Partida Rol por web

Me acerco con presteza a la base de las hierbas, allá donde comienzan a crecer, con intención de cortar los tallos necesarios que permitan liberar a Falenthal.

"Uf eso ha estado muy cerca" piensa Falenthal mientras se deja caer de algún sitio suspendido en el aire, sobre sus compañeros que aunque fornidos se desploman sobre las raíces de viejo árbol dando con sus cansados huesos en las mismas.
 

El elfo se masajeó el cuello, allí donde las hierbas habían dejado una marca rojiza de la presión. 

Con el ataque de las lianas, casi no habían podido descansar esa noche, pero era evidente que tampoco podían volver a estirarse en el mismo sitio. 

Quizás hoy debían apretarse los cinturones, y decidirse por un comienzo temprano. Era verano, y aun en ese paraje desolado, la mañana llegaría pronto. 

Debían seguir el río putrefacto hacia el sur, no parecían tener mejores pistas sobre el paso de los enanos, pero tampoco había más caminos que unos viajeros pudieran seguir que el curso del agua hasta su salida de las Ciénagas Largas.

La idea de seguir ese pútrido río no me parece la más atractiva. Hay que saber qué dirección sería la más adecuada, así que primeramente trataré de Buscar huellas o pistas que me orienten y si encuentro algún rastro, trataré de Explorar por la zona para seguir el camino más adecuado, incluso si es posible un atajo seguro.

El día comienza a iluminar el sombrío entorno y gracias al súbito recuerdo de Falental, a propósito de las hierbas del ahorcado del viejo Nerulf, las reconocéis a cada paso y os mantenéis muy separados de las mismas, por la cuenta que os trae. Advertís sus lánguidas formas deslizandose desde la maraña de ramas de olmos y sauces del lago. Estáis al borde de un pantano. LO sabéis porque si os adentráis al suroeste el agua llega hasta las rodillas, aunque no parece que profundice más.

Wyna advierte sobre la superficie del agua un trozo de madera perfilada por manos humanas, parte del codaste de una pequeña barca: es visible desde la superficie puesto que donde se encuentra el agua tiene poca profundidad. Alzándola entre falenthal y ella misma llegan a la conclusión -por el gran éxito- de  que es el pequeño bote de los enanos BAlin y Oin. Se ha hundido bajo las aguas pantanosas. Parece dañado como si algo la hubiera rasgado con zarpas y colmillos.

Miráis alrededor, pero no hay señal alguna de los enanos desaparecidos. La mañana, si bien nublada permite ver a unos 20 metros de distancia con claridad. estási cansados... pero vivos. Ya no percibís el nauseabundo olor del rió podrido que se diluye en el pantano tres 4 kilometros al noroeste... todo un alivio. (cfr.os adentrásteis la noche anterior)

-Vaya -dice Falenthal pensativo- el Río Rápido debe de estar conectado con el pantano. ¿Cómo si no habría llegado desde alli la barca?

La desesperación había invadido a Griffo al ver al elfo ser llevado por las lianas, no pudo cortar la planta con su espada, ni él ni Wynna. Intentó saltar y alcanzarlo pero como era obvio no alcanzó. Por suerte el elfo logró safarse y se soltó de las garras de las ramas y dejandose caer elegantemente cayó al lado del hobbit como si no hubiera pasado nada. Sonrió y siguió como si nada. Los elfos eran sorprendentes.

El elfo sabía que no podría encontrar demasiados rastros, pero quizás podía ir guiando a sus compañeros, evitando que se metieran en lugares peligrosos, gracias a su conocimiento de décadas del Bosque Negro. 

Cuando Wynna encontró los pedazos de la barca, los sentimientos en el grupo fueron encontrados: por una lado eso quería decir que seguían tras los pasos de los enanos, pero cuando Griffo advirtió las señales de zarpas y colmillos, a todos se les encogió el alma. Esperaban que no hubiesen muerto, pero parecía claro (según lo que habían descubierto hasta ahora), que habían sido emboscados. Ojalá no tuvieran que volver a Glóin cargando con los cadáveres de sus primos. 

En todo caso, el terreno empezaba a ser más amigable, al haber dejado atrás los pantanos, y Falenthal se sentía algo más seguro. El bosque que les rodeaba se parecía más a su conocido Bosque Negro. Eso no quería decir que no fuese peligroso, pero sabía sus trucos, cómo moverse por él, dónde pisar y qué lugares evitar. Avanzar por ese terreno no les costaría tanto gracias al sabiduría sobre el lugar del elfo.

Tanto Griffo como Wynna estaban demostrando tener una vista afilada, y el ingenio para intuir de forma natural dónde buscar rastros y cómo interpretarlos. Esperaba que, junto a ellos dos, no tardaran en dar con los enanos que estaban buscando.

Mirando en derredor, y a la luz del día mientras buscáis en las inmediaciones del pantantano con sauces oscuros y altos que apenas dejan entrar los fuertes rayos del sol, colándose aquí y allá como espadas de luz, reconocéis restos de desperdicios y restos de huesos diseminados que... pertenecen a hombres y a animales.

después de lo sucedido durante la noche me pregunto de si estan seguros de llevar sin falta todas sus pertenencias...

(Hágame el vigía/cazador una tirada de cazar)

mirando a las alturas observas cómo una especie de raza de cuervo "retorcida", pequeña, cornejas negras con alas de color verdoso parecen dormitar en las alturas.

parece que están en un cierto sopor...

No habéistenido tiempo de repasar buestro equipaje, estáis cansados y la empresa se hace dififultosa...

El elfo llevaba un rato oyendo el susurro de las hojas de los árboles rozando entre sí, pero en un momento dado notó que es susurro era más acolchado, más suave. Además, percibió que el aire había parado, y no había motivos para que las hojas siguieran moviéndose. Esa incongruencia de sonidos lo hizo mirar hacia arriba, a las ramas, y sus ojos de elfo distinguieron unas formas aladas posadas en los árboles, rodeándoles como estautas. Miró atentamente a los oscuros pájaros que se cernían sobre ellos. No era un buen lugar, y no creía que sus habitantes fueran mejores. Él mismo había conocido muchos tipos de aves que tenían su hogar en el Bosque Negro, pero no estaba seguro de conocer a estas.

Caminaron a través del bosque siguiendo las indicaciones del elfo, era evidente que poseía el don de reconocer cada árbol pata ubicarse como quien lee un cartel que le señala la dirección de un pueblo. Habían pasado el peligro de las lianas asesinas, por lo que ahora debían avanzar con mayor cuidado, no podían olvidarse que estaban en terreno peligroso.

Falenthal les señaló a las copas de los árboles, habían unos raros y siniestros pajarracos dormitando en ellos. La seriedad del elfo le dejó claro a Griffo que eran criaturas con las que había que ir con cuidado. Mientras continuaban caminando, al hobbit se le ocurrió revisar su equipaje, tanteo a ver si la caja seguía adentro de su mochila, si la caja seguía allí seguramente la joya y el pergamino también, no quería abrir la caja y que el brillo de la joya afecte a sus compañeros como lo hizo antes.

Muy astuto por tu parte joven Tuk, muy razonable; mas no son fuerzas razonables las que gobiernan la voluntad de los seres, para bien o para mal, sino otras muchos más oscuras y mágicas. No es una gema cualquiera, ni tampoco su poder. Igual que cuando dejaste tu casa para buscar la aventura volviste cinco millas atrás para asegurarte de que no habías dejado la trampilla de tus preciadas ocas abierta -"Y eso que estaba segurísimo de que la había cerrado" -pensaste entonces. Pero volviste. Y en efecto;... estaba cerrada.

Ahora también una fuerza irresistiblete pedía que te cerciorases con tu sentido visual de que, en efecto, allí estaba.

(Haz una tirada de saber no14 tuk para ver si eres capaz de hacer frente al impulso

Wyna anda un poco atrasada en el grupo, van haciendo mella las , es inevitable. Se limita a seguir las huellas de su compañerospero la alerta la tiene por los suelos. mientras sortea unas reices, en ese estado de sopor, cree imaginarse que una inmensa hierba del ahorkado se cierne sobre ella...

(tenías un sauron pendiente de la pesadilla del río, tira sabiduria NO14 para ver si consigues espabilarte. en caso de conseguirlo narra como si no hubiera pasado nada. Si no, narra como sifueras donquijote enfrentandote a los molinos)

"Todavía creo que se puede contar conmigo" piensa Tuk para sus adentros.

Se afianza el cordón del bolso orgulloso de su saber estar y después mira hacia las alturas como le indica falental.

Camino tras mis compañeros, confundida por todos los acontecimientos sucedidos últimamente y con una sensación de agotamiento creciente. No estoy segura de que sea esto lo que esperaba con este viaje, aunque trato de convencerme de que esto será una experiencia más.

Falenthal nos señala a unos pajarracos que hay en los árboles, pero ¡¡qué diantres!! ¡¡de nuevo esas plantas del ahorcado!! ¡¡me atrapan!! ¡¡¡me atrapan!!!

- ¡¡¡¡ME ATRAPAAAAAAN!!!!

Os giráis Falental y Tuk y véis perplejos óomo una Wyna cansada, torpemente ha desenvainado la espada y da mandobles al aire gritando "¡Plantas!¡Plantas!" si duda está teniendo una pesadilla.

Blandiendo la hoja se generan unos destellos por los rayos de sol que se internan por entre los densos árboles. UN ruído de aleteo que comienza a extendenser por el techo del bosque hace que este comience a cobrar vidas. Unos graznidos excitados se empiezan a oír unos más altos que otros...

Falental advierte por el rabillo del ojo cómo unas cornejas se lanzan en pos de los reflejos de la espada en vuelo rasante. Son más pequeñas que un cuervo sólo una flecha podría abatirlas (NO18).

-Wynna... ¡Wynna! ¡WYNNA! -trataba el elfo de detener a la humana, que parecía estar delirando. Pero la chica no parecía escuharlo, y antes que se diera cuenta, los horribles pájaros empezaron a descender sobre ella.

Si lograba abatir a uno, quizás el resto temieran acercarse al grupo. Pero eran muchos, y se movían muy rápido. El elfo lanzó su flecha a través de la bandada de aves, y consiguió lo más difícil posible: no darle a ninguna.

Por suerte el pequeño hobbit estaba manteniendo la compostura. Dadas las circunstancias, era todo un alivio.

Falenthal decidió intentar otra manera. Su voz tomó un tono severo cuando, usando la lengua de los elfos silvanos, que muchos animales pueden almenos entender de manera superficial, exigió a los carroñeros que se apartaran del camino del grupo. Trató de espantar a los pájaros todo lo posible, para que los dejaran en paz.