Partida Rol por web

La posadera no puede evitar sonrojarse ante los comentarios positivos y felicitaciones.

Y-Yo solo....quiero que disfruten de la estancia...-Miriam comienza a titubear por la vergüenza, y tapa su rostro con las manas- S-si n-necesitan algo....n-no duden en llamarme... o(>///w///<)o

Sale a paso acelerado del comedor, roja como un tomate.

Yreth se aseó cuando al fin Zahariel culmino con su baño. Su vuelta por el lar y su posterior aseo hizo que llegara aun mas tarde que su compañero de habitación. Guiado por un brindis a viva voz entra en la habitación donde se servía la cena y casi chocando con una sonrojada Miriam, se maravilla con la escena.

-Hola…- expresa un tímido saludo, apenas un susurro y busca donde sentarse. Para empezar a servirse algo de bebida.

A lo largo de la cena a Yreth se le ocurre iniciarse en la conversación.

-Bueno… creo que ya que vamos a pasar un tiempo por aquí junto que menos que conocernos un poco… ¿Haces los honores Heimer?- Y alza su copa en dirección a él.

- Claro chicos. Bueno qué contaros... vengo de una familia con bastante dinero del Norte de Alberia. Por suerte o desgracia recibí la herencia de mi madre y bueno... siempre he pensado que el dinero está para gastarlo ¿no? Y si además es con los que me rodean pues mejor. - Terminó con una sonrisa y alzando su copa. - Salud chicos, por nosotros. ¿Quien es el siguiente?

Mutombo, espero a sus compañeros para empezar a comer, una vez todos estaban, empezó a comer, escucho atentamente lo que sus compañeros de viajes decían, pero permanecía callado.

Zahariel escucho a Heimer, un oriundo de Alberia. Parecía curioso que los destinos les hubieran unido en el Dirigible y ahora en el local estén descubriendo las similitudes que poseen algunos.

- Yo provengo de Togarini. Era el heredero de una de las familias importantes y tras discutir con mi familia, me inicie en la vida del viajero. Por ahora viajo y aprendo de nuevos sitios, deseando aprender nuevas cosas y conocer gente. Además de encontrar alguna cosa que me permita devolver el golpe a mi familia.

Cuando terminamos de cenat e hicimos sobremesa ya tocaba ir a dormir. - Bueno chicos... yo me voy a descansar. Mañana será otro día. - Me levanté y me fui hacia mi habitación. Los ojos se cerraron solos y me dormí.

Mutombo se levanto de la mesa.

-Hasta mañana compañeros.

Me dirijo hacia el exterior, y doy un paseo por el pueblo y exteriores, ha sido un un día muy extraño y necesito despejar la cabeza.

A lo largo de la cena la charla se hundió y poco mas se dijo o al menos el no escucho. Ensimismado en si mismo, Yreth siguió mudo hasta que al fin aquella tropa comenzó a disgregarse para sus habitaciones. Y únicamente los despidió con un breve asentimiento con la cabeza.

Cada uno se va a su respectiva habitación, con su compañero.

A la mañana siguiente, pocas horas después de despertarse, encontráis a un hombre bien pertrechado, con una guarnición de dos hombres.

El nuevo sujeto, se cuadra ante vosotros, al cuál, imitan los otros dos.

Perdonadme por presentarme aquí sin preaviso, pero el tiempo nos apremia. -Os mira con una mirada de superioridad- Soy Emil Zolt, jefe de la guardia personal del Marqués de Cavalcanti, está enterado gracias al alcalde Raymon de vuestra llegada, y me envía con una invitación para todos a una cena informal en su mansión, con objetivo de conocer a los forasteros. He de suponer que no rechazarán esta invitación, ¿no?

Ya era de día, y el sol salió por la ventana haciéndome despertar. Así como me desperté yo, desperté a Mutombo. - Vamos levántate que es de día ya. - Me aseé y me vestí. Salí de mi habitación y empecé a picar la puerta de las demás habitaciones para levantarlos. - Buenos días muchachos. - Iba diciendo. Bajé a desayunar cuando un hombre apareció. - Buenos días señor. Soy Heimer Magmeld y está claro que me encantará asistir a esta invitación del Marqués. - Dije mientras sonreía.

Guardé silencio durante toda la comida. Hacía tanto tiempo que no disfrutaba de una comida tan buena que apenas presté atención a las conversaciones que comenzaban. La cena acabó pronto y mis compañeros se retiraban a sus habitaciones a descansar. Yo fui la última en salir del comedor pero en cuanto entré en mi habitación caí rendida en la cama. A la mañana siguiente me despertó un golpe en la puerta. Heimer nos estaba apremiando para que despertáramos pero se estaba tan bien entre las sábanas que me hice la remolona. Entonces cuando decidí que ya era hora de levantarse escuché como una voz extraña sonaba junto a la de Heimer. Me acicalé y salí de la habitación bajando por las escaleras.
-¿quien es este caballero Heimer?- dije algo desconfiada mientras miraba a mi compañero.

Después de dar un paseo por los alrededores, volví para cama, rápidamente quede dormido, había sido un día duro.

-Vamos levántate que es de día ya. La voz de Heimer me despertó me aseé después de el, y salí de la habitación cuando me encontré a los soldados.

Escuche las palabras que nos decía el que parecía ser el jefe y simplemente dije que si con la cabeza.

Zahariel se levanta tras un exquisito banquete de la noche anterior bien descansado. La verdad que el golpeteo de Heimer en la puerta no podía aparecer en mejor momento. Al levantarse se dispone a asearse tranquilamente y mirar por la ventana, cuando ve como hay unas monturas en la plaza justo enfrente de la Posada. Curioso desciende cuando termina de asearse y escucha las palabras del sujeto. Su tono indica que nos menosprecia, que se cree superior y por unos segundos casi recuerda la voz de la gente de su tierra cuando se dirigían a el. A pesar de todo sabia cuando era aconsejable ser sumiso y cuando responder con unas cuantas palabras e incluso acciones.

- Será un placer para nosotros. Estar presentes en tan digna mesa. – mira entrecerrando los ojos al sujeto. – ¿A que hora deberíamos estar preparados?, ¿hemos de suponer que vendrán a recogernos? - pregunta.

Con la luz del nuevo día Yreth se prepara y sale al pasillo donde parece agolparse de gente en dirección al vestíbulo. Se adelanta entre ellos escuchando la invitación de aquel hombre con aquellos aires de superioridad.

-Interesante y tiene que mandar al jefe de la guardia para un simple recado…-dejo aquellas palabras en el aire unos segundos, sabia que podría pagar caro su osadía pero aquel tipo no le inspiraba confianza alguna y no se sentía inclinado a dar a torcer su voluntad o siquiera congraciarle tan pronto. Ya fuere un lord, marques o el tonto del pueblo. Y menos para satisfacer el orgullo de aquel hombre con esos aires, si quería cumplir con el mandato de su señor que se lo currara un poco más.

-… Me siento honrado porque vuestro señor muestre tal cortesía…. No gracias, debo rehusar tal invitación. Pero una vez más, gracias por tal ofrecimiento- Su lengua ofrecía el mismo tono de superioridad que aquel hombre aunque sus gestos intentaban forzar algo de falsa humildad y gratitud.

Culmino su palabrería con una leve sonrisa y un sentimiento con la cabeza.

Miré con desconfianza a los guardias mientras me acercaba a Yreth, le cogía de la manga de su camisa y le miraba unos instantes.
-¿Estás rehusando la invitación de un Marqués?- le dije mentalmente a mi compañero -¿Estás seguro?- en mi mente se notaba la preocupación que sentía por la reacción que él había tenido hacia el jefe de la guardia. -No pienso ir sin ti...- pensé justo antes de hablar.