considerara un honor hacerse matar por el capitán si este lo ordene, conmigo al frente.

Y saludo con marcialidad prusiana, lo que no le costo mucho porque era lo que llevaba haciendo desde hacia algún tiempo.

- ¡¡¡Usted no solucionará nada!!!. No tiene ni potestar ni autoridad para nada más que para informar por la cadena reglamentaria. - Ala, la primera bronca del día. El oficial se giró hacia el sargento primero y le preguntó: - ¿Seguro que su elección para el ascenso es ... "oportuna"? Esa última palabra había sonado insultante. El tipo se mepezó a girar y abrió la puerta por la que había salido, para regresar donde estaba y mientras la cerraba ante vuestras caras replicó: - Está bastante claro que no. Parecía que había bajado la voz para que el resto de mando no os escuchasen, pero, para tu gusto había sido más doloroso. 

Unos segundos en posición de firmes tras eso, te hizo Andrea un gesto para marcharos.

Sin darte cuenta, lo seguiste.

Lo seguiste por los pasillos y bajando una escala. Tras eso abrió una escotilla y salisteis al exterior. Estábais saliendo del puerto. Las últimas rocas que protegían el acceso pasaban lentamente ante tus ojos. El compañero se dejó caer contra el mamparo pintado de un gris azulado. Gris naval. Era feo como él solo, pero, su función tendría, igual que el camuflaje en las ropas de los soldados. Sacó una petaca y empezó a liarse un cigarrillo mientras sacaba de la petaca otro ya hecho. Se puso uno entre los labios y te ofreció un tercero. Encendió ambos, y siguió con sus "manualidades". Miró hacia el cielo, pero las planchas de metal que cubrían aquel medio pasillo, desde el que se veía el agua y el puerto ganar distancia, impidieron que el humo llegase muy lejos.

Andrea susurró, cambiando el registro y pasando al español: - Tremendo hijodeputa el niñato de los cojones.

Martin aguanto el chaparrón a pie firme sin dar muestras de nada, aunque le había dolido y mucho la invectiva del oficial. Saludo marcialmente al despedirse y puso cara de circunstancias.

Después siguió a sus compañeros, cuando cogió el cigarrillo la mano le temblaba un poco por la ira reprimida que le estaba recorriendo el cuerpo.

Fumo medio cigarrillo, escucho al sargento primero, se calmo antes de hablar.

-Va a haber problemas con este caballero, con esa actitud bajo el fuego nos mataran a todos para defender su orgullo. Siempre cabe la esperanza que su oficial sea aun peor...También puede llegar a madurar, la guerra es una buena escuela para ello, pero me temo que va a ser dificil.

- El capitán Seoguín era un buen oficial. Espero que estos años en cautiverio no lo hayan estropeado. Susurró, también con el mismo tono melancólico que antes, pero recortándole el odio. - Lo malo es que esos niñatos de escuela, que no han hecho ni un año de servicio. Se giró hacia ti. - ¿Entiendes? Ni un año de servicio, no digo de guerra. Y explicó con vehemencia - Es que ni un puñetero año de servicio. Tembló como si lo hubiera estrangulado durante un instante. - ¿Entiendes?

Tras eso se puso en la misma posición que estaba, con la espalda contra el mamparo. Otro mercante entraba a puerto y se curzó con vosotros. El sargento primero se puso firmes y saludó: - Escuende el cigarrillo. TE susurró como si los del otro barco, a parte de veros pudieran escucharlos. Lo dudabas mucho porque a ti te costó escucharlo, sobre todo por que los dos buques empezanron, a modo de saludo a darse bocinazos entre ellos. Parecían dos amigos, que hacía años que no se veían y estaban cada uno a una plaza del pueblo de distancia entre ellos, con un desfile de la Virgen en un día de fiesta entre medias.

Aunque sin entender lo que ocurría dejo caer con mucha discrección el cigarro y lo tapo con el pie.

-El sargento tiene mucha escuela y sabe lo que dice, no me parece la hora de discutir-pensó.

Y prosiguió una charla diferente e intrascendente.

-¿Donde sirvió usted, sargento primero?, es improbable que coincidiéramos, lo mio, después de la guerra civil fue de mucha estepa en el este y poco occidente, pero seria gracioso que hubiéramos coincidido en algún frente.

Te miró extrañado, cuando ya los barcos habían termiando su ritual.

- No suelo contarle a mucha gente, pero bueno. Parecía resignado a contarte su historia. - Pasé mis primeros años en Beirut, y cuando ya conseguí ascender a suboficial, me asignaron al norte. Parecía ansioso por terminar. - Me encerraron en Dunkerke y escapé en un velerillo comandando por un señor muy mayor y su nieto, con otros 9 hombres más. Luego participé en Diepe, acompañé las tropas en el Fallido Desembarco de Diepe y luego en la Operación Antorcha, con los estadounidenses en Orán, como parte de un contingente de la Francia que había escapado. Muchos paisanos tuyos sangraron a mi lado. Luego me trasladaron a París, cuando ya había sido liberado, en la División Leclerc, pero un oficial de infantería, hijo de político, quería que nos lanzásemos a una carga suicida. Se adelantó un poco y escupió al agua. Luego recuperó lentamente su misma posición. - Los suboficiales discutimos con él, y, como no había otro remedio, lo ... licencié. Luego hizo un gesto con el cuello, como si fuera un veterano boxeador en el que incluso su cuello crujió. - Mis compañeros me cubrieron, y alegaron que como había que hacer ese asalto, y era un cobarde, se suicidó. Rió levemente durante un instante. - El padre era tan hijodeputa como él, y tras la guerra forzó una investigación y presionó a los compañeros, quieriendo tirarme el muerto, así que, antes de que los jodiera más aún, me alisté. Señaló el parche de la LEF.

-Joder...-dijo en voz baja-Pues le parecerá que se puede repetir el problema con un tipo parecido. En Rusia, de vez en cuando nos llegaban algunos oficiales de ese tipo, alguno incluso se hacia insufrible, mas peligroso para la tropa que los t.34 y los órganos de Stalin juntos.-aqui baje un poco mas la voz-a esos se los empaquetabamos a los rusos vivos y con las runas ss bien visibles, si tenian suerte eran ejecutados en el momento, era mejor no saber que les había pasado. esperemos que el niño espabile mucho antes. Sobre todo antes que muera nadie de forma innecesaria.

Se quedo mirando la lejania pensando en compañeros muertos, estepas interminables y malos ratos.

-Pero bueno, dicen que esta mision sera coser y cantar, asi que, seguro que no habra problemas sargento.-Y sonrio intentando convencerse asi mismo.

Se irguió de un latigazo, empujando con la espalda el mamparo, y con el mismo gesto lanzó el pitillo al agua: - Olvida las guerras viejas y que nadie sepa que las has vivido. Tras eso regresó al interior del buque por el mismo sitio por el que habíais salido. No sabías si se había enfadado, si es que estaba afectado por algo, o incluso, si era por algo que desconocías, pero, estaba claro que no estaba bien, y que tenía pocas ganas de hablar. Su voz, entre dientes, había sonado a regañina, pero, realmente parecía que se lo estaba diciendo a si mismo, y aconsejándotelo a ti.

Moví la cabeza de forma negativa.

-Vaya puto dia que llevo, solo parece que me dedico a molestar a los de mi alrededor.-pensé.-Hay muchas heridas aun abiertas por aquí, claro que es normal con lo que hemos pasado todos.

Haciendo votos para no volver a meter la pata, vuelvo con los compañeros para comer un poco, disfrutar otro poco de lo que parecía iba a ser un gran día y despejarme un rato.

Cuando bajas, en el comedor no queda nadie. Incluso huele a vómito, y hay varios marinero fregando el suelo. Es un lugar grande, sin gente, pero con esa peste, estás pensando que tu barriga se va a dar la vuelta.

-Otra comida perdida-penso-y me da que en los próximos meses no va a ser la ultima.

-Mierda.

Y se fue a familiarizarse con los sus deberes para con su sección.