Partida Rol por web

 Manteniendo el tipo pese al golpe, le dediqué a Darla una sonrisa burlona, antes de que nos separaran, mientras gesticulaba con los labios, sin llegar a pronunciar ninguna palabra:

 - Niña de papá... 

Al llegar hasta donde se encontraba la chica que había gritado, Mel se paró en seco. Había algo de gente alrededor pero rápidamente los huecos se iban llenando y cada vez eran más los que se acercaban a ver lo ocurrido, apartando a la muchacha del paso sin miramientos. Es que ella no podía reaccionar.

Allí, tirado en la puerta del casillero se encontraba el cuerpo de un chico, totalmente pálido y con dos marcas extrañas en el cuello. Un escalofrío que no pudo reprimir la recorrió de arriba abajo y su mano se dirigió hacia su garganta, acariciando el sitio exacto donde se hubieran encontrado aquellos pequeños círculos de tratarse su cuello el que estuviera perforado. Cerró los ojos para inhalar con fuerza y centrar su visión, un poco desenfocada por el miedo repentino que la había invadido y un rostro pálido y horrible se materializó ante sus ojos y casi casi pudo oler el aliento a muerte que emanaba de él.

El recuerdo de su pesadilla la golpeó con fuerza. -¡No!- el grito involuntario escapó de su garganta y una décima de segundo después abrió los ojos. Algunos de los que se encontraban cerca la miraron extrañados, pero la pelea de Gabriel con Darla captó la atención de todos inmediatamente, haciendo que las palabras del director quedaran perdidas en medio del barullo y los gritos de "pelea! pelea! pelea!" que inmediatamente comenzaron a corear los más belicosos del lugar. -No Gabriel! No merece la pena!- superado el shock inicial, Melissa empezó a abrirse paso entre la multitud hasta alcanzar al chico que la había recibido en su primer dia, justo a tiempo para tomar su brazo luego de la patada de la muchacha con pintas de porrista. -Vamos, te pueden sancionar, no hagas que te pongan una tacha en tu expediente por esa escoria. Salgamos de aquí.

Dicho esto comenzó a tironear de su nuevo amigo hacia otro lado, pero antes de abandonar la escena, dio un último vistazo al cuerpo tirado en el pasillo y tragó con dificultad.

 - Tienes razón, no merece la pena... - Respondí a mi nueva amiga, tras calmarme, y dejé que me llevara lejos de allí.

Finalmente la tensión se dispersó. Los alumnos, ante la amenaza del director y la próxima llegada de la policía prefirieron hacer caso a Fluttie, al menos la mayoría (no que hubo un par que se quedaron a mirar el espectáculo, uno incluso llamado Johnathan, estuvo parado durante unos veinte minutos hasta que la policía lo sacó en estado de shock).

Las clases comenzaron y durante las primeras horas Melissa, Gabriel, y Darla incluso tuvieron que tomar distintas materias porque en ninguna coincidían, aunque la joven de color sí lo hizo con Cordelia para su fortuna. Pero en el tercer período todos tuvieron que compartir el aula de informática, materia dada por una profesora joven y bastante atractiva, de ojos morenos y piernas largas, llamada Jenny.

Xander miró a la profesora con la boca abierta hasta que alguien le dio un leve codazo, y el chico intentó nuevamente hacerse el que iba a otra cosa, pero por lo visto sus impulsos llegaban demasiado rápido a su cerebro.

-Chicos, chicos. Me llamo Jenny Calendar y seré vuestra profesora de informática. Ahora todo el mundo sabe manejar un ordenador, tablet y lo que la tecnología nos depara. Pero hay programas que al entenderlos mejor podremos llegar de una manera directa al resultado buscado.

Jenny hablaba con voz suave, como alguien que quiere convencer a sus estudiantes de prestar atención. Apenas se había presentado cuando alguien entró en la clase, un hombre mayor de ojos azules. Le dijo algo al oído y la profesora asintió. Ni bien el hombre se retiró Jenny se aproximó al banco de Melissa y le dijo.

-Tienes que ir a la Biblioteca a las dos, al final de mi clase. Ha llegado tu libro.

Darla no entendía por qué Melissa tenía que aparecer a cada rato, aunque forma indirecta, haciendo notar su presencia. Pero eso no la preocupó tanto como un agudo dolor de cabeza que le recorrió la frente. Gabriel giró un momento su cabeza para ver a la chica tomarse la testa y fue allí que notó una sombra, una parada a su lado.

Melissa no vio ésto, pero sí le extrañó lo del libro.

-¿Darla te sientes bien?- inquirió Jenny.

Edward le dijo a Andrew que él se ocuparía de que la Cazadora tuviese que ir hasta el hombre. Le dejó ese enorme tomo de Vampiros y le introdujo a la Biblioteca Estudiantil. Era un sitio agradable, en verdad. Las paredes, cálidas, estaban llenas de estanterías de varios pisos, cubiertas de libros. En el rincón más alejado, de la parte superior del lugar, estaba la sección prohibida. Muchos volúmenes esperaban ser leídos por el nuevo Vigilante.

Mientras esperaba Andrew que la chica ingresara allí aprovechó para darle una leída al libro que su Consejero le había dado.

Allí hablaba de una leyenda: en cada generación hay una joven muy especial. Supera en fuerza y destreza al mejor de los atletas y tiene como misión el destruir no solo a los vampiros sino a todas las fuentes del mal. Decía también que cuando esa chica muriese, fuese por el motivo que fuese, otra nacería o mejor dicho encarnaría en sus poderes. No era que esta chica conociese sobre su fuerza porque hasta que la antigua cazadora no dejara de existir, la nueva no adquiriría dichos atributos. Edward le había comunicado a Andrew que la anterior joven había fallecido ayer.

Y que ella... había sido su Cazadora. Fullen imaginó el dolor del Vigilante antiguo si perdió a una niña entrenada por él por vaya a saber cuántos años, pero no podía cambiar el pasado de ese hombre. Ahora el presente le indicaba que él sería el nuevo Vigilante y que Melissa sería su misión.

 Bueno, finalmente, después del mal rato de antes, había algo bueno para la vista, sin duda la profesora Calendar era un regalo para la vista, además de que su agradable voz siempre era de agradecer después de escuchar las burradas de una pija adolescente insensible, aunque yo no babeo como Xander, naturalmente.

 Entonces llegó el hombre joven y hablo con la profesora, que finalmente avisó a Melissa de que ha llegado su libro... Aunque me extraña ese detalle, no me parece nada fuera de lo común...

 Es entonces cuando todos nos fijamos en la pija insoportable, que parece no encontrarse bien, y me parece vislumbrar una sombra en torno a ella, ¿es real o solo mi imaginación?.

Darla estuvo entretenida las dos primeras horas sin volver a ver a ese cretino. No se le había olvidado, por supuesto, y estaba sopesando sus posibilidades para vengarse. La patada en la entrepierna no le parecía suficiente y podía hacer más, estaba segura.

Así, con esas ideas en la cabeza, llegó al aula de Informática y le vio. Sabía que, en algún momento, él la miraría. Era normal, se sentiría atraído por una chica como ella. Estaba preparada para deslumbrarle con su mejor sonrisa irónica. Seguro que a alguien tan chulo como él, eso no le gustaba.

La profesora empezó a hablar del tema de los programas que necesitaban conocer, pero Darla no lo veía necesario. Siempre se podía contratar a alguien que supiera hacerlo, para algo estaba el dinero. Pero se quedó atenta al ver cómo un hombre aparecía y la profesora mencionaba a Melissa y algo sobre un libro que tenía que pasar a recoger.

Vaya, tenemos a una pelota que el primer día de clase ya está pidiendo libros. Que insoportable...

Apenas pudo terminar su pensamiento, un dolor agudo le atravesó la cabeza. De manera automática, se llevó la mano a la cabeza, apretándose con firmeza, como si eso fuera a aliviar el dolor.

-¿Darla te sientes bien? escuchó que decía la profesora. Darla levantó la mirada y se encontró con la de la profesora, además, el chulo también la estaba mirando.

Sí, muchas gracias profesora Calendar. Es que me ha venido un olor extraño, así como a cretino... Pero ya está. ¿Me permite salir a beber un poco de agua?

La mañana había transcurrido sin ninguna otra novedad. Claro que un chico de 15 años muerto en un casillero no era algo trivial, pero el incidente había quedado atrás para Melissa en cuanto entró a su primera clase y tuvo que prestar atención. Bastante tenía con ser nueva en aquel lugar como para encima, caerles mal a los profesores desde el primer día.

Pasaron las primeras materias y llegó la hora de Informática. Como Mel se había quedado retrasada en la clase anterior, llegó entre las últimas y no pudo elegir su asiento, quedando entre las primeras filas, lejos de Gabriel, e incluso de Xander. Tras unas horas de apenas haber intercambiado palabras con alguien, la chica necesitaba un poco de compañía.

Al mirar de reojo al resto de sus compañeros, detectó que Darla también estaba allí, junto a la otra niña rica. Suspiró expresando su desagrado. Era demasiada la suerte que había tenido para no habérselas cruzado hasta el momento.

Escuchó a la profesora con poca atención. Melissa creía que la única manera de aprender a usar la informática era poniendo manos a la obra. Que le explicaran comandos, le dieran lecciones y le enseñaran atajos nunca le había funcionado. Sólo cuando se había mojado poniendo manos a la obra era que la chica fijaba sus conocimientos.

Aburrida se dedicó a seguir las líneas de fisuras en el cielorraso cuando la llegada de un hombre, para ella totalmente desconocido, se presentó en el salón y pidió hablar con ella. Al escuchar sus palabras, sus ojos se abrieron como plato y su boca dibujó una mueca de asombro. -Libro? qué libro?-  el desconcierto la llevó a hablar en susurros. Más aquel hombre dejó su mensaje y se fue, sin darle una respuesta. Ella no había pedido ningún libro.

Por suerte, la atención de todos se desvió hacia la chica negra. Algo le ocurría y aunque Melissa no le deseaba nada malo a pesar de que era insoportable, agradeció al cielo que la otra intentara llamar la atención a como diera lugar, aunque más no fuera fingiendo un dolor de cabeza o algo así.

Fullen entró en la biblioteca, sintió un escalofrío recorrer su espalda, no por una mala sensación si no que él era demasiado frío y aquella sala tan vacía estaba bastante helada. Así que lo primero que hizo fue buscar algún tipo de aparato calefactor para encenderlo y calentar un poco la sala.

Desde luego que nadie vendría allí si eso era un lugar inhóspito. Tenía que esperar a que la cazavampiros llegase hasta él y así lo hizo. Se limitó a inspeccionar cada estantería, tenía máxima intención en observar la zona prohbida pero esta quiso dejarla para el final. Asi le daba mucho más interés.

Y cuando pasó un tiempo, tomó el volúmen que le habían indicado que debía leer. Se sentó en una de las sillas de madera, un crujido inundó la biblioteca. Allí se podía gozar del más exquisito silencio, y eso para Fullen era como un templo.

Sin duda, aunque aún estaba un poco excéptico, se sentiría como en casa en aquel lugar. Se frotó las manos para hacerlas entrar en calor y se puso a leer los libros sacados.

De cuando en cuando dirigía una mirada hacia la puerta para ver si entraba alguien al que pudiera ayudar.

Después se dio cuenta de que si le veían leyendo ese tipo de libros se podía meter en un problema, así que buscó uno mucho más grande pera que tapara las portadas de ese, y así podría disimular un poco mejor.

-No lo sé.

Le respondió la profesora Calendar a Melissa ya que el hombre que le había dado el mensaje lo hizo y partió. Los ojos de la docente seguían clavados en Darla.

-¿Estás segura? No te veo muy bien, ¿por qué no vas un momento a la enfermería? Por si necesitas una aspirina o algo. Puedes retomar la clase en cinco minutos y con menos dolor en tu rostro.

Jenny poseía una sonrisa cálida, tanto como el color de sus ojos, y parecía preocupada de la estudiante. A Xander esto le embobecía aún más la expresión, como si hubiera descubierto en el aula al amor de su vida.

-Gabriel, acompaña a Darla a la enfermería, por favor. Y tú Melissa ve a buscar ese libro ni bien termine la hora. O si deseas hacerlo antes no hay problema, de todos modos... Xander tú le darás las notas de lo que se ha tomado en clase. ¿Verdad?

-Una vez que sus neuronas le digan que debería volver a Tierra -bramó Cordelia desde su asiento, lo que provocó una risotada general en el aula que Jenny acalló con una mirada. Luego se giró y volvió al pizarrón blanco, para escribir con un marcador de esos que escriben allí, las primeras frases de un comando que se usaba en el primer programa que iban a aprender.

Gabriel vio como la sombra se movía alrededor de la joven de tez cobriza. Ahora se hacía espesa y con una mano, una hecha de un vaporoso negro, tocaba una y otra vez su frente. La chica, por su parte, aunque no deseaba admitirlo, estaba teniendo graves punzadas de dolor. Era como si alguien la presionase en diferentes puntos, provocándole un malestar enorme. 

 Sabía que era arriesgado, pero me moví de manera que chocara "accidentalmente" con la sombra, para comprobar si era intangible o no. En caso de serlo, pasaría a través de ella, en caso de que no lo fuera, tal vez podría asustarla:

 - ¿Como te encuentras?. ¿Necesitas ayuda para caminar?. - Pregunté con cortesía a Darla.

Sinceramente Mel tenía muy pocas ganas de ir a la biblioteca. Pero, sin proponérselo, la profesora le estaba dando una salida de la clase, la oportunidad de dejar una asignatura sumamente aburrida para ella.

-Gracias profesora. No se preocupe, estoy segura de que Xander me pasará los apuntes correspondientes.- Sin esperar más tiempo la muchacha tomó sus cosas y salió detrás de Gabriel y Darla, pero conservando las distancias. Como no sabía cual era el rumbo que tenía que tomar, siguió a la pareja durante algunos metros, mirando aquí y allá para ver si encontraba la biblioteca. Al llegar a una bifurcación, aguardó a ver qué hacían sus compañeros y giró en dirección contraria. Quería perderse, necesitaba perderse y tener un rato para ella misma y procesar el extraño día que estaba viviendo.

Andrew estaba mirando los estantes, curioso de toda la información que ese sitio le iba a brindar. Sabía que los tomos prohibidos estarían lejos de la curiosidad de los alumnos, no hacia falta tampoco demasiado para comprender que mucha de esta juventud no estaba interesada ni en tocar los tomos comunes, así que podría quedarse tranquilo de que nadie husmee allí. Dio unos cuantos pasos hacia la escalera que llevaba al piso superior en donde se hallaría esa colección. Mientras colocó el volumen que su maestro le había dado debajo de otro, mucho más gordo, que decía: "Historia Social General" para ocultar su fachada.

En ese momento la puerta se abrió y una joven entró. Debía tener unos diecisiete, pero no era Melissa.

-Hola, soy Willow. Tú eres el nuevo bibliotecario, ¿verdad? El señor Giles me caía muy bien, espero que sepas suplantarlo. Buffy también era muy buena, pero ya no está aquí. No es que haya... bueno tu sabes. Porque... tú ¿sabes no? Digo, sabes... todo eso que hay que saber.

La preocupación por parte de una profesora era agradable, pero no tanto que ella eligiera al cretino para que acompañara a Darla a la enfermería. Salió de la clase sin esperarle, pues no quería que se acercara a ella. Pero eso no entraba dentro de los planes del chico.

A pesar del dolor y de los pinchazos que la estaban dando en la frente, pudo dibujar una cara de desprecio cuando el cretino le habló.

¿Me ves inválida? No, ¿verdad? Mantente lejos, creo que tienes tendencias homicidas... añadió mientras se agarraba la cabeza y seguía andando.

Gabriel no tiene otra alternativa que acompañar a Darla a la enfermería así que lo hace, aunque a ella mucho parece no agradarle la idea. Melissa, por otro lado, dobla en otra dirección y se pierde junto con Xander. 

Los pasillos del colegio se hallan muy silenciosos, los pasos parecieran resonar con fuerza. Cerca de la enfermería están los baños y al pasar ambos chicos ven a una joven muy hermosa.

-Hola, ¿oye tenéis un pitillo? Tengo unos deseos de fumar... ufff... esto es lo que provoca el colegio, eso y hastío claro.

Sonríe y los mira. A Darla le ha pasado un poco el dolor de cabeza y Gabriel ahora no ve a la sombra.

Los pasillos del colegio se hallan silenciosos y Melissa escucha el retumbar de sus propios pasos. Ha perdido a Xander adrede y, en vez de ir hacia la biblioteca, se ha dedicado a vagar un momento. Necesita esa paz, se siente un poco aturdida y de lo que está segura es de que no ha pedido ningún libro.

Entonces siente unos pasos tras ella. Se voltea, no ve a nadie. Mira una vez más. Nadie.

Sigue caminando, ahora un poco más nerviosa porque quizás su mente le está tomando una mala pasada, tal vez es mejor retornar hacia la biblioteca. No lo sabe. Lo que sí nota es que los corredores del colegio son bastante sombríos, hay muchos sitios que casi no tienen luz. 

Los pasos retoman, Melissa se voltea y ve a un joven de unos veintipico.

-Tienes que tener cuidado, no puedes escapar a tu destino...

 Le dediqué a la chica una sonrisa de pesar:

 - Lo siento, yo no fumo. - Me giré a mi compañera de clase. - Darla, ¿ y tú?.

No, no fumo, lo siento dijo Darla volviendo a sacar su mejor sonrisa a la luz.

Oye, perdona, ¿eres animadora? preguntó Darla. Una chica tan guapa seguro que lo era, y cualquier momento era bueno para conocer gente interesante e influyente.

 -¿Porrista? - se preguntó la rubia en voz alta mientras ponía mala cara porque no había conseguido sus cigarrillos. -No, no me suena interesante. Hay muchas cosas que me gustan más. Y si queréis os puedo mostrar un par ahora mismo.

Darla sonrío y sus ojos relucieron.

-Pero no puedo hacerlo aquí. ¿Queréis acompañarme al sótano? Allí hay otras cosas que fumar... y beber.

Esa última palabra fue dicha con inusitada sensualidad.