Partida Rol por web

Tras despertaros de la siesta y/o salir de la sala de trabajo, os encontrais la Utopía patas arriba. El capitán se ha levantado de la sala de autopsias y se dedica a pasear por el puente, hay quien dice que ha visto un zombie deambulando por ahí, y una cosa chunga de lengua larga ha intentado merendarse a alguien. Afortunadamente ha llegado un psicópata armado hasta los dientes para salvaros. ¡Qué bien¡.

Caminais por los pasillos desiertos de la zona de camarotes, vuestros pies resonando contra los suelos metálicos y fríos. Los sistemas de la nave fallan bastante más que en la cubierta de criogenización de la que venís: el aire está enrarecido, y hay tramos de profunda oscuridad entre las zonas iluminadas por los halógenos del techo.

Abriendo la marcha se encuentra el marine, Morgan, que parece conocer el terreno; va callejeando por entre los pasillos apuntando a cada sombra con su fusil, dejando atrás innumerables puertas automáticas cerradas, que esconden las habitaciones de la tripulación. Detrás de él, Joanna, coordinadora de ingenieros, vigila con una pistola de impulsos cargada con doce impactos.

Tras ellos dos se encuentran los más jóvenes y vigorosos del grupo, por si hubiera algún problema: Lewis, Yusuf, Atmón y Paulus. Tras ellos van los que parecen los miembros más débiles o frágiles: agarrada a la mano del que fuera sacerdote, va Chris, y después el anciano Forester vigilando los pasillos que quedan tras él.

Cierran la marcha Carla, una mujer delgada y fuerte, que porta una llave inglesa, y vigilando definitivamente la retaguardia, embutido en un traje semirígido y con un uniforme militar, Leston portando un fusil de impulsos.

(SIGUE...)

El mono negro de Chris es de su talla, pero ella tiene un busto grande y pesado que a todas luces es difícil de contener; mantiene el mono entreabierto para no estrangularse el pecho, mostrando bastante de sus atributos. "Chicos... esto son camarotes, ¿verdad?, igual podríamos encontrar algo de ropa, ¿no?... bueno, algunos vais en bata, y seguro que podemos encontrar algo más cómodo... igual si miramos en alguna habitación...".

(SIGUE...)

El anciano que va detrás de ella se encuentra bastante en forma, y no acusa la marcha del grupo. "Chris, a mí también me gustaría deshacerme de estas zapatillas, pero no creo que sea buena idea. Ya viste lo que nos atacó antes, ¿y si hubiera algo parecido en las habitaciones?. Antes ahí vivía gente, y si tenemos que creer al marine, algo ha infectado a las personas convirtiéndolas en esas cosas".

(SIGUE...)

Yusuf ha ido callado todo el camino, hosco, desde que decidió abandonar temporalmente la búsqueda de su hermana. "También podríamos encontrar ropa deportiva, algo que nos sirva como arma, o incluso algo que explique lo que está pasando aquí. Yo voto por echar un vistazo", afirma.

(SIGUE...)

"Pues yo no. Ya encontraremos ropa para vosotros cuando lleguemos a la oficina de seguridad, ¿no creeis?. Y sin exponernos a encontrarnos con alguna de esas cosas", dice mientras aprieta la llave inglesa en sus manos.

(SIGUE...)

"Pero qué cojones de votar estais diciendo... vamos, y callaos la boca. Esto no es una puta democracia. Lo que me faltaba. Nos dirigimos a las escaleras de servicio, no creo que sea seguro utilizar los elevadores en estas circunstancias: atravesaremos el caudal principal de energía de la nave, y luego cogeremos un pasillo ancho hasta la oficina de seguridad. Silencio, nos acercamos al hall en el que están las escaleras... mierda...".

(SIGUE...)

El pasillo que seguíais desemboca en una sala enorme, de unos veinte metros de alto. Las paredes del perímetro del lugar están repletas de balconadas metálicas a distintas alturas, en las que desembocan montones de pasillos como el que acabais de seguir, que a su vez comunican con más camarotes. Vuestra salida está más o menos a diez metros del suelo.

El enorme lugar está iluminado ténuemente por algunos halógenos que todavía funcionan, y por el resplandor de una pantalla gigante situada en el frontal de la sala, sobre unas escaleras amplias que bajan hacia alguna parte. (Seguramente las escaleras de servicio a las que se refería el marine). A los lados de dichas escaleras hay una docena de ascensores, (seis a cada lado), pero todos ellos parecen apagados y no funcionales, debido al fallo de sistemas.

Lo que más impresiona es la gente que está mirando la pantalla gigante; en ella se muestra un anuncio en el que sale una familia muy feliz corriendo por un parque, con unas barritas nutricionales en la mano y el sol en sus rostros: padre, madre e hijo ríen mientras corren, suena una música relajante, y una voz femenina dice: "Come Frosklis, la comida de la felicidad".

Iluminados por la luz de la pantalla, medio centenar de personas permanecen tambaleantes en la parte baja del Hall. (Vosotros los véis desde la balconada, a unos diez metros). Algunos se relamen, otros se caen al suelo, otros gimen, y hay algunos que permanecen agachados alrededor de un par de cadáveres en el suelo, y por sus gestos están dándose una merendola macabra.

Debido a su comportamiento, y al hecho de que sus pieles tiene un tono azul, sus ojos están en blanco, y a algunos les faltan miembros pero siguen paseándose, llegais a la conclusión de que no deben ser personas normales. Tienen más o menos este aspecto:

(SIGUE...)

El marine se sienta contra la barandilla de metal, pensativo. Parece más frustrado que sorprendido por la pandilla basura que hay allí abajo; seguramente ya ha visto algunos especímenes. "Joder, cuando pasé por aquí hace una hora no había tantos... va a ser imposible pasar a las escaleras si siguen allí. Mmm... tenemos dos posibilidades. O nos desviamos y vamos por los túneles de mantenimiento, aprovechando que tenemos a un par de ingenieras que deben conocerlos, o... o alguien deberá hacer de cebo y llamar la atención de esos monstruos de ahí abajo para despejar el camino. ¿Hay alguien que se preste a ello?. ¿O vamos por los túneles?. Aunque creo que por allí se mueven unas cosas todavía peores que esas cosas torpes e imbéciles de allá abajo".

Mirando para el gorila que es Morgan le digo:
-    Perdone señor… em… Morgan, pero creo que Chris tiene razón.- Miro para la chica de pelo azul e increíbles medidas, creo que me estoy encariñando con ella.- Si unos monstruos como esos van a ir detrás mía me gustaría poder correr sin las complicaciones de unas zapatillas y una bata, que todos sabemos que son muy incomodas, y con una ropa adecuada. Y quizás algo mas para defendernos…
No estoy muy convencido de que eso vaya a ablandar el corazoncito de este animal…
-    Veis – digo mirando a los que no me creyeron con el tema de los zombis mientras señalo a las inmundas bestias que estamos viendo- ¿a que ahora sí me creéis?

- Haber, figuras, si me dais un arma y unas pequeñas reseñas de las galerias o los tuboss de los techos ya me pegaré la carrera... - hago una pausa y miro hacia los monstruos del hall, si no veo ninguno de los de la lengua continuo...- Parecen tambaleantes y bastante lentos, y creo que soy el mas menudo de los prescindibles... podre trepar y moverme mejor por pasillos angostos que la mayoria, y desde luego bastante mas que los que hay abajo... Además aún os debo una... no?

Paulus, me temo que Morgan te responde de la misma manera que a los demás; no habéis parado para explorar los camarotes :P

(SIGUE...)

Impresionada por el aplomo de Atmón, Carla se le acerca y asiente. "Si quieres podemos ir los dos. Yo también estoy en forma, aunque no soy tan poca cosa como tú", le dice picándole. "Igual te encuentras con algo malo, y mi llave inglesa y yo somos bastante útiles", sonríe.

(SIGUE...)

Seguís asomados a la balconada, viendo el horrible espectáculo; Carla, junto a Atmón, agarra con fuerza su llave inglesa. Yusuf mira hacia atrás, quizás arrepintiéndose de haber dejado a su hermana allí. Forester observa con los ojos abiertos como huevos duros el espectáculo de los muertos vivientes. Y Chris, mientras tanto, aplasta la mano de Paulus mientras intenta sofocar un ataque de histeria.

¿Qué haréis ahora?

 Insistire en la posibilidad que nos presten aunque solo sea una pistolilla de impulsos, luego dirigiendome a Carla... - No si al final nos llevaremos bien tu y yo.. - le sonrio... -  Quizás valdra la pena que nos separemos un poco u os escondais en uno de los camarotes, ya me las igeniare para llamar la atención... Respecto a dejarnos un arma, vaaa please Morgan, piensa que es uno menos de los que preocuparte, no?

"Está bien, canijo. Puedes llevarte la pistola de Joanna; pero es mejor que los fusiles se queden con nosotros. Hay que proteger al grupo, y además la ingeniera tiene esa llave inglesa ¿no?", asiente el marine.