Partida Rol por web

Mientras tanto, Karpat se había acercado a Bohemundo para aliviar el dolor de las heridas de las grandes aves.

Empiezas a bajar por el hueco, rápidamente te das cuenta de que es una estrecha escalera de caracol y al hacer el primer giro de 360º la oscuridad invade el lugar. Incluso con tu vista aguda te cuesta distinguir donde está el siguiente peldaño.

Nefehile se landa iracunda hacia el agujero, dejandoos en la habitación, Karpat atendiendo a Bohemundo, Thessaly terminando de trocear una de las aves, Lekion en la otra esquina gritando y Kitsu cerca de la estufa

Nehifile, impulsivamente bajó por el estrecho lugar, descubriendo una escalera secreta. Era interesante, pero no se veía un pijo.

Cagüen to! Y estos qué hacen?

Guardó su arco y sacó sus dagas. No tenía sentido ir con un arma a distancia. Subió un poco y les dijo algo...

Del agujero por donde se había colado rápidamente la elvariel, sonó su voz un tanto impaciente.

Eh, no pensáis bajar? Necesitamos luz. No se ve nada. Hay una escalera de caracol. Ya debe habernos sacado una gran ventaja. Espero que se tropiece y se parta la crisma, menudo perro traicionero. En Pegaso tengo antorchas y una cuerda con gancho, nos harán falta, jefe. 

Luego guardó silencio y pegó la oreja para captar las más mínimas vibraciones en las pareces y el suelo. 

Kitsu no se molesta en ir. Termina de limpiar las armas y mira a su alrededor como esperando que algun sirviente traiga las antorchas.

Necesitamos antorchas dice al vacio mientras acompaña sus palabras de un gesto de apremio. Sin embargo no esta muy claro quien es el destinatario del movimiento.

Si, Kitsu, tienes razón. Bohumendo, ya que tu armadura no te va a proteger, te encargarás de una de las antorchas y te quedarás en reserva. Thessaly, tu puedes llevar otra.

Karpat, acompaña a Bohemundo para coger las antorchas.

Cuando bajemos iré el primero seguido de Bohemundo, cuando allá algo de espacio abriremos la formación ¿entendido?

Dicho esto, Lekion se queda vigilando el hueco detras de la estufa mientras espera a que vuelvan sus dos compañeros. Una vez todos preparados, inicia la marcha mientras baja por la escalera de caracol que se haya en el agujero.

Thessaly mira con desdén a Lekion.

Prefiero usar mi linterna.

La bruja coge la linterna que cuelga de su mochila, la llena de aceite y la enciende con una de las antorchas.

Mucho más práctico. Podré dejarla en el suelo cuando empiece el auténtico derramamiento de sangre.

Thessaly avanza hacia la escalera.

A pesar del ofrecimiento de Thessaly, Bohemundo aprovechó mientras encendían la lámpara para ir a por una antorcha. Así pues, el grupo empezó a bajar por el agujero, donde se encontraron con una escalera de caracol hecha de piedra que bajaba hacia una sala cuadradada. Justo enfrente, una puerta de dos hojas de madera entreabierta les invita a seguir, a su derecha, una pequeña puerta de madera y por el suelo, trozos de piedra esparcidos aquí y allá.

Ya era hora. Porque las escaleras son incómodas, si no, me hubiera echado una siestecita. Bromeó Nehifile mientras guardaba sus dagas y sacaba su arco y una flecha.

Ya debe haberse ido bastante lejos, jefe. No he escuchado nada. 

Nehifile, guarda el arco. Estamos en un espacio demasiado cerrado como para que no nos saltes un ojo con las flechas. Mejor usar las dagas.

Thessaly enfoca con el haz de luz la cara de Lekion.

Bueno, Lekion, habría que echar un vistazo a esa pequeña puerta antes de pasar, ¿no?

La indirecta es demasiado directa.

Pensaba ir por la principal, seguro que sea lo que sea se ha metido por ahí, pero que te acompañen Kitsu y Nehifile mientras que los demás vigilamos desde aquí.

De acuerdo, jefe.

Bohemundo no se lo pensó dos veces, se acercó a la puerta con la lanza preparada y la antorcha bien firme en su otra mano.

Karpat asintió y se colocó a un lado de Bohemundo.

La elvariel respondió a la bruja, divertida, aunque en voz más baja que los escandalosos compañeros. Estando detrás sólo puedo disparar flechas o dagas, todas se clavan en el culo. Sólo saltan ojos cuando alguien se gira maldiciendo, jijiji. Su risilla no difería mucho de la de un hada duende, salvo que su tono no era tan agudo. Sin embargo, le hizo caso. Iba a explorar la puerta pequeña, así que iría delante. Guardó su arco y flecha y sacó un par de dagas.

Veamos qué hay por ahí. Dijo acercándose sigilosa, más por no molestarse ella misma para escuchar que para no ser detectada. Luego intentó abrir la puerta. Al estar el clérigo al lado, eso le hizo sentirse más segura, pues no tenía idea de buscar trampas.

Nehifile intentó abrir la puerta, pero al poco de empujar, esta tocó con un objeto pesado, seguramente si hiciera un esfuerzo podría arrastrar sea lo que sea, al menos, ninguna trampa se activó al abrirla.