Partida Rol por web

Turnos:

Daelire
Yreth
Abie
Cap. E. Sadler
Guardias (x3)
Uri
Mutombo

Habían tres hombres respaldando al capitán la situación no podía estar más a nuestro favor...<cinco contra cuatro...tenemos ventaja> pensé mientras miraba a mi alrededor, la escena era de lo más repugnante pero debía concentrarme para que la balanza no se volviera en contra nuestra. El capitán ordenó atacar a sus secuaces y estaba furioso, debía actuar o si no sería demasiado tarde. Sabía que no tendría nada que hacer si alguno de aquellos hombres se acercaba a mi así que me puse por detrás de mis compañeros y enfoqué mi atención a uno de los guardias, el hombre empezaba a correr con intenciones de atacarnos para llevarle a su jefe nuestras cabezas pero yo iba a colaborar para que eso no pasara, nada de ser la protegida como siempre, nada de esconderse tras Yreth como antaño, ahora iba a luchar codo con codo, si no en iguales condiciones al menos similares. Centré mi atención en el guardia más cercano y con ambas manos extendidas dirijo mi ataque a sus botas, convirtiéndolas en unas cadenas con la intención de que se tropezara y cayera al suelo. Posteriormente creo una bola de energía de fuego y se la lanzo. Dudo un poco al principio pues por alguna extraña razón sentí pena por aquel hombre, en el fondo no quería hacerle tanto daño como al último hombre que sufrió mi fuego (XD) quizás esa duda afectó a la fuerza y potencia de mi ataque <sigo...teniendo...miedo...>pensé al lanzar mi último ataque con los ojos cerrados.

¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRRRRRRRRRRGGGGHH!!!!!!

El guardia afectado suelta un grito estremecedor.

Podéis seguir, que no os voy a morder xD

Sin problema alguno Daelire consigue tumbar a un guardia que no había tenido más opción que esbozar su dolor a través de gritos. Le parecía increíble que todos aquellos años que llevaban juntos la muchacha ostentara tanto poder y esto hubiese quedado como un secreto.

Sin embargo aquel no era momentos de discernir sobre el pasado. Yreth avanza y una vez más en su carrera su cuerpo inicia el mismo extraño cambio, evocando una rara e infausta aura, mientras su piel en unísono con aquella transformación cambia diluyendo sus tejidos renovándolos por una energía oscura cuya luz negra parecía estar siempre en movimiento. No hubo rastro alguno de su humanidad que no tornase a aquella figura que parecía surgir de las sombras.

Yreth recorrió la corta distancia con su antagonista. Su objetivo no era otro que aquella especie de líder. Y así una vez frente a frente contra su adversario, inicio su primer golpe que buscaría la carne del enemigo, un golpe carente de estilo pero que cuya carencia solo buscaba la esencia de la verdadera potencia de sus artes marciales. No importaba que no lograra el primer golpe continuaría con la secuencia…

Pero qué co...

El capitán solo pudo reaccionar para gesticular unos pocos vocablos antes de recibir la oleada ofensiva de Yreth y caer al suelo.

Los guardias están tan confusos que se hieren a sí mismos (xDDD)

Por un momento me detengo y pongo atención al lejano bullicio. No estoy muy seguro de estar en plenas condiciones para enfrentarme a una situación como la anterior yo solo, así que, desarmado como voy ahora, intento encontrar algún arma que sepa utilizar en el salón donde me encuentro. Por desgracia mi empatía bélica es muy limitada. Padre solo me enseñó a usar el florete. 

Me maldigo mil veces por acceder a este estúpido viaje que me está costando sudor y sangre mientras camino hacia el lugar donde, según el mapa, deberían estar las estancias de los huéspedes. Noto que nada es lo que parece alrededor, aunque quizás sea solo producto del miedo y del desencuentro. Ahora estoy solo, y este podría ser un perfecto final. Respiro hondo y avanzo hacia el murmullo.

Con cautela me muevo hacia uno de los guardias, que está pendiente de la pelea de mis compañeros. Ataco sin piedad, lanzándome al suelo, rodando sobre mi misma e intentando derribarlo para después rematar cuando caiga.

El guardia sin opción de reacción, sufre el golpe de Abie y, sin poder tomar represalias, muere al sufrir el segundo golpe.