En Dravenor hay una cruenta guerra que lleva cincuenta años asolando las vidas de sus habitantes. Camarada tras camarada, observan cómo sus padres, madres, hermanos, hermanas, amigos y amigas mueren en una batalla que hace mucho que dieron por perdida. Generaciones enteras sólo conocen la preparación para el combate, esperando que su destacamento sea de los menos movilizados posibles, quizás alcanzado una esperanza de vida de unos cuarenta años. Después de la última gran derrota, la Masacre de Xeros, la gente ha asumido que es cuestión de tiempo que la asimilación por parte de La Máquina ocurra.
Sin embargo, hay un rayo de esperanza. Existe una manera. Una única manera.
Y se llama V.A.L.O.R..
Ya seáis arduos guerreros que se enfrentan a la muerte día tras día o protectores del pueblo; ya seáis eruditos o militares... esta es vuestra historia. Os han elegido para formar parte del escuadrón de élite V.A.L.O.R., un cuerpo de operaciones especiales cuyas funciones todavía falta esclarecer. El Alto Mando ha designado que el lugar de la reunión será Nueva Elciana, la actual capital de Dravenor que se encuentra en la isla de Burando, la más alejada del campo de batalla, al oriente del archipiélago. Tomáis vuestros pertrechos, os preparáis para el viaje, puesto que sabéis que son vuestros logros y vuestros triunfos los que han cosechado tal hazaña... aunque probablemente sabéis que si os vais, no volveréis nunca más.
En Dravenor abundan las razas sobrenaturales. Los Sylvain, Vetala, Duk'Zarist, etc. forman parte del día a día; tanto que podrían ser vuestros amigos. Todo está establecido según una estricta economía de guerra dirigida por el Alto Mando de Dravenor, aunque sobre el papel sea el rey Vizantin Agni quien gobierne. No existen maneras de rehuir del deber, a quien encuentran desertando o escaqueándose de sus labores pueden llegar a ejecutarle en el acto. Los muchachos más inteligentes se dedican a la investigación de La Máquina, los que presentan síntomas del Don se utilizan como recursos valiosísimos en el campo de batalla, puesto que el enemigo es débil a la magia. Los que no reúnen estos requisitos son preparados para el combate. Sin excepción, todos acabarán muriendo a manos de La Máquina en algún momento. Y aún así, todos luchan.
Todo edificio que no se encuentre en ruinas se utiliza para mantener a los refugiados de guerra, desde la casa más humilde hasta la mansión más noble. Los hijos de los maestros se dedican a su oficio toda su vida; sean forjadores, agricultores, mineros, etc.. Los veteranos, aquellos que no pueden emplearse para la guerra se dedican a preparar a las futuras generaciones en aquello que sea necesario.
La Máquina, como entidad en sí misma, es relativamente desconocida incluso para sus propios investigadores. Se conoce que forman parte de ella más de quince tipos de criaturas distintas, cada una altamente especializada en un campo. Los drones, las arañas de tierra, los sabuesos o los tecnócritas son algunos de ellos y cada uno tiene su propio nivel de inteligencia e individualidad. Los conocéis en su práctica totalidad; uno no se hace al campo de batalla sin vivir una experiencia cercana a la muerte de mano de alguno de ellos.
Provengáis del destacamento que sea, vuestro viaje para salvar a Dravenor empieza aquí. Utilizad todos los recursos que estén a vuestro alcance, sed creativos y no perdáis nunca la esperanza.
Si le preguntáis a Phorcys, os deparan grandes cosas. Si le preguntáis a Adrien... bueno, no tanto.
Sí, desgraciadamente la imagen no tiene murallas ni platillos voladores. Mis disculpas.
''¿Cuán alta la carga?'' - Phorcys